Texto académico

Deslizándose por las letras

 

 

3. Narrativa de ideas

 

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Tanto nos rodea la escritura, que su entorno textual ha surgido como un complejo y detallado subuniverso en el que nosotros, habitantes lectores de su mundo, la encontramos en etiquetas de botellas, cajas de cereal, periódicos, Internet, y desde luego en los libros prolifera. Sin embargo, la redacción de ensayos, artículos, síntesis, títulos, resúmenes,…, parece una actividad confinada al creativo. Steven Pinker, psicólogo de la Universidad de Harvard sostiene que para los estudiantes de países pobres, la composición del ensayo es una de esas habilidades que la gente está obligada a dominar con el fin de preservar la paz, la dignidad y hacer de sus vidas una emocionante existencia[1]. Pero el ensayo corto, exploratorio, centrado, argumentativo tiene una casa segura: la academia. Y debería ser allí su mejor aliado, no solo su rúbrica.


El problema de la escritura anclada en la grieta de la habilidad técnica es el síntoma de una sociedad materialista. La enseñanza de la escritura en México es controlada en su totalidad por la opinión de que debe ser educación de habilidades verbales desde el puntuado, ordenamiento de párrafos, ortografía, formato, imitación del texto apoyado en ejemplos dados por el profesor que genera a modo de ejercicios. Esto ha provocado un enorme prejuicio en los estudiantes, al grado que, escribir no lo asocian con pensar, crear y sentir, de modos radicalmente individuales y virtuosos propios de la literatura original. Nuestra posición es que la escritura es una actividad intelectual, moral y técnica, y no solo habilidad técnica exclusivamente. Escribir procede del pensamiento. Para lograr estilos de buena prosa, los escritores deben trabajar a través de temas intelectuales, no solo adquirir técnicas mecánicas. Aunque es cierto que dominar las normas y habilidades de la producción del código marcan visiblemente el rendimiento del escritor. De esta manera, intentamos se vea a la escritura como discurso de conversación, un conversador no aprende a contar ideas, hechos, discusiones, historias, solamente con la adquisición de habilidades, técnicas verbales, nuestra tesis es que cualquier intento de enseñar escritura separada de cuestiones de aprendizaje conceptual subyacente, en la poesía, la ciencia, la ingeniería, la filosofía, la psicología, el arte,…, está condenada sin duda a la mediocridad y a la violencia en sus sociedades tal como Steven Pinker lo comprobó científicamente[2] y México lo padece en esta cruel violencia cotidiana en sus ciudades.


En la escritura se definen los conceptuales y esto conduce a las habilidades verbales. Esto es cierto para todas las actividades intelectuales. Hay habilidades de exploración científica, de descubrimiento matemático, de pintura, aprendizaje de la lengua y más, pero en ningún caso son la actividad intelectual. Estas últimas son el arte de un pintor, de un científico, de un matemático para expresar su concepto original, no son sus habilidades lo que define su identidad como creativo disciplinar. En fin, la actividad intelectual genera habilidades, pero las habilidades no generan inspiración creativa virtuosa para el intelecto. El propio estilo del pensamiento científico es su soporte conceptual sobre la verdad, manejo del lenguaje y su relación con la realidad, en otras palabras, es un modo original de ser en el mundo. Si bien la ciencia es un estilo clásico con la postura de presentar una verdad desinteresada, exigiendo alinear el lenguaje con la verdad hipotética sobre la realidad, con claridad y simplicidad. La verdad no necesita de argumentos, estos no la pueden en absoluto poseer, el lector es capaz de reconocer la hipótesis de verdad, mediante las formas originales de interrogar la realidad, son ellas tautologías innovadoras que en simetría entre lector y escritor permiten la presentación de seguir el modelo de conversación o narrativa con que la ciencia expresa su verdad. El escritor reflexiona, investiga, infiere, analiza, toma decisiones sobre piezas pequeñas de razones en notas, simplemente lo hace antes de comenzar a escribir el borrador de cualquier texto.


La escritura de Octavio Paz o de Albert Einstein nunca podría ser el resultado de cualquier colección de habilidades verbales. En lugar de ello, se propone el paradigma de mente narrativa, para el cual, la escritura es el resultado de montarse sobre la experiencia poética para producir el poema; montarse sobre la verdad racional para producir el lenguaje del artículo de investigación científica. Crear, es un gran nombre para algo básicamente familiar encontrado en los textos, a modo de retratos personales de la mente del escritor, escribirlos es crear con palabras elementos significativos, que están en la dirección del deseo y preocupación del escritor. 


Una arista fundamental del paradigma aquí expresado, son los aspectos de psicologismo, esa mirada penetrante en cuestiones fundamentales de la conciencia, la percepción y la experiencia que tenemos de nuestra vida mental. El psicologismo, en la formulación de Tim Crane, presenta la mente como un solo objeto a investigar no solo empírica y conceptualmente, sino también fenomenológicamente: mediante el estudio sistemático de la conciencia y el pensamiento desde el punto de vista del sujeto de mente narrativa[3].


¿Cómo debemos pensar la mente? La filosofía analítica tiende a abordar esta cuestión, examinando el lenguaje que usamos para hablar de nuestras mentes, y por lo tanto se analiza nuestro conocimiento de la conciencia en el conocimiento de los conceptos que encarna este lenguaje. El psicologismo rechaza este enfoque. La filosofía de la mente, se ha convertido en un enfoque demasiado estrecho, puramente conceptual sobre las fórmulas lógicas y lingüísticas que estructuran el pensamiento. No podemos asumir que las categorías necesarias para comprender la mente corresponden absolutamente con tales categorías formales y semánticas. La afirmación es que la intencionalidad -la temática direccional y deseo- de la mente es esencial para todos los fenómenos mentales de escritura. No estamos de acuerdo con las doctrinas materialistas acerca de la conciencia y defendemos la posición de que la percepción puede representar el mundo de una manera no conceptual, no proposicional, promovemos para ello la apertura de escritura a un relato más realista de la naturaleza de la mente.


Psicologismo es un paradigma científico desde el cual la verdad lógica científica y matemática se expresa en términos de verdades psicológicas[4]. Psicologismo es una visión sobre la comprensión de los significados de las palabras como captura de sentido, constituyen comprensión del sentido conectado a procesos que producen significado. En el psicologismo los significados de los enunciados, es un tema de conjeturas e inferencias sobre las cosas que en una esfera privada o individual se oculta a modo de comportamiento, descrito por mecanismos que implican a los deseos y los recursos intelectuales para explicar cómo funciona la comprensión. En este paradigma la escritura es el resultado del comportamiento inteligente de canalizar los deseos de verdad en el procesamiento interno de la literatura que la produce[5]. El psicologismo es el estudio de salud mental de la facultad explicativa[6], en esta visión la escritura es la conexión entre fenómenos psicológicos de manifestaciones de la conducta del deseo y ciertas formas de manejo racional contingente en la interactividad con la literatura de otros, como causales de criterios gramaticales y conexiones analíticas de la noción de verdad, desempeñando el papel de categorías conductuales y psicológicas en la creación de conceptos. 


Lo formal que ordena la mente y estructura el causal personal de los modos individuales de explicar, pasa por el estudio de los deseos virtuosos de los intelectuales y los modos íntimos de crear explicaciones de verdad. Desde esta escuela del psicologismo, la escritura es una aproximación intencional de representación mental de versiones conceptuales específicas de auto explicación, es decir, la intencionalidad debe entenderse principalmente en términos semánticos de las condiciones elegidas para decir verdad o falsedad en las representaciones mentales de los conceptuales. En el psicologismo, sus objetos de estudio en la escritura creativa son el significado, la comunicación y el contenido intencional. En sicologismo está presente en el paradigma de lectura de inmersión, ese que refiere a los efectos emocionales y racionales del discurso escrito. 


Un elemento más en el paradigma expresado, es basado en las dos dimensiones de la lógica: la objetividad y su normatividad. La objetividad de la lógica consiste en el hecho de que las verdades lógicas son verdades en lo absoluto, independientes de cualquiera que las juzgue o formule su asimiento. La normatividad de la lógica, consiste en el hecho de que las leyes de la lógica no son como las leyes de la química o física, no son generalizaciones acerca de lo que realmente sucede, son prescripciones sobre lo que debería suceder al construir coherencia en el pensamiento, no sobre lo que pensamos, sino cómo es que resolvemos un pensamiento coherente. Por ejemplo, la normatividad en la escritura es la planificación de la arquitectura del texto desde el algoritmo problema-solución (minitexto), metaargumento, cohesión y coherencia en el discurso académico. Del mismo modo, en el significado en la dimensión normativa se crea su sentido, regido por los contextos epistemológicos de una comunidad de conocimiento, que desde su literatura hace públicos la vigencia de sus interpretaciones terminológicas, al modo de Thomas Kuhn. 


El uso correcto de las palabras no surge de un diccionario, sino de la propia normatividad explícita en la literatura según su propio lenguaje disciplinar, es decir, en su propio dialecto intelectual. El significado de las palabras no es independiente de la época de sus usuarios, la normatividad es claramente la lógica consensada en la propia literatura científica o poética de una época. El significado de los términos es una construcción de objetividad pública, en donde el escritor reconoce su normatividad en el buen uso de las palabras, un sentido de referencia a contextos disciplinares de comunicación escrita. La tarea del escritor académico, es ser objetivo y hacer referencia a cada aproximación de pensamiento, con una escritura normativa, dedicando comprensión a los términos en cada escuela epistemológica implicada.


Los pensamientos son criaturas de tercer orden en la lógica, son imágenes independientes de la normatividad y la objetividad, tratarlas con la lógica en la escritura, nos permite domesticarlas, civilizarlas, fracturarlas, volverlas analíticas y de una manera intelectual en psicologismo, permearlas de nuestros deseos de verdad y existencia. Por ejemplo, “la imagen en la retina de una persona viendo al sol en un atardecer”, nuestro deseo virtuoso conduce y hace que la actividad intelectual transite, por ejemplo, por el pensamiento poético; ahora el significado, decimos, está en manos de la criatura de la imaginación (pensamiento) para comprender y crear su posterior comunicación.


Un error es confundir originar significado con crear las ideas. El significado es propiedad de un consenso público en constante cambio normativo expresado en la literatura original, y las ideas es algo análogo a la comprensión analítica que emplea modos de razones y argumentos que constituyen una experiencia de conocimiento. Las ideas son modos originales de interrogar la realidad imaginada, bajo complejas fórmulas discursivas a base de operadores del discurso: partículas discursivas[7]. El significado no tiene que ver con las ideas, son capas subyacentes de la actividad de creación del escrito. Confundir esto último es común en el novel escritor, esto ocasiona entre otras cosas que el foco de creación se invada con ruido semántico de los términos, antes que alcance a ser un discurso de ideas implicadas en las imágenes mentales del escritor. 


Más allá de la producción de significados (semántica), está la noción de contenido. El contenido es el conocimiento que es expresado a través de estructuras lingüísticas, es el asunto de fondo que se presenta sobre un objeto de estudio. El contenido es sustancia, producto de una intencionalidad intelectual, puede estar en forma de cadenas de proposiciones, metáforas, datos, proyectado sobre conceptos, teorías, hechos, problemas, hipótesis, poesía, matemática, música,… La intencionalidad debe ser entendida en términos de sentido y referencia (deseos arrojados sobre el mundo), no en términos de ideas (imágenes mentales), sino en términos de una vida narrativa. 


Debemos ser más específicos para el texto académico, si asumimos como contenido la representación intencional de producir objetividad sobre un objeto de estudio. Una teoría del contenido, es una teoría de lo que determina la verdad y la falsedad. El contenido obedece a los criterios de verdad epistemológicos adoptados por una escuela de pensamiento. La escritura académica debe rigurosamente someterse al modo de producir la verdad y los valores epistémicos científicos tales como honradez con la propiedad intelectual de otros. El texto académico debe revelar la forma en que razones, argumentos, hipótesis, definiciones, conceptos y teorías en su contenido y participación intencional proposicional, crean la objetividad. De ello depende que pueda ser considerada la propuesta como científica, es decir, permite su verificación de estado de verdad histórico en su propia habla.


La semántica con el cuidado pertinente, la podemos referir como intencionalidad en la relación mente-mundo. El contenido académico es pues una representación verdad-evaluable histórica, es decir, caduca en el tiempo de creación por una sociedad disciplinar. La intencionalidad son deseos humanos virtuosos arrojados al mundo y no solo una acción puramente conceptual, son esa pasión por la verdad, la estética y lo ético. El texto académico es un tipo de contenido que teoriza en el sentido más amplio, construyendo su base de comprensión como un sistema de conceptos que contribuyen con efectos de objetividad sobre la tesis central del texto. Comunicar no solo implica a las ideas encadenadas en un texto, pretende ser un hecho social de participación con una intencionalidad positiva, es arrojar nuestra vida mental en el sentido público. El contenido es el estado de una intencionalidad del escritor, donde sus proposiciones, razones y argumentos hacen referencia a objetos ideales (modelos matemáticos), materiales (físicos) o literarios ( de ficción). Así pues, el contenido expresa un acto de comunicación intelectual e intencional, comunicable para que ningún residuo quede oculto o solo comprensible por el autor en lo privado.


En un sentido de visión reduccionista de la intencionalidad del texto académico, las propias proposiciones y su encadenamiento podemos decir que delatan la intención del escritor, este punto de vista trata de dar sentido a las actitudes proposicionales (razones y argumentos) en término de la intención del pensamiento para explorar y construir objetividad. Las proposiciones poseen además de una verdad a la que aluden como sentencia, una intención. Las intenciones de una proposición dan sentido a creencias y a deseos en sus relaciones, en ello descansa el flujo del intelecto en búsqueda de verdad, la ética y la estética. Una proposición es una unidad mental asumida como estado de verdad, es de orden abstracto y además posee referencia a un conocimiento (contenido). Producir proposiciones consiste en crear una hipótesis de verdad dentro de un sistema de representaciones lingüísticas del pensamiento; además es explicar en un enunciado de sentencia asociado a un particular significado, de tal modo que permitan su verificación de verdad en un contexto de conocimiento. El flujo de cadenas de proposiciones, oraciones, enunciados y partículas discursivas apunta a la intención del escritor y a lo que fue capaz de fundamentar en esa dirección.


El carácter del encadenamiento de proposiciones es una experiencia consiente de carácter fenomenológico, idéntico a su contenido intencional. El contenido representa una experiencia en el mundo, expresando cadenas de proposiciones, por lo tanto, la conciencia no tiene contenido sino es intencionalidad sobre un contenido. La esencia de las proposiciones, es el hecho de que son portadoras de valor falso o verdadero. Por lo tanto, esta forma de intencionalidad no es psicológica sino racional (lógica pura), el contenido intencional está expuesto a ser evaluable y con ello el autor expone su pensamiento al escrutinio público de la crítica. 


El texto de proposiciones también muestra lo que fuimos capaces de percibir dentro del contexto que juzgamos. El contenido de un juicio (cadenas de proposiciones y partículas discursivas), también es la percepción del escritor. Esto es esencial, porque podemos juzgar al escritor en función de su experiencia en la manera de justificar sus creencias científicas. El enfoque, es que el contenido de la experiencia es proposicional, y que la experiencia perceptual consciente es una cuestión de representación proposicional del mundo. En resumen, la conciencia no tiene contenido, pero sí tiene intencionalidad proposicional de lograr una objetividad en su habla, por tanto, la percepción no es positiva o negativa, dado que es una hipótesis que carece de demostración, aunque su percepción esté dada por estructuras de proposiciones con un fundamento de verdad. Podemos decir que la percepción no tiene atributos conceptuales, sino que está formada por fórmulas de razonamiento que interrogan y exploran la realidad. 


En un texto podemos además de reconocer la intencionalidad, distinguir entre lo singular y los aspectos generales del contenido. Los aspectos singulares y generales funcionan como referencias y auguro componente en el contenido, es decir, lo singular escoge algún existencial del universo (empírico) y el aspecto general agrupa y categoriza las realidades, refiere al universo como teoría. Esta imagen de singular y general en un texto es la percepción del escritor que no forzó la verdad, es intencionalidad en su argumento, pero dirigido a una tesis que involucra a la propia realidad como árbitro de objetividad. Si la intencionalidad es una fórmula discursiva, la consecuencia sobre la inteligibilidad es la conciencia, es decir, a mayor complejidad en la razón dada por la fórmula discursiva, nuestra conciencia expresa mayor percepción para pensar una realidad y nos parece que ocurre inadvertida a la propia conciencia.


Por supuesto que hay percepciones inconscientes, pero un escritor debe estar atento a liberarse de ellas, antes que su arte de pensar sea un monólogo. La intención como razón dirigida, debe ser inventada en cada innovación en el pensamiento científico, esto genera innovación en el contenido (conocimiento), por supuesto, como el contenido es un mensaje, posee intencionalidad de comunicación, pero es distinta esta a la intencionalidad racional, dado que en la comunicación la audiencia y la intención de comunicación están en un nivel de semántica distinto. En resumen, así como sintaxis es a fórmula de razonamiento, conocimiento es a intención en el contenido; lógica y determinación de falsedad y verdad son lo que la intención arroja como conciencia. 








[1] Pinker, Steven (2013). Learnability and cognition. Massachusetts: MIT Press.

[2] Pinker, Steven (2011). The better angels of our nature decline of violence in history and its causes. New York: Penguin.

[3] Crane Tim (2014). Aspects of Psychologism. London: Harvard University Press.

[4] Kusch, Martin (2000). Psychologism: A Case Study in the Sociology of Knowledge. The New Synthese Historical Library 48: 15-38. Recuperado de http://link.springer.com/chapter/10.1007/978-94-015-9399-1_2

[5] Block, Ned (1987). Advertisement for semantics for psychology. Midwest Studies In Philosophy 10(1):, 615–678. Recuperado de http://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/misp.1987.10.issue-1/issuetoc

[6] Clark Andy (1993). Associative engines: connectionism, concepts, and representational change. Massachusetts: MIT. E-book

[7] Briz, A., S. Pons y J. Portolés (coords.) (2008). Diccionario de partículas discursivas del español. Recuperado de http://www.dpde.es