Texto universitario


 

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LOS RECTORES  

SALVADOR GONZÁLEZ HERREJÓN
1922-1924
Ramón Alonso Pérez Escutia
Facultad de Historia

FORMACIÓN y EXPERIENCIA PROFESIONAL

Recién se iniciaba en Michoacán lo que sería el longevo gobierno mercadista, cuando vino al mundo e l4 de diciembre de 1893, en la ciudad de Morelia, el infante Salvador González Herrejón al que el destino depararía una brillante trayectoria en los campos de la medicina, la ciencia, la academia y la administración pública. Nació en el seno de una familia de amplia prosapia en el ámbito de la medicina, en la que figuraban los doctores Juan Manuel González Urueña, fundador de la primera cátedra de medicina de Michoacán; así como Miguel Silva Macías y Miguel Silva González, los tres en su respectivo momento también gobernadores de la entidad.1
Fue ese distintivo profesional familiar lo que marcó desde la infancia la vocación de González Herrejón. De tal suerte que en 1908 ingresó al Colegio de San Nicolás para cursar los estudios de bachillerato, en donde coincidió con varios de los que serían sus colegas de profesión y de luchas sociales durante más de medio siglo, como Ignacio Chávez Sánchez y los hermanos Manuel y Antonio Martínez Báez.


Llegaron al plantel justo en el momento en el que su comunidad estudiantil y docente protestaba enérgicamente, una vez más, en contra de la reelección del gobernador Aristeo Mercado, quien orquestó entonces una dura represión e implementó drásticas medidas para asumir el control de esa Casa de Estudios.2


El joven González Herrejón ingresó a la Escuela de Medicina de su natal Morelia a principios de 1911, justo cuando en el horizonte se perfilaba y desencadenaba la tormenta de la sublevación maderista amparada en el Plan de San Luis, proclamado por Francisco 1. Madero. Fue testigo presencial y en ocasiones actor del vendaval de eventos que se suscitaron tanto en esta capital, la entidad y el país durante los siguientes tres años.3 La usurpación huertista fue derrotada en los campos de batalla, por las columnas revolucionarias que se alinearon a los postulados del Plan de Guadalupe proclamado por el gobernador de Coahuila, Venustiano Carranza, el 26 de marzo de 1913. De tal suerte que en el verano del año siguiente los rebeldes se alzaron victoriosos en el escenario nacional. Las tropas al mando del general Gertrudis G. Sánchez, ocuparon Morelia e instalaron la primera de las tres administraciones estatales provisionales que hubo de filiación revolucionaria. Tras la derrota de las facciones villista, zapatista y convencionista en la primavera de 1915, el general coahuilense Alfredo Elizondo asumió el poder Ejecutivo de Michoacán.4


La gestión del general Elizondo procedió a profundizar las reformas sociales que emprendió su inmediato predecesor. En el terreno educativo se decretó la drástica clausura de los planteles de perfil eclesiástico, como el Seminario Diocesano y el Colegio Teresiana de Guadalupe, al tiempo que se reorganizaron las instituciones de carácter público y laico. En ese marco se decidió el 31 de diciembre de 1915, el cierre de la Escuela de Medicina bajo el argumento de su presunta incosteabilidad. Varios de sus alumnos, entre los que figuraron Salvador González Herrejón, Samuel Ramos Magaña y Manuel Martínez Báez, fueron becados por la administración estatal para proseguir con la parte final de su carrera en la Facultad de Medicina de la ciudad de México. A ese grupo se sumaron con recursos económicos propios personajes como Ignacio Chávez Sánchez.5


Entre las últimas semanas de 1916 y las primeras del año siguiente Salvador González Herrejón, concluyó los estudios escolarizados de medicina en la capital de la República y de inmediato sus servicios fueron requeridos en el cuerpo médico del ejército carrancista. Entre la primavera de 1917 y mediados de 1919, trabajó adscrito a los Ferrocarriles Constitucionalistas de México, atendiendo al personal que laboraba en esa empresa así como en diversas situaciones de contingencia, como la que ocasionó la proliferación en el país de la devastadora epidemia de influenza o gripa española a lo largo del segundo semestre de 1918.6

En el otoño de 1919 el joven González Herrejón ya colaborada con su tío y colega de profesión Jesús González Urueña, quien mucho influyó en su inclinación por la especialidad de la dermatología. En ese contexto, antes de concluir el año presentó en la Facultad de Medicina de México su examen recepcional como médico general con un estudio denominado El Acetato de Talio en el tratamiento de las Tiñas. Por su probada capacidad intelectual y su inclinación hacia la investigación, el médico Salvador González Herrejón estuvo en posibilidad de obtener una beca otorgada por la Universidad Nacional de México para efectuar estudios en Europa.7


Desde la primavera de 1921 y hasta finales de ese año González Herrejón, realizó el curso práctico y completo de Dermatología ofrecido por la Universidad de París, en las instalaciones de la Clínica de Enfermedades Cutáneas y Sifilíticas del Hospital de San Luis, impartido por el profesor Ieanselme. Además, fue alumno de otras connotadas figuras de la medicina dermatológica francesa de ese tiempo, como los doctores Gougerot, Milian, Thibierge, Hudelo, Saboraud, Sezary, Ferrand, Civatte y Marcel Bloch.8


UN RECTORADO EN UNA UNIVERSIDAD CRECIENTEMENTE PLURAL


En el transcurso del primer trimestre de 1922 el recién especializado médico dermatólogo Salvador González Herrejón, se encontraba de regreso en México. El 7 de febrero en condiciones y circunstancias que no quedan del todo claras, asumió funciones de rector interino de la joven Universidad Michoacana, en sustitución de su colega y amigo Ignacio Chávez Sánchez, quien hacia mediados del mes de marzo renunció a ese cargo ante el gobernador Francisco J. Múgica. González Herrejón fue nominado como rector definitivo el día 15 de ese mes, por disposición del propio titular del Ejecutivo local. En forma simultánea se abocaría a impartir las cátedras de Patología Interna y Clínica Médica, en la Escuela de Medicina de esta casa de estudios.9


Le correspondió al rector González Herrejón afrontar de inmediato las secuelas que generaron las reformas jurídicas y administrativas, que en el tiempo precedente introdujera en la Universidad Michoacana el gobernador Francisco J. Múgica, el que por cierto coincidiendo con el inicio de su gestión en esta institución educativa solicitó licencia por tiempo indefinido para separarse del cargo, al afrontar tanto la animadversión del presidente Álvaro Obregón, como el repudio y abierto hostigamiento de los principales grupos de poder económico y social de la entidad, que se opusieron a su proyecto de gobierno sobre todo en el ámbito de las reformas sociales. 10


Fue bajo este escenario, como bien lo aprecia el doctor Arreola Cortés, que el rector González Herrejón debió actuar con suma cautela y sensibilidad tanto al interior como al exterior de la Universidad Michoacana. En primer término tuvo que desplegar una sistemática y persuasiva labor de conciliación entre los sectores representativos de esta casa de estudios, los que se polarizaron alrededor de los eventos de alto impacto suscitados durante el año de 1921, entre ellos el asesinato del luchador social y docente nicolaita Isaac Arriaga Ledezma, de lo que fue secuela inmediata la creación del Consejo Estudiantil Nicolaita (CEN).11

Bajo el rectorado de prácticamente dos años del doctor González Herrejón, se gestaron en gran medida las condiciones para que en lo sucesivo fuera crecientemente factible la tolerancia y la convivencia civilizada en las aulas universitarias, tanto de los docentes, como de los empleados y alumnos, permeados muchos de ellos de las tesis liberales, así como de los que se identificaban con el novedoso credo socialista del que se encontraron sumamente ideologizados gran parte de los simpatizantes y colaboradores del malogrado gobernador Francisco J. Múgica; y como terceros en discordia figuraron los individuos que se vinculaban con la Iglesia Católica. La confrontación político-ideológica entre esos actores sociales saldría a relucir de manera frecuente al interior de la Universidad Michoacana, durante la gestión en la rectoría del médico Salvador González Herrejón, en consonancia con el ambiente que prevalecía en los escenarios estatal y nacional. 12

En el marco de este incierto e inédito escenario correspondió de entrada a la administración de González Herrejón, la materialización del decreto número 45 de los poderes del estado, que contenía la nueva Ley Orgánica de Instrucción Superior del Estado de Michoacán de Ocampo, decretada en febrero de 1922, en consonancia con el decreto local número tres, que limitó el goce de la autonomía de esta casa de estudios al aspecto meramente técnico. Es importante destacar que con esta nueva legislación se derogaban de la Ley Constitutiva de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, las disposiciones que regulaban el nombramiento y tiempo de permanencia en los cargos de rector y de los directores de los planteles integrantes de ella, lo que en lo sucesivo sería atribución del titular del Ejecutivo local. Una novedad más fue el hecho de que los alumnos de las escuelas y facultades tendrían representación con voz y voto en el Consejo Universitario.13

El propio decreto número 45 aludía a los planteles formalmente concurrentes en la Universidad Michoacana, siendo éstos el "Colegio Primitivo y Nacional de San Nicolás de Hidalgo, Facultad de Medicina, Facultad de Jurisprudencia, Escuela Normal Mixta, Escuela de Contadores Taquígrafos y Telegrafistas, Academia de Bellas Artes y Escuela Granja", así como el Museo Michoacano, el Laboratorio de Biología, el Observatorio Meteorológico y la Biblioteca Pública del Estado, cuyas sedes e instalaciones se ubicaban en Morelia; y la Biblioteca Pública de Zarnora.14 Para llevar a cabo tanto las labores académicas y administrativas sustanciales, así como las propias de la "reingeniería" que implicaba el contenido del referido decreto, el rector González Herrejón dispuso para el ejercicio presupuestal del año de 1922, de 274, 876.30 pesos, otorgados en calidad de subsidio por el gobierno del estado.15

Con el aval del gobernador interino Sidronio Sánchez Pineda y del Consejo Universitario, una de las primeras acciones de reorganización administrativa del rector González Herrejón, fue el intento de remoción del abogado Alberto Bremauntz de la dirección de la Escuela de Contadores Taquígrafos y Telegrafistas. Con ello se buscó diluir un conflicto que se había suscitado en el contexto de la concurrencia de los alumnos de la Escuela Normal Mixta, para tomar en dicho plantel clases de las asignaturas de Taquigrafía y Mecanografía, a lo que presumiblemente por "mero egoísmo" se opuso de manera sistemática el director Bremauntz, con el respaldo de algunos docentes y de un grupo de estudiantes.

A final de cuentas, el intenso forcejo suscitado concluyó con una salida conciliada, consistente en la permanencia de dicho personaje en esa escuela y se permitió a los alumnos normalista s efectuar las prácticas propias de las materias en mención.16

En forma simultánea el Consejo Universitario y el rector González Herrejón, debatieron alrededor del caso de la Academia de Bellas Artes en torno a la cual se cernía la amenaza de cierre temporal o definitivo por la carencia de recursos económicos para su sostenimiento. Su escasa matricula había movido al gobernador del estado a sugerir estas alternativas de solución.


Gustavo Corona, Samuel Ramos, Antonio Martínez Báez, Eduardo Villaseñor, Salvador González Herrejón, Manuel Martínez Báez e Ignacio Chávez, (AFIIH-UM),

Sin embargo, el director José Sobreyra Ortiz con el apoyo de la comunidad docente y estudiantil hizo una apasionada defensa del plantel y logró que se le mantuviera en activo, aunque sin apoyo presupuestal durante 1922, en tanto se generaban condiciones para reasignarle recursos.17


A principios del verano de ese año los alumnos de los planteles integrantes de la Universidad Michoacana, procedieron a la designación de sus primeros representantes ante el Consejo Universitario, tal y como lo consignaba la renovada legislación de esta casa de estudios. De tal suerte que en la sesión del 22 de julio de 1922 de ese cuerpo colegiado, participaron por primera vez con ese carácter los estudiantes Antonio A1cantar, por el Colegio de San Nicolás; Ramón Chávez, por la Academia de Bellas Artes; y Helidoro Durán, por la Escuela de Contadores; y más tarde se incorporaron Cristóbal Ruiz Gaytán por la Facultad de Jurisprudencia; y Antonio Calderón López, por la Facultad de Medicina.18
 

El rector González Herrejón con el respaldo de su colega Manuel Martínez Báez, quien fue designado como secretario general de la Universidad Michoacana en el mes de agosto de 1922, atendió otros problemas financieros y académicos que se suscitaron en planteles como la Facultad de Medicina. De manera específica las carreras de Enfermería y Obstetricia carecían por ese entonces de varios docentes titulados, tras llevarse a cabo reformas a sus planes de estudios, lo que fue resuelto de manera temporal con la solidaridad de algunos médicos y enfermeras morelianos, los que se ofrecieron a impartir clases de manera gratuita. Mientras que en el caso de los estudios de Farmacia no existieron condiciones para su sostenimiento, situación que se había generado desde dos años atrás, por lo que en 1922 dejaron de impartirse de manera formal y únicamente se reabrirían en 1926, cuando se suscitaron otras condiciones al interior de la Universidad Michoacana.19


Pero el asunto medular de la labor de reestructuración administrativa que llevó a cabo al interior de la Universidad Michoacana el médico González Herrejón, fue el de la reapertura de la Escuela de Jurisprudencia.


El plantel había sido clausurado por acuerdo del Consejo Universitario del 21 de mayo de 1921, argumentando razones de carácter económico, aunque desde entonces se presumió la existencia de motivaciones de corte político de fondo, en el contexto de la pugna que sostenían tanto al interior como al exterior de la Universidad Michoacana los grupos liberales, socialistas y católicos. La decisión de reapertura, previas consultas del Consejo Universitario con el gobernador Sánchez Pineda, se formalizó el primero de abril de 1922. El licenciado Adolfo Cortés fue designado como director por el titular del Ejecutivo local en uso de las atribuciones legales que le daba la nueva legislación universitaria.20


La reapertura de ese plantel tuvo diversas condicionantes las que, en el mediano plazo, suscitarían secuelas propias del ambiente de confrontación político-ideológica persistente. Así las cosas, en la Escuela de Jurisprudencia impartirían clases sin cobrar salarios sus docentes en el caso de no existir recursos económicos. Además, los estudiantes deberían cubrir una cuota mensual de veinte pesos. Se formularía el Plan de Estudios el cual sería sancionado por el Consejo Universitario, Y en el que se enfatizaba en que "los alumnos durarán cuatro años en la escuela, periodo en el que se lograra una preparación eficiente para su misión". La escuela en determinado momento sería autosuficiente en lo financiero. Por otra parte, se estipulaba que "se tendrá especial cuidado en la elección de profesores con ideas avanzadas y con honradez, que presenten una garantía de aprendizaje para los educandos".21


Las condiciones en las cuales se concretó la reapertura de la Escuela de Jurisprudencia de la Universidad Michoacana, bajo el rectorado de González Herrejón, aunado al protagonismo y beligerancia de la intelectualidad católica local, explica la decisión de ésta última con el apoyo de la jerarquía del arzobispado de Michoacán, de fundar en mayo de 1923 tanto la Escuela Libre de Derecho como la Escuela Preparatoria Libre de Michoacán, a instancias de personajes como los abogados Felipe de Jesús Tena, José Cruz Rodríguez y José G. Soto.

Sin embargo, en el contexto del ambiente de creciente confrontación Estado-Iglesia ambos planteles únicamente se mantuvieron en activo hasta el 31 de octubre de ese año.22


No menos relevante fue el debate que se suscitó alrededor de la Escuela Normal Mixta de la Universidad Michoacana, creada como tal por el decreto número 45 del gobernador Francisco J. Múgica. Sin embargo, la concentración de hombres y mujeres en un plantel único para efectuar los estudios normales, suscitó de inmediato reacciones de los sectores conservadores de la entidad, los que configuraron corrientes de opinión y orquestaron una estrategia de presión hacia el gobernador Sidronio Sánchez Pineda, para que se re configuraran las antiguas escuelas unisexuales para profesores y profesoras. Hacia finales de 1922, el rector González Herrejón defendió la eventual permanencia de la Escuela Normal Mixta, argumentando tanto razones presupuesta les como el hecho de que los planteles de ese tipo eran habituales y funcionaban con eficiencia en las universidades modernas de diversas partes del mundo.23

El segundo año del rectorado del doctor González Herrejón se inició en el marco de la creciente efervescencia de la sucesión presidencial y en la gubernatura de la entidad. Para el ejercicio presupuestal de 1923 la Universidad Michoacana dispuso por concepto de subsidio estatal de apenas 221,802.76 pesos, es decir 53,073.54 pesos menos con respecto a lo otorgado en el año anterior. En términos reales se le aplicaba una reducción de casi el 20% de su presupuesto. Aun así, la Universidad debía atender situaciones como la de la reactivación del debate alrededor de la Escuela Normal Mixta. El gobernador Sánchez Pineda ejerció presión sobre el Congreso del Estado y el H. Consejo Universitario, para que se concretara la pretendida segregación en planteles unisexuales. El rector González Herrejón con el apoyo de varios miembros del H. Consejo Universitario se resistió a esa pretensión. Sin embargo, el 13 de enero de 1923 los poderes Legislativo y Ejecutivo locales, aprobaron el decreto que des integraba la Escuela Normal Mixta de la Universidad Michoacana.24


Este asunto, así como el de la sustancial reducción al presupuesto de la Universidad Michoacana, que daba al traste con las expectativas de crecimiento y consolidación, fueron dos de las razones que suscitaron la fricción discursiva y creciente distanciamiento entre el gobernador Sánchez Pineda y diversos sectores de esa institución, entre ellos el rector González Herrejón. Esta situación explica en gran parte la presunta "inmovilidad y decadencia" en que entró esta Casa de Estudios en el lapso 1923-1926, como la aseveran algunos historiadores. El ambiente de creciente politización entre los sectores universitarios tuvo como punto de referencia para ese entonces, la fundación en el mes de agosto del primero de esos años de la denominada Gran Convención Local Estudiantil, a instancias de personajes como José María Mendoza Pardo y Gustavo Corona, los que andando el tiempo harían carrera política en los ámbitos estatal y nacional. 25


La carencia de recursos económicos no inhibió la labor del Consejo Universitario presidido por el rector González Herrejón, pues en el transcurso de 1923 buena parte de su atención se concentró alrededor de aspectos tales como, la implementación de drásticas medidas disciplinares para docentes y alumnos. En forma simultánea se trabajó de manera sistemática en la elaboración, debate y aprobación de los reglamentos internos de los planteles integrantes de la Universidad Michoacana.


Especial atención se prestó al rubro de las titulaciones, toda vez que por ese entonces comenzaron a egresar los alumnos fundadores de esta Casa de Estudios, lo que generó la necesidad de establecer y precisar los requisitos y trámites a cubrir para la obtención de los títulos profesionales.26


El destino de la administración universitaria del doctor González Herrejón, quedó ligada a los eventos de alto impacto que se suscitaron cuando se acercaba a los dos años de actuación. Los rebeldes delahuertistas irrumpieron en la ciudad de Morelia entre el 20 y el 24 de enero de 1924. Docentes, empleados y estudiantes de la Universidad Michoacana, con el rector González Herrejón a la cabeza, tomaron parte activa en el resguardo de la población civil de la plaza, concentrando su participación principalmente en la instalación y manejo de un puesto de auxilio médico en el Hotel Oseguera.27


La ciudad de Morelia todavía se encontraba bajo la conmoción ocasionada por la cruenta batalla librada en sus calles entre los rebeldes delahuertistas y las tropas del gobierno federal, cuando el 26 de enero el rector González Herrejón convocó a sesión del Consejo Universitario, pues había asuntos urgentes que desahogar, sobre todo los de los procesos de titulación de los egresados. Los integrantes de este cuerpo colegiado, entre temerosos y confundidos por lo inédito de la situación, se cuestionaron sobre si su actuación era legítima y válida en esos momentos, en virtud de que sus decisiones pudieran ser consideradas como "ilegales", como lo argumento el profesor Bremauntz, por parte de las autoridades militares que asumieron el riguroso control de la ciudad. El doctor González Herrejón se comprometió a generar la interlocución con el jefe de las armas para conocer bajo qué condiciones podría continuar sus labores la Universidad Michoacana.28


Se desconoce el resultado de las gestiones efectuadas por el rector González Herrejón ante las autoridades militares y el recién reinstalado gobernador Sánchez Pineda, lo cierto es que en algún momento entre el 26 de enero y el 17 de marzo, se adoptó la decisión por parte suya y/o de sus superiores para separarse del cargo. A partir de la sesión del Consejo Universitario del día 18 del segundo de esos meses ya figuró como rector interino el médico Adolfo Arreguín Vidales. No se desestima que González Herrejón haya sufrido el acoso inquisidor quese desató para detectar a presuntos cómplices y colaboradores del derrotado delahuertismo, contexto en el que se suscitó además la recomposición de las fuerzas políticas actuantes en los planos nacional y estatal, a lo que la Universidad Michoacana no fue ajena.29


El doctor González Herrejón fue a radicar a la ciudad de México. En el propio año de 1924 contrajo matrimonio con María Dolores Martínez Gándara, oriunda de Maravatío. Fue designado secretario de la Escuela Nacional de Medicina, al tiempo que se incorporó como docente en ella. Su sistemática labor de investigación lo llevó a constituirse en uno de los más acreditados médicos dermatólogos y sanitaristas del mundo. Sus trabajos sobre del mal del pinto fueron ampliamente difundidos y reconocidos a partir de 1938. Fue integrante de las agrupaciones científicas más importantes de su tiempo, entre ellas la Sociedad Francesa de Dermatología. Recibió infinidad de reconocimientos y premios a su labor. Falleció el 9 de enero de 1965, durante un viaje que realizó a San José Costa Rica.30
 

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1 Ramón Alonso, Pérez Escutia, "Salvador González Herrejón, maestro y rector nicolaita", en Presencia universitaria, -selección de textos-, Silvia María Concepción Figueroa Zamudio, coordinadora, Morelia, Instituto de Investigaciones Históricas, Universidad Michoacana, La Voz de Michoacán, 1992, p. 69.

2 Raúl, Arreola Cortés, Historia del Colegio de San Nicolás, Morelia, Coordinación de la Investigación Científica, Universidad Michoacana, 1982, pp. 318-320; Pérez Escutia, "Salvador González Herrejón…", en Presencia Universitaria..., p. 69.
3 Verónica, Oikión Solano, El constitucionalismo en Michoacán. El periodo de los gobiernos militares (1914-1917), México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 1992, pp. 31-92; Eduardo Nomelí Mijangos Díaz, La Revolución y el Poder Político en Michoacán, 1910-1920, (Colección Historia Nuestra núm. 15), Morelia, Universidad Michoacana, 1997, pp. 55-88.
4 Verónica Oikión Solano, El constitucionalismo en Michoacán..., pp. 127-295; Eduardo N. Mijangos Díaz, La Revolución y el Poder Político en Michoacán..., pp. 89-9.
5 Verónica Oikión Solano, El constitucionalismo en Michoacán..., p. 417; Ignacio Chávez, México en la cultura médica. El humanismo médico. Mensajes a los estudiantes de Medicina, Morelia, Universidad Michoacana, 1993, p. 20.
6 Ramón Alonso, Pérez Escutia, "Esbozo Biobibliográfico del doctor Salvador González Herrejón", en Salvador González Herrejón, El mal del pinto el acetato de talio en el tratamiento de las tiñas. (Discursos y testimonios de amigos y discípulos), (Biblioteca de Científicos Nicolaitas 5), Morelia, Centro de Estudios sobre la Cultura Nicolaita, Universidad Michoacana, 1985, p. 80.

7 "Salvador González Herrejón...", en Presencia Universitaria..., p.89.
8 Alonso Pérez Escutia, "Esbozo Biobibliográfico…", en Salvador González Herrejón, El mal del pinto, pp. 80-81.
9 Archivo Histórico de la Universidad Michoacana, (AHUM), Consejo Universitario, Actas, Caja 1, Libro núm. 4, sesión del 8 de febrero de 1922, ff. 10-16; sesión del 16 de marzo de 1922, ff.24-254v.

10 Gerardo, Sánchez Díaz, "El movimiento socialista y la lucha agraria en Michoacán, 1917-1926", en Ángel Gutiérrez, La Cuestión Agraria: Revolución y contrarrevolución en Michoacán (Tres ensayos), (Colección Historia Nuestra núm. 6), Morelia, Universidad Michoacana, 1984, pp. 52-61.
11 Raúl, Arreola Cortés, Historia de la Universidad Michoacana, Morelia, Universidad Michoacana, 1984, p. 71.

12 Sobre la composición, posicionamiento y protagonismo de liberales, socialistas y católicos en esta coyuntura véase: Martín Sánchez Rodríguez, Grupos de poder y centralización política en México. El caso Michoacán, 1920-1924, México, Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, 1994,
pp. 37-77.

13 Periódico Oficial del Estado de Michoacán de acampo (POEMO), t. XLII, núm. 45, Morelia, 2 de marzo de 1922; María Teresa Vizcaíno López, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Panorama jurídico, 1917-1939, Morelia, Universidad Míchoacana, Archivo Histórico, 2000, pp. 41-43.
14POEMO, t. XLII, núm. 45, Morelia, 2 de marzo de 1945, María Teresa Vizcaíno López, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Panorama jurídico, pp. 76-77.
15 María Teresa Vizcaíno López, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Panorama jurídico..., p. 118.

16 AHUM, Fondo: Consejo Universitario, Sección: Actas, Caja 1, Libro 4, sesiones de los meses de marzo y abril de 1992; Romeo Ortega, El conflicto. Drama de la Universidad Michoacana, México, La Voz de Michoacán, 1968, pp. 41-44.
17 Miguel Ángel, Gutiérrez López, Los estudios musicales en la Universidad Michoacana, 1917-1940, Morelia, Archivo Histórico, Universidad Michoacana, 2001, pp. 68-70.
18 AHUM, Fondo: Consejo Universitario, Sección: Actas, Caja 1, Libro 4, sesión del 22 de julio de 1922, ff. 28-30.

19 Carmen Edith, Salinas García, Las estudiantes en la Universidad Michoacana, 1917-1939, Morelia, Archivo Histórico, Universidad Michoacana, 2005, pp. 132-135 Y 138-139.
20 AHUM, Fondo: Consejo Universitario, Sección: Actas, Caja 1, Libro núm. 4, sesión del 1 de abril de 1922, ff. 25-26. Al respecto llama la atención el hecho de que la clausura en cuestión se hizo a escasos días de la violenta confrontación que protagonizaron en Morelia activistas socialistas y feligreses católicos, en la que perdió la vida entre otras personas el docente nicolaita y abogado Isaac Arriaga Ledezma. Hilda Díaz Aldarna, Los estudios de Jurisprudencia en la Universidad Michoacana, 1917-1932, Morelia, Universidad Michoacana, Archivo Histórico, 2000, pp. 53-SS.
21 Hilda Díaz Aldana, Los estudios de Jurisprudencia en la Universidad Michoacana..., pp. 55-56.

22 Miguel Ángel Gutiérrez López, En los límites de la Autonomía. La reforma socialista en la Universidad Michoacana, 1934-1943, Zamora, El Colegio de Michoacán, 2011, pp. 56-57; Itinerario de la Autonomía en la Universidad Michoacana, Morelia, Universidad Michoacana, 2016, pp. 48-49.
23 Ana María, Pimentel Alcalá, Los Estudios Normalistas en la Universidad Michoacana, 1917-1930, Morelia, Universidad Michoacana, Archivo Histórico, 2001, pp. 81-82.

24 Ana María Pimentel Alcalá, Los Estudios Normalistas en la Universidad Michoacana..., pp, 82-83; María Teresa Vizcaíno López, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Panorama jurídico…, pp. 84.
25 María Teresa Vizcaíno López, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Panorama jurídico..., p. 212.

26 AHUM, Fondo: Consejo Universitario, Sección: Actas, Libro 5, actas de las sesiones del periodo marzo-diciembre de 1923. Sobre el tema de la disciplina ya desde el verano de 1922, el rector González Herrejón pretendió implementar un "calendario universitario", para inhibir en lo posible las constantes suspensiones y ausencias de clases de los alumnos con motivo de las conmemoraciones cívicas y religiosas, pero el proyecto no prospero al parecer por la resistencia de varios integrantes del propio Consejo Universitario.
27 Sobre la gestación, desarrollo e impacto de este movimiento político-militar, sobre todo en la ciudad de Morelia, véase Luis Sánchez Amaro, La rebelión delahuertista en Michoacán, 1923-1924, México, Secretaría de Cultura del Gobierno de la República, Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México, Universidad Michoacana, 2016; Raúl Arreola Cortés, Historia de la Universidad Michoacana…, pp. 73-74.
28 AHUM, Fondo: Consejo Universitario, Sección: Actas, Libro 6, sesión del 26 de enero de 1924, f.I.
29 AHUM, Fondo: Consejo Universitario, Sección: Actas, Libro 6, sesión del 18 de marzo de 1924, ff. 2-3; Raúl Arreola Cortés, Historia de la Universidad Michoacana…, pp. 73-74.

30 Ramón Alonso Pérez Escutia, "Esbozo Biobibliográfico...", en Salvador González Herrejón, El mal del pinto…, pp. 81-97.