Texto universitario

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1. La síntesis, la práctica intelectual de la reflexión  


Síntesis, la práctica intelectual de la reflexión 


Manuscrito borrador visión 0.3 

3 de septiembre de 2021
Morelia, Michoacán. México


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Contenido 


1. Proceso intelectual crítico

2. Dejar de existir, es dejar de reflexionar

3. ¿Cómo se adquieren las habilidades de pensamiento intelectual?

4. ¿Cuál es el punto aquí con la síntesis?

5. ¿Cuál es la diferencia entre el negacionismo y la pseudociencia?

6. Fallas clásicas de una mala práctica de síntesis

7. Preguntas de autoevaluación del texto de síntesis

8. Modo de proceder intelectualmente en la actividad de síntesis

8.1 La identidad abstracta del pensamiento

9. La verdad en la síntesis de un texto

10. Una síntesis es la verdad del lector

11. Tomar notas

Referencias

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1. Proceso intelectual crítico


Hacemos un llamado para que desarrollemos nuevos estándares y evaluaciones que no solo midan si los estudiantes pueden llenar un formulario de prueba, presentar diapositivas, procesar mecánicamente datos,  sino, si poseen habilidades del siglo XXI como la disertación: fundamentar, justificar, demostrar, discutir, sintetizar, calcular, explicar, narrar… dentro del prendimiento crítico en procesos creativos intelectuales abiertos a ser observables por la sociedad. Esta prioridad educativa humanista y científica subraya la importancia del pensamiento crítico lingüístico, literario, matemático, computacional, artístico… un tipo de educación del arte de pensar o virtud intelectual como reflexión y sabiduría.


Las universidades se enfrentan a un desafío de un tamaño y alcance que no se ha encontrado desde el siglo XX. En esos años, las universidades se sintieron obligadas en propósito a satisfacer la modernización de las sociedad mexicana. Hoy cambios significativos en nuestra sociedad han dado lugar a nuevas presiones que requieren una nueva reflexión sobre el contenido, procesos intelectuales, métodos de instrucción en libertad académica y su papel en la vida de sus sociedades. 


Desde el primer gran periodo de transformación, México ha pasado a ser una nación más importante en el concierto internacional, cada día se ve más afectada en lo positivo y negativo por los acontecimientos en otras partes del mundo. Nuestra economía ha evolucionado de una base agrícola a una industrial, pero no ha podido dar el paso a un sistema basado en el conocimiento, dado que su sistema educativo no exige habilidades intelectuales más sofisticadas del tipo de disertación STEM. La empresas compiten en mercados de conocimientos cada vez más globales, al tiempo que utilizan metodologías intelectuales apoyadas en matemática, física, biología o química  avanzadas y apoyadas en computadoras, robots, inteligencia artificial y en una sólida capacidad intelectual de los estudiantes en el estilo y actitud científica. 


La división entre ricos y pobres a promoción casi récord, deprimió las tasas de movilidad ascendentes en esta tierra de oportunidades, a niveles por debajo de los muchos otros en países avanzados. Estos acontecimientos han producido una democracia desalentadora de atender las demandas de la nación orgullosa de su historia. La sociedad busca graduados que puedan adaptarse con éxito a cambios rápidos en la naturaleza social y material, resolver problemas creativamente, trabajar en habilidades con diversos perfiles de colegas y manejar riesgos creados por el cambio económico, ambiental y la violencia social constante. Los padres quieren que sus hijos posean las cualidades que necesitan para obtener no solo buenos trabajos, sino que aprendan a vivir con más decoro y virtud; seguir carreras exitosas en lo emergente y sobre todo, vivir felices y satisfechos de estar a la altura de los sueños del futuro de su sociedad.


Dado que las universidades llenan la mayor parte de los días y semanas de millones de jóvenes mexicanos durante la etapa crítica en su desarrollo intelectual y moral, los líderes académicos y sus facultades tienen la responsabilidad de considerar las demandas de la sociedad en la máxima seriedad de no simulación. En el pasado los educadores consideraron que las cualidades útiles de la mente y el comportamiento eran fijas e inmutables mucho antes de que los jóvenes terminaran la educación básica, por lo tanto las universidades siguieron esta inercia terminal. En la última década la comunidad científica de psicólogos, expertos en ciencia cognitiva, neurociencia e investigadores educativos han encontrado que casi todas las capacidades deseadas pueden seguir cambiando al menos a través de la edad adulta temprana y seguir desarrollando su potencial en autonomía durante los años pos universitarios. Estos descubrimientos sobre el aprendizaje, junto con la incertidumbre cambiante de la sociedad y el medio ambiente, se buscan responder a crear un mundo de oportunidades, esperanzas y expectativas a la sociedad. Al mismo tiempo también dan lugar a preguntas fundaméntales:


¿Qué tan exitosas en sus tradiciones intelectuales son las universidades de hoy en día en el desarrollo de las competencias y cualidades que sus estudiantes necesitan para tener éxito y florecer lo humano en sus carreras y ayudar a sus sociedades a enfrentar los desafíos de su tiempo?


¿Saben los educadores cómo desarrollar todas las cualidades de la mente y cual es la actitud de las universidades que están cada vez más llamadas a educar: creatividad en la realización de tareas disciplinares, de investigación, interacción social y adaptabilidad frente a la adversidad. Alcanzar los altos estándares de diseño experimental, éticos, de modelado, de automatización, de coherencia y paz en la vida pública y privada; y la sabiduría suficiente para decidir cómo vivir vidas intencionales y satisfactorias?


¿Qué ajustes tienen que hacer hoy las universidades en su plan de estudios, formación de profesores, desarrollo de contenidos literarios curriculares, plataformas tecnológicas y de estímulo a la libertad académica moderna? 


¿Cómo superar la visión neoliberal de atender los desafíos educativos con instrumentos burocráticos, que solo simulan desarrollo intelectual de profesores y estudiantes en el contexto educativo?



Sea lo que sea que traiga el futuro, una cosa es segura, sin libertad académica con propósitos intelectuales de crear una tradición y trasparencia en sus productos literarios y de progreso ético; no lograremos un cambio sustancial en la educación, las condiciones subyacentes de adversidad de hoy, consideran que debemos responder de prisa, con seriedad y logrando que la agenda política de la sociedad empareje sus objetivos con los logros necesarios para poner al día a la universidad y dar esperanza a su futuro como agente fundamental de desarrollo humano y científico.


En las últimas décadas hemos visto una aceleración rápida en la creación de nuevos conocimientos junto a un acceso sin precedente a la información desde la Web. Sin embargo, los errores de juicio siguen acosándonos a nivel individual y social, uno en el que confunde conocer lo que dice un texto y el paradigma de lo que hace un texto para el intelecto, la creatividad y la democracia en la paz de una sociedad. 


Hoy en día, la información está disponible casi instantáneamente, pero cada vez es más difícil distinguirla de la desinformación, distinguir lo que es una verdad con fundamento, justificación y consenso de las comunidades científicas. Esto no garantiza, que poner al acceso datos, sea lo mismo a que son procesables intelectualmente por una conciencia que los sintetiza.  


Una educación que logre que todos encuentren comprender la voz de los textos literarios científicos, de ficción, de ingeniería… que nos invite a escuchar sus voces en una experiencia habitual en nuestras vidas. ¿Por qué querríamos hacer esto? Queremos reivindicar los valores de la lectura de forma institucional en la educación, difundir cotidianamente las razones por las cuales disertar nutre la visión de los estudiantes, profesores y la democracia. 


El discurso académico moderno, habla con estética, con convicción en su escritura, narra exploraciones en preguntas y contextos profundos y es un universo de literatura creada por mentes libres. Atiende la dimensión intelectual de un texto, privilegiando procesos metodológicos consolidados en la ciencia, la teoría literaria, la lógica y la disertación en su escritura. Son tiempos de inmediatez y velocidad de información en la Web. Es hora de desarrollar una imaginación que aumente nuestras capacidades de escuchar los ritos de la buena escritura y sentir su pulso, lo que aumenta nuestro placer de lectura. Crear conceptos, frases, sentencias, cláusulas, inferencias, reflexiones, discusiones, justificaciones, cálculos, demostraciones, explicaciones, categorizaciones, fundamentos y modelos… 


Tomando otra arista del problema, podemos observar que leer configura la mente en voz más alta en complejidad. La prosa que normalmente inunda la literatura académica, para nada es una página silenciosa. Leer permite a los profesores y estudiantes crear un lugar para escuchar y aprender el arte de pensar formas originales de tradiciones intelectuales. En silencio, con los ojos mirando a través del texto abandonamos la superficie de lo real, al ganar profundidad, uno se permite el ritmo de palabra y frase; frase y párrafo; revelando las formas del pensamiento. Las habilidades resultantes son una mayor conciencia del lenguaje a través de disertar al leer y escribir. 


Fomentar la lectura perceptiva y la escritura elocuente. En una enérgica defensa del valor de formar habilidades intelectuales y no la memorización, Thomas Newkirk sugiere que aprender el arte de disertar, logra todo lo que la lectura analítica y de placer hace, y más: ideas, estilo y belleza. Al reflexionar el texto en la lectura, se extiende el arte de los textos al tomar notas. Así que proponemos superar el ¿qué dice el texto?, por preguntar ¿qué hace el texto? 


Nos anima a examinar no solo los efectos que produce un texto, sino también la forma en que el escritor crea esos efectos de conocimiento. Preguntar qué hace un texto antes de preguntar lo que significa nos da tiempo para considerar su epistemología, ontología, sintaxis y pragmática. Al considerar su lenguaje y forma, hacer observaciones y conexiones entre sus datos, conceptos, teorías e imágenes de su estructura, se hace claro el propósito del texto y efecto de su puntuado. 


Preguntar qué hace un texto, es reconocer su poder expresivo, emocional y su capacidad para educar nuestro intelecto al despertar y provocar el pensamiento. Esta pregunta alienta la atención sobre cómo nos mueven los textos, cómo nos instruyen, nos dirige a su resonancia lógica y narrativa, así cómo su significado cognitivo. Podemos resaltar y ralentizar las cosas que atendemos en el texto, podemos comprender el texto a través de la compresión intelectual y la aprehensión emocional de ganar profundidad y concentración. Respondiendo al nuevo lenguaje que se nos presenta ganaremos los detalles textuales que nos exige el contexto de su propuesta de conocimiento. 


Nuestra pregunta dominante para una educación fuera de las respuestas burocráticas que simulan entrenar el intelecto, es ¿qué hace un texto? Involucra muchos niveles: en el efecto de diseño para el profesor; el efecto personal en su lectura y colectivo en discusiones grupales para estudiantes-profesor. Objetivamente estos contenidos abiertos a la sociedad, le permiten a la institución transparentar el grado de racionalidad y analítica con que se discuten y abordan los temas del plan de estudios. Los textos de literatura académica dicen sobre el grado de los propósitos intelectuales y hacen explícitos los efectos pretendidos del texto en las habilidades intelectuales de cada pieza de disertación y narrativa. Nos invitan a inspeccionar sus palabras escrupulosamente y luego responder a sus múltiples placeres intelectuales. 


Podemos leer con preguntas de apoyo en la estructura e implicaciones conceptuales del tipo de texto: ensayo, tesis, artículo, revisión, reseña, resumen, síntesis, disertación, poema, cuento, novela, informe, biografía… Podemos considerar preguntas sobre propósitos de las estructuras, suposiciones de los géneros y formas. Las preguntas que surgen como proceso de lectura surgen a medida que leemos, experimentamos las afirmaciones, la evidencias, hechos, datos, tesis, cláusulas en su voz y tono, exposición de la discusión de idea y otras características de los procesos mentales de disertación. 


En su mejor momento, nuestras preguntas sobre lo que hacen los textos nos llevan a pensar en ellos de maneras más a fondo y más expansivas como práctica pedagógica de una triada didáctica: profesor-literatura-estudiante. 


Pensar es de hecho la esencia de lo que significa ser humano y nos define más que cualquier otra cosa como especie. Al pensar, y especialmente razonando a un propósito, podemos ejercer todos los formidables poderes de la inteligencia humana. La capacidad de razonamiento implica hacer suposiciones calculadas e inferir sus consecuencias. Esto puede ser complejo, involucra matemáticas, epistemología, ontología, lingüística y teoría literaria, entre los campos principales. Pero lo que hace que algo sea un gran pensamiento es tener la imaginación de síntesis para hacer las preguntas correctas o ver las cosas desde una perspectiva de disertación o arte completamente nueva.  Los filósofos y científicos reconocen tres formas de de inferencia: deducción, inducción y abducción. Esta última, la abducción es una inferencia inherentemente incierta. La inferencia deductiva es un estatus lógico hipotético especialmente importante para la disertaciones. La razón es que un argumento lógicamente válido garantizará una verdadera conclusión dadas las suposiciones (proposiciones) verdaderas. Típicamente suele haber axiomas y fundamentos en sus estructuras. Esta lógica deductiva funciona mejor en los dominios científicos donde las personas pueden ponerse de acuerdo en algunas suposiciones y prácticas básicas. Si solo tuviéramos inferencias deductivas para explorar, entonces nunca podríamos aprender nada nuevo, las deducciones simplemente sacan conclusiones que se derivan de lo que ya creemos o asumimos que es verdad.


La observación más profunda en la realidad es la inductiva, gradúa la verdad entre cero y uno de probabilidad… supera la producción automática de ideas, operando bajo un nivel de pensamiento consciente del sesgo la razón humana. Cuanto más  examinamos el trabajo de nuestra propia mente… cuanto más sabemos del papel que juega la conciencia humana, más advertimos de la subjetividad de probabilidad presente en la racionalidad, la probabilidad de Bayes es la reina de este paradigma. El pensamiento dominante científico a menudo descansa en la psicología cognitiva y en el diseño de audaces modelos de exploración matemática. 


Reflexionar es pensar de forma original y única de nuestra persona. Este es un acto de asombro. Es provocar la igualdad de pensar y ser, significa que somos irrepetibles, debemos por dignidad permanecer en la originalidad en todo acto de pensar esta seriedad. Reflexionar es un pensamiento que debe ser algo único. Aquí, pensar, en primera instancia, significa juzgar o afirmar que tal y tal es el caso, o que tal y tal no es el caso. Una vez que hemos eliminado los malentendidos que se interponen en el camino de que seamos capaces de reconocer que los silogismos del pensamiento y del ser son evidentes, entonces la singularidad del pensamiento de este texto es nuestro regalo para usted. Los fracasos en reconocer la singularidad del pensamiento, es como confundir a los estudiantes con seres que no son pensadores y por lo tanto la noción de juicio objetivamente válido, tan característico del pensamiento científico queda cancelada. Reflexión que no produce originalidad hace ininteligible la validez de los pensamientos. 


No funciona pensar sin escribir en la ciencia. Esto resulta ser un problema. Sostendremos aquí que si queremos que nuestro lenguaje comunique algo, específicamente, lo que pretendemos que transmita nuestra reflexión, pero a menudo falla cuando no prestamos suficiente atención a cómo unimos las palabras. Las palabras deben obedecer a un orden lógico en las sentencias (oraciones), las sentencias a un orden lógico en párrafos, así como crear mensajes más grandes y complejos entre párrafos, como manuscritos académicos, cartas, blog, informes, correos electrónicos y similares. Parte de esa atención implica emplear el carácter de nuestra persona para hacer lo necesario para abandonar la tentación de cortar y pegar texto, en lugar de ello podemos adoptar un sistema toma de notas que recoge premisas, hechos, datos, teorías y establece conexiones lógicas entre ellos para discutir y sintetizar cualquier tema (Ver http://www.libertadacademica.com/EbookLetras15/elements/TablaContenido.html). A menudo llamaremos la escritura español con propósitos académicos, aunque es necesario escribir español formal en la universidad, debemos conocer los fundamentos del español correcto, esto tiene un valor en sí mismo para aprender a pensar con elegancia y rigor en la ciencia. 


Bueno, algunos estudiantes consideran un tedio cuidar la gramática. Asumo que a mis estudiantes les importa el arte de pensar como científicos, universitarios y con este poder desarrollar todo su potencial racional. ¿Cuenta la gramática? Sí, sí, así es. Y esperamos que no se limite a cuidar la ortografía, sino estudiar el arte de producir sentencias, proposiciones, cláusulas y argumentos que son las piezas de texto del arte de pensar en la ciencia moderna. Esto es por lo que la gramática cuenta. Aunque con bastante frecuencia una versión de su idea se presenta como algo inútil podría ser solo descuidado, provoca que usted falte a la corrección que eleva su potencial de desbloquear su pensamiento complejo, sus textos dejarán profundamente desconcertado a su profesor. Usted mismo podría tener una buena idea, pero sus palabras no están trasmitiendo ello. 


Por ejemplo, generalmente los errores verbales impiden la comunicación distrayendo a su audiencia de su mensaje. Si bien, las erratas no se pueden eliminar por completo, debemos intentarlo, apoyarnos de verificadores de ortografía y alguna persona que nos ayude con la revisión del manuscrito. Otro tipo de distracción aumenta cuando un segmento de sus lectores, tropieza con una doble negación; un error de sujeto-verbo; un verbo no estándar; un error conjunción modal o forma de pronombre. Cuando hablas y escribes, tus palabras casi siempre producen respuestas emocionales y racionales. Idealmente estas respuestas son tus ideas, el contenido de tu mensaje en sí que te califica como una persona con el carácter de ser original. Y como nuestras palabras crean una imagen de ti mismo, un público (profesores y estudiantes) responderán naturalmente a esa imagen al mismo tiempo que responden a tus palabras como algo digno para invertir el tiempo de nuestra finita vida (sugerimos apoyarse en texto http://www.libertadacademica.com/Bachillerato2019Gramatica/pages/CursoGramatica1.html). 


Por lo tanto, les instamos a emplear un lenguaje que por sí solo despierte respuestas racionales y emocionales, que reduzca los tropiezos del fluir de nuestras ideas escritas. Que nos representen, que tengamos el honor de que nuestra escritura hable bien de nosotros mismos. Desafortunadamente muchos desconocen que una escritura descuidada es evidencia de una mente no educada, cobarde de enfrentar sus limitaciones gramaticales. ¿Realmente a nuestros lectores les importará su orden de palabras, vocabulario y exactitud de las expresiones escritas? Ponte en la posición de quienes te leen. Piensa en quién podría estar en el extremo receptor de tus palabras. Por respeto espera una reflexión original de tu escritura. Si un oyente o un lector toma demasiada atención en corregir tus erratas y descuidos gramaticales, seguramente tus ideas quedarán fuera del acto de juicio y tu esfuerzo será descalificado. Lo invitamos a usar cuidadosamente el lenguaje, mejora la calidad de las interacciones humanas y el arte de pensar en la ciencia. 


El terreno de la reflexión es un entrenamiento continuo en la práctica de nuestro intelecto. El sistema de pensamiento es determinante para el resultado intelectual de la capacidad de síntesis. Es necesario reconocer el problema, identificar fundamentos, variables, hechos, teorías y organizar una postura crítica. Síntesis no es una adición aritmética de cosas que habla un texto, no es un asunto de subordinación al texto, es convencernos que estamos dispuestos a identificar el problema, la solución y sacar conclusiones. La reflexión nos permite dar un paso atrás, ver nuestra perspectiva particular sobre una situación de la que tal vez no quedamos convencidos, al menos para ver si hay argumento en el camino de la discusión del texto revisado. Hacer esto correctamente, es crear una pieza de ingeniería conceptual nueva, es decir, una contribución intelectual seria que sea evidencia de nuestro esfuerzo por aprender. 


La reflexión abre la vía a la crítica y toda la comunidad puede, unos apoyados en otros,  mejorar la profundidad de las ideas. De esta manera, las ideologías se convierten en círculos que se abren flexiblemente a otras posturas, hacer síntesis prepara nuestra mente para nuestras propias interrogantes y caminos intelectuales futuros. 


Durante los últimos dos mil años la filosofía occidental adoptó la tradición de ser enemiga de complacencias acogedoras (promover el sometimiento mental de la juventud), es más una actitud de rebeldía elegante en las ideas. Ha insistido que la educación universitaria que no examina las ideas, no vale la pena vivirla. Insistimos en la universidad de la Ilustración, en el poder de la reflexión racional para eliminar los dogmas y prácticas abusivas del control de la conciencia de los académicos: profesor y estudiante. Se ha identificado la auto-reflexión crítica con las mejores prácticas creativas de artistas, científicas, académicas… Solo cuando podemos ver nuestras posturas intelectuales constantemente, podemos reconocer nuestro crecimiento en la educación universitaria, nos llaman licenciados, ingenieros, maestros en ciencias, doctores y posdoctores en ciencias…, nuestra voz y pensamiento mostrarán cómo usar el lenguaje para disertar fundamentos, justificaciones, explicaciones, demostraciones, cálculos y soltura en discusiones y debates.


Marx dijo que al tratar de entender el mundo, en realidad lo estamos reflexionado, es decir, cambiando y, desmintiendo algunas ideas en la propia práctica intelectual, es que usted al sintetizar poseerá un mayor dominio que el solo estar informado sobre un tema, pero la mayor virtud  en este acto se reflejará en su capacidad reflexiva de las ideas. En otras palabras, la habilidad de síntesis es una forma activa de aprendizaje del más elevado acto de complejidad, que hace para cada cual un conocimiento justificado y discutido. 


Sin reflexión, la imaginación es abandonada de toda racionalidad y ello instala al practicante pasivo de la información en el aburrimiento existencial. La realidad en la que vivimos puede ser una imagen creada artificialmente por propaganda y comunicación de mercados de consumo. La mayoría de los que logran sacudirse esta enajenación, son practicantes cotidianos de la síntesis de documentos de literatura de calidad científica y filosófica. ¿Cómo empezar a pensar en la relación entre apariencia y realidad objetiva? Es necesario llevar nuestra capacidad de reflexión a nuevos límites críticos sobre los fundamentos, hechos, conceptos, datos, teorías, cálculos, demostraciones. La actividad crítica entiéndase como realizar procesos de razonamiento que conduzcan a inferencias deductivas o inductivas, es una tarea que hace uso intensivo de la lógica matemática para fortalecer las ideas en cuanto a sintaxis y referencia con lo real. Su español ¿es débil o fuerte respecto a su léxico de partículas discursivas? para saberlo por favor consulte el diccionario respectivo y evaluémoslo con  honestidad si está en su español esta riqueza lógica para el pensamiento científico (http://www.libertadacademica.com/EbookLetras10/elements/TablaContenido.html) 


2. Dejar de existir, es dejar de reflexionar 


Una síntesis es un conocimiento, el más cercano pensar el texto, descubriendo otros aspectos destacados en la propia reflexión. Todo inicia cuando Descartes introduce el “método de duda”. Resuelve que si quiere establecer algo en las ciencias que sea estable y probable que dure, debe demoler todas sus opiniones ordinarias, comenzando, directamente desde los cimientos de sus ideas, es decir, los fundamentos sobre los que descansa lo que para usted es verdadero. Descartes descubrió y dejó al descubierto que incluso sus sentidos lo engañan, es por ello, que debemos ser prudentes en desconfiar de nuestras ideas sin justificación o evidencia de respaldo; considera que solo los locos dicen que sus cabezas están hechas de vidrio (los locos eran evidentemente bastantes coloridos en el siglo XVII). Ellos niegan la evidencia más obvia de los sentidos. Esto nos recuerda que nuestros sueños, son representaciones de las cosas tan convincentes como lo hacen nuestros sentidos, pero que no guardan relación con la realidad.


Aún así, los sueños, si los oponemos a nosotros mismos como pinturas abstractas. Un pintor puede reorganizar las escenas, pero en última instancia representan cosas derivadas de cosas reales, con colores reales. Por un razonamiento similar, dice Descartes, incluso las cosas más familiares como agua, viento, perro, roca, gato… sin imaginarlas, estas parecen ser objetivas y universales, pero aún deben justificar que son reales. ¿Pero qué cosas son reales? Descartes piensa que “no hay ninguna creencia nuestra” en la que no se pueda plantear debidamente una duda. Y esta etapa, es un acercamiento de juicios y experimentos sobre cosas externas, desafiando al Demonio Maligno, que juega por debajo de la realidad para engañarnos.


Una vez planteada esta aterradora posibilidad por Descartes, su única defensa es decididamente protegerse de creer en cualquier cosa que no sea fundamentada, justificada y discutida con otros; debemos asumir como conocimiento científico la demostración dentro de grados de verdad. Reconoce que es difícil de hacer este proceso de razonamiento, dado que una especie de pereza no nos permite salir de la vida cotidiana y las ideas comunes que en ella existen, su único recurso es trabajar desde la escritura inextricable de los problemas que han de plantearse.


Si me convenzo que no tengo cuerpo y que no existo, esto se resuelve con el famoso “Cogito, ergo sum”: Pienso, por lo tanto, existo. Después de haber salvado su yo del Demonio Maligno, Descartes ahora se pregunta qué es este yo. Mientras que antes, pensaba que sabía lo que era su cuerpo y pensaba en sí mismo a través de su cuerpo, ahora se ve obligado a reconocer que su conocimiento de sí mismo no se basa en el conocimiento de su existencia encarnada. En particular, va a encontrar problemas cuando trata de imaginarlo. La imaginación es una cuestión de contemplar la forma o imagen de una cosa corpórea extendida en el espacio-tiempo, y estos también son parte de la reflexión. Pero en esta etapa, no sabemos nada de cosas corpóreas. Así que imaginar el yo por cómo nos vemos al espejo, es inadecuado. Entonces, ¿cuál es la base de este conocimiento del yo? ¡Pensando! 


Por fin descubrió, pensó; esto es inseparablemente de mí. Yo existo, esto es cierto. ¿Pero por cuánto tiempo? Mientras yo esté pensando existo. Porque podría ser, que sí yo dejara de pensar, debería dejar de existir… Soy, entonces, en sentido estricto solo una cosa que piensa.


La investigación ahora toma un curso ligeramente diferente. Descartes reconoce que una concepción de uno mismo como una cosa encarnada, viviendo en un mundo espacial extendido de objetos físicos, volverá casi irresistiblemente delgada a la frontera entre el yo y la realidad. Este desconcertante yo, no puede ser fotografiado por la imaginación. Así que consideremos las cosas que la gente comúnmente piensa que entiende más “claramente”, son los cuerpos y cosas que puede tocar, ver, oler. Algo importante es que el saber del yo es visto por Descartes como un asunto estrictamente individual del intelecto. Entonces, un cuerpo no es estrictamente percibido por los sentidos, sino por el intelecto por sí solo, y esta percepción no deriva de su ser visto o tocado, sino de su comprensión.


¿Cómo leer una filosofía como esta? Comenzamos viendo a Descartes tratando de motivar su método de extrema duda o ahora conocido como duda cartesiana, o hiperbólica por lo excesivo de su profundidad. Pero, ¿es satisfactoria la motivación? Sí, dado que los sentidos siempre nos engañan. El punto de partida o la premisa es cierta, pero la conclusión parece muy improbable. E incluso hay forma de argumentar donde la premisa es verdadera, pero la conclusión no puede ser cierta.


Así que un conocimiento es válido cuando no hay manera de que las premisas, o puntos de partida, pudieran no ser verdaderas sin que la conclusión sea verdadera. Si es válido, tiene verdaderas premisas, en cuyo caso su conclusión es también cierta. En el argumento o dicho de una manera coloquial, la idea, es su proceso de validez lo que fortalece su verdad o lo debilita. La conclusión es una inferencia sobre cualquier experiencia de una idea particular. Ya no es la conclusión de que toda nuestra experiencia puede estarnos engañando. Puede ser cierto que no podemos detectar ocasiones de ilusión y error en una observación racional. Pero, ¿es cierto que no podemos hacerlo en un tiempo instantáneo? Por el contrario, parece cierto que podemos hacerlo aprendiendo a desconfiar de las ilusiones que deseamos y los espejismos típicos que mucha gente nos inculca, pero tendremos que invertir tiempo de reflexión. Descartes está presentando que en primer lugar una síntesis, es reflexionar sobre la verdad de lo que se conoce.


Para descubrir el error en nuestras creencias, debemos mirar más profundo, hasta los cimientos de las premisas: datos, fundamentos, conceptos y teorías. Tal vez por eso, Descartes introduce la idea de sueño. Dado que dentro de un sueño tenemos experiencias que se parecen a las de la vida ordinaria, pero no pueden responder a un juicio de lo real. Podemos decir que los acontecimientos en la vida cotidiana exhiben una escala y una coherencia que los sueños no exhiben. Los sueños tienen poco o ningún ritmo racional. La experiencia, por otro lado, tiene una continuidad regular o al menos eso creemos. Sin embargo, el Demonio Maligno, es el experimento de pensamiento más famoso de la historia de la filosofía de la ciencia. Es un experimento de pensamiento diseñado para alertarnos de la idea en la que respecto de la verdad, toda nuestra experiencia podría ser un sueño, ideas totalmente desconectadas del mundo, esto es terrible para nuestras vidas. Esta es la tarea de todo universitario, encontrar fundamentos del conocimiento, de asegurar que sus creencias estén sobre una base sólida de evidencias, datos, hechos, conceptos, teorías y cálculos. Descartes nos pide, que consideremos pensar evaluando las posibilidades de que lo que creemos está justificado.


3. ¿Cómo se adquieren las habilidades de pensamiento intelectual? 


Pensar es una cuestión que implica aplicar las estructuras básicas del pensamiento: lo numérico, lo geométrico, categorizar, lo lógico y lo probabilístico. Al hacerlo bien no se adquiere conocimiento de estas estructuras más allá de ellas mismas, es más como tocar el piano, es un saber del arte creativo con estas estructuras. El personaje más famoso del mundo clásico, Sócrates en los diálogos de Platón, no se enojó con este último, por lo mucho que sabía el primero. Por el contrario, se enorgullecía de ser el único que sabía lo poco que sabía (reflexión). Lo que era bueno para estimular esta reflexión era exponer las debilidades de las pretensiones de los otros por saber. Procesar bien los pensamientos es una cuestión de ser capaz de evitar confusiones, detectar ambigüedades, mantener las cosas en la mente una a la vez y hacer argumentos confiables que las conectan, tomar conciencia de alternativas, y así sucesivamente. En resumen, nuestras ideas y conceptos se pueden comparar con las lentes a través de las cuales vemos el mundo. En ciencia la lente en sí misma es el tema de estudio, sus criterios de verdad y existencia. El éxito significa tomar en serio las implicaciones de las ideas. El tejido de este pensamiento se llama teoría. Markus Gabriel refiera a esta teoría en concreto: “mirar las conexiones de la naturaleza por el hecho de que aportamos ya conceptos que nos hacen accesibles como unión los aspectos de objetos de nuestras investigaciones empíricas”… Marckus refiere a un proceso de construcción de propiedades que explican la forma lógica de lo que existe en enunciados portadores de verdad, sujetos a operadores modales e inferencias[1]. 


“La teoría representa las conexiones entre hechos y pensamientos proyectados en inferencias sobre realidades despojadas de inferencias”. 


4. ¿Cuál es el punto aquí con la síntesis?


Está muy bien decir esto, pero ¿por qué molestarse? ¿Cuál es el punto? La reflexión no hace las negociaciones lógicas sobre el mundo. No mueve un coche o cocina un taco. ¿Por qué no simplemente tirar las preguntas reflexivas a un lado y seguir adelante con otras cosas? Esbozaremos la respuesta desde un terreno alto. 


En terreno alto, cuestionamos la pregunta, una estrategia típica de la ciencia, porque implica subir el nivel de reflexión. ¿A que nos referimos cuando preguntamos cuál es el punto? La reflexión no mueve un coche, pero tampoco lo hace la arquitectura de la música, el arte o la literatura. Es solo que queremos entendernos a nosotros mismos. Queremos esto por nuestro propio bien, así como un científico o matemático puede querer entender el comienzo del universo, o la teoría de los conjuntos, por su propio bien, o simplemente como un músico o contrapunto solo por su propósito de innovar en las creaciones de sus obras. No hay un solo ojo en ninguna aplicación práctica. Nuestra vida es de hecho una cuestión de crear, es tiempo de apreciar la virtud humana del pensamiento creativo. Cuando nuestra salud física es buena, disfrutamos de hacer ejercicios físicos. Cuando nuestra salud mental es buena en su capacidad creativa, disfrutamos del ejercicio mental de imaginar al crear ciencia, matemática, química, literatura…


Aquí se revela que la reflexión es importante porque es continua con la práctica intelectual. La forma en que piensas en lo que estás haciendo, afecta cómo lo haces en lo absoluto. Puede dirigir su investigación, o su actitud a las personas que hacen las cosas de manera diferente, o de hecho toda su vida. Por poner un ejemplo, si sus reflexiones le llevan a creer en fundamentos, hechos, evidencias, datos, teorías, métodos… sobre la muerte celular programada, es posible que estés preparado para enfrentar persecuciones de muchos que cuestionan que esto es un caso universal en los seres vivos. Dicho políticamente, también puede expresar una recompensa con el bajo estatus otorgado en segmentos de la sociedad con baja escolaridad recompensando a las personas de mayor estatus en el rigor de sus pensamientos más sólidos con la verdad justificada. 


Toda la verdad pasa por tres etapas. Primero se ridiculiza. En segundo lugar, se opone violentamente. Tercer lugar, se acepta como evidente que solo un ciego no puede ver. 

Schopenhauer 


La relación humana con la verdad es compleja. Por un lado, la mayoría de nosotros creemos firmemente en el concepto de verdad e incluso podemos enfadarnos cuando sentimos que se nos está reteniendo: cuando nuestro gobierno nos miente, cuando un médico sustituye a hablar feliz por un diagnóstico genuino, cuando un profesor realza plagio con sus notas y declara al estudiante culpable de plagiar su tarea. Por otro lado, la mayoría de nosotros solicitamos más recursos para salud, educación, carreteras, policías…, pero hacemos todo lo posible por mentir en nuestra obligación de impuestos, cuidar el ambiente y reducir la violencia. Pero qué decir, entonces, acerca de aquellos casos en los que, si somos seres racionales, tal disonancia debe ser resuelta en el acto, porque tenemos la verdad delante de nosotros…. sin embargo, nos resistimos  de todo modos. Por ejemplo, un director de facultad universitaria con estudios de doctorado en ciencias, que argumenta cada día estar favor de la ciencia y a la vez no hace nada por mejorar la educación intelectual de los estudiantes… ¿Por qué hay tanta dificultad no solo en encontrar la verdad, sino en aceptarla una vez que ha sido descubierta y corroborada por grupos independientes? Este último tipo de problema, es precisamente el que está en contexto con los simuladores y populistas que inundan nuestra realidad social actual.


Uno podría pensar que la creencia en la verdad, a diferencia de su descubrimiento, sería un asunto bastante trivial. Porque a pesar de nuestra renuncia a escuchar verdades no deseadas, parece plausible que el profundo deseo humano compensatorio de conocer la verdad eventualmente resultaría en aceptación, una vez que las cosas se nos demostraran. Pero, por supuesto, con los humanos nunca es tan simple. Como nos ha demostrado la historia de la ciencia, el descubrimiento de una mejor verdad es difícil, pero la aceptación de la verdad puede ser aún más difícil. 


Pero siempre lo hemos sabido. Incluso cuando la ciencia y la filosofía estaban en su infancia, la naturaleza humana ya se estaba volviendo fuerte. En el diálogo de Platón Euthyphro, vemos al gran Sócrates amonestar a un joven  por profesar saber algo que no está en posición de saber: ¿Qué es justicia? A lo largo del diálogo, Sócrates demuestra una y otra vez que Euthyphro no tiene idea de lo que está hablando, que jamás construyo la justificación para sí mismo, cuando argumenta que sería justo para  él enjuiciar a su propio padre por asesinato, dadas algunas evidencias de bastante mala calidad sobre su causalidad y el hecho de que Euthyphro ni siquiera puede definir el significado de rectitud. Esto es tan común en el estudiante universitario, que por una deficiencia en su educación, está acostumbrado a nombrar ideas que nunca discutió en sus justificaciones para hacerlas suyas; pero como las escucha de muchas gentes, consideró por error que no podrían ser falsas estas ideas. Con este criterio para sí mismo, el estudiante cancela su aprendizaje, es decir, no reconocer ignorancia como sinónimo de no disponer de la justificación de verdad de una idea, ocasiona esta ceguera cognitiva. 


¿Por qué es importante? Aquí Platón, está enseñando una lección central sobre la búsqueda del conocimiento que tendrá ramificaciones posteriores no solo para la ciencia, sino también para cualquier búsqueda posterior de la verdadera creencia que da criterios a la convivencia social. El verdadero enemigo de la verdad no es la ignorancia, la duda o incluso la incredulidad: es un conocimiento falso en nuestra mente. Cuando profesamos saber algo incluso con evidencia ausente o contradictoria,  sin jamás haber construido su justificación, es cuando dejamos de buscar la verdad. 


Sócrates se pregunta, ¿la ignorancia o la convicción de que no necesitamos aprender nada nuevo es el verdadero problema? Si somos ignorantes, tal vez estemos motivados para aprender. Si somos escépticos, podemos seguir buscando respuestas. Si no creemos, tal vez otros puedan convencernos. Y tal vez incluso si honestamente nos equivocamos, y presentamos una propuesta que está abierta a la refutación, podemos aprender algo cuando nuestra creencia anterior es derrocada por nuestros interlocutores. Si el estudiante no expone su creencia y es derrotada por el libro o por el profesor, este jamás aprenderá a derrocar con mejores ideas sus prejuicios. Pero cuando somos deliberadamente ignorantes, cuando nos negamos a considerar nuevos datos porque nada podría convencernos de abandonar lo que ya creemos, es cuando la verdad está más en peligro. Cuando elegimos aislarnos de cualquier nueva idea o evidencia porque pensamos que ya sabemos lo que es verdad, es cuando es más probable que creamos una falsedad. 


En la búsqueda de la verdad, no es mera incredulidad lo que explica por qué la verdad es tan a menudo irrespetada. Es la actitud de uno, el carácter intelectual que nos hemos formado. El concepto es conocido por la ciencia como el “problema de ignorancia intencional”. 


Nuestros problemas son muchos con la verdad. No solo somos ignorantes de ella, la descuidamos al no molestarnos en utilizar métodos confiables para encontrarla, sino que también a veces elegimos activamente no creer las cosas incluso cuando sabemos muy bien que probablemente son verdad o tienemos a nuestro alcance fuentes de información fácilmente disponibles que nos permitirían averiguarlo. Cuando se niega la mala calidad de la educación, la violencia contra las mujeres, el cambio climático…, este tipo de enfoque sin sustento es el de meter la “cabeza en la arena”, el de la evidencia científica hecha a un lado por nuestros gobiernos. 


El problema de la ignorancia intencional, por lo tanto, no es mera ignorancia de cualquier hecho particular sobre virus, violencia o economía, sino más bien una hostilidad generalizada a no buscar métodos confiables para obtener verdaderas creencias, lo que demuestra una falta de respeto por el concepto de verdad en primer lugar. Refleja la voluntad de aferrarse a la falsedad incluso cuando las buenas fuentes de información están fácilmente disponibles o a nuestro alcance. Más allá de equivocarse, es probable que las creencias terminen siendo irracionales. El problema de la ignorancia intencional no es la mera ignorancia de la verdad; es la voluntad lo que es preocupante.


Como hemos visto, nuestra relación con la verdad es complicada. Podemos buscarla activamente, aceptarla cuando la vemos, dudarla, rechazarla, no creerla, girarla, mentir abiertamente sobre ella, mantenernos indiferentes, elegir permanecer ignorantes de ella, o fingir que no está allí. Lo interesante a tener en cuenta aquí es que si elegimos no indagar en la verdad, y solo creerla cuando está disponible como acto de fe, nuestra actitud hacia la verdad puede caer a ambos lados de un eje marcado por el respeto o honestidad, que solo tiene una relación ortogonal con los términos clásicos de creencia o incredulidad. 


La mayoría de las personas piensan en la verdad en términos de creencia o incredulidad, pero esto es demasiado simple. Incluso cuando creemos en algo que es cierto, podemos hacer mal uso de ese conocimiento de varias maneras, algunas de las cuales son hostiles a la verdad. Incluso la verdadera creencia, es decir, puede ser manipulada de una manera que no sea respetuosa. Cuando creemos que algo es cierto podamos usar ese conocimiento honestamente para corregir nuestras teorías o incluso para cambiar el mundo. Pero también podemos usarla deshonestamente para engañar a otros, ya sea mintiendo abiertamente o simplemente engañando a ellos para que podemos perseguir algún otro propósito atractivo. Alternativamente, podemos decidir suprimir la verdad, manteniéndola en secreto o fingiendo que no es verdad. Incluso cuando sabemos la verdad, podemos no respetarla.


La incredulidad también puede ser compleja. En algunos casos podemos no creer algo basado en juicios genuinos, aunque tal vez defectuosos, sobre si es cierto. Esto está bien y, aunque estemos equivocados, esto revela un cierto respeto por la verdad. Pero en otros casos podemos mostrar una tendencia a no creer algo a pesar de la abrumadora evidencia positiva, de tal manera que levanta sospechas sobre nuestra integridad. En tales casos, es posible que nos den cuenta o nos resulte atractivo equivocarnos o permanecer ignorantes mucho después del momento en que habría sido posible determinar pruebas suficientes para resolver el asunto. En otros casos, podemos negarnos rotundamente a creer algo que entra en conflicto con las creencias que  sentimos sagradas. Tales reacciones también revelan una falta de respeto por la verdad. 


De este modo vemos que, creamos o no en la verdad, muchas de nuestras reacciones a la verdad pueden ser hostiles. Si creemos en algo más que usar este conocimiento para conectar con otros, estamos siendo hostiles a la verdad. Si rechazamos la verdad porque tenemos miedo de entablar una investigación, somos igualmente hostiles. De hecho, cualquier cosa que no sea la búsqueda abierta y activa de las creencias verdaderas, con la integridad completa de creerlas sí y solo si pensamos que son verdaderas, demuestra cierto grado de hostilidad hacia la verdad. 


Por supuesto, la mayoría de nosotros nos quedamos cortos en este objetivo muchas veces. Sin embargo, casi ninguno de nosotros se atreve expresar el sentimiento de que no nos importa la verdad. ¿Por qué es esto? Creemos que es porque en el fondo cada uno de nosotros probablemente cree que la verdad importa, tanto que existe como la posesión de la misma es valiosa. A pesar del hecho de que a veces la tratamos brutalmente, o solo le damos servicio de retórica, es rara la persona que está preparada para abrazar la idea de que no hay importancia en la formación de verdaderas creencias. Aunque muchos la tratan descuidadamente, pocos abandonan la verdad. ¿Por qué? Porque, resulta que el concepto de verdad es útil para la supervivencia de nuestra especie y en algún nivel la mayoría de nosotros propiamente reconoceremos que no podríamos haber llegado a este punto en nuestras vidas o civilización humana sin ella. Es decir, si una persona asume la actitud de negarse la verdad, con ello destruye su ser, degrada las intuiciones de gobierno, universidades…, y compromete la sustentabilidad de nuestra especie. 


Tan complicado como nuestro cerebro, el patrón de negarnos la verdad puede estar posiblemente inhabilitado cuando nuestro carácter intelectual es débil. Pero las lecciones de tragedia, muerte, dolor, sufrimiento que a lo largo de la historia del hombre hemos vivido, nos enseñan justo en el precipicio a valorar la verdad como el medio más ético. Y esto es algo bueno, porque aseguramos que de no ser así habríamos perecido hace mucho tiempo sin alguna plataforma de conocimiento objetivo.


Nuevas ideas, significa que los científicos y los ciudadanos no deben estar cerrados al poder que les implica el desafío a su antigua forma de pensar. Desde luego que un ciudadano no siempre es un científico, lo deseable es que su educación le provea de la actitud para asumir el respeto por estilo de verificar las justificaciones y fundamentos de la verdad. Si los científicos están obligados a basar sus creencias en evidencia, entonces deben estar si lo son en verdad, abiertos a cambiar de opinión. Pero, a medida que continuamos observando, uno no debe estar tan abierto a nuevas ideas que no hayan pasado el filtro de la discusión abierta de las comunidades de conocimiento. Así, estos dos principios debemos adoptarlos simultáneamente: apertura y escepticismo. 


5. ¿Cuál es la diferencia entre el negacionismo y la pseudociencia? 


Sobre un pseudocientífico, diría Popper, es un crédulo de todo. Sin embargo, prácticamente todos los sistemas de pensamiento hacen de un examen de credibilidad científica a través de fuentes de apoyo probatorio. ¿Cuál es el problema? No es que no estén abiertos a nuevas ideas, sino que de alguna manera son demasiado abiertos hasta el grado de no verificar el rigor del pensamiento que las respalda. Elegir unos hechos favorables e ignorar los otros no es una buena práctica científica. Si la ciencia está abierta, es que tales afirmaciones merecen una audiencia crítica. Pero el problema es que prácticamente todos los casos en los que los falsos escépticos han investigado tales afirmaciones novedosas, las pruebas no han sido reveladas. No son llamadas seudocientíficas porque las ideas son nuevas, sino porque se les cree sin evidencias suficientes. 


Esta forma de ver la pseudociencia permite un contraste fascinante con el negacionismo. Un negacionista no es que sea lo suficientemente escéptico, sino que no está suficientemente abierto a nuevas ideas. Está cerrado a nuevas ideas, especialmente a cualquiera que aporta evidencia que pueda desafiar sus creencias ideológicas, usted no está siendo científico en este caso, es un negacionista, es decir, cerrado a aprender nuevas ideas, puesto a declarar el fin de la historia de las ideas y a ser hostil contra todos los que aporten nuevos horizontes científicos. 


La psicología epistémica basa su atención en la disertación de las ideas en lugar de en las actitudes propositivas, en la atención esencial para el conocimiento y esta atención es fundamentalmente agencia del conocimiento. Este enfoque defiende un cambio en la psicología epistémica, dirigido a la unidad básica de modos de atención: deber ser el agente. En otras palabras, el conocimiento requiere atención en forma de albedrío de todos sus modos de justificación, demostración, cálculo, fundamentos y explicaciones. 


Podemos distinguir dos razones fundamentales para agregar sobre la base de los argumentos una nueva creencia N al conjunto S de las creencias de uno.  Consiste en haber encontrado un argumento deductivamente válido (una deducción) que conduce a N a los miembros de S. El otro consiste en haber encontrado un argumento inductivamente válido (una inducción) que conduce a N a los miembros de S.


1. Si S sube P, entonces S ha asistido activamente a P. Principio para lograr el conocimiento, requiere atención del agente a un contenido. 

2. Atención en la selección cognitiva u acción.

3. Selección constitutiva de premisas, requiere de agencia.

4. Por lo tanto, el conocimiento requiere albedrío.


Este principio para lograr conocimiento, se pretende como una partida trivial, similar al altruismo que el conocimiento de P requiere la creencia de que P, capturado ahora con la psicología de la atención en lugar de actitudes propositivas. Este cambio a la atención como objeto principal de análisis es quizás el compromiso más importante de la investigación actual para explicar el negacionismo, ya que examina las implicaciones de peso a una psicología que considera la agencia como vía para lograr nuestro conocimiento en lo individual. Se afirma que el sentido pertinente de “atender a” es una especie de selección de premisas, por lo tanto, requiere algún tipo de selección para lograr la construcción de un conocimiento. Entendiendo por conocimiento, el concepto de Frege: como algo que tiene que ver con una red de proposiciones verdaderas. Un pensamiento verdadero cumple con la coherencia de su sintaxis y con los hechos aceptados en la vigencia del tiempo presente. Una red de proporciones es una forma lógica de razonamientos sobre lo que existe y sobre lo que es lógico. El espacio de significado es la ventana por la que nuestros conceptos nos permiten mirar al mundo. No podemos tener conocimiento, sin atención, caso contrario es falso, dado que la información que ostentamos decir, no ha pasado por una agencia de libre albedrío. En el caso falso, somos parte de los espectadores de un mundo que no participa con sus propias ideas. La tradición académica universitaria considera a los estudiantes  en el plano de la psicología epistémica, como agentes con el carácter de agenciar su propio conocimiento.


Si hay atención sin libre selección, se pierde la conexión entre conocimiento y libre albedrío, en otras palabras el estudiante no tiene libertad académica. La agencia es una acción libre dentro de toda experiencia cognitiva posible. La construcción de ideas, es desde la libre asociación de conexiones entre predicados (premisas en la literatura disponible), entonces, cada justificación está en línea directa con una inferencia de estas conexiones libres. Tenga presente que la realidad extralingüística o material está libre de inferencias, las inferencias pertenecen al ámbito del observador que conecta hechos y pensamientos.  


Una comprensión adecuada de los procesos de atención puede demostrar que la agencia es un proceso reflexivo de cálculo de inferencia, que le implica al agente la selección libre para construir conocimiento. Construir es un procedimiento de lógica modal (oradores lógicos discursivos) y lógica epistémica sobre las redes de conceptos que intentemos autentificar su verdad. De este modo cada estudiante dispone de una identidad única por lo que logra para sí mismo discernir en la construcción (agencia  de las ideas) al conjunto S de las creencias de uno. 


Si no hay conciencia en la selección libre de premisas, la selección no fue de un agente, por lo que el estudiante se queda con información y no con conocimiento, dado que no se garantiza el libre albedrío necesario para el conocimiento. Los estudiantes pasivos y ciegos de las justificaciones que dan sustento a las ideas que se les enseña, carecen de conciencia de todo o en la mayor parte del estilo de pensamiento que construye al conocimiento. 


Un estudiante sin agencia de su conocimiento, puede identificar de forma fiable ciertas propiedades de los objetos en su campo ciego, puede captarlos con éxito físicamente aunque en su abstracción este ciega. Lo que se propone es un caso de procesamiento selectivo libre de notas confiable en la literatura disponible, es una forma plausible de llegar a conocer las cosas, pero requiere estar consciente de ellas en tanto a sus hechos como a su pensamiento. Cuando nos referimos a sus pensamientos, hacemos referencia a síntesis de fundamentos, explicaciones, demostraciones, categorías, justificaciones, discusiones, narrativa de hechos.


Un caso relevante, es un breve contacto perceptivo donde no hay conciencia de un objeto material a la vista, pero donde la mente, sin embargo, registra la agencia de esta información con características estructuradas de pensamiento selectivo libre. Esto a menudo, es un ejercicio de laboratorio mental meramente teórico accesible por modelos de explicación, simulación y por algún universo de causalidad que vincula los conceptos implicados en las ideas. 


Axioma 1: No se puede pretender realizar una síntesis sin atender nuestra debilidad en gramática: "Seguir según una regla" es fundamental para la institución del lenguaje. Aprender un lenguaje es dominar las técnicas regidas por reglas de los usos de sus expresiones. Comprender el significado de una expresión es poder usarla correctamente [a saber, haber dominado sus técnicas gobernadas por reglas en el contexto]. No se puede seguir una regla que no se conoce ni se comprende la gramática. Por tanto, las reglas que determinan y son constitutivas de los significados de las expresiones no pueden ser desconocidas, esperando ser descubiertas por el lector, por ejemplo, distingue: determinativos, sustantivos, adjetivos, verbos, adverbios, preposiciones, conjunciones e intersecciones (en  nuestras inserciones de sentido al leer o escribir[2]). 



Axioma 2: Al defender el aprender a pensar, nuestra trinchera está fuera de la pasividad del intelecto en la educación universitaria. Pensar la disertación como principio del análisis de las ideas. Defender con alegría la actividad de reflexión, la tolerancia al error y la búsqueda de formar mejores estudiantes críticos universitarios. Argumentamos que todas las inferencias son conscientes y que muchas veces ellas son inconscientes, solo cuando por la fuerza del hábito normativo de la disciplina provoca esto. Participar en un razonamiento deliberado de los contenidos académicos, es ser conscientes de los fundamentos y justificaciones que nos llevará el análisis de las ideas de otros. Toda inferencia implica representación de un procedimiento lógico de justificación, es el hito más relevante para lograr la comprensión de la evolución intelectual de la mente. 

 

Si los científicos están obligados a basar sus creencias en evidencias, entonces deben estar abiertos a la posibilidad de que nuevas evidencias puedan cambiar su opinión. Pero, a medida que continua observando, uno no debe estar abierto a ideas que no sean verificadas. Los científicos no pueden ser crédulos y deben reconocer que “la gran mayoría de las ideas son simplemente erróneas”. Así, estos principios deben ser adoptados simultáneamente mientras están en tensión. Con diseños experimentales como árbitros, un buen universitario es abierto y escéptico. A través del proceso crítico, podemos clasificar el trigo de la paja. Como se dice, algunas ideas son realmente mejores que otras. 


Algunos pueden quejarse de que esta exposición es demasiado simple, y sin duda lo es, pero creemos que captura para los estudiantes la idea esencial del éxito en sus vidas profesionales como científicos. Sin embargo, la mejor medida de la profundidad de esta visión es examinar su implicación para aquellas áreas de investigación que no son abiertas o no escépticas. Es necesario dar más pasos en definir el negacionismo 


6. Faltas clásicas de una mala práctica de síntesis


Observaciones estandarizadas


1) Una síntesis es una reflexión, no una narrativa que da cuenta de la suma aritmética  de los hechos del propio texto que usted identificó. La síntesis es un género que exige no salirse de los términos con que habla el texto, menos aún salirse del propio discurso del texto en análisis.

2) No es necesario realizar citas y referencias en un resumen, reseña o síntesis porque es obvio que es un trabajo que exige mantener la integridad de nuestro análisis al propio texto que hacemos referencia.

3) Su síntesis debe dar cuenta e identificar los fundamentos, argumentos y hechos centrales que se discuten en texto. 

4) El trabajo de síntesis no debiera pasar de una unas cuantas páginas, es por la razón de que usted razone el texto, elabore con sus notas e investigaciones en un nuevo texto para precisar sus ideas, en el cual no puede salirse el discurso qué está analizando. Cuide usar los términos especializados con cuidado de no caer en falsos sinónimos como educación a distancia y aprendizaje en línea, el primero es resolver solo la distancia y seguir haciendo clases en conferencias MEET o Zoom tal como en el aula clásica. Es obvio que el propósito de este texto es ofrecer una justificación científica del aprendizaje en línea que involucra motivación, autonomía intelectual y muchos procesos intelectuales del arte de pensar. 

5) Además de un mejor verificador de ortografía, apóyese en la revisión de algunos compañeros o familiares, debido a que nuestro cerebro nos engaña ocultando las erratas cuando estamos atendiendo la semántica del texto (ver por favor esto: http://www.libertadacademica.com/EbookLetras24/pages/LibroContenidoA1.html ). 

6) Si el encadenamiento de las ideas es deficiente, requiere utilizar operadores modales del español, procure redactar sin viñetas. Cada punto debe ser un párrafo con coherencia entre enunciados, le sugiero consulte los operadores discursivos modales del español, que le hacen falta su léxico para fortalecer con rigor racional su texto, aquí un texto para ello (consultar por favor http://www.libertadacademica.com/EbookLetras10/elements/TablaContenido.html).

7) Si el texto mostró una síntesis aceptable, pero requiere más compromiso con el texto en su reflexión, se indica que los conceptos con que explicó a su juicio no son los más relevantes, deberían estar en el apartado de conclusión como parte del cuerpo de la síntesis. Desde luego empleados con naturalidad para dar evidencia de que domina estos términos como parte de su inferencia de conclusión.

8) La síntesis es un género que exige no salirse de los términos con que habla el texto, menos aún, salirse del propio discurso del texto en análisis, es decir, no es un resumen de los puntos tratados en forma de viñetas, sino su posición que argumenta a favor o en contra. De lo contrario es de lo más superficial su síntesis y un claro ejemplo de falta de trabajo de reflexión. 


Declaración: Las piezas de texto que escribimos son una narrativa frágil como cristales de copas, elegantes y subyacentes a muchas realidades. No es la narrativa simple de la experiencia, es el arte de pensar, sentir e imaginar. Hemos inventado textos más que cortar y pegar. Hemos construido una conversación desde el texto que se nutre de nuestra tradición intelectual, para que se agencie conocimiento, y no solo la memorice el texto como simple información. La invención de un discurso escrito es la alternativa del aprendizaje en línea. La conferencia MEET y Zoom no es educación en línea, a lo sumo solo es educación a distancia, es decir, que atiende solo una distancia geográfica y no una distancia del enseñar a pensar: epistémica y ontológica. Porque los estudiantes Nicolaitas, antes de soñarse como empleados, se sueñan como líderes científicos, sociales y tecnológicos. 


Criterios de evaluación cualitativos de la síntesis


A) Se valora más la síntesis lograda que cualquier intento de resumen. 

B) Define el estudiante claramente su posición crítica frente al texto.

C) Distingue con precisión hechos, conceptos, evidencia y teoría.

D) Redacta alejado del uso de viñetas que son un claro reflejo de falta reflexión.

E) Es fiel a trabajar en los márgenes del habla del texto.

F) Atendió la gramática, ortografía y puntuado correcto.



7. Preguntas de autoevaluación del texto de síntesis


¿Cómo se adquiere el conocimiento?

¿Cuál es la herramienta para mirar profundo en el conocimiento?

¿Cuál es el mecanismo de confiabilidad para nuestras creencias?

¿Qué tipo de palabra gramatical es un operador modal?

¿Cuál inferencia es más deseable en las ciencias exactas: deductiva o inductiva?

¿Por qué a la experiencia se le considera una continuidad regular?

¿Quién es considerado un negacionista?

¿Qué características tiene un mensaje preciso?

¿Cómo es la atención en el conocimiento en forma de albedrío?

¿En qué consiste la agencia de conocimiento?

¿Qué es en una persona su carga de ideologías?

¿Qué es un fundamento para la práctica del pensamiento científico?

¿De qué piezas está hecho un juicio racional?

¿Qué es asumir una actitud propositiva para nuestra forma de pensar en las ciencias?

Para hacerse de evidencia, ¿cuál es el mecanismo sobre el cual se construye?

¿Qué debe contener la evidencia para desafiar una creencia?

¿Cómo es la vida de un estudiante sin libertad académica para agenciar sus ideas?

¿Cómo distinguir la actitud crítica del pensamiento en una persona?

¿Qué hace que una idea sea universalmente válida: axioma?

¿Cómo es una persona con actitud científica considerada un escéptico?

¿Por qué es preocupante que una persona por voluntad renuncie a la búsqueda de la verdad?

¿Por qué la agencia de las ideas crea una identidad única en los estudiantes?

¿Cómo elegir los hechos favorables para justificar las ideas?

¿Qué es para la ciencia la epistemología? 

¿Qué es un juicio genuino?



“Aunque ser culto en general no es una garantía para vivir mejor, ni tener planes de vida más razonables, al despreciar la cultura, es carecer de armas para enfrentar a la brutalidad que todos llevamos dentro”. Victoria Camps 



8. Modo de proceder intelectualmente en la actividad de síntesis 



Las premisas subyacentes al pensamiento son el producto que surge de la actividad   electora de un texto, en forma de una anotación, incluye principalmente las creencias básicas, los modos, la lógica, los conceptos y las ideas que constituyen el pensamiento que se produce al leer lento y atento. La crítica de las premisas subyacentes (las piezas de notas tomadas), es una actividad sistemática de hacernos preguntas, revelar las creencias básicas que constituyen el pensamiento es nuestra tarea principal de síntesis. Las creencias básicas refuerzan nuestra confianza en que “nuestro pensamiento subjetivo y el mundo objetivo están sujetos a las mismas leyes de la lógica”. Son la premisa inconsciente e incondicional de nuestro pensamiento; y es precisamente al sostener estas creencias básicas que los humanos somos capaces de comprender y transformar dinámicamente el mundo con el lenguaje, y de esforzarse por convertir la realidad en su mundo comprensible. Sin embargo, la manera de ver estas creencias básicas y premisas inconscientes e incondicionales es un problema fundamental que los humanos siempre han enfrentado en la búsqueda de conocimiento; está implícito en los modos básicos, la lógica, los conceptos y las ideas que constituyen el pensamiento científico, y es la premisa inconsciente e incondicional que se encuentra en el nivel más profundo del pensamiento: la síntesis. Por tanto, una crítica de las premisas subyacentes del pensamiento (sus anotaciones) debería implicar primero una crítica de las creencias básicas que constituyen el pensamiento, es decir, una crítica de la identidad del pensamiento y cómo las ideas en nosotros gobiernan nuestra identidad. En la historia de la ciencia, las creencias básicas que constituyen el pensamiento, es decir, la identidad del pensamiento, pueden resumirse como la mezcla entre identidades en las formas de las ideas abstractas, lógicas e históricas de nuestro pensamiento. Por tanto,  una crítica de las premisas subyacentes de las creencias básicas que constituyen el pensamiento es basado en estas tres formas.


8.1 La identidad abstracta del pensamiento


La premisa inconsciente más universal e ingenua que los humanos sostienen con respecto a sus creencias básicas es la asunción inconsciente de una conexión directa entre el pensamiento y el objeto real, es decir, la asunción de la identidad abstracta del pensamiento como algo simétrico a lo real. Por lo tanto, una crítica de las creencias básicas que constituyen el pensamiento, debe involucrar primero una crítica de la identidad del pensamiento, es decir, ¿cómo es nuestro estilo de pensar el texto? La identidad abstracta de pensamiento y ser es la visión no reflexiva de la relación entre pensamiento y objeto, que nos compromete directamente con la identidad de nuestras ideas. Esto se manifiesta concretamente como dos modos básicos de pensamiento: el pensamiento representacional, que considera un objeto en un modo de pensamiento objetivo o intuitivo, y constituye la llamada teoría de la reflexión intuitiva; y pensamiento formal, que considera la relación del pensamiento y la existencia una forma pura que se desprende del contenido y que constituye el llamado razonamiento de reflexión formal de las ideas. 


La actividad de razonamiento humano, determina la profundidad y la originalidad de nuestras reflexiones. La gramática llama a esta piezas operadores discursivos o partículas discursivas y son parte de la lógica modal. La lógica modal se dirige a dos propósitos, uno a la lógica doxástica que ocupa del cómo razonamos las ideas, cómo construimos argumentos y proposiciones. La segunda, la lógica epistémica es la que se ocupa de las formas de agenciar conocimiento, crearlo, validarlo y sus relaciones con lo que es real y existe. 


Pensamiento representativo: es el reflejo intuitivo de la identidad abstracta. Con respecto a la identidad del pensamiento, la forma más universal y frecuente por la que los seres humanos plantean preguntas es preguntando “¿lo es o no lo es? Es decir, si estoy seguro de la existencia de un objeto en mi mente, como algo que he justificado y explicado a mi mismo. La existencia de un objeto específico no lingüístico sino material, nos hace preguntarnos, si este objeto existe en la realidad y es de hecho el objeto específico, entonces podemos confirmar la identidad del pensamiento. La identidad de "es", como la identidad de "imagen" y "objeto" en un nivel sensorial, son la certeza descrita por Hegel. Por lo tanto, basaremos nuestra crítica de la identidad del pensamiento en reflexiones intuitivas sobre los pensamientos reflexivos con un mecanismo de pensamiento representativo sobre la certeza sensorial. Hegel nos dice  que: “el conocimiento o saber que está al principio o es inmediatamente nuestro objeto no puede ser otra cosa que el conocimiento inmediato mismo, un conocimiento de lo inmediato o lo que simplemente es sin reflexión”. Nuestro acercamiento al objeto también es inmediato o receptivo; no altera nada en el objeto tal como se presenta. Al sintetizarlo desde esta idea representativa, nos abstenemos de intentar comprenderlo aplicando una actividad crítica al texto. Esta afirmación tiene dos niveles de significado: en primer lugar, nuestro conocimiento se refiere al conocimiento de objetos inmediatos o “existentes”. En segundo lugar, adoptamos una postura inmediata o receptiva con respecto al objeto y el conocimiento del objeto sin permitirnos aplicar una lógica modal que nos exige hacernos preguntas sobre las cantidades de información en los textos.


Nos referimos a un objeto como la forma material de un texto o a un objeto material de la existencia según sea el caso. La necesidad de lograr una reflexión para hacernos de una síntesis  de un texto, nos exige el manejo de partículas discursivas para tomar nuestras anotaciones y hacer conexiones entre ideas (ver URL: http://www.libertadacademica.com/EbookLetras10/elements/TablaContenido.html). Síntesis es lo que se necesita dentro de nosotros sea explícitamente detallado en su estructura de justificación y fundamento, esta es una actividad intelectual y no práctica. Aquí, se define el conocimiento práctico en términos de la intención de realizar una actividad mecánica sistemática y automatizada. La síntesis no es una actividad mecánica en este sentido, sino la actividad intelectual de análisis con un compromiso de conocer: es un estado mental similar a reconfigurar nuestro estilo de pensamiento y agenciar ideas por procesos formales. 


Sintetizar tiene en la educación superior en particular, el objetivo educativo de que el estudiante tenga un acceso exitoso a las formas de pensamiento científico (lógica epistémica y doxástica). 


9. La verdad en la síntesis de un texto


Lo que obtenemos de cada texto está equilibrado por lo que damos de nosotros mismos como esfuerzo intelectual. ¿Qué significa preguntar qué verdad dice un texto? ¿Es para eso, por el algo que deberíamos leer obras literarias y otros textos? ¿Qué significa buscar las verdades que las obras literarias trasmiten y encarnan? Tal vez deberíamos recordar que lo que importa es la búsqueda de la verdad tanto que ciencia es descubrimiento de las verdades, como Sócrates, Leonardo y Montaigne, entre otros, nos ha recordado a lo largo de los siglos. 


¿Hay una verdad sobre el texto? Para responder a esta pregunta, debemos ser, al menos inicialmente, equívoco. Por lo tanto, “sí” y “no”. Sí, hay una verdad sobre el texto. Pero es una verdad que nunca abarcaremos del todo, no entenderemos completamente. La verdad no puede saber completamente cuál es esa verdad. 


Y de nuevo: “sí”, hay una verdad, si nos referimos a una de cualquier número de verdades, algunas de las cuales, habiendo sido reconocidas, podemos estar de acuerdo. Pero “no”, si insistimos en que esta “verdad” es singular, definitiva, absoluta. Hay múltiples verdades porque los textos son leídos e interpretados por los lectores de diferentes maneras. 


¿Hay una verdad sobre el texto? “Sí” y “no”. “Sí”, pero “no”. Esto constituye mi circuito rápido inicial de la pregunta. Y aunque mi respuesta equívoca lo hace, yo diría, algún sentido, que no es adecuada a nuestras necesidades. Y por eso es necesario hacer otro pase. 


¿Hay una verdad contenida en el texto? ¿Qué queremos decir con la verdad de un texto? Por el bien de la discusión, digamos que la verdad de un texto es su exactitud y precisión de su discurso, la medida en que refleja la vida tal como lo entendemos, el mundo externo como lo reconocemos, la sabiduría tal como la conocemos. Esta es verdad de la correspondencia. 


Sin embargo, junto con esta correspondencia textual veraz, reconocemos las verdades de la coherencia: la unidad y la armonía interna del texto, su congruencia, su integridad. Ya sea que pensemos en el texto como un crecimiento orgánico o como una reproducción mecánica, la coherencia de un texto reside en la forma en que sus partes se relacionan entre sí de manera eficaz. Parte y todo, forma y función, microcosmos y macrocosmos, el texto vive como entidad completa dentro de sí mismo; sin embargo, también existe simultáneamente en relación con algo fuera de sí mismo. La literatura, como el lenguaje en general, describe y explica algo “allá afuera”; la lengua y la literatura reflejan la realidad externa al mismo tiempo que la interpretan, cuando no la reinventan.


Pero estas son nociones familiares, incluso reconfortantes. Volvamos una vez más para considerar de quién es la verdad que refleja y representa el texto, qué tipo de verdad respalda y hace cumplir. Una vez más, aquí, tomo verdad para indicar significado, lo que comprendemos un texto para decir y sugerir, ilustrar y demostrar, revelar y, tal vez, ocultar. Tenemos que preguntarnos qué significa el texto y a quien esta dirigido. ¿A todos los lectores experimentados o también para los menos experimentados? ¿A los profesores, pero aún no a los estudiantes que siguen desarrollándose como lectores? 


De todos modos, de cuál de las múltiples verdades estamos hablando: la verdad del autor; la verdad del lector; la verdad del maestro; la verdad del estudiante. ¿Todas estas verdades diferentes para los diversos autores, lectores, profesores y estudiantes? Sin embargo, seguramente también debe hacer de alguna manera algún núcleo de verdad en el que estos diversos grupos puedan estar de acuerdo, puedan aceptarla como una verdad textual central. ¿Debería haber o podría haber tal verdad en el texto?


Comencemos con la verdad del autor. El texto de un autor tiene una verdad que contar incluso si, como aconseja Emily Dickinson, “debe decirlo sesgadamente”, y esa verdad viene como una “magnífica sorpresa”. Además, la verdad del texto está ahí incluso si, como Hawthorne a menudo sugiere, viene velada. John Keats escribe sobre la identidad dinámica de la belleza y la verdad en el famoso final de su obra “Ode on Grecian Urn”: “La belleza es la verdad, la verdad la belleza” —eso es todo lo que sabéis en la tierra y todo lo que necesitéis saber. 


La relación de Keats de la verdad con la belleza fue anticipada por Shakespeare en una serie de sonetos, en particular el soneto 14: “La verdad y la belleza prosperarán juntas” […] ¡Oh, cuánto más parece la belleza bella. Por ese dulce adorno que la verdad da! Unos siglos más tarde, Raph Emerson agregó otro término a la ecuación: “bondad”, equiparando cada virtud con las otras en una santísima trinidad descubierta y celebrada no en iglesias o credos, sino en el corazón de la naturaleza. Así es como Emerson lo expresa en Naturaleza: La verdad y la belleza, y la bondad, son más que diferentes caras del mismo Todo.


De hecho, la belleza de la verdad y la verdad de la belleza podrían ser todo lo que sabemos y necesitamos saber, si, de hecho, pudiéramos descubrir y conocer realmente la verdad a través de la revelación de la verdad inclinad de Dickinson; a través de las verdades veladas del corazón humano; a través de las verdades de Frost sobre la relación de los humanos con el mundo natural; a través de las verdades de Keats sobre el otoño indolente, los ruiseñores de garganta llena, o “novias aún no prodigadas de tranquilidad y tiempo lento”; a través de las verdades de Emerson sobre la divinidad de la naturaleza, por no hablar de Melville tratando de golpear a través de la mascara del lenguaje, buscando pero no encontrado nunca la esquiva Verdad de una T mayúscula o verdad absoluta.


Nuestra búsqueda de la verdad del texto, entonces, no es un asunto simple. No comienza y termina en un solo barrido de pensamiento. Nuestro camino hacia la verdad del texto a menudo implica un retorno, un retroceso recursivo, un reingreso del texto en nuestra vida, siempre a través de su lenguaje, su estructura y su género. Y, sin embargo, además, nuestra búsqueda también va por medio de lo que le aportamos en virtud de nuestro conocimiento acumulado y nuestra experiencia vivida. La verdad del autor no es ni singular, ni absoluta, ni definitiva. Incluso cuando el autor explica el significado de un texto, la verdad de la narrativa, la hacemos bien, como Lawrence nos ha advertido: “nunca confíes en el artista. Confía en su obra”. Este consejo, por supuesto, tiene el efecto de volvernos a nosotros mismos para determinar cuáles podrían ser las verdades del texto. La verdad del texto, por lo tanto, es siempre la verdad del autor determinada por los lectores, una negociación de búsqueda de la verdad que nunca termina. En última instancia, entonces, las verdades de los autores son las verdades de los lectores. No hay escapatoria a esta realidad lectora y a la responsabilidad concomitante que conlleva. 


10. Una síntesis es la verdad del lector 


¿Cuáles son las verdades de los lectores? Para nosotros son las verdades vivas del texto, esas verdades que el texto trae a la vida para nosotros, esas verdades que conectan de alguna manera auténtica y memorable con nuestra vida. Leemos textos a la luz de lo que hemos vivido[3].  A esto añadiríamos, por otro lado, que vivimos a la luz de los textos que hemos leído. Los textos que nos importan se convierten en lo que podríamos llamar “textos de vida”, no simplemente textos que cobran vida para nosotros en la lectura, sino textos que enriquecen y amplían el horizonte nuestra vida. Tales textos producen algo de valor para nosotros, debido a que los pensamos y por lo tanto, para los lectores, involucra las formas en que experimentamos con nuestras vidas, las formas en que experimentamos la red intertextual de literatura, vida y lenguaje.


Este enfoque de la verdad del texto combina la capacidad de respuesta del lector al texto con la responsabilidad hacia él. Esta educación universitaria entre capacidad de respuesta y responsabilidad, su misión textual y rebeldía, resistencia e inventiva, es lo que motiva, anima y complementa el acto de leer. Pero, ¿qué significa responder a un texto? ¿Y cómo ejercemos la responsabilidad de nuestra lectura? La respuesta está en los polos de una lectura crítica deliberativa que generará notas escritas, que conducen a una interpretación basada en observaciones cuidadosas, conexiones perspicaces, inferencias válidas y valores cuidadosamente considerados tales como: ganar profundidad, justificar y debatir las ideas. 


Una lectura crítica productiva informa y es formada por el pensamiento crítico en la interacción reciproca de preguntar al texto y tomar notas. Las capacidades de lectura y pensamiento crítico pueden beneficiarse de un marco que incluya hacer observaciones y conclusiones interpretativas, y considerar los valores sociales, culturales, y éticos dentro de contextos reales. Sin embargo, para hacer bien este trabajo analítico, los lectores universitarios deben superar una resistencia inicial en un texto: el impulso de contradecirlo, contrarrestarlo o desafiarlo. Los lectores críticos efectivos permanecen abiertos a lo que ofrece el texto. Son pacientes. Sugerimos que cuando esté con cualquier obra de arte, incluyendo ciencia, matemáticas, poesía…, debe buscar momentos de Epifanía imaginativa. Estos momentos especiales de encuentro literario textual pueden ser provocadores, emocionantes, atractivos y sorprendentes ejercicios de imaginación; algo que despierta nuestros sentimientos y estimula nuestro pensamiento más fino. Entonces podemos mirar cada literatura como una obra de arte, no por sus defectos, erratas o efectos, sino por sus momentos de Epifanía imaginativa que ofrece. Son un esfuerzo por llevar nuestras propias imperfecciones a una vibración simpática con estos momentos literarios, y así efectuar un cambio creativo en nosotros mismos, un gran placer para conversar y tomar café. Estos momentos, por supuesto, será algo subjetivo, de modo que si encontramos de inmediato aprender el hábito de leer lento, tendremos que aprender a mirar con lentitud las imágenes que produce el texto en nuestra mente. Un texto es un objeto, una ventana de este mundo superficial a otro mundo de lo profundo. Si podemos ver la literatura científica o poética como ventanas, podremos valorar y trabajar a partir de estos reconocimientos, nuestro gusto, es el objetivo para ser mejores seres humanos a partir de momentos virtuosos de imaginación.


Esta forma de comprometerse con un texto requiere retener la tendencia a encontrar algo malo en él como las “erratas” o algo que criticar sin una lectura previa. En cambio, enfatiza en algo que está bien con el trabajo del arte de pensar, algo estimulante, cualquier cosa que pueda resultar útil: un detalle vívido que admiramos, un patrón discernible que ayuda a nuestra comprensión, una afirmación de nuestro valor que inspira nuestro pensamiento, tenga presente que al hacer preguntas al texto nos respondemos a nosotros mismos. A través de estos momentos de Epifanía imaginativa, establecemos un goce con nuestra intimidad: maneras que podemos conducir nuestro cambio creativo en nosotros mismos y nuestros compañeros de vida. Los tipos de reconocimiento surgen de la apertura a un texto u obra literaria, tanto sobre nosotros como sobre lo que leemos. 


La síntesis nos dice Rebecca Solnit: la crítica se trata menos de clavar las cosas que investigamos en la memoria, es más vivir explorandolas y celebrar su imaginación que nos provoca[4]. Por favor, que un joven universitario no lea las obras como terminadas, ciertas, estables y seguras de su punto final. Abogamos por un pensamiento de disertación abierto a otros textos, que evite cualquier intento de constreñir, contener o clasificar información; en cambio, respete el misterio de la razón humana de toda obra de arte, al tiempo que reconoce su belleza y sus placeres. 


Al leer responsablemente, asumimos que un texto posee significado para nuestra vida. Le damos, desde esta perspectiva, el beneficio de formar desde el arte de pensar y sentir al joven universitario. Nuestro objetivo es formar lectores valientes, responsables de entrenar sus mentes, donde comprender un texto mediante su síntesis, representa la forma verbal de nuestra imaginación de placer. Al leer lento, tratamos de seguir las bellas líneas de razonamiento de un autor y comprender cuándo las ideas, conceptos, hechos, teorías, valores y perspectivas del autor difieren o entran en conflicto con la nuestra.


Una vez que un universitario ha aprendido a leer de manera responsable para sí mismo, que atiende cuidadosamente las piezas de texto, puede comenzar asumir su identidad intelectual, ejerciendo el poder que nos hablo Foucault: el poder no es algo que posee la clase dominante; postula que no es una propiedad sino que es una estrategia de los seres humanos para su dignidad: el conocimiento es poder. Es decir, el poder no se posee, se ejerce desde su agencia intelectual en la vida. En tal sentido, sus efectos no son atribuibles a una apropiación sino a ciertos dispositivos que le permiten funcionar plenamente a los seres humanos.


¿Cómo salvar los valores universitarios? Salvando la libertad académica de gestión de su propio futuro. La preservación del carácter Nicolaita, es a partir de su tradición intelectual en el arte de disertación… Crear en nosotros los universitarios la conciencia de que somos parte de nuestra comunidad policultural. La justicia que ellos reciben (estudiantes) será inculcada con las capacidades intelectuales científicas humanistas que rigen a sí mimos su vida. Si medimos una universidad por cuántos posgrados tiene, cuántos estudiantes están en sus aulas y cuántos profesores tienen perfil de doctor en ciencias…, esta visión neoliberal burócrata solo agrega decadencia a los valores universitarios. Los demonios en la universidad están hoy pintados de soluciones burocráticas, simulación y ¡recuerdan tanto el pasado!, que renuncian a las glorias del futuro. 


Hay tantos hechos neoliberales en el discurso actual… están a punto de decir que los objetos materiales como edificios, equipos tecnológicos, son más importantes que las capacidades reales con que nos comprometemos en la academia a formar el intelecto de la juventud universitaria. Como dijo Carlos Fuentes en el sentido de renunciar a entrenar el intelecto: “si no hay una alegría y un vigor persistente en leer y escribir por el potencial que tiene la literatura para entrenar el intelecto y el progreso ético de la juventud… perdón, pero es ahora que el piso se mece como un barco en medio de una tormenta de mediocridad en el filo del abismo y el aire corrió a través de su cerebro vacío”. 


11. Tomar notas


¿Qué hace que algo sea un texto? Primero un texto tiene autor. Alguien escribe un texto escrito, componiendo apoyado en un sistema de escritura, dibujando o capturando. En segundo lugar, un texto se define por su contenido, estructura, género, estilo. Un texto trasmite un mensaje principal. Algunos dirían que los textos tienen un cuerpo y se distinguen por un estilo o tema determinado. Una nota escrita, es una pieza de texto anclada o no al texto de lectura. Las características definitorias de un texto (autor, mensaje, estructura, estilo) son similares a las características de las notas, que son cotidianas, multimodales e incluyen tanto palabras como signos especiales y gráficos. Tanto textos como las notas pueden tomar la forma de diferentes medios y comunicarse a través de diferentes modalidades. Además, la interacción de la creación de significado de una nota añadida a un texto puede entenderse de manera útil mediante la introducción del concepto de intertextualidad.


La intertextualidad es esencial para comprender mejor la anotación como una nota añadida a un texto. Describe la relación entre texto y lector que reflexiona conexiones, inferencias y recoge datos… Una relación entre dos o más textos puede establecerse con fines de comparación, aliteración o interpretación, o como medio de verificación de hechos o crítica. En algunos casos, una relación intertextual puede ser explícita haciendo mención al documento específico añadiendo la referencia. En otros casos, una relación intertextual puede estar implícita. Hay una intertextualidad implícita e interpretativa entre el discurso que se construye.


El concepto de intertextual es, por supuesto, más complejo que las referencias explícitas o implícitas entre los textos. El filósofo y teórico literario ruso Mikhail Bakhtin, escribiendo a lo largo de las décadas entre 1930 y 1940, sugirió que la naturaleza del lenguaje es proceso dialógico[5]. Argumentó que tanto el lenguaje escrito como el hablado siempre están en diálogo con otros textos y autores. Estamos de acuerdo con esta idea de interlocutores, textos que se leen entre textos. Lo que escribes y dices es diálogo, ahora podemos afirmar que la anotación es un proceso dialógico. 


La anotación no solo es un proceso dialógico, sino que también podemos observar que toda anotación es intertextual. En lugar de tomar nuestra palabra para ello, seamos diálogo y pongamos nuestro libro a interactuar con otros textos y conjuntos de ideas. Jaques Derrida considera que al tomar una nota se ejerce nuestro albedrío, para provocar una respuesta al texto. Aquí tomar notas es diálogo unos con otros, creando nuestra postura hacia la intertextualidad y la anotación. Tal vez su anotación sea el discurso que provocó su lectura atenta, como dice Derrida, apuntala otro texto[6]. 


¿Qué quiere decir Derrida con la anotación que ayuda a apuntalar un discurso sobre otro? El proceso de tomar notas entre lectura de textos y haciendo preguntas en ello, es la evidencia de investigación, el análisis de textos y hechos establecidos del aprendizaje. Es el registro de notas la capacidad de reflexión del autor. El propio discurso de reflexión está compuesto por reacciones racionales a interrogaciones. Su anotación agrega marcas que le permiten producir conversación para discutir las ideas con compañeros estudiantes o su profesor. 


Como escribió Poe en 1844: “También en la marginalidad del texto hablamos solos con nosotros mismos; por lo tanto, hablamos frescos, audazmente, originalmente, con abandono y sin engreimiento[7]”. ¿Quienes son los lectores para los que se crea la anotación? Las preguntas sobre la autoría y la audiencia se cruzan a lo largo de un continuo que incluye su marginalidad próxima y privada, notas vistas y circuladas entre públicos distantes y todo tipo de redes sociales. Sin embargo, la respuesta principal y más relevante a la pregunta de “para quién”, es usted nuestro distinguido lector. 


Entonces, ¿qué pasa con sus anotaciones? ¿Has subrayado o marcado palabra o frases? ¿Ha escrito una anotación al margen, en fichas, interlineales o con marcas indexadas? Tomar notas le ayuda experimentar un diálogo, ejerce el texto influencia en su aprendizaje y expande el lenguaje de su lexicón; además, hace un diálogo entre textos estableciendo conexiones entre personas e ideas. 


No creemos que un libro u otro texto formal, esté destinado a vivir como artefacto prístino sin adulterar a perpetuidad. El libro subrayado, marcado y con notas es un libro que fue reflexionado, ya que el lector interrogó y estableció conexiones entre sus ideas. Un libro con notas, es un diálogo con el texto. Ya sea que se anote en forma privada o se comparta en el espacio público, este diálogo es una forma de agenciar conocimiento para nuestra persona. 


Hemos establecido que la anotación es una actividad cotidiana para el intelectual universitario. Es probable que lea y escriba anotaciones regularmente tal vez a diario. También hemos introducido las ideas de otros y sugerido agregar nuestra crítica. La anotación es parte integral del cómo escribimos y recibimos comentarios sobre nuestra literatura en línea. El proceso de tomar notas es la base del proceso esencial de hacer disertación: explicar, fundamentar, sintetizar, categorizar, calcular, demostrar, fundamentar, justificar… El texto que usted está leyendo, fue moldeado por largos procesos de toma de notas entre diferentes textos, organizado en una narrativa y provocando conversación reflexiva y retrospectiva sobre la complejidad entrelazada de cada tema y proceso intelectual. 


La anotación es una actividad humana natural. Siempre hemos querido interactuar con el contenido como una forma de virtud para nuestra persona. Las anotaciones son el registro de la evidencia de la reflexión en su profundidad lograda. La anotación es la única forma de hacer que la palabra escrita sea un proceso de naturaleza dialógico. La anotación es la solución al hecho de que los textos son interactivos y no pasivos en la educación. En última instancia, nos estaríamos engañando a nosotros mismos solo con cortar y pegar texto. Tomar notas es el entrenamiento para participar en un seminario con una conversación exitosa y productiva. 


Este texto que usted lee ahora mismo, es una demostración de las cualidades receptivas, de diálogo y de creación de significado de organizar notas agregadas a un discurso textual. Tomar notas de un manuscrito en nuestra lectura, es el primer paso de síntesis, reflexión y creación de nuevos textos. En la UMSNH proporcionamos un sistema de tomas de notas para este propósito: http://www.libertadacademica.com/EbookLetras15/elements/TablaContenido.html


En síntesis, escribir notas sobre textos, son prueba del rastro de nuestro intelecto. Nuestra preocupación por una educación universitaria de libre albedrío de las ideas y el significado, no puede ignorar las complejidades de las circunstancias o la disposición de los estudiantes. Las notas sensibles de un anotador ancladas permanentemente a un texto, pueden ser creadas como trabajo habitual de discernimiento o apático a la actividad formal. Cualquiera que sea el caso, tales notas son el resultado del trabajo habitual del intelecto en interacciones aditivas entre el lector, el texto y el contexto. Con la anotación funcionando como rastros probatorios y significativos de la agencia de conocimiento en la educación científica y universitaria, pretendemos con las elaboraciones de síntesis como medio de evaluación, que el aprendizaje del estudiante sea sobre el estilo de pensamiento científico y académico; y no una mecanización sistemática de simulación de la actividad intelectual formal.    


Referencias 


[1] Soerensen, Anders & Draeby, Anders. (2020). Markus Gabriel: Neo-Existentialism. 31. 188-191.

[2] Hacker, P. M. S. (2001) ‘Wittgenstein and the autonomy of humanistic understanding’, in R. Allen and M. Turvey (eds) Wittgenstein, Theory, and the Arts , Routledge, pp.39–74.

[3] Kastely, James. (1991). Book Review:Protocols of Reading Robert Scholes. Modern Philology. 89. 10.1086/391948.

[4] Burns, Carole. (2017). Rebecca Solnit on mansplaining and her new book, ‘The Mother of All Questions’.

[5] White, E.. (2020). Mikhail Bakhtin: a two-faced encounter with child becoming(s) through dialogue. Early Child Development and Care. 191. 1-10. 10.1080/03004430.2020.1840371.

[6] Olsen, Trenton. (2021). A Note on the Text and Annotations. 10.4324/9780429059308-2.

[7] Halliburton, David. (2015). Edgar Allen Poe: A Phenomenological View. 10.1515/9781400873043.