Texto académico

Deslizándose por las letras

 

 

2. Criaturas de la mente en el texto

 

 

 

 

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Deslizándose por las letras 


Sin palabras por anticipado,

literatura en una taza de café.

remolinos, besos, ideas y momentos,

relatividad entre libros,

certeza de nada, más leer.

Una ciudad de letras

entre tú y yo,

atrapar al corazón,

estirando la palabra,

con emoción y sin tiempo.


Ochoa H., E. 2015



La necesidad de un programa de escritura creativa para una revolución moral de la educación, ya lo hemos expuesto en términos de justicia social; rol del aprendizaje creativo y reducción de la violencia para una sociedad, ahora toca el turno de introducirnos en el mundo de la literatura académica, para ello es necesario discutir sus implicaciones para un novel escritor en los desafíos creativos de su naturaleza lingüística.


Todos los textos literarios originales son la escuela que nos guía por paisajes de la mente de los más milagrosos intelectuales, son esos maestros de sombras de letras originales que nos hablan con muchas voces. Poder llegar a conclusiones y a juicios originales, es algo que nos hace más sensibles para expresar razones complejas, emociones sorprendentes, y sutiles detalles, esos regalos que se crean cuando ya tenemos una idea y además, se pretende estilizarlos para que sean para nosotros algo digno de belleza. Cualquier novel que escribe, nota el color y el aroma entre textos, son el humor del habla, nadie puede ser otra persona, como tampoco nadie es para siempre el mismo. Solo habrá un Rulfo, un Paz, un Eliot,…, caminar despacio por el texto, nos revela las específicas señales del cambio de época en la literatura, las propias revoluciones científicas, son un cambio evolutivo en los conceptos, así lo reconoce Thomas Kuhn. El artículo científico, muchos por error lo resuelven como algo que no cambia, pero posee propiedades en sus cadenas de ideas que lo hacen único e irrepetible en sus terminologías y estructuras de razones originales, ello, evita caer en vicios estilísticos que hacen pasar un texto por científico, cuando en realidad es una buena simulación, a veces son tan buenos que las revistas internacionales los publican, así lo comprobó Sokal, como una epistemología en crisis[1].


Si hay monotonía en la estructura del razonamiento científico, esto revela una retórica vacía de innovación crítica para interrogar la realidad, considere que la imagen original de la objetividad alcanzada en el texto científico, es suficiente para reconocer en estos textos que estamos frente a un pensamiento virtuoso. La poesía o la novela, del mismo modo inventan psicologías, atmósferas, topologías narrativas y son un torrencial de innovación constante de ritmos, estilos y procesos de seducir a la memoria. Vale la pena estar atentos a las versiones en que se presenta el pensamiento, dedicar el tiempo para trabajar consciente y meticulosamente para revelar la hipótesis que guía a todo buen texto. 


Cuando se estructura el pensamiento en un poema o ensayo científico, para ambos, vale la pena que la tesis que los soporta gradualmente sea revelada en sus piezas para convertirse en fundamentos de virtud. Lo que resulta de cuidar la tesis, es lograr una apropiación inspirada en decir algo inteligente más allá de lo hasta entonces conocido. El manejo de esquemas de razonamiento novedoso, si bien no garantizan eficacia, de entrada si expresan un intento original por revelar una nueva realidad. La poderosa presencia de partículas discursivas, en su combinación coherente y en número, complejizan y enriquecen la profundidad de las ideas creadas. Cuando lea un texto científico, busque estos operadores lógicos que crean la teoría como un subespacio de la realidad, en el que todos sus enunciados están confinados a su tesis de verdad. Cada nueva cadena de razón, remodela el paisaje de la realidad, transforma al escritor, al introducir innovaciones en sus razones y argumentos como un lexicón de ideas. Puede verse que en la innovación en la poesía y en la ciencia, la tesis es de tal importancia, que nos permite ganar fuerza frase a frase, contrastar e influir entre capas subyacentes de la realidad, con explicaciones de objetividad y de lo humano.


El paradigma discurso-conocimiento que en este libro desarrollamos como alternativa al paradigma de producción-calidad educativa, lo exploraremos en sus aristas de interacción cognoscitivas, epistemológicas, éticas y sociales.


2.1. El texto escrito, acción del acto de pensar, existir y desafiar


Cuando decidimos romper un párrafo para ganar intensidad para nuestra narrativa, debemos tomar con atención, que no modifique la intención racional desarrollada. Incluso podemos atropellar el devenir inteligente de las ideas. El texto es salvaje en su primer borrador, todo texto poderoso y maduro es la reflexión y la acción de procesos de revisión de frases, parágrafos y cuerpos de argumentos; resulta que el último suspiro de la creación de un texto, es el que viene acompañado de la revisión de otros ojos, corazones e intelectos serios.


Si atendemos con seriedad revisiones de un buen análisis de estructura y contenido en el texto borrador, las palabras no solo fluirán por una prosa elegante, sino por una trama que cuestiona toda imagen de la realidad a modo de método científico. La propia trama del texto científico, concebida como un metaargumento Problema-Solución, es el progreso de una comunidad epistémica que confía en que esta ruta crítica, pueda revelar y pulir al pensamiento científico. Cada frase posee una concisión verdaderamente anclada a cada unidad textual, llámese título; introducción; métodos y materiales; resultados y discusión. Es habitual que la dirección de los párrafos persiga la intención del algoritmo Problema- Solución.


Si uno acompaña a los textos que leemos por las piezas diversas que dejan ver las etapas de desarrollo creativo del texto, es posible considerarlo un modelo que puede ser útil para crear análisis de textos a modo de síntesis, resumen, reseña, revisión literaria, entre muchos modos de conocer; es algo que se puede encontrar relativamente sencillo en el texto científico, aunque en los textos de ficción no siempre resulta claro revelar su desarrollo. Esta tarea cuando se vuelve sistémica, nos ayudará a servirnos de modelos; de ejemplo para nuestros proyectos de texto, son las cosas que, por cierta extraordinaria labor, nos facilitan aprender a escribir, es decir, exhibiendo sus piezas del cómo el creativo armó su escritura nos hacemos de modelos de escritura.


La escritura es el hábitat de una criatura exótica, que reclama extrañeza para que no se evapore, es honradez para ser sincero con los infiernos de Dante que atormentan la existencia humana, esa cualidad ética que la educación mal habida conspira contra la creatividad. Estamos hablando de la curiosidad, esa capacidad de sorprendernos en cada rincón de la realidad explorada. Cuando un texto incomoda, es porque su habla logró mostrar lo funesto al servir como ejemplo de la enfermedad de una época, exhibiendo que las modas son un modo de hacer que los hombres disfruten la pereza intelectual como una forma de exhibir éxito social, cuando en realidad esa enfermedad entristece el alma humana. El escritor, es consecuencia de lo que hizo posible que sinceridad, honradez epistémica y curiosidad fueran su inspiración para que su obra textual deje de ser trabajo artesanal y mereciere el orden de ser llamada obra literaria. Para adquirir esta formación literaria, no basta con el mero deseo; por ejemplo, realizar una lectura  fuera de algún paradigma de observación tales como el formal, funcionalista, de inmersión o estructuralista, simplemente es una lectura de un placer por placer (entretenimiento) en el que la razón casi se olvida de los detalles que sostienen el poder del texto altamente estructurado. No es que el placer por el placer sea algo dañino, simplemente, si se quiere ser escritor debemos renunciar a ser un contemplativo en placer; por ello, es el escritor acción analítica en el texto, al revelar en él fórmulas de razonamiento, enunciados metafóricos, proposiciones, inferencias, operadores discursivos, estilos, prosa, ritmo, lógica de puntuado, enunciados teóricos y empíricos, sistemas de enunciados a modo de teoría, atmósferas, psicologías, nudos, narrativa, tropos, … Cuántas veces los estudiantes refieren al texto como rollo o paja, cuando en realidad nos están diciendo que no saben leer ni las seducciones a la razón, ni distinguir las seducciones a las emociones.


Un escritor no hace rutina en el cómo escribe, es decir, tiene que pensar cada vez el modo racional de lo que ha imaginado, formará conceptos al organizar un sistema de premisas de manera original, es así como lo real, resulta de lo sumergido en hipótesis de lo posible. Un concepto puede estar hecho de premisas surgidas en la realidad física (empírica), en la ficción teórica matemática o en la representación bajo un marco teórico hipotético de la ciencia. Para cada concepto, se debe cuestionar el origen de la representación proposicional. Estas representaciones son hipótesis de significado, equivalentes en relación a objetos en la realidad, literarios o platónicos matemáticos. Un sistema de conceptos siempre resulta perfectible bajo la idea de noción. La noción es la experiencia o intuición en el conocimiento, para modificarla a favor de nuestra escritura es necesario de vez en vez volver a valuar los fundamentos o axiomas de nuestro discurso.


La mente es comunicable, cabe pues, considerarla un modo de texto de palabras enmascaradas inadvertidas. En ella hay sintaxis, semántica y pragmática con intencionalidad emocional y memoria narrativa. La sintaxis corresponde al análisis de la estructura de enunciados, párrafos y reglas ortográficas; criterios o reglas de formación de la producción de signos estructurados. La semántica es el arte de dar sentido mediante la interpretación de sistemas de signos estructurados. La pragmática es el valor cultural de significados en los órdenes sociolingüístico y psicolingüístico en las relaciones sociales. Y es la intención la dirección de los deseos virtuosos que guían el flujo creativo del escritor. La memoria narrativa teje la experiencia creadora en la exploración de la realidad, y en particular en la novela a modo de vivencia; en el ensayo lo hace a modo de cadenas de ideas en desafío constante de la objetividad de una tesis que se discute, y en el poema como provocativas y estéticas poéticas de lo humano.


Al valorar el texto, la mente revisa lo sintácticamente correcto; lo verdadero y lo falso en significado en sus proposiciones, o lo divergente o convergente en metáforas; lo socialmente afectivo y lo psicológico en lo pragmático. Con el propósito de averiguar si los enunciados, párrafos o el conjunto del texto conducen a propósitos de comunicar lo imaginado. Un enunciado proposición, para serlo debe permitir ser refutable, su control de calidad es la lógica de referencia a lo existencial o a lo demostrable en el mundo platónico. El texto académico fundamentalmente está estructurado por cadenas de proposiciones ligadas por operadores discursivos, este debe por su naturaleza permitir un análisis de su función de demostración.


La función de demostración no es forzar una verdad o convencer, sino poner de manifiesto que enunciados sintácticamente correctos son referencia a objetos empíricos o platónicos (teóricos matemáticos), que afirman no contradicción en su encadenamiento lógico. Una razón o argumento dependen de la sintaxis de sus operadores discursivos para que su decir o cuestión de fondo permita demostrar la verdad de sus conclusiones. La verificación de enunciados no es algo especializado, pero lo que enuncian como verdad sí requiere de conocimiento en la materia. Un argumento bien puede ser llamado idea, dado que es orgánico y cerrado, es decir, sus piezas construyen un sistema autoorganizado teorizante que anhela poseer el poder de decir verdad. Una teoría es un argumento generador de enunciados y conceptos que obedecen a su modo de decir verdad, en otras palabras enuncian un universo que es objetivamente demostrable. Por una parte la teoría generaliza y establece en sus enunciados los límites de condiciones de verdad de su aparato sistémico conceptual que suministra ipso facto a un modelo de explicación. Al modo euclidiano, las demostraciones son caminos construibles con reglas de compás racional, donde se esclarece la coherencia efectiva entre simetrías, referencias y equivalencias. La teoría si bien es resultado de un planteamiento de un problema desarrollado por complejos caminos racionales, advierte que responde a ideales de generalización de una realidad, con posibilidades de demostración de su no contradicción. 


La contradicción no atiende a los existenciales de la realidad, es decir a los hechos, sino a los enunciados que le dan forma, que le dotan de poder de predicción, que trascienden a la experiencia e integran lo material a una totalidad racional. Las teorías refieren a objetos ideales, formalizados en su perfección por esquemas de inferencias. La formalización de una teoría es una fórmula para demostrar mediante combinación de operadores discursivos que su encadenamiento de enunciados no tiene fisuras o contradicciones. Los objetos enunciados en una teoría, muchas veces no se conoce más que su definición en función de sus relaciones a otros objetos y entre sí, cuando se trata de investigar para producir un texto académico, es en este contexto que los objetos de estudio se especializan en sus términos que los enuncian, asumidos como definiciones operativas que afirman fundamentos de verdad desde la ciencia, poniendo a prueba su base axiomática, empírica, filosófica, biológica, química, …, en un número finito de procesos lógicos que atribuyen conceptuales. 


De aquí podemos inferir que todo escritor (novel) en la academia, parte del principio de que él es un creador, interioriza siempre la formación de nuevos conceptos con toda amplitud sin más limitación que la de evitar que su discurso posea contradicción. La tarea de pensar, es la tarea de escribir, volviéndose el oficio de manejar un inventario de fórmulas de razonamiento, de técnicas para generar proposiciones con significado y valuación de su sentencia de verdad. Producir ideas y razones es realizar cálculos lógicos sobre proposiciones sostenidas por fórmulas que expresan inferencia en su encadenamiento, pero, sobre todo consistencia en su lógica.


El rol de la escritura académica es liberarnos de la arbitrariedad, de los sentimientos destructivos, así como protegernos del subjetivismo de hábitos, modas, dogmas y dictaduras que se oponen a visiones alternas y revolucionarias. Nuestra inteligencia está impulsada por deseos profundos y organizada bajo reglas de coherencia que requieren que la escritura busque garantía de objetividad en sus juicios. Sin importar cómo pensemos o qué pensemos, escribir comunica lo pensado. La escritura académica comunica la tesis de lo que fuimos capaces de conocer, manifiesta con palabras lo que discurrió en nuestra mente. Esto quiere decir, que escribir es comunicar lo ya pensado y someterlo a rigor lógico, estético y narrativo. Un pensamiento creado es aquel que diverge y converge en sus inferencias buscando completar, resolver, pulir de error y equiparar significados.


El discurso puede estar formado por proposiciones que describen, esto es a base de definiciones. Un discurso que discute la verdad, es a base de un sistema de razones. La fórmula lógica desnuda si una razón o argumento no posee contradicción semántica, es una tautología o cadena de proposiciones que enuncian verdad, sin importar si las proposiciones encadenadas son verdaderas o falsas. Una contradicción, es una afirmación que es falsa independientemente de las proposiciones que forman la cadena de razón. Un discurso que teoriza, es a base de argumentos sin contradicción entre ellos. El rigor científico es justamente practicar desenvolviendo pensamiento en estos tres tipos de discurso: explicativo, descriptivo e instruccional. Debemos distinguir el lenguaje corriente del científico, académico y del retórico orientado a conmover y emocionar. El discurso científico es la herencia crítica aristotélica y el retórico es la herencia poética literaria; ambos son los extremos desde donde podemos crear lo decible en el texto académico, fuera de estos límites está la nada.




[1] Sokal, Alan (1999). Imposturas intelectuales. Barcelona: Paidós.