Texto de apropiación científica y tecnológica_____________________________

Módulo 1 Universidad neoliberal versus excelencia  


Funciones sustantivas: 


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1.2 Universidad 


La propia redacción de este manuscrito, desea ser literaria en el sentido de un cambio y no una redacción de viñetas de razones instrumentales. De modo que el propósito es que podamos ajustar nuestro ser consciente a la experiencia misma de estas letras, es cultivar nuevos conceptos y distinguirlos para expandir y arrojar como objetivo central, la excelencia como sustantivo de la universidad contemporánea. 


¿Es tan grande la desesperación que acompaña a la tan cacareada imposibilidad de imaginar un mundo fuera de la universidad neoliberal (burocrática), que la convicción de que el tiempo de las alternativas ha terminado y que todas las posibilidades convergen en la realidad de ese mundo —¿finalmente hemos renunciado a la tarea de construir cualquier alternativa más científica, humanista y literaria?— En cualquier caso, donde se mencione la idea de otros mundos posibles, cada vez más no es en relación con un programa o proyectos, sino en los tonos silenciosos y melancólicos de la filosofía y la ciencia, para que baste con proteger la llamada esperanza, tal vez mirando hacia atrás a los futuros pasados no realizados, o escudriñando el mundo literario en busca de signos de un colapso que dejará pasar algo más. Ciertamente hay un apetito por otras posibilidades de progreso ético, por un mundo universitario distinto que no sea simplemente más que la producción interminable de la misma burocracia. Sin duda, si la razón se aplica a fondo, “si los construimos, vendrían[1]…”.


Escribir en libertad académica. Es examinar las razones por las cuales tantos proyectos burocráticos se derrumban de nuevo en las lógicas dominantes de la actualidad neoliberal, algo que casi podría ser una definición de la condición de los gobiernos burocráticos, esto exige una amplia evaluación filosófica y científica de conceptos fundamentales como racionalidad, la academia de excelencia, disertación, escritura y lectura como estilo de aprendizaje superior… todo relacionado con la noción misma de mundos de pensamiento consistentes que son posibles, y la lucha por reconciliar el discurso científico humanista con los grandes conceptos modales de la libertad académica y la educación como tradición intelectual.


No se trata simplemente de que el profesorado se esté empobreciendo como cuerpo en número por contratos a corto plazo y tiempo parcial en aumento en la universidad. La producción de conocimiento dentro de la universidad es igualmente incierta. La universidad necesita reconocer que no existe para enseñar información, sino para inculcar el ejercicio del juicio crítico con propósito de progreso ético[2] y materializarlo como literatura curricular. La excelencia se está convirtiendo rápidamente en el sentido de la universidad contemporánea, donde la libertad académica significa que una comunidad está en el camino de convertirse en excelente al adoptar procesos intelectuales rigurosos, literatura curricular original, planeación educativa basada en tradición intelectual y de difusión de la apropiación del conocimiento[3]. A la universidad de excelencia se le ha otorgado un valor de referencia, donde las razones de sus propósitos son producto de la tradición intelectual y se aleja de la calidad burocrática, por lo tanto, surge de los procesos de disertación y académicos[4] destinado a generar autonomía intelectual.



Bill Readings en su libro “La Universidad en ruinas” retrata los síntomas de una universidad burocrática que se opone a todo desarrollo de las comunidades académicas de excelencia, parafraseándolos:   



La burocracia, pone fin al pensamiento en presencia de socialización abierta y autónoma. En el sentido positivo es la comunidad académica con sus creaciones  de literatura curricular el mayor criterio de excelencia de una universidad y su reputación. El sujeto universitario más auténtico apela a la historia humana de lucha por la autonomía, de su propia creación, en beneficio de estudiantes y su sociedad en lo más amplio del término (civilización). La Universidad se vuelve de excelencia cuando asume la responsabilidad de trabajar con Libertad Académica entre profesores y estudiantes para desarrollar su propia visión intelectual de progreso[5].


1.3 Síntesis de la hipótesis 


El mayor desafío para las sociedades profundamente agraviadas por la iniquidad, la violencia, la pobreza y una democracia debilitada, es sin duda la justicia epistemológica como el gran eje educativo de progreso ético[6]. Para lograrlo se sugiere promover una comunidad universitaria con políticas de libertad académica, articulada por el seminario de disertación en el aula, la escritura académica del estudiante, la producción de literatura curricular del profesor y las formas de educación informal en línea abierta en su contenido[7]. 


Para lograr la excelencia académica se destaca la importancia de establecer y alcanzar metas, fomentar relaciones sólidas, desarrollar resiliencia en la comunidad académica y más de modos de conocer por disertación, diseño experimental, ciencia de datos y revitalizar la literatura curricular[8].


Un curso universitario en el terreno de la excelencia utiliza elementos poderosos basados ??en la investigación y escritura de disertación para construir un "ambiente de aprendizaje crítico natural" que fomenta la motivación intrínseca, el aprendizaje autodirigido y el razonamiento autorreflexivo[9].


El espacio universitario de las universidades más desarrolladas del mundo vive con intensidad ahora mismo el paradigma de STEM-NOSK, por ejemplo, en España las funciones sustantivas de la universidad (proyecto de la Ley Orgánica del Sistema Universitario (LOSU)), ha incluido conceptos en los que hay consenso: aprendizaje a lo largo de la vida (autonomía intelectual del estudiante), ciencia abierta (plataforma de literatura curricular en línea abierta) o participación de la ciudadanía en investigación mediante incentivos dirigidos a propósitos emergentes de carácter social y ambiental[10].



1.4 Investigaciones de apoyo a la propuesta



1.5 El seminario como mecanismo de la excelencia en la educación universitaria


En la última década, hemos estudiado las experiencias educativas de excelencia y hemos encontrado repetidamente una colección de prácticas y condiciones que hemos denominado un entorno de aprendizaje crítico natural, y es ese ecosistema de tradición intelectual el que debemos explorar y comprender para que la educación universitaria enfrente la injusticia epistemológica. Para comprender el poder de los entornos de aprendizaje críticos naturales, debemos, primero, explorar la investigación sobre cómo aprenden las personas de desempeño de excelencia académica y qué puede salir mal. A menudo actuamos como si el aprendizaje fuera un proceso simple de recordar ideas e información, pero no es tan fácil. Incluso si agregamos la compresión a los conceptos de memoria e información, todavía no hemos capturado la compleja tarea que involucra el aprendizaje humano. Si bien, la audaz investigación sobre el cerebro y su funcionamiento no ha ofrecido nuevas ideas, incluso esa exploración mecánica no ha saturado completamente lo que significa aprender profundamente. Durante más de un siglo, la gente ha reunido un recorrido rápido por algunos de los descubrimientos más importantes.  En esa excursión comenzaremos a comprender la naturaleza y el poder de la literatura curricular e incluso está remodelando algunos rincones profundos de la vida universitaria.


Comencemos con cómo comienza nuestro aprendizaje. Cuando nacemos, a la luz, el sonido, el tacto, el olfato, y el gusto, bombardean estos nuestros sentidos. Son nuestro único contacto con el mundo exterior. Tomamos esa información y tratamos de comprenderla, notando evidencias, teorías, conceptos, hechos, patrones y construyendo modelos mentales de la realidad en el proceso. Luego usamos esos modelos resultantes para comprender cualquier estimulación sensorial que surja más tarde. 


Si alguien entra en una biblioteca, y un campo electromagnético llamado luz hace vibrar la retina de los ojos de esa persona. Etiquetamos esa sensación como “ver”, pero no es el campo electromagnético lo que informa. Mas bien, el individuo toma la información sensorial y la devuelve alrededor de algunos modelos ya existentes y entiende la habitación en términos de esos marcos construidos hace años por la física. La persona ya tiene un concepto de mesa, libro y silla, ventana, cortinas y paredes mucho más antes de que la luz encienda los globos oculares. Los estudiantes escuchan una clase o leen un libro e interpretan los sonidos y símbolos, ven con algún paradigma en sus creencias existentes, comparando y contrastando la nueva información con la que ya “sabe”. Los recuerdos que los humanos guardamos dan forma a lo que ven , oyen y aprenden.


Por lo tanto, entendemos el presente en términos de alguna experiencia anterior, y esa habilidad y hábito nos sirven bien. Podemos ir a un lugar en el que nunca hemos estado y aún así darle sentido al lugar. De lo contrario, viviríamos siempre obligados a empezar de cero con cada encuentro. Pero esa práctica de depender de la experiencia pasada también demuestra ser nuestro mayor desafío como estudiante y profesores. ¿Por qué? Porque a menudo, esencialmente en el aprendizaje profundo, queremos que nuestros estudiantes construyan nuevos modelos de realidad, o al menos tengan la capacidad de cuestionar las existentes. En las humanidades a menudo decimos que las personas educadas se dan cuenta de los problemas que enfrentan al aceptar lo que puedan creer.  Nuestros amigos en las ciencias a veces van más allá y alientan a sus estudiantes a abandonar ciertos modelos, por ejemplo, que la tierra es el centro del universo, y forma otros nuevos. De cualquier manera, estamos pidiendo a la gente que haga algo bastante antinatural. De hecho, cuando Sam Wineburg escribió sobre el fenómeno en su propio campo, llamó a su libro “Pensamiento histórico y otros actos antinaturales[11]”. Mientras que su disciplina pide a la gente que use evidencia, justificación, inferencia para comprender el tiempo pasado, muchos confiarán solo en los modelos mentales que han construido sobre su propio mundo.


Para cuando los estudiantes llegan al bachillerato o universidad, han construido miles de modelos que tendrán más influencia que cualquier cosa que un profesor les diga. Pueden no saber nada sobre un tema, pero si hacen algún intento de entenderlo, usarán algo ya construido en sus cerebros para hacerlo. Comparan y contrastarán, buscando analogías y diferencias.   


En la universidad, no todos los estudiantes intentarán comprender y pensar en las implicaciones de no formarse en la teorización de las posibilidades que ofrecen las habilidades de disertación, ciencia de datos, diseño experimental, escritura con propósito académicos, científicos…, Muchos de ellos se centran solo en aprobar el curso, a esto se les llama “estudiantes de superficie”, o simplemente hacer la calificación más alta. (“estudiantes estratégicos”), y ninguno de estos tipos tiene la intención de aprender profundamente la epistemología, la ontología y la literatura que implica ganar profundidad en el pensamiento. Los estudiantes se convierten en un tipo particular de aprendiz debido al condicionamiento que reciben, sin embargo, no como resultado de su personalidades o inteligencia. Tal vez no tienen padres que les invitan a un encantador placer de leer y escribir en casa. Tal vez toda una serie de profesores fomentan la transmisión de información en lugar de proceso intelectuales. El camino que toman los estudiantes no está escrito en el ADN o es un reflejo de sus habilidades innatas. Algunos altamente capaces pueden desarrollar intenciones predominantes estratégicas o superficiales con las experiencias equivocadas en la vida intelectual de lo mejor que puede ofrecer la comunidad científica.


Las escuelas hacen grandes contribuciones a este fenómeno. Algunos tipos de evaluación pueden dejar la impresión de que el aprendizaje consiste en reconocer las respuestas correctas en los exámenes de opción múltiple. El énfasis altamente competitivo en las calificaciones puede negar a los estudiantes una sensación de control  sobre su propia educación y reducir su motivación para hacer el arduo trabajo del aprendizaje profundo. Sin intenciones profundas de intelectualidad, los estudiantes recurren a memorizar respuestas y procedimientos correctos que tendrán poca influencia sostenida, positiva o sustancial en la forma en que posteriormente actuarán o sentirán la experiencia de vivir la ciencia, el diseño, las humanidades y la ingeniería.


Incluso cuando los estudiantes superficiales construyen modelos mentales perfectamente aceptables, el “aprendizaje” no siempre produce una buena resolución de problemas. Cuando las personas aprenden alguna información o idea nueva, no necesariamente desarrollan la capacidad de usarla en diferentes tipos de situaciones reales. Los estudiantes de medicina que memorizan montones de información sobre el cuerpo e incluso pueden explicar las funciones físicas con detalles sorprendentes, no siempre pueden usar ese conocimiento para un tratamiento novedoso y efectivo para una enfermedad compleja. Este problema de apropiación del conocimiento, pasa por el proceso de agencia, es decir, en el paradigma de la racionalidad se refiere a los modos  de conocer. Este problema puede afectar a los estudiantes, de no ofrecer recursos pedagógicos para tratar el problema de agencia del conocimiento, se cae en la injusticia  epistemológica. Conocer un cuerpo de información necesario para resolver un problema no implica necesariamente la capacidad de desbloquear su rompecabezas. 


Por supuesto, es más fácil resolver problemas que alguien más ya ha dominado. Podemos ir de la universidad al mundo laboral, aprendiendo a aplicar respuestas estándar a tipos conocidos de dificultades. Pero vivimos en un mundo de cambios rápidos con nuevos tipos de problemas que nadie ha visto. Entonces, ¿cómo aprenden las personas a convertirse en expertos para problemas no estándar? Práctica y retroalimentación. Muchas oportunidades para especular con problemas que nunca antes habían encontrado. 


Imagine al profesor que promueve la excelencia académica de un profesional con la capacidad de adaptarse a nuevos problemas. Dos clases de matemáticas. Una, el profesor realiza álgebra frente los estudiantes (esto sucede a menudo en muchas clases en las aulas universitarias). Los estudiantes toman notas y luego tratan de aplicar los procedimientos a las ecuaciones que encuentra en sus tareas estándares y exámenes. El segundo tipo de clase, el profesor les da a los estudiantes problemas conceptuales ricos y fascinantes que son un poco más avanzado que cualquier cosa que hayan intentado antes y los invita a inventar sus propias soluciones, tal vez trabajando con literatura de matemáticos que ya han resultado algunos de estos. No han encontrado el problema, y nadie está allí para resolverlo por ellos. Se les invita a investigar, a convertirse en expertos en adaptación de recursos a la solución. El profesor se convierte en guía al lado en lugar de sabio en el escenario, listo para escuchar una pregunta para ayudar a los estudiantes a pensar más allá de alguna dificultad conceptuales en lugar de realizar el problema por ellos. Aunque el grupo de estudiantes no lo resuelva, la experiencias de ensayar caminos diferentes, hacerse de nuevos conceptos y herramientas matemáticas en este caso, les formarán con más solidez que solo ejercicios de procesos mecánicos matemáticos.  


Es esto, a lo que Manu Kapur, del Instituto Nacional de Educación de Singapur, descubrió los secretos de lo que el llama “fracaso productivo[12]”. Los estudiantes “que se dedicaron a resolver problemas antes de ser enseñados sobre temas estándares del plan de estudios, concluyó a partir de un elaborado estudio de comparación,  que hay una compresión conceptual significativamente mayor que las personas que reciben instrucción directa sobre cómo resolver problemas. Cometieron errores en la disertación, cálculos, diseños experimentales, pero los corrigieron, pudieron resolver más fácilmente problemas novedosos que aquellos a quienes se les enseñó primero. El proceso de investigación, documentación y experimentación ayuda a los estudiantes a integrar los modos de conocer científico. 


Todo el aprendizaje  que hemos discutido involucra la memoria. Pero es mas probable que las personas recuerden lo que han reflexionado con profundidad y usado, que las que solo retienen de manera pasiva en sus cabezas. Las personas aprenden profundamente el lenguaje haciendo situaciones intelectuales auténticas[13]. Es más probable que un estudiante recuerde lo que diserta: fundamenta, justifica, discute, explica, calcula, demuestra, sintetiza, narra, modela, diseña experimentos… Cuando comprendemos (proceso de racionalización) hacemos ricas asociaciones lógicas entre ideas, conceptos, evidencia, datos, referencias…, que establecen nuestros cerebros en forma de un espacio de red de conexiones que ordena como memoria. Si a través de la disertación, alguien ha inventado una solución, esa persona puede recordar más fácilmente sus pasos intelectuales y por qué debe tomar esos pasos al verse en otra situación similar. 


Para participar en la empresa del aprendizaje de excelencia, las personas a menudo necesitan ayuda del profesor y literatura curricular. Este es un asunto complejo porque no significa simplemente proporcionar respuestas correctas como en un examen y seguir procedimientos mecánicos en ejercicios. Eso es en gran medida lo que hacen las conferencias tradicionales en las aulas apoyadas de pizarrón y proyectos de diapositivas. Más bien, los estudiantes necesitan de literatura sobre apoyos a procesos de disertación, le ayudará a construir ideas e inventar metodologías de ciencia de datos para resolver problemas como modelos de explicación o predictivos. La ayuda viene de ricas narrativas académicas en las que se estructuran las preguntas y discuten las soluciones para intentarlo, fallar y ajustar la retroalimentación de los datos. Estos estudiantes recuerdan las partes más difíciles de los procesos intelectuales, mientras que los que pasivamente procesan información olvidan y no son capaces de recordar una ruta racional metodológica.


El estudiante de excelencia no tienen atajos en el pensamiento, mientras que el neófito puede necesitar pensar en cada paso como una receta. Pero, los estudiantes también necesitan mucho más que asistencia intelectual. La ayuda emocional de trabajo en grupos de seminarios es crucial, no solo porque los humanos albergan ansiedad y recelo, sino también porque luchar con paradigmas profundamente arraigados puede resultar traumático. 


Los estudiantes en el ámbito de la excelencia académica deben cumplir con nuevos  papeles, requieren realizar procesos finos de toma de notas, construir síntesis, revisiones, discutir y justificar las ideas en la aplicación de los propios criterios a su trabajo. Para mantenerse motivados, las personas deben creer que su trabajo importará y que tendrá consecuencias duraderas para ellos mismos y tal vez para los demás, y que los estándares de evaluación se aplicarán de manera justa y honesta. Ese proceso comienza con estándares claramente definidos para los proceso y productos intelectuales y la prácticas en el dominio de los procesos de comprensión.


¿Qué puede salir mal más allá de esos escollos que ya hemos mencionado? Exploraremos las amenazas que surgen de un par de fuerzas sociales. Es posible que hayas notado que no hemos mencionado la “inteligencia” como factor en el aprendizaje, a pesar de que muchos educadores en el aprendizaje se han basado casi exclusivamente en ese concepto para explicar quién tiene éxito y quién se queda corto. No importa lo que haga en clase, nos dijo una vez un profesor de matemáticas: Los estudiantes previamente bien formados lo entenderán, los más débiles no. 


Cuando Carol Dweck terminó su doctorado en psicología en Yale en 1972, tenía una pregunta candente en su mente. “¿Por qué algunas personas colapsan ante el fracaso mientras que otras atraviesan la adversidad, incluso usándola para mejorar su trabajo? Más que crecí en una era… que adoraba el coeficiente intelectual IQ, y pensé que determinaba en gran medida mi futuro. Mi profesor incluso nos ordenaba por IQ[14]”. Después de cuarenta años de investigación Lewis y Virginia Eaton en la Universidad de Stanford han descubierto que la concepción de la inteligencia de las personas tiene más influencia que cualquier otra cosa que se pueda medir como un coeficiente intelectual. Si crees que tu inteligencia es solo un rasgo fijo, explicó Dweck, es probable que desarrolles una sensación de impotencia. Si crees que no sabes y no puedes aprender, no eres apto para probar algo. Pero ese sentimiento de impotencia también puede surgir entre las personas que piensan que son inteligentes y también creen que los cerebros humanos no pueden crecer. 


Imagina un niño que está escuchado toda su vida: “eres realmente brillante”. Entonces puede construir toda su autoimagen en torno a ser un genio. Pronto puede tener miedo a probar algo nuevo por temor a fracasar y demostrar que no es tan bueno después de todo.  En cambio, “si piensas… sus talentos, habilidades e inteligencia… pueden crecer si amas los libros” y luego quieres saltar y desarrollar todo cuando ese joven es ahora un científico. Eso puede ser una gran diferencia en el aprendizaje de alguien. Las personas piensan que su inteligencia está allí fija para toda la vida, que bueno que tu aceptas el fracaso en tus modelos matemáticos.


Por lo tanto, las personas que creen que su inteligencia está fija para toda la vida, a menudo tienen dificultades para aceptar el fracaso. Tienden a retroceder para aceptar el fracaso. Tienden a retroceder de sus errores en lugar de aprender de ellos. Si alguien trata de ponerlos en una situación en la que sus modelos mentales no funcionan, se resisten y aprenden poco porque no pueden soportar fallar. Mientras tanto, estudiantes tendrán desafíos a su pensamiento si creen que la inteligencia puede crecer. Las personas que escuchan un flujo continuo de elogios (qué inteligente), a menudo desarrollan una visión fija de su propia inteligencia y un sentimiento de impotencia, mientras que aquellos que encuentran comentarios orientados a tareas de reflexión y razonamiento riguroso construyen una fuerte mentalidad de crecimiento. En nuestra experiencias, los estudiantes con la vista fija se rindieron fácilmente, a veces quejándose de que hay que leer mucho, o que pensar las matemáticas aburre fácilmente, especialmente si fallan. Además, y este es probablemente el resultado más inquietante, sus habilidades en realidad disminuyen ante el fracaso. Mientras tanto, los estudiantes con perspectivas de crecimiento navegan a través de la adversidad y, a menudo, buscan deliberadamente desafíos difíciles en la literatura[15].


Claude Steele y colegas, encontraron diferentes fuerzas sociales que dan forma al aprendizaje[16]. Si usted es miembro de un grupo en el cual existe un estereotipo negativo popular, esa creencia común puede influir en su desempeño en su educación, e incluso, si usted personalmente lo rechaza. Obviamente, si aceptas la idea negativa de que “la gente como tú” no puede hacer algo, te rendirás fácilmente. El fracaso se convertirá en una profecía autocumplida. Pero no tienes que aceptar el estereotipo negativo para que le afecte. A nivel subconsciente, puede simplemente molestarte que otros que piensan en ti en términos de esa imagen popular, incluso si nunca internaliza un sentido de inferioridad. En una carrera silenciosa y tácita para exonerarse a sí mimo y a los demás, las tensiones crecen. El nerviosismo aumenta y tu rendimiento intelectual y académico en particular se hunden.


Margaret Shih en respuesta a la investigación de Steele, hizo una nueva pregunta para empujar más a fondo el tema. Tenemos muchos estereotipos en nuestra cultura, se dio cuenta. Algo positivo. Otros más negativos. Muchas personas creen, señaló, que las mujeres no pueden hacer matemáticas superiores tan bien como los hombres[17]. Al mismo tiempo, muchos creen que las personas de ascendencia asiática poseen algún tipo de gen de “superioridad matemática”. Pero, ¿qué pasa con las mujeres asiático-americanas? ¿Qué estereotipo, negativo o positivo, influirá en su desempeño?. Para averiguarlo, creó tres grupos comparables de estudiantes en Harvard. Todas eran mujeres y asiático-americanas, eran estudiantes orientados a las matemáticas y querían asistir a las escuela de posgrado en su disciplina. En otras palabras, tenía evidencia bastante confiable de que si daba parte avanzada del Examen de Registro de posgrado en matemáticas a todos en su muestra, los rendimientos grupales serían estadísticamente indistinguibles. Pero eso no es lo que sucedió. La intervención de Shih cambió el resultado. Su experimento:


Le pidió a cada mujer en sus tres grupos que completaran un cuestionario antes de tomar el examen. Parecía bastante inocente: nombre, número telefónico…, alrededor de una docena de elementos de preguntas aparentemente inocuas. Pero el primer grupo tenía una investigación diseñada para desencadenar un recordatorio subconsciente de su género. El segundo grupo no tenía esa pregunta, pero tenía otra destinada a provocar un recordatorio de la etnicidad. Los psicólogos llaman a este proceso hacer algo sobresaliente. El tercer grupo no tenía ningún de los desencadenantes subconscientes. Ahora tiene los datos que necesita para predecir cómo lo hicieron los tres grupos. El grupo que tenía el recordatorio sobre las etnicidad se desempeñó mejor que los otros dos; el que tenía el aviso sobre el género quedó en último lugar. Las pequeñas cosas que hacen que un profesor pueda tener una gran influencia en el aprendizaje, la vida y el rendimiento intelectual de los estudiantes. ¡Hasta aquí la teoría del genio en lugares como Harvard! Es difícil que los humanos renunciar a sus modelos mentales existentes.


1.6 El diseño discursivo de la literatura que cambia a los estudiantes


1) Centrar el curso, no en temas, sino en preguntas problema grandes, fascinantes, importantes y, a menudo, hermosos. Estas investigaciones conectadas en al discurso académico, despiertan un interés intrínseco. ¿Qué causa las guerras? ¿Cómo han lidiado las sociedades con las pandemias antes? ¿Cómo puedo ser creativo? ¿Por qué las empresas fracasan o tienen éxito? ¿Qué causa el cambio en la historia humana? ¿Por qué hay tantas especies diferentes de plantas y bacterias? ¿Cómo puedo entenderme a mí mismo? ¿Cuál es el propósito en la vida? ¿Cómo se calcula el área bajo una curva? ¿Por qué algunas personas son ricas y otras pobres? ¿Puede sobrevivir la vida humana en la tierra al cambio climático? ¿Cómo fue el primer segundo del universo? ¿Cuál es la pregunta más importante que un curso y disciplina ayudarán a los estudiantes a abordar? ¿Dónde y cómo es probable que los estudiantes se encuentren con la pregunta o el problema? ¿Qué causó ese desastre o ganancia inesperada? Al formular la pregunta, tenga en cuenta la “maldición del experto”, es decir, no lograr comunicar al estudiante en su propia madurez lingüística las cosas. Enmarque la pregunta con palabras e imanes que hablan a sus estudiantes. Use enfoques basados en problemas o proyectos en los que los estudiantes aborden esas preguntas en pasos dentro de pequeños grupos heterogéneos mientras cada persona tiene la oportunidad de discutir lo que investigó y mostrar su propio pensamiento. 


2) Deje que los estudiantes lo intenten, fallen, reciban comentarios y vuelvan a intentarlo antes de que alguien haga un juicio sobre su trabajo (lo califique). Fomentar el fracaso productivo es el paradigma dominante en la educación de excelencia. En resumen, deles el mismo tipo de entorno que los profesores y científicos viven cuando crean sus disertaciones, la misma oportunidad que el científico espera de su aprendizaje en sus investigaciones. 


3) Permita, aliente y facilite la colaboración con otros estantes y profesores que luchan con los mismos problemas. Construir grupos heterogéneos no homogéneos. 


4) Deje que los estudiantes especulen incluso antes de emprender la investigación, toma de notas y síntesis de sus reflexiones, inventando formas de resolver problemas que no tiene en principio una estructura de rigor en sus ideas.


5) Averiguar qué tipo de paradigmas ya tiene el estudiante para dar sentido a cuestiones del mundo y dele desafíos repetidos explícitos pero amigable a esos modelos mentales que ya la comunidad científica claramente abandonó ante la solidez de modelos y evidencias. 


6) Brinde a los estudiantes asistencia emocional, tecnológica e intelectual cuando la necesiten.


7) Ayúdelos a que se preocupen cuando sus paradigmas no funcionan. 


8) Trate explícitamente de dar a los estudiantes literatura de su autoría que les de la sensación de control sobre su propio aprendizaje. Dales opciones significativas de recursos literarios: libros, artículos, revisiones, tesis…, 


9) Asegúrese de que su trabajo, sea considerado de manera justa y honesta en su evolución.


10) Ayúdele a creer que sus esfuerzos serán importantes para ellos mismos y para los demás.


11) Anime explícitamente a las personas a creer que la inteligencia y las habilidades son expansibles con el trabajo honesto y riguroso cada día.


12) Muestre fe en la capacidad de los estudiantes para aprender juntos y actuar como si su trabajo fuera a fomentar el crecimiento educativo de cada individuo en su lugar.


13) Reconozca la rica diversidad de preguntas y planteamientos que surgen de los estudiantes e intégrelos a su literatura. 


14) Dar a los estudiantes la oportunidad de hacer la disciplina intelectual necesaria antes de que descubran cómo disertar y resolver problemas, creación de teorías, procesar datos y descubrir ambigüedades y contingencias en cualquier cosa que estudien. Haz que se involucren física, emocionalmente y mentalmente en el proceso de crear ideas justificadas y síntesis con profundidad en sus detalles.


15) Permitir que los estudiantes aprendan inductivamente no solo deductivamente, pasando de lo específico a lo general en lugar de lo contrario. 


16) Apele a sus emociones, así como a su intelecto en cada paso de aprendizaje del estudiante.


17) Ayúdelos a ayudar a otras personas a aprender. 


18) Invierta en los estudiantes una meta que sea más grande para revisar su intelecto, Llamemos a esto “una aventura impulsada por la pasión de la curiosidad del arte de pensar”. 


19) Reúna un discurso literario desde diferentes enfoques y disciplinas.


20) Use del arte de plantear preguntas la emergencia del proceso intelectual.


21) Tenga disponible en la Web, la mayor cantidad de información e ideas que necesitará como oportunidad de  lectura el estudiante. Ayude a los estudiantes a leer lento y analíticamente, a tomar notas y usas profundamente las conexiones de sus notas en sus disertaciones.


En síntesis, lo más importante es que una versión de un nuevo tipo de curso universitario en su entorno de aprendizaje crítico natural, aborde grupos de estudiantes con herramientas de disertación, escritura, lectura, toma de notas, análisis de datos intrínsecamente interesantes, importantes y hermosos. Los desafíos los ponen en una situación en la que algún paradigma importante no funciona tan bien como pensar críticamente, lo que significa razonar a partir de la evidencia y los conceptos,  y examinar la calidad de su propio pensamiento, tomar decisiones cruciales y defender racionalmente  y articular la literatura en ello. Toda la experiencia los lleva a hacer preguntas inquisitivas y perspicaces y a hacer mejoras en su razonamiento a medida que piensan. 

Los estudiantes reciben retroalimentación en seminarios sobre sus esfuerzos, desarrollan la capacidad de proporcionar respuestas justificadas, significativas a sí mismos y a los demás, y cuando quedan cortos pueden intentar de nuevo. En ese entorno, todos reciben respeto y aliento por las perspectivas, cualidades y creatividad únicas que cada persona aporta a la conversación. Continuamente expandiéremos las ideas de esta potente experiencia de aprendizaje, a medida que examinamos el papel de lo que un profesor llamado a enfrentar la injusticia epistemológica, busca la excelencia universitaria, cultivando los poderes dinámicos intelectuales de nuestras mentes.


Las calificaciones son importantes, pero no lo son todo. Ni mucho menos, de hecho. Los mejores resultados requieren una navegación ingeniosa de la cultura universitaria: crear su experiencia universitaria; desarrollar relaciones profesionales; alcanzar la excelencia académica; aumentar su resiliencia en el diseño de ideas; y planificar su carrera postuniversitaria. El objetivo de la universidad de excelencia no es la calificación, es ayudarle a crecer, a reconocer el progreso ético, y a encontrar satisfacción y entusiasmo en su papel como estudiante universitario que gana autonomía intelectual y un estilo de arte en los diferentes modos de hacer ciencia, diseño, ingeniería, literatura…


1.7 Un nuevo tipo de universidad


La universidad es muchas cosas,  pero no es monolítica. El choque cultural que provoca una educación que atiende la injusticia epistemológica; precipitada por la ansiedad que resulta de perder todos nuestros signos y símbolos familiares de las relaciones académicas centradas en consumo de información, memorización y prácticas de racionalidad instrumental. Estos signos o señales incluyen las mil y una formas en que nos orientamos a las situaciones de la vida cotidiana. Todos nosotros dependemos para nuestra paz mental y nuestra eficiencia de cientos de estas señales; la mayoría de las cuales nos llevamos al nivel de conciencia. Ahora, cuando un individuo entra en una cultura extraña, todas o la mayoría de estas señales familiares se eliminan. Él o ella es como un pez fuera del agua. No importa cuán amplio o lleno de buena voluntad pueda ser, una serie de accesorios han sido golpeados desde debajo de nosotros, seguidos de un sentimiento de frustración y ansiedad.


Porque la universidad académica también es una cultura extraña para los recién llegados e igual que con otras culturas, opera con reglas escritas y no escritas. Donde, la actividad de disertación escrita y oral en seminarios destaca la publicación de conocimientos como evidencia de aprendizaje y compromiso social de los profesores con su sociedad. No conocer estas reglas y normas puede llevar a la frustración y la decepción. Por el contrario, aprender estas reglas, especialmente las de la variedad no escrita, tiene importantes implicaciones prácticas para los estudiantes de excelencia académica, mejorando su capacidad para prosperar y disfrutar de las mejores oportunidades y resultados de su autonomía intelectual. Es necesario crear los cursos y la literatura para esta cultura desconocida de una educación universitaria de excelencia. La universidad es cultura desafiante y a veces opaca; no hay forma de evitar esto. Pero con un compromiso reflexivo, comprometido con el conocimiento por apropiación reflexiva, comprometido, considerado y persistente para comprender la cultura, sus recompensas y satisfacciones serán considerables. 


El académico típico es aquel que es un “hiperprofesional”, una persona que permanece conectada y encendida en todo momento con la literatura de frontera, que es altamente productivo, que ofrece más para la autonomía intelectual del estudiante, que se involucra en un trabajo invisible y que va más allá de las aulas[18]: la literatura curricular. La realidad del trabajo académico en la educación superior se ve agravado en el siglo XXI por el desarrollo de soluciones burocráticas, mercantilización de estímulos de investigación y la internacionalización de la academia neoliberal[19]. Como consecuencia de la tendencia a competir por recursos (mercantilización), los académicos compiten por la excelencia en la investigación y en la enseñanza, lo que requiere que los académicos realicen la mayor investigación posible, obtengan las mayores cantidades de fondos de subvención y publiquen en revistas de mayor reputación e impacto, además de mantener la más alta calidad en la enseñanza de los modos de conocer científico[20]. Por lo tanto, el impulso institucional hacia la excelencia lleva a que los individuos también necesiten ser mejores, más rápidos, más productivos para contribuir significativamente a estos tipos de cursos curriculares de excelencia. Las líneas entre el trabajo y la vida se vuelven borrosas en el encuentro de dos conceptos, fortalecer la tradición intelectual y hacer de la libertad académica un proceso autorregulado de excelencia, hasta el punto que los individuos luchan por mantener separados lo personal, lo privado y lo público, y el trabajo, a su vez dentro de comunidades de conocimiento, hace que el “hiperprofesional” vaya aún más lejos: proponer una literatura curricular que sea la voz original del aprendizaje de su propia universidad[21].


En estas circunstancias, debería ser evidente que debemos alejarnos de soluciones burocráticas y acercarnos a soluciones académicas. Y, sin embargo, es la burocracia la que continúa dirigiendo los molinos de las acciones académicas. Como lo ha demostrado lo reportado por la literatura, las personas que no encajan dentro de una tradición intelectual y una libertad académica productiva, se quedarán atrás de la excelencia universitaria que tanto caracteriza a las instituciones líderes en el mundo. 


Generalmente el cuerpo académico y el físico no entran en conversación en consciencia. Y en estas condiciones de exigencia, en precarias realidades tecnológicas y competitivas, resulta, que se da un aumento drástico de enfermedades relacionadas el estrés, el agotamiento, y las condiciones mentales entre el personal universitario[22]. 


1.8 Justicia epistemológica


La excelencia académica es el desafío de justicia epistémica más serio de la universidad actual. Nuestro país es uno de los países con más desigualdad del mundo y la desigualdad está creciendo. Revertir esta tendencia es vital para el futuro de nuestra sociedad. No son solo brechas en los ingresos y la riqueza lo que es inaceptable. Las personas tienen oportunidades muy desiguales para terminar en la parte superior (o inferior) de la escalera, sin importar lo duro que trabajen, lo inteligentes que sean o lo afortunados que sean (exceptuando solo la suerte en su “elección de padres”).


La educación superior genera realidades aparentemente contradictorias, actuando como un instrumento para mejorar el estatus económico de los individuos y un medio para reproducir la desigualdad social a lo largo de las generaciones si no es de excelencia. ¿Algo ha salido fundamentalmente mal en la expansión de la educación superior? ¿Puede la educación ser la causa de la desigualdad y no su cura? 


Nuestra tesis es que para remediar las desigualdades y sus resultados, debemos mitigar las desigualdades que enfrentan los jóvenes universitarios y disminuir la variación extrema de las recompensas del mercado laboral al elevar el factor de excelencia de la formación universitaria. Los puntos de partida para la próxima generación están determinados por el nivel académico de excelencia, los ingresos, el estado profesional y la riqueza de los padres. Para cuando llegan a la edad universitaria, muchos jóvenes han visto su desarrollo moldeado por experiencias académicas precarias; vivienda y salud inadecuada, y oportunidades limitadas para el desarrollo emocional e intelectual de excelencia. El sistema educativo debe hacer más para eliminar sus efectos. Compensar a edades más tardías los efectos de la desigualdad temprana es más costoso, menos efectivo y de alcance más limitado que prevenir las desigualdades de formación de excelencia académica, también llamada injusticia epistemológica.


La educación superior aumenta drásticamente las posibilidades de que a las personas les vaya bien en la vida, sin importar donde comenzaron. Se estima que los ingresos de las familias con estudios universitarios aumentan 41% respeto al sector rural marginado[23]. La desigualdad es un problema porque significa que las personas en el extremo inferior viven con mucho menos que otras, no solo en términos materiales sino en términos de las oportunidades asociadas con el acceso a los recursos. La esperanza de vida se correlaciona con el estatus social, no solo debido al acceso desigual a la atención médica y las diferencias de comportamiento relacionadas con las drogas, el ejercicio y la dieta. La evidencia también sugiere que las personas con menos sentido de control de sus vidas y menos autonomía intelectual tienen trabajos susceptibles a una variedad de problemas asociados con su salud[24]. 


A un número creciente de economistas les preocupa que los recursos que los individuos y las corporaciones ricas gastan en preservar sus ventajas económicas y políticas puedan reducir la capacidad de crecimiento económico[25]. La desigualdad extrema también amenaza nuestra democracia política, tanto a través de la influencia abierta del cabildeo y la publicidad política con tendencia visible a equiparar los intereses de la sociedad con la de los ricos y poderosos. A medida que crece el nivel de desigualdad de ingreso y riqueza, las consecuencias de la baja movilidad social se vuelve más grave[26]: cuanto mayores son las brechas de ingreso entre los puntos de distribución del ingreso, tanto más importante se hace cerrar las brechas de excelencia académica.


Ascender en la escalera es, sin embargo, solo un tipo de movilidad: la movilidad relativa es el cambio en la posición de uno en relación con los demás. Por definición, si una persona se mueve a un peldaño más alto, otra se mueve hacia abajo. Alguien siempre estará en la parte superior y alguien más siempre en parte inferior. Los problemas surgen no solo cuando la parte superior e inferior están extremadamente separadas, sino también cuando las posiciones de los individuos están estrechamente vinculadas a donde comenzaron, cuando el accidente del nacimiento importa más que la capacidad innata y cómo los individuos usan sus capacidades intelectuales.


Hay otra forma de movilidad que no es un juego de suma cero. Una economía que crece sostenidamente con el tiempo, creando posibilidad de que todos los niños estén mejor que sus padres lo estuvieron; todos pueden, en principio, experimentar una movilidad absoluta, usando un nivel de vida más alto que el de sus padres. La educación superior es fundamental para proporcionar capital humano de excelencia, con las habilidades y el conocimiento, que impulsa la economía hacia adelante, permitiendo que la sociedad en su conjunto se vuelva más rica. Si ese crecimiento en la riqueza social es ampliamente compartido con educación de excelencia, se vuelve factible que la mayoría de las familias vivan mejor que sus padres lo vivieron[27].   


Esta distinción entre movilidad absoluta y relativa ayuda a clasificar los aprontes inconsistentes del papel de la educación superior. Existe una evidencia abrumadora de que, aunque no funciona para todos los estudiantes que se inscriben, la educación universitaria es un agente clave de movilidad ascendente para las personas que cuentan con habilidades académicas de excelencia. Los graduados universitarios son mucho más propensos que otros a terminar en peldaños más altos de la escala socioeconómica que el que ocupaban sus padres no universitarios.  Al  mismo tiempo, la desigualdad económica se produce y se reproduce a través de las generaciones. Los niños que comienzan con una “ventaja” por nacimiento en el seno de una familia de mayor ingreso tienden a preservar o extender su ventaja a medida que sus vidas progresan. A medida que estos niños maduran en excelencia académica, trasmiten sus ventajas  como adultos a sus hijos,  un proceso que continúa durante toda la vida. Hay un factor de reproducción de desigualdad, en el que las circunstancias de cada generación sucesiva no debe estancarse: debe mejorar su perfil académico y así sucesivamente la siguiente generación. Este tipo de desigualdad por marginación de una educación de excelencia, se ha vuelto cada vez más intenso. En cada etapa de la vida, las fuerzas que contribuyen a una mayor desigualdad han ido ganando fuerza. La brecha en el gasto en educación de excelencia sigue creciendo a ritmo similar de actualización de nuevas computadoras, servicios de internet y calidad de literatura disponible para los estudiantes de las universidades de excelencia. La fuerza compensatoria de la desigualdad sin duda es la excelencia académica.


En un proceso de este tipo, donde cada etapa del proceso impulsa a la siguiente, puede ser engañoso señalar a cualquier institución social o etapa particular del ciclo de vida como responsable único de la desigualdad. En la actualidad, donde el ciclo de desigualdad se ha vuelto vicioso, el movimiento hacia una igualdad de oportunidades en la educación superior de excelencia también importa. Como ha dicho Anthony Atkinson, “la desigualdad está incrustada en nuestra estructura social económica y para una reducción significativa se requiere elevar la excelencia de la educación[28]”. 


Pero no es noticia que la educación superior contribuye a fortalecer la estructura de clases a través de las generaciones en todo el mundo. Los padres con recursos priorizan la educación de excelencia en sus hijos para maximizar sus perspectivas de éxito. No es fácil para aquellos sin el dinero, conocimiento y conexiones sociales mantenerse al día. El acceso a las instituciones de educación superior de excelencia y sus controles de pruebas estandarizadas solo agudiza la desigualdad, dado que privilegia a los favorecidos del desarrollo, se limitan a aquellos con sólidos antecedentes académicos que están estrechamente asociados con crecer en entornos familiares ricos, educados y con acceso a preescolar, primaria, secundaria, bachillerato de lo mejor que puede un ciudad desarrollada ofrecer. Las escuelas y universidades donde están matriculados la mayoría de los que crecieron en circunstancias menos privilegiadas, tienen menos recursos económicos y sus procesos intelectuales están empobrecidos. Es decir, dejaron fueran la disertación en escritura y lectura, los modos de conocer científico y tecnológico, la literatura y la lingüística, y el pensamiento matemático.  


Desde el punto de vista de la sociedad, un propósito central de la educación universitaria es preparar a los estudiantes para cumplir roles sociales de importancia para los desafíos. Seleccionar a los candidatos con más probabilidad tiene sentido. No debemos esperar que las universidades simplemente ignoren las diferencias en las capacidades desarrolladas de los solicitantes para decidir a quién admitir; las universidades no deben practicar admisiones abiertas. Debemos espera que las universidades busquen estudiantes que demuestren gran promesa de aprendizaje complejo. Desde ese punto de vista, la desigualdad significativa aumenta, al restringir   las oportunidades para los estudiantes de orígenes suburbanos y rurales, las universidades deben promover seminarios presenciales para profesores, cursos en línea para estudiantes de secundaria y bachillerato, donde creando literatura para ello se promueva la justicia epistémica y se abra el éxito para las universidades como factor  para los más desfavorecidos del desarrollo.


Esto no quiere decir que el sistema de clasificación y selección deje de existir, sino que hay infraestructura para todos, pero en un sentido moral aceptable y práctico, la universidad debe crear puentes de justicia para el aprendizaje de modos complejos de razonamiento. Las dramáticas diferencias en las condiciones de empleo e ingreso con diferentes niveles y tipos de conocimientos, habilidades y credenciales científicas y artísticas, agrava la variación  en los extremos de la distribución de ricos y pobres. Pero revertir la espiral de desigualdad a través de la educación superior, exige trasformar la educación con procesos elegantes y rigurosos de excelencia académica. La capacidad de la educación superior se beneficia de crear circunstancia de libertad académica y objetivos claros de procesos mínimos intelectuales para vivir en sus aulas y literatura curricular con el perfil de rigor en su excelencia, así elevar la complejidad racional de sus destinatarios.


Antes de que podamos examinar la relación de la educación superior con la desigualdad y la movilidad social, necesitamos entender estos conceptos. Esto no es tan simple como parece, porque son bastantes diferentes, y cada uno tiene su serie de significados complejos. Empecemos por desigualdad: 


1) Desigualdad


Hay muchas diferencias entre las personas, y nadie espera que la educación superior tenga mucho que ver con la mayoría de ellas. Pero un vínculo que sí se destaca es que existe entre los ingresos y la educación una correlación muy fuerte. Cuanto más tiempo se invierte a las personas en aprender habilidades intelectuales, mayores tienden a ser sus ingresos. El arte de pensar al que debiéramos dedicar a los estudiantes es el mayor y el más generoso esfuerzo que podemos hacer por nuestros estudiantes. Y es la literatura curricular hecha por los propios profesores el acto más generoso para con el destino de nuestros estudiantes. Más educación de procesos intelectuales de disertación (explicar, sintetizar, modelar, categorizar, fundamentar, demostrar, calcular…,) tiene como efecto ciudadanos con más amor por la verdad, la democracia y la paz. En otras palabras, la autonomía del estudiante es más importante hoy que nunca en el pasado, la universidad no puede restringirse a trasmitir información en las aulas, debe asumir que su propósito es formar en el arte de pensar. Las personas que probablemente sean trabajadores exitosos y ciudadanos líderes de sus comunidades, son el factor positivo cómo resultado de una vida feliz en el conocimiento. En otras palabra, las relaciones educación de excelencia y éxito en la vida no solo son correlacionales, sino causales en buena parte. La evidencia sugiere que avanzar hacia una educación de excelencia más igualitaria es probablemente el favor más justo contra la pobreza, la desigualdad, la paz y nuestra reconciliación con el medio ambiente[29]. Además, sin literatura abierta, los esfuerzos de hacer llegar educación de excelencia, no pueden ser equitativos e impactar en la sociedad abierta, y por tanto, ayudar al propósito de justicia social. 


La mayor parte de la discusión sobre el papel de la educación superior se centra en la parte del ingreso, consecuencia de la desigualdad por injusticia epistemológica. El “ingreso” es un índice sutil y familiar, aunque incompleto e imperfecto del bienestar de las personas. Junto con la riqueza, rastrea cuánto pueden consumir las personas y que están protegidas contra los riesgos. En ausencia de una sólida red de seguridad social, muchos hogares de bajos ingresos luchan por satisfacer sus necesidades básicas. La pandemia por COVID-19 hizo que estas diferencias persistentes fueran aún más marcadas, ya que los miembros de los hogares de bajos ingresos eran desproporcionadamente los que perdían sus empleos o tenían que arriesgar su salud e incluso sus vidas para trabajar en entornos cara a cara, y estaban menos equipados para manejar cualquier pérdida de ingreso. 


Los ingresos también se asocian con una amplia gama de diferencias no monetarias en la vida de las personas. Aquellos con ingresos más altos tienden a tener más autonomía tanto en el trabajo como en resto de sus vidas; tienen más opciones sobre los vecindarios en los que viven y la forma en que pasan su tiempo. Los ingresos también son importantes para la posición social de las personas: las personas de bajos ingresos a menudo dependen de otros, mientras que las personas de altos ingresos a menudo se encuentran en una posición de poder en relación con los demás. 


Definir y medir los ingresos no es sencillo. Podríamos centrarnos en individuos u hogares, en los ingresos antes o después de tomar impuestos y transferencias. El ingreso abarca tanto lo que las personas ganan de su trabajo como los rendimientos que generan los activos que poseen (su riqueza). Conscientes de estas complejidades, cuando la informamos números particulares o presentamos datos, seremos explícitos sobre las medidas que estamos utilizando. 


Hay mucho más en el bienestar que los recursos financieros. Dos personas pueden tener ingresos similares pero niveles muy diferentes de bienestar si una de ellas trabaja doce horas al día en un trabajo físicamente exigente o peligroso, mientras que la otra vive del redimiendo de los activos heredados. Los niveles  de bienestar son muy diferentes si una de ellas trabaja doce horas al día en un trabajo físicamente exigente peligroso, mientras que la otra vive del redimiendo de los activos heredados. Los diferentes niveles de educación proporcionan acceso a diferentes tipos de ocupaciones, diferentes condiciones de trabajo y diferentes entornos social. 


Es claramente más fácil medir la desigualdad que decidir qué desigualdades son moralmente problemáticas. Estos ejemplos son un buen recordatorio de que señalar que hay desigualdades en una u otra medida es solo el comienzo de una conversación sobre cuándo y por qué son importantes. El enfoque en la porción muy delgado en la parte superior de la distribución que es excepcionalmente rica, el 1 por ciento superior o el 0.1 por ciento superior o el grupo aún más pequeño de multimillonarios, ha aumentado en los últimos años, a medida que su participación en el ingreso total y la riqueza ha crecido. Si bien, el 1 por ciento superior incluye a muchos profesionales altamente pagados que generalmente tienen títulos avanzados (médicos y directores ejecutivos, por ejemplo) los ingresos de los multimillonarios dependen más de habilidades excepcionales, suerte y tiempo como empresarios, o de la riqueza heredada, que del logro educativo. Si bien, los ingresos más altos atraen una atención desproporcionada, las desigualdades menores, como las que se encuentran entre el 20 por ciento superior de los hogares y el hogar mediano, también han estado creciendo y probablemente sean menos importantes en la forma en que las familias ven sus propias circunstancias.


Una de las preguntas que queremos abordar es sí y cómo la educación superior ha empeñado un papel en el aumento de la desigualdad de ingresos y riqueza, y qué tipo de políticas y prácticas podrían ayudar a reducir esa desigualdad en el futuro. También queremos saber cómo el aumento de la desigualdad ha afectado a las universidades y a sus estudiantes, incluido el papel que desempaña la educación superior para permitir que las familias transmitan sus ventajas a próximas generaciones, ser cultos. Esa idea la cual entiende la cultura como el reconocimiento que cultiva y engrandece, que nos da más profundidad intelectual para comprender el mundo, que nos vuelve más compasivos y más humanos.


2) Pobreza


Un problema estrechamente relacionado con la desigualdad es la pobreza, tanto relativa como absoluta. La pobreza es un factor central que hace que el alto nivel de desigualdad que prevalece en México hoy en día sea un problema incluso para aquellos que no creen que la desigualdad sea mala en sí misma: hay un piso por debajo del cual el ingreso o nivel de vida de alguien es simplemente demasiado bajo. No es tanto que algunas personas tengan demasiado en un sentido absoluto, aunque las fortunas llamativas que han surgido en los últimos años plantea esa pregunta, ya que otros simplemente no tienen suficiente para manejar de ninguna manera razonable. La cantidad de dificultades de los hogares en el extremo inferior de la distribución depende del valor en pesos de sus ingresos y las circunstancias de sus vidas, incluidas su salud y el tamaño de su familia. Las necesidades que deben satisfacer van más allá de los requisitos simplemente físicos de nutrición y refugio. En una sociedad democrática, se necesita un nivel mínimo de ingresos para la dignidad y el reconocimiento social. Para aquello que son responsables de los niños, también es esencial que los niños tengan sus necesidades físicas y de desarrollo satisfechas, una consideración que se conecta directamente con la noción de igualdad de oportunidades.


Si las personas no tienen suficientes recursos para comprar alimentos, pagar la vivienda y atender las necesidades de su hijos, están viviendo en la pobreza absoluta. Pero más allá de eso, los niveles de bienestar también dependen del estado relativo. Las personas necesitan vivir en condiciones compatibles con su dignidad y sentido de autoestima según los estándares de su sociedad[30]. Un ejemplo obvio es que algunos hogares que viven por debajo del umbral de pobreza en México pueden no parecer pobres en Somalia. Pero eso no hace que sus privaciones en México sean menos agudas. Reducir la pobreza absoluta es, en principio, una tarea sencilla. Podríamos simplemente proporcionar más recursos a los hogares cuyos ingreso caen por debajo de algún límite especificado, como una línea oficial de pobreza, asegurando que nadie viva por debajo de ese nivel. Las políticas de estado bienestar o red de seguridad desempeñan este papel, y muchos países se acercan a este objetivo. Pero todavía podría haber pobreza relativa si algunos hogares tienen mucho menos que otros. La pobreza relativa podría definirse como tener un ingreso inferior a la mitad de la mediana general, sobre la base del juicio de que este es el nivel mínimo adecuado de vida para establecer a las personas como miembros plenos de una sociedad. Esta media estaría conectada a la desigualdad desde el punto de vista de lo que es un nivel de vida “normal” en la sociedad, pero no mucho conectado con la cantidad de dinero que ganan las personas ricas. 


La educación que reciben las personas claramente tiene una conexión con su probabilidad de vivir en la pobreza. Una proporción muy pequeña de los hogares que incluyen a una persona con un título universitario están en pobreza. Es razonable creer que si menos personas tuvieran niveles muy bajos de logro educativo, menos vivirían por debajo del umbral de la pobreza. Pero todavía habría una cuestión de cuántas personas estarían en pobreza relativa, definida en términos de distancia de la media. Un componente central de la justicia social es la idea de que las personas que comienzan con recursos mínimo tienen la oportunidad de ascender en la escalera de progreso. La movilidad social implica que las personas se mueven hacia arriba (y hacia abajo) en los estratos de un sistema social. Tal movimiento es imposible en una sociedad feudal o de castas, dado que nuestro futuro se decide desde el nacimiento. Por definición, la movilidad solo es posible cuando las características de la educación determinan el estatus social, que está moldeado, por las propias acciones de las personas  en función de las capacidades creativas intelectuales de su autonomía. Así, que una educación de excelencia es un factor de justicia epistemológica que reduce la brecha entre los que todo tienen y los que nada tienen, que es independiente de la suerte del lugar y condición de nacimiento. El ideal de una sociedad con igualdad de oportunidades es que las principales características de una educación de excelencia esté en todo lugar, sin importar el estatus social de los padres.


El ascetismo de la vida intelectual está relacionado con lo que podríamos llamar: el cáncer al que puede o no responder el tratamiento de ganar humildad en las tareas de de conocimiento; un carpintero o ingeniero debe aceptar las limitaciones de los materiales, independientemente de la gran visión con la que comenzó; hay algunas cosas que simplemente no saldrán, por muy importante que sea la prenda; la oficina burocrática puede contratar y despedir todo lo que quiera, pero al final solo las personas que trabajan allí con talento pueden hacer el cambio. El encuentro con una realidad dada, y el consiguiente aplastamiento de nuestros deseos y esperanzas por la burocracia, es una parte esencial del ser universitario la resiliencia. Cada modo de aprendizaje es una escuela de golpes duros. Supongamos que la verdadera y auténtica vida intelectual, que aprende por sí mima y no por el bien de cualquier otra cosa, se encuentra en la humildad intelectual, en privación, en prisión y bajo severa opresión política. ¿Cómo deberíamos responder aquellos de nosotros atraídos por esa autenticidad del arte de pensar? ¿Deberíamos suspender deliberadamente nuestro debate de pares con la esperanza de encontrar una manera de buscar la verdad fuera de las redes académicas?  ¿Deberíamos buscar una sentencia de prisión para asegurar nuestra dignidad, tal vez cometiendo el delito de escribir algo que la autoridad no le guste? ¿Debemos dejar nuestras prestigiosas carreras, tomando la vida de un intelectual con la esperanza de curarnos de nuestro amor por la comodidad y el estatus? En épocas de ataque a la libertad académica, tales aventuras no son inusuales. Consideremos el momento de Simone Weil, cuando inmersa en las luchas internas de los grupos políticos de la izquierda en París a principios de 1930, cada uno con su propio acrónimo, cada uno atacado al otro con panfletos, principios e ideas. Decide Weil tomar licencia de la enseñanza de la filosofía para trabajar en una fábrica. Pasa un año viviendo solo de sus ganancias, y es despedida de más de una fábrica por su incapacidad de mantenerse al día con las cuotas de trabajo. Débil, enfermiza y acostumbrada al respeto. Weil ve cómo sus ideas se convierten en polvo en la rutina de la pobreza ordinaria. Le escribió a una amiga: “olvidé decirte, en relación con mi fábrica, que desde que he estado aquí ni una sola vez he escuchado a nadie hablar de problemas sociales, ni de los sindicatos, ni de los partidos[31]”. Weil no estaba sola en sus esfuerzos por ser humilde; muchos izquierdistas comprometidos del siglo XX abandonaron la riqueza y el estatus para buscar la solidaridad con los trabajadores. John Howard Grijjin, un hombre blanco, se inyectó pigmento para oscurecer su piel para que pudiera experimentar en el Mississippi de 1959 desde el otro lado[32]. La escritora Catherine Doherty comparó su propia vida humilde con los peregrinos, ermitaños y santos necios de su Rusia natal, que empacaron y dejaron frailías reales o aristocráticas para buscar al padre de Cristo en la carne[33]. No sería malo viajes similares de resignación y descubrimiento nos volvieran a ser atractivos para exploradores y humildes pensadores en la ciencia. Pero eso no significa que tales sacrificios sean necesarios.


Aquí el ejemplo de Sócrates vuelve a resultar útil. El filósofo Platón retrata a su maestro como despreocupado por la riqueza y obsesionado con la conversación filosófica. Platón pone en boca de Sócrates las descripciones más exaltadas del reino del intelecto que nadie haya escrito jamás: más allá de los objetos de la experiencia ordinaria, las fuentes de la verdad y la bondad brillan como el sol, y encontrarás una vez nunca querer dejarlas. Y sin embargo, a pesar de su devoción por el intelecto y su trabajo, Sócrates es un hombre de su ciudad. Va a cenas elegantes, e incluso se viste para ellas, discute con importantes funcionarios y celebridades intelectuales. Se le representa como siempre rodeado de amigos y admiradores.


En el relato de Platón sobre el juicio de Sócrates por impiedad en Atenas, Sócrates recuerda al jurado que luchó valientemente por su ciudad en tiempos de guerra y que desafió  las órdenes ilegales durante el breve periodo de gobierno tiránico de Atenas. Además, Sócrates afirma que su implacable cuestionamiento filosófico de sus conciudadanos es un servicio cívico, ya que, como un tábano, las pica y molesta y los obliga a cuestionar los valores por los que viven.  Su disposición a molestar a las personas poderosas sugiere que no le importa lo que piensen de él. Se nos hace pensar que los compromisos intelectuales de Sócrates, su apasionada filosofía y su excelencia en el razonamiento lo separan de las tentaciones de las cobardía de servir a la burocracia y el compromiso, incluso frente a los incentivos más fuertes para actuar de otra manera. Su compromiso con el intelecto, y su desapego de la vida sin humildad, se revela cuando es amenazado de muerte o exiliado si no abandona la filosofía. Su juicio, encarcelamiento y ejecución son su última prueba. Es un hombre de su ciudad, pero ama la filosofía más que nada: es el fin último de su estructura de vida. Este desapego de los sentidos es análogo a lo que se llama retiro del mundo para la reflexión intelectual: implica romper la conexión con las cosas que normalmente le importarían a uno que no dominen y se apoderen de nuestra voluntad.


Tan austero y estricto pensador como lo era Sócrates, no creía que todos esos objetos  reales que nos esclavizan la voluntad fueran la única ruta de esta condición. El saber pensar de un modo objetivo también lo es. Después de todo, es imposible privarse completamente de todo los objetos de deseo corporal y mundanos. Los poderes de la percepción y el deseo no pueden simplemente apagarse: podemos girar el dial donde queramos, pero el instrumento sigue recibiendo impulsos. Más bien, el alma tiene la capacidad de rechazar el apego a ellos mientras están presentes.  Si su enfoque y deseo se dirigen a otra parte, podemos poseer bienes rechazados sin estar finamente apegados a ellos, una sugerencia son el amor a las ciencia, la poesía, la música, la pintura, literatura…


La aparente hostilidad hacia la percepción y el deseo por parte de las formas modernas de intelecto, por lo tanto a todos los bienes terrenales y corporales, pueden parecer extraña. ¿Por qué deberíamos desear apagarlos en nombre de la razón? ¿Por qué deberíamos desear apagarlos? ¿Por qué Renée, el ratón  de biblioteca tiene una habitación oculta? ¿Por qué una celda de prisión desnuda es una patente de humildad? ¿Por qué  nos vamos a las montañas o al océano cuando nos sentimos cansados y distraídos? Estas son seguramente formas comunes de restringir y, por lo tanto, disciplinar nuestra experiencia sensorial. Los sentidos nos traen belleza y alegría, pero también son las rutas por las cuales nos llegan los placeres vacíos, los comportamientos compulsivos atractivos o las trampas del estatus y la riqueza. Nuestros ojos estudian detenidamente los diálogos o diagramas geométricos de Platón; ven hielo irregular, cielos estrellados y bebés recién nacidos. Pero también ven Facebook, WhatsApp, celebridades símbolos sexuales y parejas de otros. Estar dominado por los sentidos es estar indefenso frente a lo que sea que presenten, ser arrastrado desventuradamente de una cosa a otra por los sentidos es perder nuestra voluntad. 


Así como tener algo lujoso no requiere que valoremos el lujo, así sostiene que ver o no ver no importa para nuestra dominación por lo visual. Utilizamos el ejemplo del rey David, quien se llama repetidamente a sí mismo un hombre pobre. Pero, ¿cómo podría el rey ser razonablemente descrito como pobre? Juan argumenta que la pobreza de David radica en su voluntad; su voluntad no está enfocada en riqueza. La búsqueda de riquezas no lo domina. Las tiene sin importarle mucho. Las usa como un medio para un fin. Del mismos modo, un hombre pobre podría amar las riquezas, podría valorar la riqueza por encima de todo, y por lo tanto su pobreza no le haría ningún bien. Juan concluye que el desapego, en lugar de la privación, es la meta de la disciplina del carácter del hombre. 


Cuando David se describe a sí mismo como un hombre pobre, un pobre, quiere decir que sostiene sus riquezas a la ligera, que no son su fin último o su posición más querida. Expresa la esperanza de que si se presiona a elegir entre el amor a la riqueza o el arte, elegiría el arte.


Lo que importa es el hecho de lo que amamos y por qué lo amamos. El modo exterior, la privación literal, el confinamiento dentro de cuatro muros de cemento, el dictador llenando las ondas sonoras con retórica, todo es simplemente útil o clarificador. Estamos sujetos a formas groseras de autoengaño. Podemos imaginarnos unidos o desapegados, gracias al atractivo de ciertas imágenes halagadoras de nosotros mismos, pero el sufrimiento real es donde la fantasía se rompe. La pobreza física, el fracaso, la humillación, el encarcelamiento y la opresión política son las duras pruebas, las pruebas por las cuales nuestros compromisos finales se manifiestan. 


El hombre es un animal, es la cosa más débil de la naturaleza; pero es una cosa pensante. El universo entero no necesita armarse para aplastarlo. Un vapor, una gota basta para matarlo. Pero, si el universo lo aplastara, el hombre seguiría siendo más noble que el que lo mató, porque sabe que muere y tiene la ventaja de al conciencia sobre el universo que tiene sobre él; el universo no sabe nada de esto. Un hombre, no es desde el universo que debe buscar su dignidad, sino desde el gobierno de sus pensamientos. 


1.9 Fortalecer con tradición científica 


Visión. Sobre el objeto de estudio “UNIVERSIDAD”, hay en mente un concepto de progreso científico con fronteras en la justicia social y ambiental; la educación de apropiación de tradiciones intelectuales; el diseño sintético de nuevas alternativas contrafactuales y factuales; capacidades tecnológicas reales y alineadas a objetivos sociales; la ciencia básica en libertad epistemológica y ontológica preocupada por su conexión práctica de progreso ético para la sociedad moderna. De ello, la investigación científica en las universidades, ve un entorno único donde científicos pueden trabajar en una atmósfera que está relativamente libre de la presión adversa de la convención, el prejuicio o la necesidad comercial, prevista de un fuerte sentido de solidaridad y seguridad, así como de un grado sustancial de libertad intelectual personal, así se derivan algunos desafíos identificables para la UMSNH:


— La nanociencia biológica, química, física y de ingeniería, hacerlas la nueva frontera científica de las capacidades tecnológicas y curriculares a desarrollar.

— Forjar la agenda científica como tradición intelectual y materializarla con literatura curricular.

— La sociología del nuevo desarrollo científico y educativo institucional: crear la licenciatura y el posgrado.

— La educación científica de apropiación de los modos de conocer y de valorar el conocimiento será el espacio de la producción literaria curricular; de modo que el público no considere a esta como inalcanzable para ser juzgada, comprender y mucho menos de no participar en sus diálogos.


Física, Química, Biología, Matemáticas, Antropología, Historia, Computación, Psicología… ¿Qué es la ciencia?, no es el tipo de respuesta que se logra con una lista de actividades de lo que es. Más bien nos preguntamos las cosas de esa lista, es decir, qué es lo que hace que sea una ciencia vivir su tradición de valores epistemológicos, ontológicos e históricos. Entendida de esta manera nuestra pregunta no es trivial, es más un conjunto de modos de arte de tradiciones intelectuales y valores para comprender y explicar los mundos posibles. ¿Cómo formar el instinto científico universitario? Es una pregunta complicada, pero, de la mayor importancia para el progreso y desarrollo ético de una tradición intelectual que define el carácter de una universidad.


Los paradigmas dominantes en apoyo a la ciencia financiada por fondos gubernamentales, argumentan poderosamente que el progreso científico es esencial para apoyar a la sociedad, y sin ello, ninguna cantidad de logros puede asegurar nuestra salud, producción de alimentos, prosperidad cultural y seguridad. Cada avance en la ciencia asegura en su conjunto, incluyendo diversificar nuevas fronteras en los empleos, salarios más dignos, más ocio artístico, aprender a vivir con responsabilidad medioambiental… La agenda científica, es un diálogo democrático, una preocupación de la universidad pública para organizar y asegurar el progreso científico con impactos reales en el aquí y en el horizonte gestionado a través de ella. Diálogo que produce consenso, cuyo juez último, es el paradigma de la racionalidad más rigurosa y sensible a lo humano. 


El apoyo gubernamental a la investigación científica de nuestra universidad es esencial para el bienestar público. En otras palabras, una agenda de fortalecimiento de las tradiciones intelectuales en la búsqueda de conocimiento fundacional pensando en fines sociales, ambientales y de apropiación cultural. Los nuevos productos, procesos, empleos, medicamentos…, básicamente se surten para su innovación y desarrollo de principios, nuevas concepciones desarrolladas por la investigación en los reinos puros de la curiosidad científica. 


La política científica. La ciencia es guiada por científicos que construyen sus propias agendas para coordinar y aprovechar los fondos siempre insuficientes, donde un sistema administrativo coadyuva a dar facilidades de difusión que permitan poner a revisión constante la responsabilidad social y, la comunidad científica toma en gran medida decisiones de planificación, selección y evaluación de la investigación en toda la universidad. Y las justificaciones de la agenda de investigación y sus informes de resultados serán públicos en todo momento, en un lenguaje especializado y en un lenguaje accesible al ciudadano no especializado. De este modo, los fines básicos de la ciencia pasan a pensarse también como fines prácticos en cercanía con el público y viceversa. De este modo el diálogo entre sociedad y comunidad universitaria no interfiere con la curiosidad entrenada del científico y las vías de investigación establecidas. Aunque se harán concesiones para asegurar fondos, no se compromete la sustancia de la actividad de investigación.


Que la evolución de la curiosidad se diera por instinto, se diera o no cuenta Darwin. Esta disposición humana para el descubrimiento como un instinto de buscar patrones casuales, tiene una base evolutiva. Así la psicología se basará en un nuevo fundamento, el de la necesaria adquisición de cada poder y capacidad mental por una verdad graduada: bayesiana. Esto arrojará luz sobre el origen del hombre y su historia[34]. En “The Descent of Man”, Darwin comenzó a exponer sus ideas sobre tales asuntos, incluidos su asombro por la curiosidad como parte de su discusión sobre la evolución de los instintos[35]. 


Los instintos son respuestas “definidas y uniformes” a sensaciones o asociaciones particulares[36]. Impulsan comportamientos y, al menos en su forma básica, no requieren aprender de la experiencia. Por su puesto, decir que los instintos no requieren aprender de la experiencia no significa que esto no pueda hacer ninguna diferencia: la experiencia y el aprendizaje pueden moldear posteriormente los instintos. Incluso los cantos característicos e instintivos de las aves se modifican en versiones variantes dependiendo de los dialectos que las aves infantiles escuchan a su alrededor (rasgos evolucionados). 


Presumiblemente los entornos complejos y las complejas relaciones sociales con las que los seres humanos tienen que lidiar, hicieron que la flexibilidad de la alta inteligencia y el aprendizaje fueran más valiosos para nosotros a largo plazo, pero el punto de Darwin es que todos los rasgos mentales deben adquirirse en forma gradual. Nuestros poderes intelectuales superiores deben haber evolucionado sobre una base de instintos más simples. Sería un error para nosotros pensar que nuestra inteligencia nos ha sacado del reino del instinto. 


Entonces, ¿cómo evolucionan los instintos mismos? Evolucionan de la misma manera que los rasgos físicos. Recordemos cómo funciona este proceso. El proceso darwiniano. El primer elemento central es un mecanismo de herencia. Los organismos deben ser capaces de transmitir sus rasgos a la descendencia. La relación de descendencia es centro en el proceso. De hecho, el propio Darwin inicialmente no utilizó el término evolución para su descubrimiento, sino más bien descendencia con modificación. La clave para entender la herencia biológica es, por supuesto, la idea de la reproducción. Es a través de un proceso de replicación que los rasgos, se trasmiten a la siguiente generación. El segundo elemento central es el hecho de que tales rasgos suelen variar y que pueden seguir surgiendo nuevas variaciones al azar. 


Cuando se trata de decidir si algo es o no ciencia “apropiada”, no estamos afirmando que haya una lista de criterios contra los cuales juzgar, casillas para marcar con el fin de diferenciar entre ciencia y no ciencia, porque hay muchos ejemplos dispersos por toda la ciencia que no se adhieren a uno o más de los criterios del método científico. Inmediatamente podemos pensar dentro de la física: ¿la teoría de supercuerdas, la idea matemática de que toda la materia está compuesta de pequeñas cuerdas que vibran en dimensiones superiores, no es ciencia adecuada porque no sabemos todavía cómo probarla y, por lo tanto, no podemos afirmar que sea falseable? ¿La teoría del Big Bang y la expansión del universo no son ciencia propia porque no es repetible? La empresa de la ciencia y cómo la hacemos es demasiado amplia para ser cuidadosamente empaquetada, y no debe considerarse como algo herméticamente sellado, como la historia, el arte, la política o la religión.


La ciencia funciona porque es llevada a cabo por personas que persiguen su curiosidad sobre el mundo natural y ponen a prueba sus ideas y las de los demás desde tantas perspectivas y ángulos variados como sea posible. Cuando la ciencia es hecha por un grupo de personas, y si el consenso se acumula sobre un área particular del conocimiento científico, entonces podemos tener más confianza en su objetividad y verdad. Una ciencia democratizada puede ayudar a proteger contra la apariencia del dogma, por el cual toda una comunidad de científicos en un campo en particular acepta un conjunto de suposiciones o ideas como absolutas sin cuestionarlas más, en la medida en que las voces disidentes son suprimidas o descartadas. Sin embargo, hay que hacer una distinción importante entre el dogma y el consenso, ya que a veces los dos pueden confundirse. Las ideas científicas establecidas se han ganado el derecho a ser ampliamente aceptadas y confiables, a pesar de que algún día podrían ser mejoradas o reemplazadas, porque hasta ahora han sobrevivido a la mirada y diversidad de preguntas y pruebas a las que han sido sometidas.


Hablar simplemente de “cómo hacemos ciencia” desde la perspectiva de un practicante como nosotros en su filosofía, un ingenuo seguramente no reconocería que es algo más complicada que eso. También insistirán en que la ciencia no es una actividad neutral en cuento a los valores, ya que todos los científicos tienen motivos, sesgos, posturas ideológicas e intereses creados, al igual que todos los demás, ya sea para asegurar o establecer una teoría que han llevado años desarrollando.


E incluso si los propios investigadores no tienen sesgos o motivos, entonces sus financiadores o empleadores lo harán. Valga decir que, encuentro tal evaluación demasiado cínica. Si bien, aquellos que llevan a cabo la ciencia, o incluso aquellos que la pagan, casi inevitablemente no estarán libres de valor, el conocimiento científico que obtienen debería serlo. Y esto se debe a la forma en que funciona el método científico: autocorrección, construir sobre bases firmes de lo que ya se ha establecido como objetivamente correcto, estar sujeto a escrutinio y falsificación, depender de la reproducibilidad. 


Pero entonces nosotros diríamos eso, ¿no? Después de todo, queremos persuadirlos de nuestra propia objetividad y neutralidad. Y, sin embargo, nosotros tampoco podemos ser completamente objetivos, ni libres de valores por mucho que pueda pensar que lo somos o tratar de serlo. Pero los temas que estudiamos, la teoría de la relatividad, la mecánica cuántica o las reacciones nucleares que tienen lugar dentro de las estrellas, son descripciones del mundo externo de valor neutro, al igual que la genética, la astronomía, la biología y la tectónica de placas. El conocimiento científico que hemos adquirido sobre el mundo natural, la descripción de la naturaleza misma, no sería diferente si aquellos que lo descubrieron hablaran diferentes lenguajes en su veracidad  y llevan la ciencia con honestidad e integridad. Por su puesto, nuestra prioridad de investigación, las preguntas que podríamos hacer, dependen de lo que se considera importante en ese momento de la historia o en esa parte del mundo, o sobre quién tenga el poder de decidir qué es importante y qué (y a quién) investigación financiar; estas decisiones pueden ser impulsadas cultural, política, filosófica o económicamente. Entre más diversidad de investigación podamos fomentar entre aquellos en posiciones de liderazgo y poder, más podrá proteger la empresa científica contra el sesgo al determinar qué áreas de la investigación son más o menos prometedoras o potencialmente impactante. Dicho todo esto, lo que finalmente se aprende sobre el  mundo, el conocimiento mismo, logrado haciendo buena ciencia, no debe depender de quién ha llevado a cabo esa ciencia. Un científico ubicado en una institución de elite puede alcanzar un resultado diferente de un científico ubicado en otra institución que no se considera como elite; pero uno no tiene ningún derecho inherente sobre un resultado más preciso que el otro. Por la naturaleza de la ciencia y la acumulación de evidencia, la verdad saldrá a la luz. 


Muchos de los que sospechan de los motivos que tienen los científicos para argumentar que la ciencia, como proceso, nunca puede estar “libre de valores”.  Hasta cierto punto, como hemos discutido, son correctos. Por mucho que los científicos piensan que su búsqueda de la verdad y el conocimiento es objetivo y puro, debemos reconocer que el ideal de que toda ciencia esté libre de valores es un mito. En primer lugar, hay valores externos a la ciencia, como los principios éticos y morales sobre lo que debemos o no estudiar, y los valores sociales, como las preocupaciones de interés público. Tales valores externos deben desempeñar un papel en las decisiones sobre qué ciencia debe financiarse y llevarse a cabo, y, por supuesto, esas decisiones pueden estar sujetas a sesgos, que debemos tener en cuenta y contra los que debemos trabajar. En segundo lugar, hay valores internos de la ciencia, como la honestidad, la integridad y la objetividad, que son responsabilidad de los científicos que llevan a cabo la investigación. Esto no quiere decir que los científicos no deben tener voz y voto en la configuración o el debate de esos valores externos, ya que tienen la responsabilidad de considerar las consecuencias de su investigación, tanto en términos de cómo se puede aplicar en políticas que podría dar forma y la reacción del público a ella. Lamentablemente, con demasiada frecuencia los científicos discutirán entre ellos sobre si la ciencia puede, en principio, estar libre de valores, confundiendo la búsqueda sin valor del conocimiento puro sobre el mundo.


Pero suponiendo que la ciencia moderna no puede estar libre de valores, y que el conocimiento adquirido a través del proceso de buena ciencia lo es, pasemos a explorar algunos desafíos que el público a veces tiene con la percepción de la ciencia, tanto justificados como injustificados. 


El progreso científico sin duda ha hecho que nuestras vidas sean inconmensurables más fáciles y cómodas. Con el conocimiento que se ha revelado a través de la ciencia, hemos podido curar enfermedades, crear teléfonos inteligentes y enviar misiones espaciales al sistema solar exterior. Pero este éxito a veces puede tener efectos adverso de dar a las personas falsas esperanzas y expectativas poco realistas. Muchos pueden estar tan cegados por el éxito de la ciencia que creerán cualquier informe o truco de marketing que suene remotamente a ciencia, cualquiera que sea la fuente y por falso que sea el producto. Esto no es su culpa, ya que no siempre es sencillo distinguir entre la evidencia real y el marketing engañoso basado en nociones no científicas. 


Comprensiblemente, la mayoría de las personas tienden a no preocupase demasiado por el proceso científico en sí, solo por lo que la ciencia puede lograr. Por ejemplo, cuando los científicos afirman haber descubierto una nueva vacuna, el público quiere saber si es segura y funciona, y confiarán en que los científicos involucrados saben lo que están haciendo. Lo más probable es que solo otros científicos en el campo profundicen en si la investigación se llevó a cabo en un laboratorio de buena reputación, si la vacuna ha pasado por rigurosos ensayos de control clínico aleatorios, y si la investigación se publica en una revista de buena reputación y ha pasado por el proceso adecuado de revisión por pares. También querrán saber si los resultados reclamados son repetibles. 


Tampoco ayuda al público a tomar una decisión sobre qué o en quién confiar cuando los científicos no están de acuerdo, o cuando expresan incertidumbre sobre sus resultados. Si bien esto es perfectible normalmente en la ciencia, muchas personas se preguntan cómo pueden creer cualquier cosa que digan los científicos si los propios científicos nunca están del todo seguros. No comunicar adecuadamente la importancia de la incertidumbre y el debate en la ciencia es uno de los principales problemas a los que nos enfrentamos hoy en día a la hora de explicar cómo desarrollamos nuestra comprensión científica del mundo. 


Puede volverse aún más confuso para el público cuando el consejo, particularmente sobre cuestiones relacionadas con la salud pública, no es solo conflictivo, pero llegando a ellos desde fuentes ajenas a la comunidad científica, como los medios de comunicación, los políticos, las publicaciones en línea o después de haber sido difundidos en las redes sociales. En realidad, incluso los descubrimientos científicos pasado por una serie de filtros, ya sea el oficial de prensa del laboratorio o la universidad que ha tenido que destilar un mensaje simplificado de un artículo científico complejo, el periodista que busca un titular o el entusiasta aficionado de la ciencia que publica información en línea. Esto podría variar desde qué precauciones tomar durante una pandemia, hasta los riesgos o beneficios del usos del hilo dental. Y a medida que la historia se desarrolla y se difunde, también lo harán las opiniones al respecto, tanto informadas como desinflamadas, de modo que terminamos creyendo principalmente lo que queremos creer de todos modos. En lugar de hacer juicios racionales cuidadosos y basados en la evidencia, muchas personas aceptarán algo como cierto si encaja con sus prejuicios preconcebidos e ignorarán lo que no quieren escuchar.


1.10 La inteligencia artificial en la formación universitaria de pensadores ilustrados


La inteligencia artificial se refiere a la capacidad de un sistema informático para realizar tareas cuasi humanas (como procesamiento lógico y aprendizaje) que, por lo general, solo se pueden lograr mediante la inteligencia humana[37]. La tecnología de inteligencia artificial en la educación permite un grado de flexibilidad y personalización que nunca antes fue posible en términos de asistentes de cálculo, diseño, análisis lingüístico, de proteínas, gramática… Está revolucionando la educación  y las tareas en las aulas, facilitando mucho el trabajo de los educadores y estudiantes. Está a punto de revolucionar la educación en una dirección más centrada en el arte y los modos de pensar. La IA no puede reemplazar a los educadores humanos, pero los ayuda en la enseñanza efectiva y la evaluación de las tareas, calificando las pruebas automáticas y brindando veinticuatro horas de apoyo académico a sus estudiantes porque los maestros no pueden estar disponibles todo el tiempo. Proporciona tutoría virtual e involucra a los estudiantes en actividades académicas mediante el registro de la asistencia y el progreso, además de conectarse con los estudiantes en todo momento.


Para la investigación científica, es el motor de inferencia y generador base de conocimientos con los hechos contenidos en modelos que procesan datos contrafactuales. Cuando la IA reconoce coincidencia con un hecho, la regla se activa y su parte entonces (acción) se ejecuta y brinda un recurso en apoyo a la evaluación productiva de teorías[38]. 


La metamorfosis digital en curso en la educación, basada en la implementación activa y el uso efectivo de las tecnologías digitales, permite que estas adquieran un nuevo papel en el aprendizaje y metodologías para apoyar creatividad[39]. 


La virtualización representa algunas de las formas en que la tecnología moderna puede simular estructuras matemáticas de modelos científicos, tecnológicos y sociales; cambiando la forma pedagógica[40], al disponer de hermanitas como máquinas de aprendizaje e inteligencia artificial como asistente de procesos lógicos. Ya sea que la inteligencia participe como herramienta de disertación instrumental, modelado y simulación; la mayor parte de la educación de excelencia actual es la deformar pensadores ilustrados que argumentan principalmente a favor de su autonomía intelectual y, la IA, es un factor moderno de apoyo a procesos complejos de la intelectualidad humana[41].



Referencias


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Autores:
Eduardo Ochoa Hernández
Nicolás Zamudio Hernández
Gladys Juárez Cisneros
Héctor Javier Anselmo Villegas Moreno
Rogelio Ochoa Barragán
Lizbeth Guadalupe Villalon Magallan
Salomón Eduardo Borjas García
Ana Cecilia López Bejarano
Estrada López Brittanny Dayan
Berenice Yahuaca Juárez
Juan Alejandro Cortez Rangel
Dyonisos Castillo Valle
Daniela Fernández Gómez
Marco Antonio Alemán Méndez
Nestor Alejandro Muñoz Ruiz
Neftali Rangel García
Nicolás Abraham Zamudio Durán
José Fabián Sánchez López
Mitzi Arismel Pérez Díaz
Pedro Gallegos Facio
Filho Enrique Borjas García