Comunicación y lenguaje

Entre ver y pensar

 

 

 

6.1. Introducción

 



El espacio de la teoría de la argumentación comprende conocimientos de lingüística, informática, matemáticas y psicología. Se han desarrollado modelos formales de argumentación al grado de que hay aplicaciones consolidadas en la inteligencia artificial, navegadores semánticos de Internet, proyectos de enriquecimiento de diálogos con el objetivo de reducir la violencia en las sociedades, entre muchas otras. Para ello, modelos de formas de estructuras de inferencia se observan comunes en su empleo cotidiano en diferentes contextos como el discurso científico, académico, jurídico y político. Un argumento o idea,  es una pieza de razonamiento compuesto por dos o más proposiciones (premisas) que alcanzan una inferencia de conclusión. Estas estructuras de inferencia son ideas presuntivas (hipotéticas), pero al utilizarlas como heurísticos (algorítmicos de la  ejecución de un rozamiento), requieren de la cultura necesaria en la parcela de la realidad criticada, para emplearlas sin el peligro de aceptar una conclusión presuntiva infalible y por defecto verdadera. Estas ideas creadas deben provisionalmente aceptarse como un ejercicio de pensamiento, reservando la evidencia y las referencias al sometimiento de un proceso riguroso de validación de su estado de verdad, a este argumento típicamente se le llama retráctil, por estar a reserva de su análisis. Sin embargo, en términos de nuestra experiencia, es muy valioso para el aprendizaje, la investigación y el debate, especialmente como una batería de interrogación objetiva de la realidad. 


El reconocimiento de la importancia de la idea retráctil, como herramienta de pensamiento, legitima pedagógicamente este camino de formación de una intelectualidad racional de carácter científico. Se han estudiado falacias (argumentos que parecen verdaderos), que en ellos parece desde la lógica, ser razonables, pero en un análisis más profundo se demuestra que eran retractiles, es decir, no pasaron el análisis de  un proceso de investigación de la evidencia y la referencia que sostiene el estado de verdad de sus premisas. Un ejemplo típico, es el aceptar como verdadero un argumento emitido por una autoridad expertis, sin haber investigado el fundamento de sus premisas. Pero también es claro, que sin estas ideas retractiles no funcionaría la sociedad en su diálogo constante, en prácticas de debate, negociación, acuerdos, es decir, esgrimir intelectualmente con argumentos es vital para la paz y el desarrollo de la sociedad en su conjunto.  Asumimos que la evidencia es la base de la de la objetividad científica, así como del desarrollo de la técnica; en la impartición de justicia algunas ocasiones esta idea retráctil es llamada prueba, hecho o sustento. Esto hace que el análisis de inferencias comparta muchos elementos de este tipo de tareas entre los contextos discursivos científicos, jurídicos, médicos, económicos e históricos. Implica que el analista sea un persona preparada para encontrar y evaluar todo tipo de hechos expuestos como sustantivos de la prueba de validez de los argumentos de tesis, estableciendo relevancia, credibilidad y fuerza inferencial a la evidencia que fundamenta las proposiciones, esas mismas que dan sustento  a su razonamiento de la tesis. 


Un argumento retráctil, es la construcción de una hipótesis generada en la búsqueda de la verdad, que requiere para expresarse explicación a partir de dos razonamientos, uno de tipo imaginativo (intuitivo) y otro crítico. Estos dos tipos de rozamientos, en muchas ocasiones se dan en forma de conjeturas sobre predictibilidad de eventos. Generar argumento retráctil, es la búsqueda inteligente de hipótesis como promesas de encontrar verdad, o  también llamadas líneas de investigación utilizadas para generar nueva evidencia observable. En sentido contrario, cuando desde la nueva generación de evidencia observable hacemos una nueva estructura de inferencia, decimos que hacemos argumentos desde los hechos para ir a un marco teórico de explicación. 


Ejemplo de un argumento descendente teoría-evidencia, si la hipótesis M es verdadera, una proposición fácilmente deducible puede ser: 


El grupo X debe haber obtenido, o va a obtener, el elemento químico B. Se sabe que tales elementos parecen estar disponibles en México. Pero no tenemos evidencia directa de que el grupo X de hecho ha obtenido algún elemento B. Pero, si el grupo X ha obtenido, o obtendremos, algunos de los elementos, podemos deducir que algún miembro del grupo X ha tenido o tendrá, contactos con proveedores potenciales del material B. Por último, se deduce que el miembro del Grupo X que ha tenido, o tendrá, se pondrá en contacto con posibles proveedores Británicos y tiene conocimiento de sustancias alcalinas.


En cada etapa de este razonamiento de arriba hacia abajo tenemos una proposición que puede ser verdadera o falsa, al modo deductivo en el orden siguiente:


1. M: Grupo X ahora tiene la capacidad de emplear el elemento químico B.

2. Grupo X ha obtenido, o va a obtener, una cantidad del elemento químico B.

3. Un miembro del grupo X ha tenido o tendrá, contactos con proveedores potenciales en México del elemento B.

4. Un miembro del Grupo X que ha tenido o tendrá contactos con potenciales proveedores Británicos del elemento B, tiene conocimiento de las sustancias alcalinas.



El texto argumentativo, es una narrativa emparejada a esquemas de estructuras de inferencia que ofrecen respuestas adecuadas a un argumento de hipótesis. La narrativa es una discusión que puede cambiar de atrás y adelante, o adelante y atrás, evaluando el peso del argumento de tesis original, este borrador restaura y fractura una y otra vez de acuerdo con nueva evidencia observable las cuestiones de investigación. Las premisas que componen las piezas de los razonamientos pueden ser vistas como empíricas si están dirigidas a datos  y teóricas si están en un enfoque de generalización de un punto de vista. 


Los croquis o fórmulas argumentativas, son esquemas deductivos o inductivos de razonamiento que nos permiten discutir un sistema de datos, referencias, conceptos y teorías para sacar conclusiones, pero, también son formas de razonamiento que a menudo son  clásicas o modales dentro de una disciplina del conocimiento. Tales esquemas son razonamiento presuntivo y retráctil, plausible y con condiciones de incertidumbre irreductibles a cero. Escribir texto argumentativo es un pensar lento y un reescribir constante, como consecuencia de la constante evaluación de evidencia. 


Argumento como signo


Premisa menor, toma datos representados por: 

Proposición A es verdadera en este caso.

Premisa de generalización o mayor: 

La proposición B se indica como verdadera para todo caso.

Conclusión:  

Por lo tanto, B es verdadera en esta situación.


La premisa mayor es condicional que indique que si A es verdadero, entonces B también es verdadera. Esta generalización es retractable. Este argumento como signo, es una inferencia abductora o inferencia de referencia a la tesis de un caso dentro de un grupo general de casos.


Digamos que una premisa es portadora del fundamento de verdad, por supuesto en caso que cumpla con su verificación de evidencia. El enunciado como sentencia es una entidad verdadera, en segundo lugar, al ser analizado con respecto a la referencia que guarda con una realidad a la que alude, puede ser verdadero o falso. Hasta aquí, llamamos proposición a aquellas premisas que existen necesaria y esencialmente como una cierta entidad portadora de fundamentos de verdad y/o falsedad respecto a los hechos.  Así que la verdad de las proposiciones no es posible determinarla en un solo ámbito de las oraciones que las expresan, o de la verdad de las creencias que tienen como contenido portador, creemos que no hay dentro del texto científico, en sus argumentos, proposiciones absolutas de verdad o falsedad, solo son portadoras de hipótesis fundamentales de verdad o falsedad. 


Existe la posibilidad de que distintas premisas empíricas en diferentes argumentos, conduzcan a la misma conclusión, creando una paradoja. Cualquier proposición cuya verdad necesita que haya un portador de la verdad contingente (evidencia), no es necesario que haya a su vez un portador de falsedad necesario, así que algo es verdadero por el solo hecho de serlo. 


Una oración proposicional tautológica es falsa o verdadera en virtud de expresarse en términos de otras proposiciones que son falsas o verdaderas. Así que digamos que una frase es verdadera en virtud de expresar una proposición verdadera en términos de otras proposiciones. Esto es muy común en el código matemático como un recurso para la demostración en un contexto de uso.


Hemos argumentado entonces que las proposiciones son portadoras de verdad. Una manera de identificarlas es que afirman mediante su contenido una creencia hipotética, entonces podemos identificarlas en el texto argumentativo como agentes de relación a la verdad u objetos de creencia. Del mismo modo, sostenemos que una creencia no es la proposición que creemos, pero si es un evento mental demostrado, constituido por evidencia y a falta de una mejor, la proposición en cuestión es un objeto de creencia. Un hecho es verdadero porque representa cosas como una determinada manera, y las cosas son así solo por ser y es una entidad asumida verdadera por fortificación de pruebas de evidencia. Así que la proposición presenta argumentos de una determinada manera, esto exige que su estructura, sea una frase portadora de verificación de verdad relativa al contexto y derivada de la no contradicción con otras proposiciones relacionadas que ayudan a explicar su contenido. Así que una cadena de proposiciones (razonamiento) en un contexto de uso puede alcanzar a crear una inferencia de conclusión. Y la proposición de conclusión, más tarde empleada en otro argumento encuentra su prueba de validez, en su argumento origen.  


De esta discusión podemos reconocer dos sentidos de validez lógica de un argumento.


1. Validez modal, si las premisas son verdaderas en su contenido, entonces la conclusión es verdadera en su contenido.

2. Validez lógica se define en términos de la forma de un argumento o por cadena de razonamiento.

 

La lógica en el texto argumentativo, hace referencia al análisis de las sentencias y proposiciones, la demostración de evidencia y la consecuencia de verdad, esta última en función de los operadores discursivos, es decir, en la forma en que dan  sentido a la estructura de inferencia. Una consecuencia del análisis lógico de las estructuras de inferencia es preservar la verdad en virtud de la forma. La lógica secuencial es la verdad en virtud de la forma. Al referirnos a la verdad de un argumento por su forma, se sostiene que el algoritmo de razonamiento es verdadero, sin tomar en cuenta el contenido de la conclusión[1]. Decir que un argumento contiene verdad por su forma, es decir lo mismo que su validez está en virtud de su forma.


La validez modal de un argumento, exige que el contenido de sus premisas sea verdadero, y por consecuencia su conclusión también lo es así como su forma que es coherente como un todo. Lo anterior en virtud del contenido. La validez lógica es una fórmula de razonamiento compuesta por operadores discursivos. De todo esto se deriva que la validez lógica preserva el sustento de verdad a través de la forma.  Para que un argumento sea válido lógicamente y modal, lo será sí y solo sí, la conclusión del argumento es verdadera en todas las evaluaciones de forma y contenido (evidencia). Nos hemos centrado en la lógica de la forma, pero también hay lógica en las cadenas de argumentos en un discurso, esto implica evaluar las oraciones de un argumento en forma y contenido, la cadena del discurso de un texto escrito debe responder al desafío del argumento de tesis (minitexto). 


El corpus argumentativo del discurso, es una cadena de argumentos que esgrime la tesis debatida en el texto. Ninguno de nosotros posee razones perfectas desde la interpretación de los hechos, así que quizá no podamos reconocer a priori todas las consecuencias lógicas de todo lo que aceptamos como válido, aun así, hay buenas razones para concluir que un razonador ideal para ello no existe. Razonador es un analista de ideas, un desmantelador de inconsistencia en el pensamiento. No podemos ver cada consecuencia lógica de todo lo que aceptamos, quizás algunas exigen innovar en una epistemología nueva para nosotros, o tal vez, somos inocentes en cierto grado, al cometer el error de confiar ver lo irracional solo desde el lenguaje. Una oración expresa una proposición en un contexto de uso, por lo que sacarla de contexto constituye un argumento corrupto, dado que las premisas que le dieron origen pertenecen a un contexto distinto.


Del mismo modo, las palabras empleadas en las oraciones de proposiciones, deben ser reveladas en su justa dimensión. Las palabras onomatopéyicas, expresan inmediatez con la realidad que enuncian, al tener un origen de referencia de inmediatez estrecho con la realidad a la que dan significado. Las palabras símbolos, son aquellas que nombran fenómenos, acciones, cosas, capaces de especializarse en lo más profundo de la complejidad con elementos específicos del sistemas de explicación. Palabras abstractas, términos fundamentales de una teoría que explican conceptos de complejidad superior; es decir, los estructuradores. Los estructuradores  simplifican ideas de enorme poder epistemológico, creadas como terminología especializada de grandes interrogaciones críticas de alguna realidad. Resultan muy útiles en la búsqueda de mayor profundidad en alguna realidad, están agrupadas en tesauros disciplinares y en constante metamorfosis como consecuencia del avance del pensamiento y el conocimiento. Cuando un texto es denso, decimos que está muy cargado de palabras abstractas, no por ello quiere decir que fue escrito con la intención de sobrevalorar o confundir. Cuando escribimos o leemos en un sentido modal, la cuestión es si es necesario o contingente que allí las cosas sean así. Las ideas modales, son un lenguaje válido aceptado como postulados de sistemas de teorías de mundos posibles[2]. 






[1] Sider, Theodore. Logic for Philosophy. Oxford University Press, 2010.

[2] Linsky, Leonard. Reference and Modality (Oxford Readings in Philosophy). Oxford University Press, 1971.