Comunicación y lenguaje

Entre ver y pensar

 

 

 

 

 

5. La literatura 



 

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5.1. ¿Qué es texto literario desde la perspectiva del arte de su mensaje?

 

 


La pregunta que a nuestro juicio mejor señala lo que constituye un texto literario, fue pronunciada por Roman Jakobson en 1960: ¿Qué hace que un mensaje verbal sea una obra de arte?, el tipo de mensaje aludido por la pregunta, es un código de texto literario. Un primer problema es delimitar aquellos mensajes no literarios, para lo cual, hemos de llamarlos lenguaje de utilidad estandarizado de intercambio humano, fácil de reconocer en los discursos de publicidad, instruccional, científico, técnico y político. Construir una definición de texto literario, es delimitarlo dentro de su finalidad de comunicación, su función poética presente en este tipo de texto aparece en forma estética para expresar el conocimiento de lo humano. La finalidad de comunicación literaria, para algunos como Sartre, es la de un compromiso de libertad para la sociedad entre la memoria y la historia; para otros, es el arte de crear desde el lenguaje nuevas realidades, que sirven para flanquear las debilidades humanas que conducen  al totalitarismo, al fascismo, al capitalismo depredador, al fundamentalismo, a la dictadura, a la violencia y a la injusticia. 


La literatura sin duda tiene efectos virtuosos en la sociedad, Mario Vargas Llosa lo llama efecto subversivo, mientras Javier Cercas Mena se aleja de la literatura comprometida planteada por Jean-Paul Sartre, para definirla como algo distinto de hacer propaganda ideológica, para este último, es un efecto estético capaz de sacar de todo hombre la mejor versión de su persona en sociedad. Mientras el texto científico es intercambiable por parafraseo, el texto literario es una construcción lingüística orgánica, donde cada pieza de código establece una dependencia vital, tanto estética y poética, muy frágil, al grado que mutilar una sola pieza, puede desmembrar el cuerpo literario entero. Para este texto estético, sus palabras están más allá de solo expresar una razón, para ser literario deberá crear en la memoria del lector una voz que habla y virtualmente hace del silencio de la lectura una experiencia que supere el silencio mecánico de decodificar letras y acopiar información.  

 

 

 



5.2. Literatura y texto utilitario


La comunicación utilitaria estandarizada u ordinaria, refiere a una rentabilidad explicativa, de difusión, de enajenación, así como para fines sociales económicos y políticos. Además, su mecánica lingüística de verbalización está dirigida a una supuesta realidad objetiva, de totalidad racional y bajo la tesis que el lenguaje natural claro y sencillo puede presentar y representar todo aquello que está en esta realidad material. Nosotros aquí, desde una perspectiva más allá de la pura razón, advertimos que hay un mundo virtuoso creado por la imaginación dentro de la condición humana, es un espacio posracionalista de mente narrativa, con un estilo de habla apoyado en el desvío divergente de significados. Este espacio es el literario por excelencia, así lo podemos reconocer por la presencia en él de epítetos,  hipérbaton, polisíndeton, asíndeton, con especial importancia para la polisemia y la connotación, destacando la primera como presencia de figuras metafóricas. El elector puede darse cuenta de esto, al sentir las señales frente un texto literario, esas que surgen de la lectura de la función poética, que seguramente lo forzó a salirse de un proceso automático ordinario, es decir, la lectura del texto literario es desautomatizadora. 


Factores metafóricos y desautomatizados reconocibles en la lectura del texto literario, no son las únicas señales que nos advierten de su presencia; de acuerdo con el formalismo ruso es la polisemia, el estructurador de la mecánica de organización del texto literario otra señal reconocible. Este mecanismo de aproximación categorial de ImagLec5 conceptuales, desde un punto de vista perceptivo, junto a la metonimia y la metáfora, resultan ser el conjunto de figuras literarias, como unidades cognitivas inteligentes y sensibles a la actividad crítica que expresa explicaciones basadas en criterios de innovación originales. De este modo, el texto literario es un objeto material autónomo con el potencial de producir abstracción y psicologismo. El canal de comunicación literario que transporta los mensajes literarios, son modos de conocimiento semánticamente reconocibles, tales como: novela, cuento, ensayo, reseña, síntesis, poema…


Para identificar más allá de las unidades de la superestructura del texto literario, tales como introducción, atmósfera, nudo y desenlace; se hace necesario un análisis a nivel del discurso literario. El psicologismo y la estética, manifiestan ser formas claras de abordar el potencial del discurso en el ámbito literario. La sintaxis de metáforas, la intención descriptiva del texto poético y su racionalidad sobre el conocimiento de lo humano, recrean la expresividad del acto literario, como una forma de comunicación no estandarizada y fuera de una intención comunicativa que busca lo asertivo como fin último. El escritor literario basa su código bajo el supuesto que escribe a otros que comparten la misma noción intuitiva del conocimiento del mundo. De esta manera, la obra literaria implica al mundo compartido como vehículo para escarbar profundamente dentro del lenguaje, con el fin de crear virtuosas propuestas de ficción que comunican actos literarios interpretables desde códigos superficiales, hasta conocimientos profundos de lo humano. Decodificar el texto literario (leer literatura), es buscar dentro de nuestra experiencia en el mundo, interpretaciones superficiales necesarias como convenciones de interpretación iniciales, así, dejarnos guiar por la voz interior del texto narrativo: avatar. Provoca que este avatar exprese a la memoria una propuesta que provocará inferencias únicas para cada lector, significados en la integridad intima para cada lector, que variaran y serán intransitivos en cada reporte de lectura. Destacamos que el efecto del texto literario en el lector, es una reconfiguración mental de la estética, lo emocional y lo ético capaz de sustraer de cada persona su mejor versión al mundo social.

 

 

 

 

 


5.3. Lectura en silencio


El silencio en la escritura del código literario, encierra una experiencia intertextual (lectura entre distintas obras literarias) creada en la diversidad de lecturas del escritor. Escribir texto literario es romper el silencio en el texto ordinario, dotándolo de una voz avatar, de efectos psicológicos y emocionales desde figuras literarias para la memoria narrativa y, a base de metáforas dentro de funciones poéticas, expresadas como figuras literarias varadas para crear sin precedentemente nuevas realidades dentro del lenguaje, a manera de conocimiento en la ficción. En resumen, la escritura es pues, una tecnología que data de 5 mil años de antigüedad, con el poder de una voz literaria que supera en complejidad y posibilidad ética y estética a la oralidad verbal de la comunicación humana ordinaria[1]. Este potencial de la escritura literaria, hace de la acción de escribir y leer literatura, el hecho de resistir a las debilidades humanas, al inundarnos de deseos virtuosos. Este potencial o disuasivo literario, es un recurso intelectual que construye en la memoria posibilidades racionales de interpretación única, que nos provoca habitar la existencia con mayor intensidad, cambiando nuestra forma de ser en el mundo desde una mejor condición.

 

 

 

 


5.4. Crear el texto literario


Pero construir texto literario, en primer lugar, se necesita hacer un texto autónomo con capacidad racional para alcanzar coherencia en sus significados. La irracionalidad no encuentra espacio en la producción del código escrito, porque ésta en principio debe ser capaz de ser inteligible al lector, luego, sobre esta estructura se montan elementos “irracionales” de enorme poder psicológico y emocional, que desde un enfoque ético y estético expresan conocimiento de lo humano: contradictorio, divergente, inestable y de enorme tenacidad por alcanzar una experiencia estética. 


Aunado a la escritura del texto literario, la parte material del producto de la escritura u obra literaria, emerge de aspectos surgidos con la invención de la imprenta, aspectos en la disposición del texto en la página u hoja de papel, elementos gráficos, páginas de datos de autoría, referencias, notas, títulos y portadas. El número de caracteres para títulos y subtítulos, estilos de citas y referencias, adecuación de estilo discursivo, pulido de erratas en el código, adecuación de políticas editoriales, diseño de impresión, etc., son criterios editoriales que gobiernan al texto. Distribuir el texto en páginas materiales, es crear el libro como espacio de un corpus de texto escrito en forma de propuesta individual de funciones poéticas, argumentales, narrativas y en general literarias. 


La sintaxis material del texto en las página, sigue la disposición material de la política editorial que salvaguarda la figura de los derechos de autor, las condiciones legales de uso de la obra material e intelectual, así como la responsabilidad de autoría; sí, ser autor es merecer la gloria o el infierno como resultado de arrojar el texto literario a un experimento social de interpretación.


La retórica expresada como prosa o redacción, es la estructuración de pensamiento del poder real de nuestra cultura y educación, cuyo objeto es expresar testimonio, denunciar, provocar emociones, demostrar sin desvincular la estrechez poética de los motivos de producir el texto. La retórica, es la facultad de anclar inteligentemente a las criaturas de la mente por medios poéticos, racionales y argumentales, de modo que, constituyan personajes literarios, atmósferas, nudos, historias, psicologismos que permitan comprender y producir perplejidad y epifanía. El recurso literario de la retórica, es para el escritor el instrumento de encadenamiento coherente de figuras literarias, segmentación de ideas y flujo coherente del discurso narrativo.


El ritmo del flujo del texto literario, constituye un pilar necesario para orquestar la composición de un efecto métrico y de frecuencia, que experimentará el lector en forma de verso y prosa. Los efectos del sonido en la mente plantean al texto literario un desafío psicológico y estético,  como vehículo emocional de comprensión. El ritmo es el tono de la voz literaria dentro de todo texto, capaz de dar identidad propia al autor del texto.


Los nombres propios dentro del texto literario, son personajes, narradores, lugares y objetos dentro de las atmósferas literarias, como elementos singulares de relevancia mayúscula en la identificación de la carga sustantiva de agentes retóricos que le predican y adjetivan. Pero además, el léxico del escritor juega un rol capital, al modo de la creación semántica. El léxico refiere a las palabras desde donde habla el escritor, la frecuencia de su empleo y aparición en sus obras y fundamentos contextuales de palabras que ayudaran a la comprensión del texto. La combinación del léxico es un arte, una visión única que da al texto la categoría de ser llamado original.  


Las frases son las estructuras que constituyen la unidad de análisis literario, en ellas el léxico juega un rol de piezas de arquitectura fina en su elección. Con las frases, el arquitecto del texto juega en términos de pragmática o mejor dicho uso cultural literario de los mensajes, para crear arte, cuyo conocimiento es expresado como innovación en su expresión. La pragmática es la que aporta la dimensión literaria de la comunicación, como una propuesta nueva, que no se mueve fuera de los límites de coherencia de un conjunto de cohesión de texto. Esta pragmática se da por métodos de imitación clásicos o por nuevos enfoques narrativos de producir sentido.


Producir texto literario, es pues también imitar con maestría la metodología de recursos pragmáticos de obras clásicas de la literatura. Leer a los clásicos es una pedagogía necesaria para el aprendizaje de modelos de adecuación del discurso literario[2]. La comunicación literaria, es pues, un conjunto de formas de decir algo con medios poéticos y retóricos, siempre abierta a la posibilidad necesaria de la innovación. La metáfora y la metonimia resultarían ser mecanismos básicos de enriquecimiento literario del texto ordinario, y de este último texto, surge la base del primer borrador de una obra literaria. Podemos concluir parcialmente, que el texto literario es un especial modo de comunicar lo humano con gran énfasis en la  relevancia estética y moral, por canales literarios plenamente consolidados como el ensayo, el poema, la novela, entre muchos otros. Desde esta perspectiva, el funcionamiento textual de lo literario, se distingue del científico o académico por emplear la metáfora y la metonimia, ambas usando arte para alcanzar objetivos de nuevas experiencias de aprendizaje, sobre objetivos temáticos y movimientos morales de reforma del hombre; todo ello desde el humor que el autor crea como color emocional del discurso, ese vehículo emocional de retención del lector entre párrafo y párrafo.  Aprender las formas de emplear el léxico y las frases dentro de parágrafos literarios de las obras clásicas, quizás es el mejor comienzo para aprender a escribir y leer dentro de este mágico mundo de las musas, la epifanía y las influencias psíquicas mágicas. 








5.5. Narrativas


Actos de discurso


Habitar de una nueva forma la herencia,

soy de profesión carpintero de letras

quiero marcar una ruptura de sentidos,

la escritura persigue la pregunta genuina,

aspiración de lograr claridad retirando

de uno mismo la contradicción interna.


Solitarios espacios de esgrima de letras

heroico Husserl texto radical

la escritura es retiro a otra realidad,

tal soledad meditación

escribir es existir viviendo habitado

no privado del texto heredado.


Reconocer la obra de otro en proximidad 

inmediatez de sus conceptos

presencias en otros puntos de vista,

darle contacto con nuestra vida.  


Ciegos mis dedos de ciego,

página a página acto infinito

desplomarme dentro de ti,

sentir el latido de tu prosa

y cada nuevo beso nunca frío

más en la noche de tus letras.


Promesas y recuerdos de labios 

dibujando miradas hundidas

cuando te miro sueño,

quédate en ellos

sintiendo al mundo entero.


Eduardo Ochoa H.


La literatura es creatividad humana arrojada a una empresa de diálogo de confrontación racional con miras a ejercer mayor libertad. La literatura hace del sistema de signos lingüísticos una propuesta estética del conocimiento de lo humano, recrea un espacio de ficción escrito, provoca un diálogo que comunica retórica filosófica, política, científica, poética e histórica, cuyos elementos fundamentales son el autor, la obra, el lector y el transductor. La literatura es razón humana en libertad de conciencia, su interpretación es pulso psicológico y es a la vez contenido con referencialidad lógica, no contradictorio de su materialismo formal en la sintaxis del lenguaje natural en la que fue escrita. Siendo el lector el que interpreta para sí, empleando su saber y experiencia del mundo para decodificar el código escrito; así el lector desde la norma sintáctica de un lenguaje natural, puede alcanzar psicológicamente en este proceso el vivir una epifanía, la inmersión en el espacio virtual literario e identificar consigo mismo la identidad del hombre. El transductor es el profesor, el crítico literario,  y todo aquel que trabaja con la literatura de otros, para otros, conceptualizando redes de ideas categoriales, y creando experiencias de aprendizaje desde su propio acto de conciencia en el texto de análisis.  


Un texto frente a los lectores, es polisemia, no solo se decodifica, sino que además se identifican sus ideas y razones como discurso. Este texto da cuenta de alguna realidad a modo de intensidad de presencia. El pensamiento es expresado como estructura de inferencias de oposición, relatividad, simetría, paralelismo, paradoja, convergencia, divergencia,…, haciendo que entendamos por escritura: también lo realizado como intención intelectual. El lector desmantela al texto desde sus propias contradicciones internas, siendo texto cualquier cosa que significa y puede ser interpretado, así fuera de este espacio la nada solo viviría. El lector reconoce una idea en el discurso solo hasta que está en oposición a otras ideas, así que, entender una oración, es agotar para esta el cómo podría el contexto global dotarla dentro de él de sentido textual. En fin, sin contexto, las oraciones son dispersión de sentido. 

 

 


5.6. Discurso literario


En este orden de ideas, leer desde la mirada de Jaques Derrida es algo así[3]:


El texto bajo la piel entreteje nuestros deseos de existencia, cuando los ojos caen en las palabras escritas, confiamos en la posibilidad de leer sin censura, sin advertir, creemos ver, pero esta lectura está condicionada por la inercia de significados envueltos en las maneras en que la gente a nuestro alrededor les da sentido, nos enajena al modo denunciado por George Orwell. Derrida sugiere, no asumas la eternidad de los significados que das a las palabras, confía en el reino vigilante  de la lengua, abanderado por la literatura comprometida con la libertad y el torrente de voz abierta al sueño de musas y al canto de las sirenas.  




[1] Manguel, A. (2005). Una historia de la lectura / A History of Reading (Libros Singulares) (Spanish Edition). Alianza Editorial Sa.

[2] Calvino, I. (2012). Por qué leer los clásicos (Biblioteca Calvino) (Spanish Edition)., 292.

[3] Derrida, J. (1998). Of Grammatology (Corrected ed.). Johns Hopkins University Press.