Texto universitario


 

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LOS RECTORES   

JOSÉ ADOLFO ARREGUÍN VIDALES
1924
       Ramón Alonso Pérez Escutia
       Facultad de Historia

MIEMBRO DE FAMILIAS DE PROSAPIA

En el seno del matrimonio formado por el profesor de idiomas Enrique Arreguín Oviedo y doña María de los Dolores Vidales Ortega, vino al mundo la tarde del siete de febrero de 1894, el infante José Adolfo Arreguín Vida les en el domicilio ubicado en la casa número 63 de la calle de las Amapolas, en el centro de la ciudad de Morelia.1 Fue miembro de una de las familias de mayor prosapia. Por el lado paterno fue nieto de Félix Arreguín, aquél prestigiado médico que cobró notoriedad era aún practicante, cuando arriesgando su vida, rescató el cadáver de Melchor Ocampo, asesinado el tres de junio de 1861, en terrenos de la hacienda de Caltengo, jurisdicción de Tepeji del Río, y lo llevó a la ciudad de México por instrucciones del presidente Benito Juárez.2

Por su ascendencia materna, José Adolfo fue nieto del acaudalado empresario Feliciano Vidales, personaje que a mediados del siglo XIX construyó una respetable fortuna a partir de sus actividades en el comercio y la arriería. Para el último tercio de esa centuria, Vidales figuraba como uno de los hacendados más importantes de Michoacán, entre cuyas propiedades se encontraba la extensa y feraz hacienda de Tarétan, su lugar de origen.3 Ya en un segundo Círculo de relaciones familiares, José Adolfo fue sobrino del doctor Alberto Oviedo Mota, primo de su padre, quien fungiría como el primer rector de la Universidad Michoacana. Fue primo hermano del también médico Enrique Arreguín Vélez, nacido en 1907 en Morelia, quien habría de desempeñarse en su momento como otro de los rectores de esta Casa de Estudios. Al contraer matrimonio a principios de los años veinte del siglo pasado con María Mesa Rubio, José Adolfo Arreguín Vidales pasó a figurar como sobrino político del ingeniero Pascual Ortiz Rubio, fundador de la Universidad.4


José Adolfo Arreguín Vidales realizó sus estudios básicos en varias escuelas particulares de Morelia, y en 1908 ingresó al Colegio de San Nicolás, para cursar estudios de secundaria y bachillerato, en donde coincidió con personajes como Salvador González Herrejón, apenas dos meses mayor que él; Ignacio Chávez Sánchez y los hermanos Manuel y Antonio Martínez Báez. Su presencia en ese plantel transcurrió en uno de los momentos de mayor efervescencia política y de protestas contra las administraciones porfirista y mercadista, como preludio del inminente estallido de la Revolución Mexicana. 5

La mayoría de esos jóvenes se inscribieron en 1913 en la Escuela de Medicina de Michoacán, pero los trastornos ocasionados por la fase constitucionalista y convencionista del movimiento revolucionario, retrasaron de forma considerable su formación profesional. El gobernador provisional, general Alfredo Elizondo, el 31 de diciembre de 1915 emitió el decreto a través del cual dispuso el cierre de la Escuela de Medicina, argumentando su presunta incosteabilidad. Bajo este escenario, varios de los alumnos, entre ellos Salvador González Herrejón, Samuel Ramos Magaña y Manuel Martínez Báez, fueron becados por la administración estatal para continuar con la parte final de su carrera en la Facultad de Medicina de Universidad Nacional. A ese grupo se integraron costeando sus gastos Ignacio Chávez Sánchez y José Adolfo Arreguín Vidales.6


A principios de 1920, cuando ya se había generado las suficientes condiciones de paz y estabilidad social, la mayor parte de los alumnos becados en la Facultad de Medicina de la ciudad de México retornaron a Morelia. De tal suerte que prácticamente en forma simultánea Ignacio Chávez Sánchez, Salvador González Herrejón y José Adolfo Arreguín Vidales, presentaron en ese año sus respectivos exámenes recepcionales como médicos cirujanos y parteros.


Cuando el general Francisco J. Múgica, gobernador constitucional de Michoacán, designó al doctor Ignacio Chávez Sánchez como rector de la Universidad Michoacana, éste a su vez invitó a sus colegas a impartir clases en la Escuela de Medicina.7


Para el caso específico del doctor Tasé Adolfo Arreguín Vida les, existe evidencia documental de que fue en 1921 cuando se integró a la planta docente de la Facultad de Medicina de la Universidad Michoacana, para impartir las asignaturas de primero y segundo de Patología Interna así como la de Clínica Médica. Al año siguiente figuró como catedrático de las materias de Clínica Propedéutica Médica, Clínica Propedéutica Quirúrgica y Patología General. Mientras que en el año de 1923, además de fungir como director de ese plantel por acuerdo del rector Salvador González Herrejón, ofreció los cursos de Operaciones y Clínica Terapéutica Quirúrgica, Clínica Propedéutica Quirúrgica y la de Clínica Propedéutica Médica.8

A partir de mediados de 1923, se perfiló en el horizonte una intensa tormenta política en torno a la sucesión en el poder Ejecutivo federal registrado al siguiente. El ex presidente Adolfo de la Huerta se sublevó en contra de la administración obregonista y sus efectos y secuelas fueron resentidas con particular intensidad en Michoacán. Entre el 20 y el 24 de enero de 1924, los rebeldes delahuertistas combatieron contra las tropas gubernamentales en las calles de Morelia.9 En ese contexto, el rector de la Universidad Michoacana, Salvador González Herrejón, gestionó la instalación de un puesto de socorro médico en el céntrico Hotel "Oseguera", en el que participaron además de él sus colegas Manuel Martínez Báez, José Adolfo Arreguín Vidales, Francisco Gómez, Emilio Martínez, Ignacio Mora, Rafael Alvarado y Rafael Morelos Zapién, así como el farmacéutico Antonio Reynoso Puente. 10

 

UN RECTORADO DE TRANSICIÓN

Los reacomodos que se suscitaron entre la clase política local después de la derrota de los delahuertistas impactaron de manera directa en la Universidad Michoacana. Durante varias semanas las actividades académicas y administrativas materialmente quedaron suspendidas, ante las drásticas disposiciones implementadas por el general Enrique Estrada y otros mandos militares rebeldes para consolidar sus posiciones. Fue en ese escenario en el que concluyó el rectorado del Dr. Salvador González Herrejón, entre el 26 de enero y el 17 de marzo de 1924, en condiciones que no quedan del todo claras.11 Los delahuertistas evacuaron la capital michoacana después de ocuparla durante casi un mes, por lo que el gobernador Sidronio Sánchez Pineda retornó a Morelia para reasumir sus funciones el 22 de febrero, y en uso de sus facultades legales designó al Dr. José Adolfo Arreguín Vidales, en ese momento director de la Facultad de Medicina, como rector interino.12

El nuevo funcionario presidió su primera sesión del Consejo Universitario el 18 de marzo de ese año, conservando como cátedra el segundo curso de Clínica Médica.13

La actuación de alrededor de cinco meses del doctor José Adolfo Arreguín Vidales al frente de la Universidad Michoacana, entre marzo y agosto de 1924, se suscitó en un ambiente de intensa efervescencia política y social, propiciada por los simultáneos procesos electorales para la renovación de los poderes de la Unión y del Estado, y cuyo epicentro de la contienda política fue la ciudad de Morelia.14 Esta situación explica en gran medida el ambiente de relajamiento que se percibe a través de la documentación del Consejo Universitario, principalmente entre el alumnado y algunos docentes, que llevaron a ese cuerpo colegiado a asumirse con decisiones y posturas enérgicas, para restablecer y mantener en lo posible el orden y la disciplina académica y administrativa.15

En total, fueron diez las sesiones del Consejo Universitario que presidió en su calidad de rector interino el médico Arreguín Vidales. Este organismo se integraba por el regente del Colegio de San Nicolás, Salvador Franco López; el director de la Facultad de Medicina Jesús Díaz Barriga; el abogado Adolfo Alvarado, director de la Facultad de Jurisprudencia; Alberto Bremauntz Martínez, director de la Escuela de Contadores Taquígrafos y Telegrafistas; el director de la Escuela Normal para Profesores, Aureliano Esquivel; la directora de la Escuela Normal para Profesoras, Rosaura Ramos; y los profesores consejeros José Jara Peregrina, Miguel Zúñiga Cisneros, Salvador Ruano, Luis Macouzet, Ricardo Zavala, Francisco R. Romero, Victoria Pardo y Jesús Romero Flores. En tanto que el doctor Manuel Martínez Báez se mantuvo en las funciones de secretario general, que ejercía desde el rectorado de Salvador González Herrejón.16

En el desarrollo de las referidas sesiones del Consejo Universitario se advierte como común denominador las frecuentes y reiteradas solicitudes de los alumnos de las diferentes carreras, ya para solicitar exámenes extemporáneos y/o especiales vertiendo diversos argumentos justificatorios. Este proceder colectivo fue advertido pronto por los integrantes del Consejo Universitario que trataron de acotar esta problemática mediante la ampliación del periodo de exámenes extraordinarios del año escolar de 1924, considerando entre otros factores los trastornos que ocasionó a las actividades académicas y administrativas la sublevación delahuertista durante prácticamente un trimestre.17


 Aun así, los miembros del Consejo Universitario debieron atender complejas peticiones de alumnos que requirieron ese tipo de prerrogativas y que devinieron de circunstancias propias de la dinámica de la Universidad Michoacana. Fue el caso de Manuel Laris Alvírez, quien en el marco del cierre y la reapertura de la Facultad de Jurisprudencia, en el ciclo escolar de 1923, fue el único alumno de nuevo ingreso matriculado en ese plantel.

Para 1924, debería cursar el segundo año de la carrera de abogado, pero ante la carencia de docentes que lo atendieran sólo a él, debió solicitar ser exentado de llevar las asignaturas de Derecho Civil, Derecho Romano y Economía Política, en tanto se integraba un grupo más amplio de estudiantes para desarrollar los cursos en mención, lo que fue aprobado por el Consejo Universitario. 18 Otro caso que suscitó un fuerte debate el interior de este organismo, fue el correspondiente al estudiante de la Escuela de Contadores Taquígrafos y Telegrafistas, José Téllez cuya conducta fue calificada como de "perniciosa", pero su proceso de expulsión polarizó las posturas y los ánimos al interior del Consejo Universitario.19

En la medida de lo posible el rector Arreguín Vidales y el Consejo Universitario, dieron continuidad a las labores de reorganización administrativa y académica que se venían realizando desde la gestión del doctor González Herrejón. Sin embargo, la situación se tornó más precaria debido a la drástica reducción que sufrió el presupuesto de la Universidad Michoacana en el transcurso de 1924 y que obligó a proseguir con el redimensionamiento interno para economizar recursos. Esta situación fue particularmente onerosa para la Escuela de Contadores Taquígrafos y Telegrafistas, en la que al no recibir partida presupuestal sus directivos, docentes y alumnos deliberaron en torno al qué hacer. Sus preocupaciones también eran compartidas por los miembros del Consejo Universitario, en cuya instancia se ventiló el problema y fueron desde el drástico e inmediato cierre del plantel; la de llevar a cabo esa medida de manera gradual, conforme fueran egresado los alumnos matriculados en los diferentes grados; hasta aquella que sostenía el trabajar de manera voluntaria y esperar a que las nuevas autoridades estatales se sensibilizaran y asignaran recursos para la Escuela en el año de 1925. A final de cuentas, al momento de separarse de la rectoría el doctor Arreguín Vidales este asunto se mantenía en suspenso y se constituía en uno de los focos de efervescencia al interior de la Casa de Estudio.20 En otra dinámica de hechos además de las designaciones de profesores que deberían efectuarse en varios planteles, con base en acuerdos del Consejo Universitario desde los tiempos de González Herrejón, la Universidad Michoacana enfrentó el problema de que un número importante de cátedras quedaron sin titulares, al ausentarse de Morelia muchos de los que las ejercían debido a la inédita coyuntura que suscitó la sublevación delahuertista.


En ese tenor cabe apuntar que se efectuaron casi medio centenar de designaciones de catedráticos que respondían además a otras motivaciones. Por ejemplo, en el Colegio de San Nicolás la matrícula de nuevo ingreso fue tan numerosa en 1924, que hubo necesidad de abrir una segunda sección en primero de bachillerato, a petición del rector Arreguín Vidales. Entre los profesores contratados figuraron personajes que andando el tiempo darían lustre a la institución como fueron los caso de Alfredo Maillefert, para la clase de Español; Eugenio Martínez Báez, para la de inglés; y más tarde José María Mendoza Pardo, se hizo cargo de la asignatura de dibujo.21 Mientras que en la Facultad de Jurisprudencia, en donde todavía se advertían las secuelas de los conflictos que la habían afectado en el lustro precedente, la planta docente se caracterizó por su inestabilidad por lo que debieron efectuarse numerosas designaciones de profesores para atender las labores académicas del ciclo escolar de 1924. Entre otros abogados recibieron nombramientos de responsables de asignatura Adolfo Alvarado, Francisco Villalón, Ricardo Zavala, Leopoldo Gallegos, Mariano Aguilar, Luis G. Zumaya, Alfonso Alvírez, Luis Macouzet y Bonifacio Irigoyen.22


Una situación muy similar se advertía en la Facultad de Medicina en la que también se debieron cubrir los vacíos dejados por varios galenos, y ante la evidente carencia de éstos en la ciudad se debieron efectuar asignaciones de cursos entre los propios funcionarios universitarios, como fueron los casos del rector Arreguín Vidales; Manuel Martínez Báez, el secretario general; así como los consejeros Salvador Ruano, Salvador Franco López y Salvador Jara.23

En lo que concierne a las escuelas normales para profesores y profesoras, durante la breve gestión del doctor Arreguín Vidales, las autoridades de ambos planteles propusieron al Consejo Universitario la introducción del sistema de prefectura para mejorar la disciplina interna entre los alumnos

Lo que dio lugar a un intenso debate, cuyos principales protagonistas fueron el doctor Jesús Díaz Barriga, férreo opositor al plantear las limitaciones a la libertad individual. En tanto que el profesor Aureliano Esquivel se encargó de argumentar acerca de las presuntas ventajas del mismo y el ahorro que se haría al suprimir las plazas de celadores. El asunto quedó sin resolución. En ambas escuelas se otorgaron nombramientos para docentes a personajes como Mónico Gallegos, Fiacro Pérez, Celerino Ambriz, José Sánchez Calderón, Salvador Díaz, Juan Díaz Vázquez y Jesús Castro Torres.24


No obstante, el cuidado que pusieron las autoridades universitarias para inmiscuirse lo menos posible en las cuestiones políticas que se ventilaban en toda la geografía estatal, por los motivos arriba mencionados, no faltaron incidentes que afectaron la institución. Un caso muy sonado fue el del director de la Escuela Normal Regional de Ciudad Hidalgo, Salvador Bremauntz Martínez, hermano del director de la Escuela de Contadores Taquígrafos y Telegrafistas, quien en su carácter de representante del Partido "Melchor Ocampo" de esa localidad, envió un telegrama al jefe de operaciones militares de la misma, general Félix Ireta Víveros, para conminarlo a que se desistiera de coaccionar el voto a favor del candidato a diputado federal José Rivera, a través de la labor de intimidación de los soldados a su mando. El asunto llegó al conocimiento del secretario de gobierno del estado, el que a su vez se quejó ante el rector Arreguín Vidales del proceder de Salvador Bremauntz Martínez. Los integrantes del Consejo Universitario deliberaron sobre el particular, lo que dio lugar a la renuncia de Bremauntz al cargo.25


La salida del doctor Arreguín Vidales de la rectoría de la Universidad Michoacana tampoco dejó de tener un matiz político, toda vez que sucedió la víspera de la llegada del general Enrique Ramírez Aviña para ocupar el cargo de gobernador constitucional de Michoacán, durante el periodo constitucional 1924-1928. En uso de sus atribuciones legales éste nominó al doctor Manuel Martínez Báez, hasta entonces secretario general, también con carácter de rector interino, y presidió su primera sesión del Consejo Universitario con esa investidura el 20 de septiembre de 1924.26

EL EJERCICIO PROFESIONAL, LA DOCENCIA Y EL SERVICIO PÚBLICO

La amistad y la solidaridad cultivadas con sus colegas Ignacio Chávez Sánchez, Salvador González Herrejón y otros prominentes médicos avecindados en la ciudad de México, permitieron que su colega José Adolfo Arreguín Vidales se les uniera, apenas concluyó sus labores al frente de la Universidad Michoacana. Se integró a la plantilla médica del Hospital General de México y poco después comenzó a impartir clases en la Escuela de Medicina de la Universidad Nacional. Cuando su tío político, el ingeniero y general Pascual Ortiz Rubio, desempeñó la Presidencia de la República en el periodo 1930-1932, el doctor Arreguín Vida les figuró como funcionario en el Departamento de Salubridad.27


Al concluir la administración ortizrubista, el doctor Arreguín Vida les retornó sus labores en el Hospital General de México, además de atender un consultorio particular de medicina general. Posteriormente, durante el segundo semestre de 1937 se involucró en el proyecto de fundación de la Escuela de Medicina Rural del Instituto Politécnico Nacional, en la que figuró como docente de diversas asignaturas hasta el tiempo previo a su muerte. Las actividades de ese plantel se iniciaron formalmente el 4 de marzo de 1938.28


El doctor Arreguín Vida les y su familia tuvieron el hábito de visitar de manera periódica la ciudad de Morelia, para convivir con parientes y amigos. En 1947, en ocasión de las actividades conmemorativas del Natalicio de don Miguel Hidalgo y Costilla, el 8 de mayo, el doctor José Adolfo Arreguín Vidales fue objeto de un emotivo homenaje organizado por las autoridades de la Universidad Michoacana, que presidía en calidad de rector su contemporáneo y amigo el ingeniero Porfirio García de León.29 El doctor Arreguín Vida les falleció en la ciudad de México en 1953, a la edad de 59 años.30

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1 Archivo del Registro Civil del Municipio de Morelia, Michoacán (ARCMMM), Libro de Nacimientos, años 1893-1896, f. 14, partida núm. 33, José Adolfo Arreguín Vidales.

2 El doctor Félix Arreguín nació en Morelia en 1842 y realizó los estudios profesionales en la Escuela de Medicina de México. En el mismo año de 1861 participó activamente en la implementación de las medidas sanitarias tendientes a acotar la epidemia de tifo que asoló a la capital de la República, sirviendo en los hospitales de San Cosme y San Fernando. Meses más tarde figuró como médico del Batallón "Matamoros" el que procedente del Estado de Michoacán, concurrió a la célebre batalla del Cinco de Mayo de 1862 en la ciudad de Puebla. Murió en su tierra natal el 7 de septiembre de 1877. Enrique Arreguín Vélez, Páginas autobiográficas, (Biblioteca de Nicolaitas Notables núm. 11), Morelia, Centro de Estudios sobre la Cultura Nicolaita, Universidad Michoacana, 1982, pp. 9-10; Jesús Romero Flores, Diccionario michoacano de historia y geografía, México, Imprenta Venecia, 1972, p. 47.


3 El poeta Alfredo Maillefert, primo de José Adolfo, describe a su también abuelo materno Feliciano Vidales, como "propietario de las haciendas de San Marcos Tahuejo y El Sabino; poseía la casa más importante de Tarétan; había fundado la fábrica de hilados 'La Providencia', a orillas del río Cupatitzio, en Uruapan. Era un hombre emprendedor, decidido y trabajador, amigo de obispos y gobernadores; favorecedor de los peones, a quienes puso escuela y hospital. Cuando venía a la capital del país, los grandes comerciantes se comunicaban por teléfono la noticia; y a pesar de su enorme fortuna, dio tanto de lo suyo, que al morir, no había en casa para costear los gastos del entierro". Alfredo Maillefert, Ancla en el tiempo, Morelia, Universidad Míchoacana, 1940, pp. 9-10; Raúl Arreola Cortes, Alfredo Maillejert, soledad y silencio, (Biblioteca de Nicolaitas Notables núm. 10), Morelia, Centro de Estudios sobre la Cultura Nicolaita, Universidad Michoacana, 1982, p. 17.

4 La esposa de Arreguín Vidales, María Mesa Rubio, fue además nieta del prestigiado abogado Miguel Mesa Ochoa, uno de los personajes más influyentes de la clase política michoacana durante el Porfiriato y destacado profesor en la Facultad de Jurisprudencia. Gabriel Ibarrola Arriaga, Familias y casas de la
vieja Valladolid,
Morelía, Fimax Publicistas, 1969, pp. 351-352; Pascual Ortiz Rubio, Memorias, (Biblioteca de Nicolaitas Notables núm. 7), Morelia, Centro de Estudios sobre la Cultura Nicolaita, Universidad Michoacana, 1981, p. 189.

5 Raúl Arreola Cortés, Historia del Colegio de San Nicolás, Morelia, Universidad Michoacana, 1982, pp. 318-320.

6 Verónica Oikión Solano, El constitucionalismo en Michoacán. El periodo de los gobiernos militares (1914-1917), México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 1992, p. 417; Ignacio Chávez, México en la cultura médica. El humanismo médico. Mensajes a los estudiantes de Medicina, Morelia, Centro de Estudios sobre la Cultura Nicolaita, Universidad Michoacana, 1993, p. 20.

7 Ignacio Chávez, México en la cultura médica…, pp. 21-22; Raúl Arreola Cortés, Infancia y juventud de Ignacio Chávez, Morelia, Centro de Estudios sobre la Cultura Nicolaita, Universidad Michoacana, 1997, p. 104; Jesús Romero Flores, Biografías de nicolaitas distinguidos, Morelia, Gobierno del Estado de Michoacán, 1980, pp. 86,96y 101.

8Archivo Histórico de la Universidad Michoacana (AHUM), Fondo: Secretaría Administrativa, Sección: Personal Universitario, Serie: Docentes y Alumnos, Caja: 65, Exp. 1318, Adolfo Arreguín Vida les; Raúl Arreola Cortés, Infancia y juventud de Ignacio Chávez..., p. 104.

9 Con respecto a este conflicto político-militar véase la obra de Luis Sánchez Amaro, La rebelión de/ahuertista en Michoacán, 1923-1924, México, Secretaría de Cultura del Gobierno de la República, Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México, Universidad Michoacana, 2016.

10 Raúl Arreola Cortés, Historia de la Universidad Michoacana, Morelia, Universidad Michoacana, 1984, pp. 73-74.

11 Romeo Ortega asegura que existieron presiones políticas de por medio para la salida de González Herrejón de la rectoría, aunque no detalla en qué consistieron. Romero Ortega, El conflicto. Drama de la Universidad Michoacana, Morelia, La Voz de Michoacán, 1968, p. 48.
12 Luis Sánchez Amaro retorna la versión periodística en el sentido de que la remoción del doctor González Herrejón por parte del gobernador Sánchez Pineda, se debió al hecho de que tras el momentáneo triunfo de los rebeldes, tanto el rector como sus colaboradores se pusieron a las órdenes del general Enrique Estrada, lo que fue considerado más tarde como un acto de desacato a las autoridades legítimas. El Cuarto Poder, México, 12 de abril de 1925, núm. 10, p. 3; Luis Sánchez Amaro, La rebelión delahuertista en Michoacána..., p. 324.


13 AHUM, Fondo: Consejo Universitario, Sección: Actas, libro núm. 6, sesión del 18 de marzo de 1924, ff. 2-3; Fondo: Secretaría Administrativa, Sección: Personal Universitario, Serie: Docentes y Alumnos, caja 65, exp. núm. 1318, Adolfo Arreguín Vidales; Raúl Arreola Cortés, Historia de la Universidad Michoacana..., pp. 73-74.

14 La polarización política y social llegaría a tal extremo que el gobernador saliente, Sidronio Sánchez Pineda, se negó a comparecer ante el pleno de la legislatura local para rendir su último informe de gobierno, además de su abierto distanciamiento con respecto a su inmediato sucesor el general Enrique Rarnírez Aviña, electo en los comicios de la primavera de ese año. Verónica Oikión Solano, Los hombres del poder en Michoacán, 1924-1962, Zamora El Colegio de Michoacán, Universidad Michoacana, 2004, pp. 62-69.

15 Romeo Ortega, El conflicto..., p. 48.

16 AHUM, Fondo: Consejo Universitario, Sección: Actas, Libro 6, sesiones del periodo marzo-agosto de 1924, ff. 2-34.

17 AHUM, Fondo: Consejo Universitario, Sección: Actas, Libro 6, sesión del 29 de marzo de 1924, ff. 5-6. Poco después se ordenó por parte del propio Consejo que en lo sucesivo los alumnos canalizaran a través de las direcciones de sus respectivas escuelas las solicitudes de esta naturaleza, con el objeto de no distraer al Consejo Universitario de los asuntos de relevancia, para lo cual se giró a todos los planteles una circular explicativa de los procedimientos a seguir. AHUM, Fondo: Consejo Universitario, Sección: Actas, Libro 6, sesión del 10 de abril de 1924, ff. 7-10.

18 AHUM, Fondo: Consejo Universitario, Sección: Actas, Libro 6, sesión del 10 de abril de 1924, ff. 7-10.

19 AHUM, Fondo: Consejo Universitario, Sección: Actas, Libro 6, sesión del 13 de junio de 1924, ff. 26-27.
20 AHUM, Fondo: Consejo Universitario, Sección: Actas, Libro 6, sesiones del 10 y 29 de mayo de 1924, ff. 15-22; Romeo Ortega, El conflicto…, p. 49.
21 AHUM, Fondo: Consejo Universitario, Sección: Actas, Libro 6, sesiones del 18 de mayo y 24 de julio de 1924, ff. 2-3 Y 31-32.
22 AHUM, Fondo: Consejo Universitario, Sección: Actas, Libro 6, sesión del29 de marzo de 1924, ff. 5-6.

 22 AHUM, Fondo: Consejo Universitario, Sección: Actas, Libro 6, sesión del29 de marzo de 1924, ff. 5-6.
23 AHUM, Fondo: Consejo Universitario, Sección: Actas, Llibro 6, sesión del 18 de marzo de 1924, ff. 2-3.
24 AHUM, Fondo: Consejo Universitario, Sección: Actas, Libro 6, sesión del 18 de marzo de 1924, ff. 2-3.

25 En directa relación con ello se registró además la salida de la plantilla docente de la Escuela Normal Regional de Ciudad Hidalgo de Raymundo Cabrera, otro activista de ese partido político, quien impartía las asignaturas de Canto y Trabajos Manuales. AHUM, Fondo: Consejo Universitario, Sección: Actas,
Libro 6, sesiones del2 de junio y del 24 de junio de 1924, ff. 23-25 Y 31-32; Romeo Ortega, El conflicto…, p. 49.

26 La salida del doctor José Adolfo Arreguín Vidales debió ser muy apresurada, toda vez que ya no firmó el acta de la sesión del Consejo Universitario del 18 de agosto de 1924. AHUM, Fondo: Consejo Universitario, Sección: Actas, Libro 6, sesiones del 18 de agosto y del 20 de septiembre de 1924, ff. 33-34 Y 35-37.

27 Sobre esto último existe una visible discrepancia entre lo que refiere el propio Ortiz Rubio con respecto a lo que consigna en sus obras el profesor Romero Flores, el que asegura que Arreguín Vida les en esos años fue "Director de la Escuela de Policía en México, durante el Gobierno del Presidente Ortiz Rubio".
Pascual Ortiz Rubio, Memorias..., p. 189; Jesús Romero Flores, Diccionario michoacano..., p. 48; Biografías de nicolaitas..., p. 86.

28 Instituto Politécnico Nacional. La Escuela Superior de Medicina Rural. Austin, University of Texas, 1947. pp. 5-9.

29 AHUM. Fondo: Secretaría Administrativa. Sección: Personal Universitario. Serie; Docentes y Alumnos. Caja 65. Exp. 1318. Adolfo Arreguín Vidales.

30 Jesús Romero Flores. Biografías de nicolaitas…, p. 86; Diccionario michoacano…, p. 48.