Texto académico

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8. Pensamiento crítico  


En los últimos años, las preocupaciones sobre el buen pensamiento se han centrado principalmente en el pensamiento crítico, aunque, como hemos visto, implica mucho más que esto. Enseñarnos a pensar sobre nuestro pensamiento mientras pensamos es una tarea compleja, que involucra nuestras habilidades de pensamiento en diferentes niveles. Debemos aprender a generar nuestras propias ideas y pensar conceptual, causal y creativamente, así como críticamente.


Nuestra renuencia a enseñar estas habilidades en escuelas, colegios y universidades, en lugar de enseñarles a los estudiantes qué pensar más que cómo pensar, se explica en gran medida por la dificultad que presentan y las complejas habilidades de enseñanza que exigen. Es mucho más fácil explicar y describir hechos y conocimientos, que los estudiantes simplemente deben registrar con precisión sin ninguna participación activa de su propio pensamiento.


Por el contrario, mejorar nuestro pensamiento crítico implica la tarea más compleja de desarrollar nuestras habilidades: lidiar con todos los problemas que surgen de la tensión entre lógica y lenguaje; criticar y debatir cuestiones, haciendo de abogado del diablo argumentando a favor de una cuestión por la que menos simpatía tenemos; razonar deductivamente e inductivamente; y para evaluar evidencia y sacar inferencias confiables de ella. Significa reemplazar el modelo simplificado de debate contradictorio que se enseña en tantas escuelas y colegios por el razonamiento más complejo de una discusión, en la que los participantes buscan revelar la verdad y no solo ganar el argumento. Implica confrontar honestamente todos los problemas y no solo aquellos que apoyan a un lado. Significa modular cuidadosamente nuestro razonamiento para llegar a una evaluación precisa y sensible de la evidencia, independientemente de si esto refleja nuestros puntos de vista o no.


Esta explicación más completa del pensamiento fue desarrollada hace más de 2400 años por Sócrates, quien criticó las estériles simplificaciones del debate y la retórica tradicionales. Desarrolló un método de razonamiento que eliminó todos los conceptos erróneos y la confusión que oscurecían la verdad. Investigando cuidadosamente los pronunciamientos de las autoridades y las afirmaciones de sus estudiantes, comenzó por no dar nada por sentado, haciendo las preguntas más simples e ingenuas. De esta manera, pudo revelar su uso confuso de las palabras, las implicaciones ocultas de sus argumentos que pasan desapercibidas en los conceptos que dieron por sentado, la falta de evidencia adecuada para respaldar sus afirmaciones y las creencias contradictorias ocultas por su retórica confiada. De la misma manera, usando las mismas habilidades, debemos analizar todos los argumentos que encontramos o crearnos. Para que los argumentos sean convincentes, dependen de dos cosas: que las premisas o declaraciones que conforman el argumento son verdaderas; y que el argumento es válido, que las premisas respaldan la conclusión en la forma en que se afirma que lo hacen.


Cuando la verdad se refiere a la sustancia del argumento, la validez se refiere a su forma, si la conclusión puede extraerse de las premisas. Con estas dos cosas en mente, debemos asegurarnos de que no hay errores en nuestro razonamiento, que nuestro uso del lenguaje es coherente y claro, y que tenemos evidencia suficiente para demostrar la verdad de nuestras premisas. Como esto deja en claro, debemos pensar rutinariamente en tres cosas:


1. Argumentos

¿Son válidos?

¿Saco conclusiones que sean consistentes con mis suposiciones?

¿Hay supuestos ocultos en mis argumentos?

2. Evidencia

¿Tengo suficiente evidencia para expresar mis puntos?

¿Describo la evidencia con precisión?

¿Saco inferencias confiables y relevantes de él?

3. Lenguaje 

¿Está claro mi significado?

¿Uso las palabras de manera consistente?

¿Mis términos especializados implican más de lo que reconozco?


Incluso las mejores mentes están llenas de medias verdades, supersticiones, falsedades y prejuicios. Todos cometemos los sesgos cognitivos, si no aplicamos las pruebas elementales de lógica para determinar si una idea, que puede ser verdadera o no, conduce a otra. Confiamos en evidencia parcial, no probada. Y usamos el lenguaje de una manera engañosa e inconsistente sin reflexionar sobre sus implicaciones ocultas. La clave para resolver todos estos problemas es desarrollar una profunda sospecha sobre nuestras propias ideas y llevar este escenario central a nuestra escritura y pensamiento.



8.1 Razonamiento 


La razón parece estar pasando tiempos difíciles[1]. ¿Por qué deberíamos confiar en la ciencia? Una respuesta inicial, es que el conocimiento científico es fundamentalmente consensuado, esta propiedad atiende adecuadamente con este valor epistémico y, sale en apoyo a la crisis actual de confianza. La conversación científica está organizada por la objetividad que surge de las prácticas sociales de la crítica y la mente flexible a la corrección, con mayor éxito en ciudadanos educados de todas las culturas, que alcanzaron la capacidad lingüística de la habilidad intelectual del control mental de la razón y la autocrítica.


La paz en nuestras sociedades, se consolida como el agente más importante del progreso económico moderno[2], pero depende de un factor: ¿cómo podemos justificar la confianza para la toma de decisiones, particularmente cuando hay un ataque a la ciencia por el poder político? Lo importante está en la naturaleza del consenso, vital para su papel en la democracia tambaleante de nuestro tiempo. El hecho de que, alguien esté inmerso en el problema no significa que lo comprenda; nociones convencionales de objetividad, asumen la distancia para esta razón. La literatura disponible ilustra y agudiza la distinción entre los consensos que dan autoridad objetiva a la ciencia y confianza para la toma de decisiones frente a la pseudociencia. La confianza en la ciencia se da cuando un consenso honesto y riguroso surge en una comunidad científica, que es culturalmente diversa y que se caracteriza por una amplia revisión de pares y apertura a la discusión. 


Puede que la verdad científica sea siempre mejorable, pero cuando las acciones humanas y los cambios en la política son contrarios a revertir los cambios, por ejemplo, en el deterioro climático, educativo, de justicia…, considere las calamidades que esperan a nuestros hijos y nietos, si ahora ignoramos las predicciones científicas que son correctas en armonía con los hechos y datos disponibles.


Idealmente la ciencia se sale de la controversia política y moral. Sin embargo, las cosas no son tan sencillas, solo tenemos un planeta y nuestros jóvenes solo un presente. El escepticismo sobre la ciencia, se alimenta de los seudocientíficos que para ganar notoriedad, crean escándalo profundamente equivocado, ¿por qué la gente debería desconfiar en la ciencia y no tomarla en serio?  Los valores de los científicos influyen en la vida de estos, pero, el rigor de su mente les permite tomar los valores epistémicos como neutralidad y plataforma para generar confianza. 


Desde luego que, las contribuciones de la ciencia no siempre son aplicadas de la mejor manera. La ciencia pura y la distancia con la aplicación tecnológica del legado de la era nuclear, ha tomado una especial delimitación moral. La ciencia es un aparato social que se está autocorrigiendo, en la medida en que puede someter cualquier afirmación científica particular al escrutinio crítico abierto a toda su comunidad internacional.  Pero no se puede esperar razonablemente, que la ciencia ponga toda su plataforma en la interpretación deseable en favor del interés del mercado y de políticos oportunistas. Un ejemplo de esta tradición, fue la posición de Galileo, esta sugiere que normalmente hay un terreno común y escaso, que a través de los cambios de ideas justificadas frente a la ideología dominante; el relato de esa historia, es positivo de la lógica subyacente al razonamiento científico. 


El consenso político y el científico no equivalen a ser considerados simétricos en su epistemología. Un error es pretenderles ver como alternativas de un mismo estilo de pensamiento. Ahora mismo, se han cometido errores costosos debido a la insuficiente conciencia de los ciudadanos de la complejidad de la alternativa científica. Ante ello, los manipuladores con esto en mente, pragmáticamente ofrecen con sus pensamientos inspirados en beneficio del mercado o de los políticos, un “oasis” fuera de la razón científica.


Los ciudadanos no rechazan a la ciencia en general, sino a sus afirmaciones y conclusiones particulares que chocan con sus intereses económicos o creencias más preciadas. Hay actores poderosos que intentan socavar la confianza pública en la ciencia asociada, por ejemplo, respecto a la educación y al cambio climático, las raíces de este escepticismo o es para influir en las elecciones políticas próximas o en ganancias inmediatas en lo financiero. Lo peligroso ahora es la debilidad de la educación, y en particular de la media y superior, en materia de formar las habilidades intelectuales para justificar las ideas. Entonces, esta condición de una educación pasiva y que da la espalda a los valores epistémicos de la ciencia, sin duda, encontrará en los desacuerdos entre la clase política que cita “contradicciones en la ciencia”, un mayor espacio para desconfiar en las ideas rigurosas de la ciencia que están mellando sus egoístas y oscuros intereses.


La refutación y la retractación que practica el consenso científico son caminos hacia el progreso en la confianza de sus posturas teóricas. La comunidad académica universitaria, debería ser la primera en lograr consensos entre sus miembros expertos sobre cerrar filas de confianza en torno a las ideas científicas surgidas del debate de pares; entrenando a la juventud sobre la base de una educación mediada por su literatura y en las habilidades intelectuales de los científicos. 


El progreso virtuoso de la sociedad, depende de hacer más amplia la educación de los valores epistémicos de la ciencia, donde este humanismo científico (inevitablemente con sus valores) trabaje por una toma de decisiones, con vital importancia, confiada en el consenso científico de su comunidad internacional. Todos los que se preocupan por el futuro de la civilización, debemos esperar de ellos que actúen no demasiado tarde para nuestros jóvenes.


8.2 El problema de confianza 


¿El cambio climático es real? Los efectos indirectos del aumento de la competencia por los recursos y el apareamiento alteran el paisaje selectivo a lo largo de los cambios  climáticos de temperatura[3]. La información falsa que se propaga en línea, afecta incluso a las personas con formación, en enero de 2019, la Royal Society for Public Health informó que el 41% de los padres encuestados habían estado expuestos a mensajes negativos sobre la vacunación de sus hijos, en las redes sociales, el riesgo, según el informe, es que la repetición de la información a menudo se confunde con la exactitud, citando un estudio de 2015 que mostró que incluso cuando los participantes estaban armados con conocimientos previos, podían sucumbir a los efectos de la 'verdad ilusoria[4]'.


La percepción pública sobre la realidad del cambio climático se ha mantenido polarizada y la propagación de información falsa en las redes sociales puede ser una causa potencial. Se entiende que la homofilia en la comunicación, la tendencia de las personas a comunicarse con otros que tienen creencias similares[5], conduce a la formación de burbujas de aislamiento (filtro de información) que refuerzan las creencias individuales y alimentan un mayor aumento de la polarización[6]. 


La credibilidad de la información es la precisión de la información, significa cuán cierta es la información y ayuda a asignar un cierto nivel de confianza a la información[7]. La credibilidad de la información que se propaga en una red social es un factor crítico que puede dar forma a las creencias: si la información entrante de la red social de una persona no tiene credibilidad, entonces, es menos probable que se incorpore a la creencia de la persona[8]. Por lo tanto, las consecuencias negativas que pueden surgir debido a la difusión de información falsa en las redes sociales dependen de la credibilidad de la información, lo que la convierte en un factor que puede inducir la polarización. Recientemente ha crecido la importancia de la credibilidad de la información. La credibilidad es una dimensión de la información que es independiente de la veracidad de la información. 


La credibilidad de la información en las redes sociales, en general, puede atribuirse debido a varios factores, incluida la reputación de la fuente de información, el número de hechos verificados citados junto con la información, la mención de líderes de opinión y otros[9]. Por último, la credibilidad de una información comunicada es independiente de la precisión con la que la fuente de información cree la información. Por ejemplo, una determinada casa de propaganda que cree firmemente en una historia, no necesita poder difundir tales creencias en la sociedad a través de diversas comunicaciones, porque tales comunicaciones pueden carecer del grado de credibilidad, requerido para generar un cambio sustancial en las creencias en la sociedad.


¿Debe considerarse que el análisis de los hechos dados por una autoridad científica tiene credibilidad? ¿Tiene el monopolio moral la comunidad científica para adoptar las mejores razones? Generalmente desde la ilustración, los institutos de investigación de las universidades son muy respetados en la credibilidad de sus argumentos. ¿Cuál es la base adecuada para la confianza en la ciencia, si la hay? Este es el problema académico más importante ahora mismo, dado que de no atenderse en la formación de las nuevas generaciones, traerá graves consecuencias sociales.


Es casi rutinario que los científicos manifiesten que sus teorías son correctas, dado que insisten en que funcionan. Pero de qué manera argumentan que un avión volará, que un fármaco detendrá una enfermedad…, lo utilitario no es la verdad. La historia está llena de casos de teorías que funcionaron y más tarde fueron rechazadas por otras mejores, como el caso de la teoría clásica de Newton por la Relatividad de Einstein. [La credibilidad, es por ello que en estos tiempos, descansa más en lo fundamental de ser conocimiento consensuado. Esta visión de la ciencia consensuada puede ayudarnos abordar la crisis actual de confianza social sobre las diferentes formas de conocimiento.


La credibilidad a lo largo del siglo XVIII y XIX, la mayoría de los eruditos ubicados como autoridad de la ciencia, u “hombres de ciencia”, eran citados por las personas en general, porque comprendían que estos científicos eran fiables. Esta es la razón por la que las sociedades académicas como la Royal Society, la Academia de Ciencias y Colegios de Ciencias fueron creadas. Estas sociedades sirvieron para identificar a las personas cuyo trabajo se consideraba digno de aceptación. Así que, la reputación de los científicos fue dada por la imagen moral de las instituciones a las que pertenecían. Sin embargo, a finales del siglo XIX, se produjo un cambio intelectual sustantivo, impulsado en gran medida por la obra de Auguste Comte, fundador de la escuela positivista. El aspecto más importante para nuestro asunto, es que Comte fue capaz de proporcionar un conocimiento positivo, es decir, confiable. Si bien, el término conocimiento positivo ya no se utiliza mucho, la idea persiste en nuestras convenciones lingüísticas sobre la credibilidad de un conocimiento. 


El método de Comte, su elemento clave fue el concepto de conocimiento positivo: teoría crítica. Era una forma de ganar progreso intelectual y social, el método podría proporcionar lo verdadero. Al aplicar el método a la búsqueda de conocimiento, la ciencia tenía el potencial de liberarse de la superstición. En la etapa positivista del desarrollo humano, la metafísica fue el razonamiento científico arraigado en la observación. Aceptó que las personas tenían necesidad de adoptar principios morales una vez abandonados aquellos que la religión construyó. Esto fue basado en el principio ideal humanista de la verdad, la belleza, la bondad y el compromiso con la humanidad. El compromiso de la ciencia era con el método, pero, ¿cuál método?


Comte lo afirmó:


En el estado positivo, la mente humana reconoce la imposibilidad de obtener la verdad absoluta, abandona la búsqueda del origen y las causas ocultas del universo y el conocimiento de las causas finales de los fenómenos. Ahora, solo se esfuerza por descubrir, mediante el uso combinado del razonamiento y la observación, las leyes reales de los fenómenos, es decir, sus relaciones invariables de sucesión y semejanza. La explicación de los hechos, así reducida a sus términos reales, consiste en la conexión establecida entre el fenómeno y los hechos generales, cuyo número representa el progreso de la ciencia.


Al subrayar la importancia de las regularidades empíricas, Comte estaba convencido en la idea de David Hume. En esta misma escuela de ideas, Francis Bacon dijo: todos los competentes pensadores de la ciencia, alcanzan el conocimiento real, excepto el que descansa sobre hechos observados. No fue ingenuo, reconoció que nuestras teorías como estructuras de observación son las que dan sentido a los hechos:


Si consideramos el origen de nuestro conocimiento, no es menos seguro que… cómo toda teoría positiva debe basarse necesariamente en observaciones, no es menos cierto que, para observar, nuestras mentes tienen necesidad de alguna teoría. Si al contemplar fenómenos no los conectamos inmediatamente con algunos principios (fundamentos), no solo sería imposible para nosotros cambiar estas observaciones aisladas y, por lo tanto, obtener cualquier beneficio de ellas, sino que incluso debemos ser totalmente incapaces de recordar los hechos, que en su mayor parte permanecerían  sin dar señales a nosotros.


Podemos entender, por lo tanto, por qué los humanos primitivos necesitamos religión, superstición y los primeros conceptos metafísicos  que nos dan un paso hacia la aprehensión del mundo que nos rodea. No necesitamos despreciar ni menospreciar estas primeras etapas del desarrollo humano, simplemente necesitamos reconocer y aceptar que para avanzar es necesario identificar las ecuaciones y leyes fundamentales que gobiernan la naturaleza, nuestro pensamiento debe basarse en la observación.  En otras palabras, debemos pasar a veces de los hechos a los principios y en otras ocasiones, de los principios a los hechos, pero en última instancia establecer la tesis lógica de que todo nuestro conocimiento debe basarse en la observación. 


Pero, en honor a Comte, fue él, quien estableció que el progreso consiste en la medida en que se insiste, un cambio en nuestro conocimiento, sería el resultado de nuestras observaciones futuras. Debemos observar a la ciencia para entenderla. El movimiento clave de Comte fue en insistir en que la ciencia no es fiable en virtud del carácter de su practicante, sino en virtud de la naturaleza de sus prácticas intelectuales. ¿Cuáles son exactamente esas prácticas? ¿Hay algún método científico?


Para los empíricos del siglo XX, que hemos llamado positivistas lógicos o empiristas lógicos, la respuesta a la pregunta del método fue el principio de verificación. El concepto pasó a una nueva etapa de desarrollo por un grupo de intelectuales que se llamó el “círculo de Viena”. A. J. Ayer en su libro de 1936 “Language, truth and logic”, resumió todo en el principio enmarcado en términos del problema del significado: una declaración puede considerarse significativa sí y solo si puede ser verificada con referencia a la observación. Dicho de otro modo, alguna posible observación debe ser relevante, para la determinación de la verdad o la falsedad de la declaración. La ciencia es la práctica de formular declaraciones significativas y utilizar observaciones para juzgar si una declaración significativa  es correcta. 


La verificación nos da la base para evaluar lo que está o no está justificado en la verdad de una creencia. Si alguien reclama, puede con su honestidad y perseverancia a través de la observación verificable, entonces está justificado creerla. Esto tiene sentido y puede solo necesitar de esto para no ser engañado. Este principio de verificación puede ser el medio para delimitar los conocimientos científicos de los que no lo son. Comte entendió que la práctica de la observación implicaba necesariamente suposiciones de fondo. Pero en el círculo de sus colegas de Viena, insistió en que la verificación a través de la observación era el componente clave para el significado, de ahí que el probar una declaración, fue deducir las consecuencias significativas de las premisas para desde estos locales, flanquear a la conclusión en discusión.


Reconocemos que cualquiera que se enfrente a la observación en primer plano, necesariamente es un problema de inducción, a saber ¿cuántas observaciones se necesitan para concluir que una declaración es cierta en función de la verosimilitud de los datos? La respuesta es un conocimiento inductivo necesariamente probabilístico que permite formas de verificación pertinentes a una cantidad base de datos. El significado de los términos y la identificación precisa para un conjunto particular de observables es un argumento estadístico. 


Carl Hempel prestó atención al papel de la hipótesis en la generación de declaraciones de observación comprobables. Carnap en el leguaje que representa a las observaciones y Willard Van Orman Quine sobre si las observaciones realmente podrían confirmar o refutar las creencias[10]. El trabajo hasta aquí no ha resuelto las cuestiones implicadas con la verdad. En resumen, el punto importante es que los empiristas lógicos consideraron que el núcleo del método científico es la verificación a través de la experiencia, la observación y la experimentación. Pero esta corriente seria atacada con éxito por el racionalismo crítico, principalmente por Karl Popper. 


Popper rechazó varios principios clave del positivismo lógico. Primero, negó que la inducción fuera el método de la ciencia. En segundo lugar, argumentó que lo que distingue a la ciencia de otras formas de actividad humana no son sus actividades, sino su actitud. Los grandes científicos son notables por la actitud crítica que toman hacia su trabajo, actitud de escepticismo e incredulidad. Tercero, el objetivo de la ciencia no es probar la teoría, no hay modo reconocido de hacerlo, sino desmentirlas. Introdujo su noción ahora famosa de falseabilidad, concluyendo que lo que distingue a la ciencia no es que su observación se pueda verificar, sino que hay alguna observación por la cual puede ser refutada. Estas tres ideas están vinculadas de la siguiente manera.


Puede haber hábitos o prácticas o incluso principios de inducción, pero no existe una regla racional de inducción. Las inferencias inductivas no pueden justificarse sobre la base de una norma puramente lógica y, por lo tanto, no pueden establecerse con necesidad lógica. Esto es lo que hoy en día se conoce como el problema del cisne negro. Puede que haya observado cien cisnes, o mil, o diez millones, y descubierto que todos son blancos, al igual que todos los cisnes observados por otros colegas científicos. Por lo tanto, que todos los cisnes son blancos es la conclusión más sólida. Sin embargo, un día un observador de estos viajó a Australia, donde notó un cisne negro. 


Por lo tanto, vemos que las observaciones no pueden probar que una teoría es verdadera, por muy extensa o completa que esta sea. La refutación puede estar al acecho y si la ciencia ha de ser una empresa racional, la inducción no puede ser su método. Debido a que la observación por sí sola no puede darnos razones lógicas para apoyar las generalizaciones inductivas, la verificación no puede ser la base del método científico. Sin embargo, la observación del cisne negro, es por lo que hay una lógica de refutación. Existe una asimetría lógica entre verificación y falseabilidad: las verificaciones son siempre necesariamente provisionales, mientras que lo falseable puede ser un dispositivo racional. Teniendo esto en cuenta, el científico no debería buscar observaciones que confirmen su teoría, sino observaciones que pudieran refutarla. El método de la ciencia, concluye Popper, no es la generalización de la observación, ni la verificación, sino la falseabilidad. Dicho de otro modo, la actitud clave de los hombres de ciencia es el diseño y formulación de conjeturas y la búsqueda de observaciones específicas que puedan refutarlas. Así, que la ciencia es la actividad intelectual de conjeturas y refutaciones. 


En síntesis, Popper consideró a la ciencia un modelo de racionalidad crítica, nos libera del positivismo que pone al servicio del autoritarismo la idea del fin de la historia de las ideas. El racionalismo crítico es una forma democrática, el progreso moral es refrescado por la refutación que de alguna manera deja abierta siempre la esperanza de un mejor futuro. Sin embargo, esta corriente se vio degenera cuando abrió irónicamente la puerta al escepticismo radical. Y en respuesta a este efecto Popper desarrolló su idea de corroboración: las buenas razones para creer en alguna teoría que han pasado demostraciones severas, como la desviación de la luz en las estrellas lo fue para la relatividad general de Einstein. El movimiento de experimentos u observaciones desafiantes ayudó a Popper a explicar por qué  las demostraciones teóricas juegan un papel más importante en la práctica científica. Ahora nos queda hacer juicios hipotéticos deductivos que constituyen severos y rigurosos razonamientos individuales.


Las ideas de Popper eran sobre hombres audaces que dudan y gestionan sus refutaciones, una epistemología individualista, prestó más atención a las instituciones de la ciencia, que la comunidad que activamente colaboró y empujó a desafíos radicales en la segunda mitad del siglo XX. Ludwik Fleck, microbiólogo hizo de la interacción social el núcleo de la actividad científica. Atribuye a esta, que es la comunidad epistémica la que produce los hechos científicos y la renovación del cuerpo teórico del conocimiento disponible[11]. En particular el auge de la Mecánica Cuántica como estilo innovador de pensamiento destacó el papel del consenso de las comunidades científicas. 


El punto clave de Fleck  fue que una tradición intelectual, es el resultado evolutivo de los estilos de pensamiento como el recurso más valioso para el desarrollo científico futuro. La comunidad es a la vez, propósito para cultivar nuevas generaciones y empujar a nuevos horizontes la cooperación internacional en la búsqueda de la verdad científica. El estilo de pensamiento es lo que permite trabajar a todos juntos, colaborar y con elegancia y cortesía mantener  la paz necesaria para expandir el pensamiento a nuevas fronteras, todos como una sola civilización y donde las diferentes culturas pueden coexistir en su virtud.


El término pensamiento colectivo invoca el aspecto más sólido de lo que hay de verdad en el conocimiento, la democratización del estilo de pensamiento está por encima del producto de investigación. Los científicos pueden participar de manera equitativa a través de sortear el efecto Mateo, refinar y combinar las opiniones del conjunto.


Fleck tiene una visión radical de hasta dónde podría llegar ese cambio, subrayando que con el tiempo los cambios en el estilo del pensamiento se renovarían haciendo ver las visiones antiguas esencialmente irreconocibles. Los pensamientos pasan de una generación a otra, cada vez un poco más refinados y organizados con elegancia, porque cada individuo puede adherirse a ellos desde la literatura que socializa los estilos de pensamiento y las comunidades académicas que pulen la colaboración solidaria. Así que las ideas científicas, como la evolución misma, pueden cambiar drásticamente con el tiempo, pero lo hacen por la acumulación de pequeñas transformaciones e interpretaciones en el estilo de pensamiento y sus productos intelectuales.


¿De quien es el pensamiento que sigue circulando? Fleck dice, es uno no perteneciente al individuo, sino al colectivo humano global. El progreso en este punto de vista está inextricablemente conectado con las comunidades académicas, sus literaturas, y sus debates mediados por esta última. La literatura revisadas por pares, y escrita por pares, es el medio para compilar datos, evaluar teorías, compartir diseños experimentales, innovaciones metodológicas, lidiar con la actividad racional de refutación y ajustar los puntos de vista a nuevos conceptos y teorías. La observación desde este punto de vista está dada por una comunidad de aprendizaje, su literatura y una socialización intensa de las ideas. Donde el árbitro es el propio consenso racional de las comunidades epistémicas. 


La verdad es vista como un factor anti-realista, lo que resulta de los pensamientos de los miembros de un colectivo, se ha resuelto como lo verdadero. El organismo del progreso científico no es el individuo sino las comunidades internacionales de colaboración, donde la tradición del estilo del pensamiento es el activo más importante para competir con las nuevas generaciones, todo esto mediado por literatura. Pero fue Thomas Kunh la cúspide de este movimiento intelectual. 


El principio de la subdeterminación introducido por Pierre Duhem, su objetivo, su refutación a la noción de experimento crítico y su articulación de lo que se ha llegado a conocer de esta manera[12]. El argumento central de Duhem: la idea baconiana de un experimento crucial es errónea, porque si un experimento falla hay muchas razones por las que podría ocurrir, así que no necesariamente sabemos lo que ha salido mal. Por contrario, si una prueba experimental de una teoría tiene éxito, otras consecuencias de la teoría pueden  sin embargo, lo que resulta de los pensamientos de los miembros de un colectivo, se ha resuelto como lo verdadero. El apoyo a una teoría debe incluir en principio todas las pruebas potenciales de la misma, y su refutación debe considerarse a la luz de todos los elementos posibles que sean necesarios para realizar el experimento en primer lugar. Como lo puso sobre la mesa el físico Luis de Broglie en 1953:


No hay experimentos cruciales genuinamente porque es el conjunto de una teoría que forma un todo individual el que tiene que ser comparado con el experimento. La confirmación experimental de una de sus consecuencias, incluso cuando se selecciona entre las más características, no pueden aportar una prueba crucial a la teoría, porque… nada nos permite afirmar que otras consecuencias de la teoría aún no serán contradichas al contrastar con la experimentación anterior a los hechos observados. 


En otras palabras, cualquier hipótesis es simultáneamente una prueba de la hipótesis específica que se está considerando y de la configuración experimental,  hipótesis auxiliares y suposiciones de fondo. Un experimento fallido no necesariamente revela dónde está el fracaso y un experimento exitoso no impide que un arreglo experimental diferente u otras hipótesis auxiliares hubieran revelado alguna dificultad. Dohem dijo al respecto: cualquier prueba experimental (en la física) pone en juego las partes más diversas de la física y apela a innumerables hipótesis; nunca pone a prueba una hipótesis dada aislándola de las demás. 


Tampoco la evidencia experimental agota la gama de posibilidades de opciones teóricas que se nos abren. Es explícito de que las hipótesis no son simplemente inducciones de la observación. Es imposible dice Dohem, construir una teoría por un método puramente inductivo. 


Tanto teoría como el experimento juegan papeles relevantes en la ciencia, pero no podemos confundir a los experimentos como la fuente de la teoría o árbitro de esta última.


Dohem no estaba rechazando la experimentación. Por el contrario, sostuvo que el único propósito de la teoría física es proporcionar una representación y clasificación de las leyes experimentales. El experimento es esencialmente tanto para descubrir esas leyes en primer lugar, como para probar las teorías físicas generales que desarrollamos para dar cuenta de ellas. La única prueba que nos permite jugar en una teoría física y pronunciarla buena o mala es la comparación que tiene que representar y clasificar. Este punto de vista es esencialmente probabilístico: un experimento no puede verificar ni refutar una teoría, más bien simplemente nos dice si una teoría está confirmada o debilitada por los hechos. 


De Broglie sugirió que una clave para el pensamiento de Duhem era su interpretación del famoso experimento de Léon Faucault en el que demostró que la velocidad de la luz en el agua es menor que su velocidad en el vacío, tomada por muchos como un experimento crucial que valida su comportamiento de onda sobre el de partícula. Dohem no estaba de acuerdo, Incluso si el experimento contradijo la teoría corpuscular de Newton, otras formas de teoría cospuscular podrían ser consistentes con el resultado.   


El holismo radical con el que su nombre se asoció, Duhem jamás lo adoptó. Esa idea de que las teorías se emanentan o caen en su totalidad y que un desafío a cualquier componente es potencialmente un desafío para todo el tejido intelectual.  


8.3 Identificar argumentos

Cuando Usted cree algo, porque dispone de una buena razón, asume la actitud para disfrutar de tomar decisiones y realizar acciones bajo la confianza que es racional, por estar justificada y porque constituye un conocimiento cierto o sólido en su correlación con la realidad. A la rama de estudio que aborda estas buenas razones en lo referente al conocimiento, se le llama Epistemología. La epistemología estudia las formas que constituyen un conocimiento; el estado epistemológico de no contradicción de las justificaciones y sus pruebas de verdad; el error por sesgo cognitivo, que es consecuencia de un mal manejo de las emociones y los prejuicios que nos hacen tropezar en la empresa de decir verdad; los valores epistémicos que resuelven la propiedad ética de la no simulación de datos, referencias y cálculos; además, del respeto a la propiedad intelectual, la originalidad, la profundidad, las palabras precisas a la complejidad de lo que se intenta expresar y la no corrupción de la lógica de sus conclusiones. 

La razón objetiva o también referida como aquella en la que está justificada su verdad, está arrojada hacia algo que está fuera de la mente, a ese mundo exterior a lo lingüístico, se le llama ontológico. Es asumir que hay algo fuera de la mente, independiente de esta y sujeto a lo racional para lograr procesarlo en forma de conocimiento. A los elementos ontológicos se les refiere con los términos de hecho empírico, evidencia, existencial, causal, fenómeno, referencia, dato, medición. A la persona que justifica su razonamiento con elementos ontológicos, se le refiere como responsable, por ajustar sus creencias a aquellas que pueden ser probadas por su verdad.

En cuanto a la acción que en algún sentido realizamos los humanos, muchos científicos la piensan como razones fácticas. Es decir, nuestras acciones son dependientes de nuestra razón para actuar de una u otra manera. Por ejemplo, si me diagnosticaran diabetes, un buen razonamiento sería dejar de tomar aguas azucaradas. El mundo es, no lo que pasa en nuestra mente, en él no hay ni buenas ni malas razones para actuar. Muchos epistemólogos, por el contrario, consideran que las buenas razones no son hechos sino estados psicológicos en respuesta a experiencias perceptuales u otras creencias. Así, mi experiencia visual de una planta amarillenta en mi jardín es una buena razón para creer que esta se encuentra enferma. Buenas razones hablan a favor de la experiencia del conocimiento, es decir, lo que es para nosotros racional para sostener un punto de vista. En resumen, la confianza en nuestras buenas razones se ve sacudida (refiriendo a confianza) cuando la ciencia les pone presión entre flancos (refiriendo a buenas razones): el conocimiento verdadero, la percepción y la acción. Por el momento solo diremos que estas presiones son a favor de revisar el repositorio de creencias con las que actuamos y juzgamos al mundo. 

Si buenas razones nos enganchan en la forma de actuar en el mundo, son estas verídicos perceptivos que pueden ocasionar que actuemos con sesgo y con crueldad. Las verdades en la mente son un tipo de enunciados llamados proposiciones, que son afirmaciones susceptibles de evaluación de sus estados de verdad. Esto genera el debate de que hay indicios muy sólidos de que, una debilidad lingüística en nuestros estilos de razonamiento puede derivar en una sociedad de violencia, el conflicto entre vecinos de carácter crónico, y finalmente ser prisioneros del odio. 

Nadie fuera de la ciencia cognitiva, comúnmente reconoce que esta debilidad de la razón, es el factor clave en la descomposición social. Dos personas que intentan debatir sobre alguna idea, si su debilidad racional es aguda, es muy factible que se produzca violencia de algún tipo en este proceso.  

Ilusión, alucinación y otras afectaciones no verídicas de experiencia, pueden desconectarnos del mundo, por esta razón solo lo real está en condiciones de dotar a nuestras creencias de buenas justificaciones. Sobre la base de las consideraciones epistemológicas, se prueba que de esta manera una verdad por referencia a lo real consiste en todos los casos en proposiciones. Son consideraciones de conocimiento, que forman un banco de creencias en forma de sentencias tipo proposición. En un razonamiento, las proposiciones son esa clase de unidades relacionadas con operadores lógicos y probabilidades en las que interviene la evidencia. Tenga presente que la evidencia se nos presenta en forma de proposiciones en la mente. 

Las proposiciones representan a la evidencia, y estas son las buenas razones prácticas que nos motivan a actuar, no son hechos sino nuestros estados psicológicos. Las razones en acción o razones motivadas no son hechos, sino estímulos por los que actuamos en respuesta a la naturaleza ontológica. Tanto las razones para creer, como las razones para la acción son respuestas a hechos, pero no son hechos. 

El debate es en primera instancia sobre cómo justificamos una creencia. Los internalistas, aquellos que sostienen que un individuo se basta en independencia para conocer la verdad, es decir, piensan cosas internas en la vida mental como forma de justificar una creencia. Además, los internalistas asumen que cada ser humano posee un juego idéntico de axiomas (verdades evidentes) con los que produce y evalúa razones, y subestiman la corrupción en sus inferencias dadas por motivos psicológicos. 

Puesto que, la evidencia es una de las cosas que justifican la creencia, el realista se resiste a considerar que lo fáctico o lo basado en evidencia esté en la posibilidad de que nos engañe, propio del lenguaje de proposiciones. Una experiencia visual ilusoria, es cuando no percibimos el movimiento, debido dice Newton a estar viajando a la misma velocidad que nuestro marco de referencia.

Desde la perspectiva del novel, el contenido es una narrativa objetiva, un cuerpo de argumentos conectados por operadores discursivos o conectores, donde un avatar es el narrador que explica algún objeto de estudio al modo de experiencia original. El aprendizaje de esta actividad, es similar entre el experto y el novel, quizá lo que cambia es el rigor más alto para el experto y una mayor tolerancia al error en el novel. A continuación, se discute a fondo la naturaleza del conocimiento justificado y el sentido de verdad conectado al concepto de evidencia. 

8.4 El acto de justificar una creencia

Hay dos escuelas que argumentan cómo surge el acto de justificar una verdad. Los internalistas por un lado, sostienen que los humanos a partir de verdades evidentes a nuestra especie (axiomas), construimos los juicios de verdad sobre las razones que creemos como verdaderas. El conocimiento científico y técnico es un discurso justificado por evidencias y por demostraciones, por ello se le llama texto objetivo. Justificar es una acción de argumentar la verdad. En la otra escuela, para los externalistas, la verdad es justificada como producto de la socialización, por medio de algún esquema de discusión. La esgrima de las ideas cara a cara, es decir, el proceso de discutir ideas, es el proceso de construir la justificación de la verdad. 

Para creer en algo como justificado, no es suficiente aportar la evidencia en referencia a las proposiciones de los argumentos, para estos últimos, la evidencia es necesario que sea sometida a una discusión sobre su correlación objetiva con los hechos a los que se refiere. Mientras unos se refieren a la evidencia como algo que está objetivamente en la existencia real, otros, consideran que su fiabilidad es producto más del método que de la justificación. Al justificar una creencia, nosotros tenemos que mostrar que el tema no violó alguna norma del pensamiento científico, es decir, que en él no hay contradicción teórica (conceptual) o empírica en su contenido de evidencia. De entrada, una creencia que no es posible verificar en los pasos hipotéticos deductivos de su verdad y, además, justificar cada una de las evidencias, no es objetiva. Las evidencias son representadas como proposiciones en el discurso, intentando expresar la verdad. En el caso de no poder verificar la evidencia, podemos asegurar, no es un discurso objetivo.

Los seres humanos, empleamos la razón con sesgos involuntarios y en muchas ocasiones la complejidad la vuelve perezosa. Esto provoca que seamos parciales abrumadoramente en nuestra cotidianidad, con justificaciones ligeras y argumentos sin apoyo de evidencia sólida. Cuando nos sumergimos en el texto académico o científico, estamos en un ambiente rigurosamente justificado y discutido por una comunidad de conocimiento. En este contexto, el contenido cumple adecuadamente con las funciones de instruir y de demostrar, para las que fue creado. Es para entonces, cuando la razón se coloca nuevamente en su ambiente “normal”, cuando se pone a trabajar en medio de una discusión cara a cara, es decir, el momento en que las personas intercambian argumentos y procesos de justificación. En particular, cuando las personas no están de acuerdo, pero, tienen interés en hacerse de un razonamiento más sólido, en la búsqueda de la verdad o dar solución a un problema, el intercambio de argumentos y sus justificaciones requieren de una mente abierta, para lograr un consenso. Lograr el consenso puede parecer algo optimista, pero sí es posible, sobre todo cuando se muestran las cartas de cómo fue el proceso de justificación, eso hará de la discusión un proceso productivo. Para convencer a otros, es preciso revelar la gama de evidencias y sus criterios de verdad que expresamos para su verificación más rigurosa posible. 

Nos encontramos con que el razonamiento individual, desde los externalistas, es sesgado y perezoso, mientras que el producto de discusiones educadas es más sólido y atrevido en lo complejo. Esto ocurre no solo en adultos, también en jóvenes. Quizás alguien pueda estar pensando, que para el caso de producir conocimiento objetivo en las ciencias morales y políticas esto no es trasferible. En juicios morales y políticos, que asumen que la razón es la vía de justicia, estética y cultural, nuestras ideas anteriores son válidas en todo proceso de discusión y justificación. La razón es la facultad que dota a los humanos de sabiduría y conocimiento, este punto de vista dominante en la tradición occidental ahora mismo es estudiado en su proceso, con la idea de reconocer sus rutinas, vicios de sesgo y pereza. Toda razón que se pudo construir, también se puede desmontar para aprender el proceso de su justificación. 

Es René Descartes, quien en 1619 en su obra “Discurso del método”, se planteó el proyecto ambicioso de crear un estilo discursivo que libere a la ciencia de las opiniones, permita reconstruir su conocimiento desde cero, paso a paso por lo hipotético deductivo, donde la razón es la única guía para aceptar como verdadera alguna creencia. Descartes claramente asume que la verdad es justificada por demostración individual y toda estructura superior puede ser reducida hasta su base axiomática. Descartes justifica su rechazo de todo lo que había aprendido de los demás, expresando un desdén general para los logros colectivos basados en la discusión crítica de las ideas. El mejor trabajo científico, sostuvo, es el hecho por un solo maestro. Lo que uno puede aprender de libros, consideró: “no es tan cercano a la verdad, ya que, está compuesto de opiniones de muchas personas, como simple razonamiento que cualquier hombre de buen sentido puede producir sobre cosas en su ámbito”. Él habría despreciado la idea de moda de hoy de la sabiduría de las multitudes. La sabiduría solo reconoció (al menos en ciencias), fue la de la razón individual: “mientras uno para uno mismo toma algo que sea verdadero, que no es cierto si no se apega a la orden de deducir una cosa de otra, no puede haber nada tan remoto que se pueda finalmente no llegar a él, no tan oculto que uno no pueda descubrir[13]”. 

¿Por qué Descartes decidió confiar solo en su propia mente? ¿Cree que es dotado de una capacidad de razonamiento única? Por el contrario, sostuvo que el poder de juzgar correctamente y distinguir lo verdadero de lo falso, es natural e igual en todos los hombres. Él asume que nuestra biología nos provee de la base axiomática para la razón. 

“Las más grandes mentes son capaces de los mayores vicios, como de las más grandes virtudes del pensamiento” R. Descartes

La mayoría de nosotros pensamos en nosotros mismos como personas racionales. Por otra parte, esperamos que otros sean racionales también. Incluso, nos molestamos cuando otros consideran como obvios sus razonamientos sin justificación o fundamento. Casi nunca, asumimos que quienes están en desacuerdo con nosotros en su conjunto, carecen de un conocimiento justificado. Esto se agrava aún más por el sentido de que las personas carecen de educación en el manejo de operadores discursivos, un lexicón sólido y falta de formación lingüística en el discurso argumentativo. Esto explica cuando nos preguntamos: ¿Cómo no pueden entender algo que nos parece tan obvio para “nosotros”? 

Si la razón es esta fuerza lingüística altamente deseable para justificar la verdad. ¿Por qué se resisten las personas a ser dotadas de un máximo de capacidad humana para producir razonamientos? Después de todo, esperamos que las personas, todas tengan la percepción de reconocer las estructuras de razón para darse cuenta de una comprensión adecuada de como son realmente nuestras ideas, pero, esto suele ser profundamente desconcertante. 

Cuando tenemos una explicación, se presentan una diversidad de opiniones no por el hecho de que, algunos de nosotros seamos más razonables que otros, sino, porque lingüísticamente el lexicón y los operadores discursivos que cada uno maneja habitualmente son distintos y, no tomamos generalmente en cuenta, que no usamos las mismas justificaciones, conceptos, evidencias y creencias culturales, que casi son (en la mayoría de los casos) mitos de la verdad. Esta debilidad lingüística nos conduce a vicios intelectuales.

De la razón, los hombres de la ilustración, fueron sus más fieles defensores. Pero también, lo han sido muchos a menudo apasionados detractores, su sesgo ha sido cuestionado, su arrogancia denunciada, su instrumentación casi mecánica de la razón ha traído grandes injusticias. Pero, de esta depende el poder virtuoso para la justicia, la paz y reducir la desigualdad y la violencia. 

Para quien dude de invertir en cultivar el poder de la razón, como eje sustantivo de la mente educada. Basta con que mire en las ciencias, a través del razonamiento profundo los científicos han revolucionado la vida humana[14]. Han descubierto hechos ocultos y profundas explicaciones que habrían sido completamente inaccesibles por otras formas de pensamiento.

Demostrar que la tierra es semiesférica y no plana, generó explicaciones por curvas en el horizonte en el mar y por el movimiento de sombras en la luna creadas por nuestro planeta, además, de argumentos geométricos en la observación de las estrellas. En principio, esta evidencia generó solo teoría, dado que, nadie había salido del planeta a observar o viajar alrededor de él. ¿Cómo entonces medir su circunferencia? Eratóstenes midió la longitud de la sombra proyectada en un obelisco y determinó que los rayos de sol golpean el obelisco en un ángulo de 7.2º al sur de la vertical. Él comprendió que el sol estaba lo suficientemente lejos para que la incidencia de todos los rayos que llegan a la tierra, fueran considerados paralelos y, por lo tanto, el ángulo entre los rayos del sol y la vertical en Alejandría era igual al ángulo entre la vertical de Alejandría y Syene. En otras palabras, ese ángulo de 7.2º también mide la longitud entre Alejandría y Syene. Con esta información Eratóstenes, pudo calcular la circunferencia de la tierra multiplicando la distancia entre estos dos lugares. El resultado, 252,000 estados, es 1% de error de la medida moderna de 24,859 millas o 40,008 kilómetros[15]. 

Eratóstenes comprendió la importancia mutua de elementos aparentemente sin relación de prueba, de supuestas y simples ideas geométricas sobre ángulos y líneas paralelas. Él dibujó a todas ellas en su demostración para medir la circunferencia de la tierra y que pudieran imaginarse los resultados de su estudio. En principio los retractores de la razón descalificaron no solo de lo convincente a su verdad, sino el alcance de la propia razón humana para mirar en lo profundo de la realidad con ayuda de las matemáticas. La ”circunferencia de la tierra“ es una convincente historia de detectives científicos que transporta a los lectores a un tiempo en el que los humanos no tenían idea de cuán grande era su mundo, y el destino de un hombre que se atrevió a medir lo incomprensible. “Circunferencia de la tierra”, es la historia de lo que sucedió cuando un hombre se hizo la pregunta. Es uno de los mayores experimentos de la historia antigua griega por una  mente llamada Eratóstenes, investigador científico.

Hemos puesto el ejemplo de Eratóstenes para defender como la razón y la evidencia pudieron lograr tan excepcional desafío. No es un simple descubrimiento, puesto que después de 2 mil años se recuerda como uno de los gloriosos logros de la razón. El razonamiento ordinario es por lo general respecto del objetivo, una falsa dirección. 

Las razones oscuras que son motor de la violencia, son esas falsas direcciones, combatirlas en cada mente con ejercicios de entrenamiento en diferentes estilos de razón, es el logro más añorado de la Ilustración. Pero, han sido tantos los extraordinarios logros científicos, que no percibimos un error que hoy provoca la violencia, el asumir el dogma de que la razón humana no tiene sesgo cognitivo. Una prueba en este sentido, son las advertencias que realizó el matemático, Kaczynski egresado de Harvard, famoso personaje por haber ingresado a los 17 años. En su tesis doctoral en la Universidad Michigan, resolvió un problema que a todos los de ese tiempo escapó la solución. Más tarde se centró en el problema que argumenta el carácter destructivo de la tecnología moderna para el medio ambiente. Este razonamiento, nos hizo ver el avance tecnológico como un factor de desastre medioambiental, que proyecta de no corregirse, que se trasforme en un retroceso en el progreso ético de la civilización. Si bien la razón no es perfecta, si es la mejor opción para tener una vida digna.

¿Por qué debo de vivir? En el mismo acto de hacernos esta pregunta, esta implica la búsqueda de las razones de sus creencias, y así que, están comprometidos todos los que se hacen esta pregunta, en asumir que la razón es el medio para descubrir y justificar lo que es importante para sí mismo. ¡Y hay tantos motivos para vivir!, como lograr ser un ser sintiente y dotado del potencial de hacer crecer su razón. Podemos redefinir su facultad de razón en sí mismo, mediante su potencial de debatir y aprender. Usted puede buscar explicaciones del mundo natural a través de la ciencia y la visión de la condición humana desde el arte, la técnica, la música, las matemáticas y la gestión humana del progreso ético de su sociedad. Quizá la capacidad de prosperar en la razón y su placer, fue lo que a nuestros antepasados humanos les permitió existir con intensidad para apreciar la belleza y la riqueza del mundo cultural y natural. Como el heredero de millones de años de vida en la tierra, Usted es parte del eslabón de perpetuar la vida. Fue dotado de un sentido de empatía, tal como, la capacidad de amar, respetar, ayudar y mostrar bondad -disfrute del don de la benevolencia mutua con amigos, familiares y colegas-. 

Y, por qué razón podría pensar que no queda nada de esto en particular en Usted. Nadie más que Usted es responsable de proporcionar a los demás, lo que espera Usted de sí mismo. Puede fomentar el bienestar de otros seres sintientes, si Usted invierte su vida en mejorar la salud, lo social, el conocimiento, la libertad, la abundancia, la seguridad, la educación, la economía, la estética y la paz en otros. La historia muestra que, cuando simpatizamos con otros y aplicamos nuestra creatividad para mejorar la condición humana, podemos progresar de esta manera, y Usted puede ayudar a seguir ese progreso. La felicidad es lo que hacemos a otros para que ellos sean felices. 

No es papel de este texto describir el significado de la vida. Este ejemplo significativo  sobre ser feliz, lo expresamos aquí, para canalizar los ideales de la ilustración, donde la capacidad de la razón es el principio de iluminación racional para la paz y el desarrollo de un progreso ético. Nuestra posición es reivindicar los ideales de la ilustración, también conocidos como humanismo, libertad basada en la soberanía intelectual, la sociedad abierta, la educación posracionalista de mente narrativa, entre otros rasgos. Es la razón la institución colectiva que inspira este progreso, como la democracia humanista en acción, la solidaridad internacional… Los ideales subyacentes a la ilustración para enfrentar los desafíos del presente siglo en materia del progreso ético, son poco apreciados por la clase gobernante, nos referimos a los ideales presentes en la ciencia moderna y a la literatura original en todas las culturas. Aquí, exponemos que el rigor de las ideas provoca una realidad de compasión, inspiradora, noble y una muy buena razón para vivir haciendo feliz a otros. 

 

No es un secreto que nuestra razón presenta errores: sesgos. Por alguna razón (sin embargo), rara vez este asunto sale en la conversación de los ciudadanos, y muy pocos preguntan lo que debemos hacer sobre este caso. Es un patrón oculto detrás de todos nuestros triunfos y fracasos, invisible detrás de los ojos. ¿Qué es? No parece que sea por azar, es decir, debido a no contar con el conocimiento completo de una situación. Sin duda que, cuando más aprendemos es menor el error estimado. Si los dados de un juego de azar están cargados se produce un sesgo estadístico. Es similar al sesgo observado cuando aprendemos parcialmente un método de aprendizaje sobre el mundo, así que, aprender más (en este caso) nos ayuda a enfrentarnos a estos sesgos. La limitación a la adquisición de datos, más aun constantemente saturándonos, puede empeorar la predicción racional en su sesgo. Si queremos estar seguros de que el aprendizaje está a favor de ayudarnos, en lugar de hacernos peor de lo que estábamos antes, tenemos que descubrir y corregir los sesgos en nuestras ideas. Es una forma análoga al cómo lo trabaja la psicología. Un sesgo cognitivo es un error sistemático en cómo pensamos (estilos de pensamiento), a diferencia de un error aleatorio o por ignorancia. Mientras que el sesgo estadístico es respecto a una muestra de una población más grande, el sesgo cognitivo es producto de nuestro lexicón de creencias justificadas, fundamentadas, discutidas o demostradas. Tomar decisiones en función de un abanico de creencias erróneas, no hace más que alejarnos de nuestros objetivos. Por pereza a la complejidad, muchas veces caemos en el sesgo por el optimismo en nuestras creencias previas, simples y superficiales. El sesgo cognitivo es parte básica de los seres humanos, no es un tipo de defecto por una mala educación, es un rasgo biológico de nuestra especie. “Los sesgos cognitivos son el resultado de distorsiones en la cognición humana que siempre conducen al mismo patrón de juicio pobre, a menudo desencadenado por una situación particular[16]”. Prepararnos para lidiar con este sesgo cognitivo, es una cuestión ética. Dado, por ejemplo, que en juicios legales podrían conducir a un atropello de la justicia[17] y en la convivencia humana a la violencia de todo tipo. 

El sesgo cognitivo es una forma sistemática no advertida fácilmente de innatos patrones sobre el pensamiento; estos patrones pueden distorsionar nuestra visión de la realidad, controlar sus efectos es un desafío necesario para la paz.

Según nuestra experiencia en la literatura creativa, este es el mejor medio para regular este inconveniente, para alcanzar el discurso objetivo libre de sesgo, que le deseamos dar a la realidad social y dentro de las comunidades del conocimiento, debemos fortalecer nuestra competencia lingüística. Aun así, se trata de una solución obvia para comenzar. No confiar en nuestro cerebro, es aprender a emplear con maestría la racionalidad, desconfiando de nuestros impulsos e intuiciones. Una persona racional, sin importar la profundidad de sus creencias justificadas, es aquella que, articula sin contradicción en su mente un discurso objetivo para sí misma. No se trata de ignorar las emociones o intuiciones. La tarea para la paz, es ser más consciente del proceso de justificación de las razones, proposiciones, evidencias e inferencias que hacemos en el acto de pensar. Tomar decisiones únicamente con nuestro lexicón de experiencias sin justificación rigurosa, si bien nos hace de rápida respuesta (intuitivos), implícitos, asociativos y automáticos; también nos conduce a la intolerancia de que otros nos involucren en el sesgo cognitivo. Tomar una decisión racional, es aplicar un proceso cognitivo lento, explícito, intelectual hipotético deductivo; además, controlado por evidencias y procesos crecientes en complejidad en sus argumentos discutidos.


8.5 ¿Qué es la razón? 


Respirar, comer, aparearse, dormir, envejecer..., ¿cómo surge? y ¿es realmente una ventaja evolutiva para los animales? Su nacimiento y muerte es un asunto de las ciencias biológicas. Pero los humanos, somos animales dotados de razón. Esto nos pone aparte, en arrogancia por encima de otros animales. Los filósofos occidentales han afirmado que la vergüenza, el escándalo del animal humano, al menos podría ser detenida invocando el motivo, la facultad que hace que los seres humanos sean conocedores y sabios. La razón es un espacio de lenguaje, que en otros animales no está presente, parece que en ellos haya solo algún tipo de lenguaje emocional. La razón es más que el Yo, es un misterio fascinante. Estar dotados de razón, hace que los humanos se coloquen hasta arriba en la cadena de los animales, “ya no son bestias depredadoras y crueles”, son capaces de practicar la solidaridad gratuita, el progreso ético y mirar en lo más profundo de las estrellas, genomas y átomos. 


La evolución nos trajo un regalo que Darwin considera, regalo de los Dioses. ¿La razón, es un rasgo de poder heredado por mecanismos de evolución? Por ejemplo, la visión es compartida por muchas especies, como adaptación biológica. Cerebros especializados para procesar los infrarrojos, el ultrasonido, la luz visible y retinas como lentes especializados para detectar objetos distantes. Es sin duda alguna, algo muy complejo, los actuales científicos en inteligencia artificial están intentando crear la visión y el razonamiento de imágenes por computadora. El debate en este terreno ahora mismo es inverosímil al preguntarse si los procesos de razón artificial, podrán ser incluso de más poder que la razón humana. Si la visión evolucionó, por qué entonces no pensar que la propia razón fue un proceso evolutivo, cuya evidencia está oculta en las estructuras mismas del lenguaje humano moderno.  


Más que la visión, la facultad de la razón eleva la cognición a nuevas alturas. Sin la razón, la cognición animal estaría limitada drásticamente por el instinto de inteligencia emocional. Mejorada la cognición con la razón, se garantiza que la emoción esté a raya y se puedan mejorar los conocimientos en todos los dominios y ajustar la acción en la narrativa de la historia y metas tecnológicas, éticas y estéticas más ambiciosas. Espere un poco, la razón es un poder, por encima de la visión.  Pero, ¿por qué solo evolucionó en nuestra especie?


Si bien, se dieron en otras especies adaptaciones absolutamente singulares. Además, también para estas, debió existir un nicho ecológico único, que los seres humanos solo ellos habitan. Claro está, que no hay tal nicho único que motivó la marejada de la cognición humana, sea cual sea el motivo de la evolución, qué persiguió con dotarnos de tal poder. Para que esta adaptación compleja haya evolucionado, debió haber una serie de mecanismos desarrollados, donde cada cual modificó por selección natural las células del cerebro. No está claro que presionó nuestra biología para evolucionar y así surgiera el gen FOXP2. Que, de acuerdo con los científicos de la ciencia cognitiva, es el gen responsable del lenguaje y la razón[18]. Tal vez, la razón es un extraño suceso singular, porque tuvo que surgir a través de una serie de pasos altamente improbables y lo hizo solo una vez, solo muy recientemente en el tiempo evolutivo y en beneficio solo de una especie, ¡qué suerte la nuestra!


Por supuesto, que se podría argumentar que la razón fue un injerto en nuestro genoma. Esto es sugerido por la cultura clásica Griega, como algo dado por los dioses, en lugar de algo biológico. ¿Cómo podría una especie con el poder de la razón hacer beneficios culturales a través de debatir y sin emplear la violencia? Muchos prefieren ver los beneficios, y dejan de lado el origen de la razón. Por desgracia, lo que obtenemos a través de la explicación del origen de la razón es más rico y determinante para la propia aplicación de la misma. Investigar y realizar una disertación, sin embargo, nos podría aportar los puntos débiles y en ocasiones reconocer un mal funcionamiento de la razón, hacer ver lo que no esperamos encontrar en sus fallas sistemáticas que comprometen su desempeño, por ejemplo, en la impartición de justicia, la reducción de la violencia y en otros avatares de la ciencia. 


La psicología moderna afirma que la razón humana es deficiente. La idea de que la razón hace su trabajo con bastantes escollos se ha convertido en algo común en la comunidad científica. Experimento tras experimento convencen a científicos, psicólogos y lingüistas que cometer errores graves de razonamiento es natural y, quizá por ello, es mejor emplear una razón por consenso ante lo sistemático de sus productos sesgados. Los procesos de razón no están del todo libres de contradicción. Lejos de esta discusión de disertación, está el argumento que dice que la lógica matemática humana y sus axiomas, son únicos para nuestra especie, ante ello (lo que es razonable pensar), es que la base axiomática de nuestra razón solo es válida para nuestra especie y quizá sean también sus límites lo que podemos decir sobre todo lo existente en el mundo.


Todos parecen estar de acuerdo que, el razonamiento ayuda para que los individuos alcancen un mayor conocimiento, entendimiento y consenso sobre cómo vivir en sociedad. Podríamos aceptar el dogma simplemente así. El problema es que, cuando se trata de impartir justicia o educar a los jóvenes y niños, es bastante desconcertante ver a la razón caer por debajo de algo imparcial, democrático o autoritario. Razón es en aproximación siempre, alcanzar lo objetivo, pero aún, a menudo es un proceso divergente que agudiza la incertidumbre sobre lo verdadero. Pero, ¿por qué aceptar el dogma de la razón? Quizá el peso de la tradición de la ilustración que veneró a la razón. Desde luego que sin discutir en lo profundo sobre cómo surgió y sí esta tiene fallas es un grave error. Y podría preguntarse, ¿qué otra cosa podría ser la función de la razón? 


La justicia a veces cae en el error, de considerar a la razón como algo doblemente estándar para cada humano, dejando de lado las diferencias en su lexicón y operadores  discursivos. Ella no es un mecanismo mental ordinario, sino un poder cognitivo que solo los seres humanos poseen y desarrollan por la educación. Prueba de que este poder es defectuoso, es el hecho presente de tantas formas de crueldad, de violencia y decadencia de la sociedad moderna. A veces la misma sociedad industrial avanzada, parece una tribu descarriada producto de lo irracional de sus decisiones. Más razón aún para disertar sobre los defectos de la razón. La razón tiene lugar en las mentes individuales, al mismo tiempo que en las interacciones sociales y su evolución civilizada. Por ello, aquí desafiamos la tradición dogmática y pensamos que estudiar los mecanismos de la razón y su función, podrá hacer más justa la condición humana y más emocionante la experiencia de exploración científica, técnica y literaria de lo humano.    


Es una empresa enorme, si tomamos en cuenta que se han acumulado 3 mil años de obra filosófica y 500 años de obra científica sobre la razón y que en los últimos 20 años se intensificó su forma artificial de razonamiento, inspirada en modelos lingüísticos  sobre la propia razón humana. Sería presuntuoso afirmar que este texto, niega todo el camino del estudio de la razón, por considerar que no se le atribuye ser en su seno algo que tiene sesgos importantes en su aplicación. ¿Cómo la razón evidentemente ha logrado un mejor conocimiento y el apoyo en la toma de buenas decisiones?, ¿cómo los seres humanos hacen uso de la razón? No intentamos explorar la historia en reversa sobre los viejos debates o unirnos a la refriega de la esgrima de este asunto, sino intensificar la información sobre las consecuencias de no atender los resultados experimentales que prueban, que la razón humana tiene fallas sistemáticas, y sus consecuencias para el discurso de sentencias sobre el que se imparte justicia y descansa la contención de la violencia. La razón, no es un método estándar para producir soluciones, y los estados mentales interfieren en sus justificaciones sobre la verdad. Nuevas exploraciones en la investigación son prometedoras para el discurso pedagógico, jurídico y científico, si consideramos a la razón como algo falible. 


A pesar de que en principio muchos pensadores, han teorizado en torno a contrastar intuición y razonamiento, como si fueran dos formas diferentes de inferencia[19]; aquí, nosotros asumimos que, la inferencia intuitiva es en sí misma razonamiento. Si bien, los humanos no solo somos capaces de representar a las cosas y eventos de nuestro entorno, además, tenemos intuiciones sobre lo que otros creen y sobre ideas abstractas en ellos. Estas intuiciones juegan un papel importante en nuestra capacidad de entendernos, comunicarnos y compartir opiniones y valores. La razón, nosotros argumentamos, es un mecanismo a base de inferencias intuitivas acerca de una clase de representación, es decir, las razones.


Mientras que la razón es vista comúnmente como un medio superior para pensar en algo, nosotros asumimos que se utiliza principalmente en las interacciones sociales con los demás. Es decir, producir razones para justificar nuestros pensamientos y acciones ante los demás y, además, producir argumentos para convencer a los demás a pensar y actuar como se aconseja, también usamos la razón para evaluar no tanto el propio pensamiento, sino, para evaluar cómo otros producen sus razones con las que justifican intentar convencernos. 


Mientras lo más común, es ver a la razón como un sistema lógico de normas de verdad para la evaluación de la coherencia o presencia de no contradicción en un pensamiento presentado por cadenas de razón. La razón es más ecléctica y oportunista, dado que, no se limita a las normas formales a base de axiomas secuenciados. El papel principal de la lógica en el razonamiento, sugerimos, es la de producir retórica. La retórica es un bien social fundamental para la paz y el progreso ético; para este último, es necesario argumentar con mayor perfección una nueva generación de argumentos de justicia, de criterios éticos y procesos más eficientes de aprendizaje. El papel de la lógica es simplificar y esquematizar toda clase de argumentos intuitivos, destacando y a menudo sopesando la fuerza de su verdad. 


Desde esta perspectiva, creemos que la razón evolucionó para justificarse a sí misma y para la producción de argumentos para convencer a otros como medio para fortalecer la unidad de la sociedad. Estas dos funciones están estrechamente relacionadas con las fuerzas para desarrollar una sociedad más justa, como medio de cohesión de identidad y control para una baja violencia en el tejido social. 


El hombre se justifica constantemente a sí mismo, porque su éxito social depende de cómo negocie sobre cuánto cooperar y cómo participar con extraños en la búsqueda de objetivos a largo plazo; cada paso en pequeñas formas de acción conjunta, lo conducen a reflexionar sobre nuevas formas de cooperación. Esta cooperación es evaluada por la razón para resolver problemas de coordinación y confianza. En resumen, la razón es la herramienta de coordinación y flexibilidad para cooperar en sociedad.


Cuando damos razones es explicar y justificarnos a nosotros mismos, las personas intentan ver cuáles son nuestros motivos, ideas, acciones y el modo en que elaboramos la verdad. Al hacerlo, otros saben qué esperar de nosotros. Evaluar la razón de los demás es únicamente relevante para la confianza y lograr más coordinación en la cooperación social. A diferencia de otros animales, los humanos comparten una gran diversidad de tipos de información y grados de comunicación. Para ser adultos socialmente competentes, cada uno de nosotros tuvo que aprender mucho de los demás. Nuestra habilidad y nuestro conocimiento se deben más a la interacción social que a lo individual. La interacción social puede ser entre humanos directamente, o a través, de productos culturales como lo es la literatura o el cine. Los compromisos que asumimos en el día a día, tienen que ver con lo que hemos aprendido de otros para inspirar confianza y asegurar la cooperación sobre objetivos. Pero estos enormes beneficios son corrompidos por el sesgo cognitivo promovido por la desinformación y se traducen en intolerancia en el tejido social. La honestidad es algo que se espera al interactuar con las razones de otros, pero, a menudo los otros nos inducen al error, implantando en nuestro ser argumentos deshonestos que distorsionan, omiten o exageran la información con el fin de mejorar opiniones sobre otros o inducir acciones en la toma de decisiones. Cuando escuchamos a otros debemos ser prudentes y desconfiar, y para superar este estado comprensible, es necesario evaluar la evidencia para confiar. 


De esto surge otra función de la razón, una función que se lleva a cabo a través de razonamientos y argumentaciones, es decir, hacer efectiva la comunicación, dotándola de eficiente credibilidad a base de evidencia frente a la razón de una audiencia para crear la confianza. La razón ayuda a una socialización de ideas, a discriminar las buenas de las malas razones, y con ello, producir un consenso sobre las ideas en que acordamos confiar. 


La primera función de la razón, la hemos enfocado en producir argumentos y desarrollar explicaciones que justifican el razonamiento, y un segundo enfoque, el producir confianza en la esgrima de socialización de las ideas en la búsqueda de consenso. Desde la perspectiva del discurso jurídico, este último enfoque interaccionista de la razón podría verse como fundamental para lograr la justicia por un medio racional que es susceptible de fallas. 


Pero la razón nos parece que da signo de ser también parcial y perezosa. Parcial porque abrumadoramente encuentra justificaciones y argumentos que son apoyados por el razonador que expone las ideas en función de demostraciones a base de axiomas solo propios (exceso de confianza); es perezosa, además, porque hace poco esfuerzo para evaluar la calidad de las evidencias que ayudan a justificar y producir los argumentos (se prefiere intentar adivinar que intentar honradamente de revelar el rigor de las ideas). 


En muchos casos, la razón conducirá hacia cualquier opinión, antes que al proceso  arduo de justificar, al tomar la decisión por un camino más económico en su deliberación, se cae en el error sistemático de salir por el camino fácil. Es por ello, que los psicólogos tienden a pensar en la razón como algo sesgado y perezoso, que a menudo se niega a corregir intuiciones equivocadas, a pesar de que muchas veces nos muestra lo malo de sus consecuencias. La razón es un poder para ampliar nuestra capacidad cognitiva individual, y superar prejuicios enunciados en la interacción social con fines de progreso ético. Toda razón que no pasa por el consenso interactivo de la socialización, nada garantiza que dará un resultado positivo en el desarrollo humano. 


8.6 ¿Qué es el conocimiento objetivo? 

Quizá podemos entender mejor la naturaleza del conocimiento, si estudiamos más a fondo la naturaleza de la justificación. La epistemología como ya hemos dicho se debate sobre los ideales internalista y externalista. Los primeros, argumentan que las características de este están en virtud del cómo se justifica su verdad, es debido a cuestiones internas (biológicas) que el agente lleva a cabo. Así, en ciertas versiones internalistas, un agente debe ser capaz de decir, a modo de introspectiva si sus cadenas de razón están justificadas, asumiendo que la base axiomática es común a nuestra especie, otro agente podría reconocer esta justificación como un estado mental del primero. Los segundos, los externalistas niegan que la justificación esté determinada por factores innatos restringidos por la biología. Una creencia, para un externalista, se produce y sustenta en un proceso de debate social, y la fiabilidad que justifica su verdad es producto de un consenso en el proceso de la esgrima de las ideas. 

Los partidarios de la fiabilidad, se niegan a reconocer que la justificación es necesaria para conocer, contradiciendo la posición Cartesiana de una mente individual de justificación. La justificación por demostración cartesiana, puede ser tratada por  fiabilidad o prescindir de ella en su conjunto, debido a que, la justificación es una legitima e importante categoría epistémica en su propia línea que gestiona la inferencia en las matemáticas. También, el motivo de justificar una condición, se hace necesaria para el conocimiento. La justificación es importante considerarla porque es la condición necesaria para el conocimiento en las tareas de simplificación teórica, es además, la estructura necesaria para verificar por todo interesado la no contradicción en el seno de los argumentos. Aquí, estamos a favor de producir un acercamiento entre el internalismo y el externalismo. Parece que los externalistas están equivocados en cuanto a justificación, como no necesaria para el conocimiento. Y los internalistas en cuanto a conocimiento, como algo independiente de la base axiomática de nuestra especie.

¿Cuál es entonces la justificación? Para la epistemología, el conocimiento es una creencia justificada, este es un ideal socrático. Consideremos que ciertas cosas que todos sabemos, las asumimos fuera de la reflexión, por ser basadas en lo evidente. ¿Pero qué cosa tienen las justificaciones por ser basadas en lo evidente? En principio, con lo que asumimos algo por verdad evidente (axiomas), es algo implícito en la mente, que solo necesita ser sacado y llevado a aclarar en toda reflexión. Al proceso de enlazar a la justificación con la creencia de una proposición de conclusión, es el proceso de reflexión. 

Las creencias de las personas, esas que constituyen su conocimiento, no están suficientemente justificadas, pero, le garantizan su conexión al mundo, creemos que es razón suficiente del por qué no indagan en su justificación. Si la fiabilidad de las creencias produce todo lo necesario para la justificación, entonces sus creyentes pueden justificar cuanto tienen como conceptos, porque piensan en sus creencias como producto de un acuerdo sobre su verdad.

La idea de justificación, es para nosotros un asunto de estudio estratégico, para hacer contacto epistemológico importante, en el cómo está ligada la justificación a la idea de tener razón, esto significa que un agente que se justifica en la posesión de un argumento a favor de una creencia, asume que tiene razón. Al concepto de argumento se le da el papel de la justificación como una forma internalista, es importante no dejar de ver la conexión entre justificación y argumento, donde este último no necesita en lo absoluto ser internalista. A partir de una estructura predeterminada (axiomas), se procesan los desafíos de justificación. Pero esta capacidad internalista, no es la misma que se necesita para presentar los argumentos a una comunidad de conocimiento dentro de un debate. De cualquier manera, la justificación es vista como una cuestión de capacidad para presentar argumentos en apoyo a las creencias.

 

8.7 El origen del acto de debatir

En 1784 Immanuel Kant, definió a la ilustración como un emergente de la humanidad en su inmadurez perezosa y cobarde frente a los dogmas y las fórmulas de autoridad[20]. El lema de esta época, bien podría ser la respuesta a nuestro tiempo, se puede parafrasear como “tener el valor de comprender”. Es mediante la razón, la tarea de purgar nuestros errores que se traducen en debilidad lingüística. Sesgos cognitivos que se reflejan en la intolerancia que desata la violencia. Purgar nuestros conocimientos no justificados, enriquecer nuestra humanidad. El progreso humano está ligado a la naturaleza racional y a su educación, todo progreso científico, político y moral es cuestión de “tener el valor de comprender[21]”. Comprender es la capacidad de diferenciar entre las explicaciones falsas, perezosas y una verdadera; la debilidad en esta capacidad se traduce en marginación, desigualdad, sufrimiento, violencia y estancamiento del progreso. La tesis del progreso como soberanía intelectual de los ciudadanos, implica una educación en la que se aprenda la condición necesaria del lenguaje y la razón más rigurosa para elevar y prosperar. Educar en la escritura creativa, es enfrentar directamente al sesgo cognitivo, fortaleciendo el lexicón y los operadores discursivos implicados directamente en las buenas razones.

Una cosa notable, es que una sociedad formada en la soberanía intelectual, contrasta con aquella instruida para hacer. Es enorme el contraste, en la primera, la violencia está regulada por la cultura y no por las leyes y fuerzas policiacas. En la segunda, el desacuerdo social, el deterioro ambiental y la violencia sin control es un perfil que manifiesta su pobre formación lingüística y de la razón compleja. Físicamente, la experiencia consiste en nada menos que nuestro cerebro responda a los impulsos eléctricos, allí, sucede algo más que solo procesos bioquímicos, la razón no es algo que podamos ver. 

Cuando el habla construye un cuerpo de argumentos para una narrativa sobre cadenas de hechos, se manifiesta así nuestra forma de pensar. Es importante profundizar en la teoría del conocimiento y, más porque en ella descansa nuestra habla cuando debatimos el conocimiento. Al debatir, nuestra retórica está adscrita a una forma de crear conocimiento, sus expresiones mentales están empleando con maestría un determinado número de operadores discursivos. Depende en gran medida para nuestros juicios “S” lo que se sabe de “P” proposición y depende de las cadenas de sentencias el entorno de comportamiento humano. En consecuencia, nuestra adscripción al conocimiento desempeña un papel importante sobre nuestras creencias, sin duda, son en este sistema retórico, los operadores discursivos los que juegan el más importante papel en el debate de las ideas en el entorno retórico. El universo de proposiciones es el vasto armamento para la esgrima de la retórica[22]. Sentencias como “él está en el saber, sabe lo que habla”, nos indican que alguien está adscrito a un conocimiento disciplinar que regula nuestras interacciones sociales. Cuando nos referimos al conocimiento, nos referimos a una forma modal sustancial en la que alguien produce un discurso objetivo[23]. Es decir, son nuestros recursos críticos para reflexionar y sacar inferencias. En un debate, es importante identificar la manera en que se produce el discurso del adversario, creemos que este enfoque es relevante para producir juicios adscritos al conocimiento y a cadenas discursivas fundamentadas en evidencias. El recurso lingüístico del que disponemos está a favor y a la vez es la frontera de limitación sobre los juicios de lo que sabemos, en consecuencia, la base cognitiva merece ser investigada[24]. Debemos pensar acerca de cómo son nuestras prácticas epistemológicas, para comprender la naturaleza de nuestros juicios intuitivos sobre nuestro conocimiento. 

Por estas razones, los juicios previos a los que estamos adscritos con nuestra base de conocimiento, influyen decisivamente para nuestra interacción social, además, para el caso de violencia, nuestra psicología es parcial sobre la narrativa criminal en que se construye. Nuestro banco de juicios previos, desempeñan una intuición que es referente para adaptar el nuevo papel de cada evidencia surgida como producto de toda investigación científica. El banco de juicios no son datos, son sentencias que directamente fueron adaptadas a teorías. Por ello, nuestro banco de sentencias solo es válido dentro un sistema conceptual o llamado marco teórico. Sin una considerable comprensión teórica de lo que es conocimiento, la razón y los estados psicológicos dentro del discurso humano, seremos incapaces de evaluar adecuadamente las evidencias acerca de hipótesis críticamente en sentencias de casos. Hacernos de estas reflexiones empíricas formadas en un abanico de hipótesis, no es un intento ideológico, sino, un reconocimiento racionalista de justificar factores empíricos asociados entre sí, con el discurso objetivo sobre algo que sucedió en la realidad. 

Por el contrario, a los que consideran que la actividad racional popular es un modo objetivo, los teóricos de la epistemología crítica, consideran que hay limitaciones tácitas y presuposiciones que dependen de nuestra vida ordinaria. Esto incluye injusticias epistemológicas, que se manifiestan en ocasiones en las prácticas folclóricas. Antes de considerar cualquier desafío en la visión tradicional del conocimiento justificado, debemos hacer más profunda la idea de razón.


Sustancia, el filósofo considera con esta palabra, que refiere a lo más fundamental de la realidad. Lo ontológico, son sustancias o cosas que no dependen para su existencia de otra cosa. Las sustancias ontológicas son entidades fundamentales del universo, son los objetos finales de las ciencias naturales. Son las cosas de las que otras cosas dependen para su existencia. La mente humana da prioridad lógica al universo ontológico, en un sentido de categorizar, identificar cualidades, cantidades y demás, tomando a las sustancias de este universo como genuinos sujetos de una colección de piezas. Una sustancia puede sobrevivir al cambio, conservando su identidad intacta a través de muchos tipos de alteraciones, su esencia se mantiene intacta. Esta visión aristotélica, abre la pregunta, ¿podemos considerar a la mente humana una sustancia?


Descartes, su dualismo de sustancia y cuerpo, parece imposible explicar la interacción mente-cuerpo. Sin embargo, parece que Descartes no se preocupó demasiado por el problema de interacción, ¿podríamos decir realmente que el padre de la filosofía de la ciencia moderna tropezó involuntariamente en un error en su descripción de la naturaleza de la mente y el Yo? La respuesta a este dilema, es complicada. Sí, Descartes es por supuesto una especie de dualista de la sustancia. Lo que está claro es que, él llama a la mente racional, una sustancia intelectual distinta al cuerpo, fundamentalmente diferente en una serie de aspectos importantes a la materia. En particular el pensamiento y la extensión. 


Pero, por otro lado, podría decirse que, allí mismo está mucho más incluido en lo que ahora le consideramos como la providencia de la salud mental o psicología humana, en lo que Descartes reserva como alma racional o mente. Descartes decía que los animales (aunque carentes de inteligencia o razón), poseen a través de las sensaciones mucho de lo que los seres humanos, también, obtienen de la percepción de los sentidos (dolor, sed, hambre) como resultado de entrelazar mente y cuerpo. Descartes se refiere a la motivación del comportamiento animal no humano como estimulado. Una vez más, cuando miramos fuera de las reflexiones anteriores y posteriores a Descartes, puede verse que, lejos de ser ingenuas o ciegas a las sutilezas, también implican al cuerpo del ser humano vital en la mente y la experiencia, aunque, no fue el primero en intentar explicar científicamente un fenómeno psicológico, sí lo definió como un dualista de la sustancia, en gran parte fuera de un sentido religioso. La mente es una sustancia que está más allá de lo material, equipara Descartes mente con inteligencia, intelecto y razón; y niega, que tales cosas compartan cualquier naturaleza con la materia como lo hace cuando refiere alma racional en el discurso del método. Quiere decir que, el concepto de mente de Descartes es algo mucho más estrecho que la idea moderna. En particular, él creyó que muchas de las capacidades mentales humanas y experiencias objetivas deben ser explicadas en gran parte en referencia a los sistemas fisiológicos humanos como el cerebro, lo que llamamos ahora sistema nervioso central. Por ejemplo, la percepción sensorial, incluyendo la recepción de las ideas, imaginación, sentimientos, respuestas al dolor y placer por las emociones.


El alma racional de Descartes, es el núcleo indudable de la existencia con la que el meditador es capaz de suspender a la creencia de dudar. Este filósofo no definió la sustancia en su obra Meditaciones; ni ofrece una prueba de que el cuerpo o mente son sustancias. Sin embargo, en otros escritos aporta definiciones del término. En Principles Philosophy, la define como algo que existe de una manera que no depende de ninguna otra cosa para su existencia. Así que, parece que la mente para Descartes es una sustancia porque no depende de otra cosa que no sea Dios para su existencia. Más tarde, define a la sustancia como cualquier cosa en la que reside propiedad, calidad o atributo que tenemos como idea de lo real. Puesto que, estoy consciente de que estoy pensando, tengo derecho a incluir que, el pensamiento es una propiedad de la mente. Yo soy una sustancia que piensa. Así, la independencia ontológica y la prioridad lógica son relevantes en la decisión de Descartes para llamar a una cosa sustancia. Cuerpo y mente son dos cosas diferentes, y además, de alguna manera opuestas. El pensamiento no existe como extensión en lo material, y lo material no puede pensar. Uno no puede reducirse a lo otro. El pensamiento no solo es una capacidad que permanece fuera de todo arreglo de la materia. La extensión no es un concepto o propiedad que pueda ser descubierto en las propiedades de la mente.


Descartes crea un argumento que llamó “argumento de la distinción de lo real”. Es un argumento que pretende demostrar que su mente y su cuerpo no son idénticos, que son numéricamente distintos. Él cree haber establecido anteriormente en su obra Meditaciones, porque Dios existe y no nos engaña: “todo lo que percibo claro y distante es verdadero de necesidad”. Es decir, el cree que “todo lo que tenemos claramente y distante, es capaz de ser creado por Dios, para su correspondencia exacta con mi precisión de la misma”. Las cosas pueden existir sin Dios, es algo crucial para la ciencia moderna. La mente es verdadera, numéricamente distinta de todas las otras sustancias, incluyendo el cuerpo con el que parece tiene una relación especial. 


La idea de que mente y cuerpo son cosas que pueden ser representadas con números, le permite a Descartes asumir que, su mente era suficiente para hacerse saber que su pensamiento, por sí solo era capaz de comprender cuando ante sí hay una verdad, independientemente de nada en lo material. Dado que, en cada uno de nosotros, hay las esencias axiomáticas necesarias para distinguir racionalmente lo verdadero. 


Ampliar la esencia del alma racional, es hacer profundos actos de razonamiento. Para Descartes, toda el alma racional está formada de modos de pensamiento en lugar de modos de materia. Dice Thomas Hobbes que las distintas formas de pensamiento (comprensión, explicación, demostración, definición, imaginación, percepción sensorial) son completamente diferentes de las propiedades que no pueden considerarse en la extensión local, como lo son tamaño, forma, movimiento, color de piel… Con esto, todos estarían de acuerdo en que las nociones de espacio como longitud, peso y tiempo parecen totalmente inaplicables a las cosas mentales. Pero, incluso si estamos de acuerdo con Descartes, en la naturaleza esencial de las cosas mentales y materiales, podemos ser reacios a aceptar que esto establece que toda manifestación lingüística puede ser equiparada a lo real, en otras palabras, se intenta probar que la mente-lenguaje aplica su criterio de independencia sobre la sustancia y que esta, como prueba objetiva nada tiene que ver con la idea que la define como un hecho de la realidad.


8.8 Justificar nuestras razones


La justificación difiere del conocimiento en dos aspectos importantes: el primero, si las razones de la justificación son falsas, por haber evidencia firme contraria a estas no puede saberse la verdad necesaria para el conocimiento. El segundo aspecto es que la justificación es factible, pero no es conocimiento. Es decir, la conexión entre creencia y verdad socava al conocimiento, pero no a la justificación. Es claro que, una creencia justificada no es en automático una verdad.

Dicho de otra manera, imagine que razona y produce una justificación, todavía tiene que pasar la prueba de conexión con la verdad, de tener éxito, estamos frente a un conocimiento. Pero, en caso de haber evidencia contraria a una premisa de la justificación, a pesar de ser un razonamiento elegante esta nunca será conocimiento. Simplemente es posible tener una justificación sin conocimiento. Hay una diferencia entre creer y creer correctamente, se puede decir que es cuando descubres que no sabes lo que creías saber, por no estar justificada la creencia en conexión con una verdad. ¿Cuándo descubrimos que estamos equivocados? Realmente, desde el momento de honradez en que reconocemos que nuestra creencia no fue justificada correctamente por razones. Al justificar podemos ratificar nuestra creencia o descubrir que cometimos errores al considerarla como valida. 

Supongamos que esto es verdadero y que la justificación es una noción ontológica, no en el sentido libre de culpa o en el sentido de que sus creencias justificadas son creencias plausibles, sino, en el sentido que su justificación de las creencias ha cumplido el rigor epistémico de los criterios de verdad. No estamos libres de culpa, todos tenemos la obligación con la verdad, para ello es un error no estar conscientes de los criterios de verdad. Conocimiento y justificación son dos estados distintos de la conciencia, pero, ambos requieren del éxito cognitivo.

Esta discusión se centra principalmente en la justificación y se trata de una noción externalista, no del conocimiento. Aquí, asumimos que es posible justificar creer algo sin saber que es cierto. El externalismo asume que la justificación en su noción de verdad es internalista dada por la doxástica, que es la lógica deductiva de algún grupo de operadores modales, son expresiones que califican la verdad de los juicios, empleando operadores discursivos para operar proposiciones que el razonador considera verdaderas. La justificación es un componente del conocimiento que depende enteramente de lo que es interno a nosotros y de los criterios de verdad aplicados. Surgen entonces dos preguntas:

Para contestar estas preguntas correctamente, tenemos que distinguir entre tres tipos de adscripción en la justificación:

Justificación personal: S se justifica en la creencia de P.

Justificación doxástica: las creencias S’s de P son justificadas / el razonador S cree que P es verdadera.

Justificación proposicional: S tiene una justificación para creer P / es una justificación para S y creer P.


Las descripciones de la justificación personal nos dicen algo acerca de un creyente, ya que, este se considera justificado para creer. Una atribución de la justificación doxástica nos dice algo acerca de una creencia, si la creencia se mantiene con coherencia en su lógica modal. Una descripción de justificación proposicional nos dice algo acerca de una proposición, si la proposición es tal que es verdadera, hay suficiente justificación para que alguien la crea. No tenemos conocimiento de una visión estándar acerca de cómo se relacionan estas descripciones, pero existe una práctica común de tratar la justificación personal y doxástica como intercambiables. Es un error al tratar estas nociones como intercambiables, incluso si, como parece ser el caso, el error suele ser bastante inofensivo.

La justificación personal, habla sobre si una persona está justificada a creer una proposición, cuando está negada razonablemente a saber si su proposición es verdadera. En estos casos la persona no es un razonador buscador de la verdad respecto de alguna proposición. De esta persona, aún se espera que cumpla con su obligación epistémica, dado que es lo mínimo que se puede esperar de racionalidad en el progreso ético dentro de una sociedad. Debe quedar claro, que la evaluación de las creencias del sujeto no es simplemente una cuestión de evaluar a la persona que sostiene tal proposición. No hay razón para pensar que la justificación doxástica se reduce a una evaluación personal[25]. 

Debemos distinguir la justificación doxástica y personal. La primera es una justificación de conocimiento en forma de cadenas de razón (proposiciones + operadores discursivos)  discutidas por una comunidad, y la segunda, son casos de justificación sin conocimiento, donde son verdaderas por intuiciones internalistas, por encajar en algún interés personal. Si se apela a que en la justificación doxástica, tenemos un compromiso con una mejor verdad[26]. En ética la justificación personal es acto y la doxástica el agente. En general, podemos pensar las justificaciones como defensas. En las del tipo personal, son creencias particulares, y en la doxástica, son defensas de una escuela de conocimiento de lo posible en la realidad. Una persona que defiende el modo personal cree que P muestra que la forma de sus creencias son luz positiva. Cuando veamos a las creencias como estructuras coherentes de proposiciones y operadores modales, seremos calificados, epistemológicamente como responsables. Defender las creencias desde la doxástica, es demostrar que las proposiciones se ajustan a las normas que rigen el conocimiento científico de esa parcela de la realidad. Una persona está justificada en sus creencias si ella puede responder responsablemente de sus creencias, es decir, definir sus fines epistemológicos y procesos racionales. Una creencia, sin embargo, es justificada si se llevan a cabo lícitamente sus condiciones de verdad. Una persona en su decir puede ser acusada de no cumplir con la honradez epistémica, a pesar de que su justificación a la que está adscrito cumplió con sus obligaciones epistémicas. La justificación personal requiere solo una excusa para salir del problema, la justificación doxástica requiere que sus cadenas de razón sean lícitas. Los hechos y su ajuste a nuestro pensar, no vienen de las condiciones internas de nuestro Yo[27]. Si la justificación es una noción internalista, la justificación de la creencia no depende de lo externo. Cuando pensamos sobre los diferentes factores externos, este enfoque nos impide ver que los constituyentes de las creencias del conocimiento son los factores internos que los determinan, aquí es donde somos engañados. Si la justificación depende de factores externos distinguibles por otros, parece ser una cuestión de suerte la justificación. Intuitivamente, se podría pensar que no debe haber diferencias en la justificación entre diferentes personas y usted, ya que, las contrapartes comparten los factores externos: los axiomas. 

Por su parte, los externalistas podrían argumentar que lo que sobreviene totalmente del interior tendrá poco valor epistemológico, puesto que, la creencia tiene como objetivo la verdad. Los internalistas no consideran el papel de conexiones accidentales entre usted y los hechos que socavan el conocimiento. 


8.9 El silogismo 


El profesor que asigna a los estudiantes la tarea de elaborar argumentos sólidos y a la vez, por ejemplo, abordar el tema de encontrar el modo de reducir violencia, este tipo de tarea intelectual anticipa que se trata de una empresa intelectual seria. No se trata de discutir por hablar, sino de razonar, apoyar los alegatos dando razones y persuadir a otros a aceptar esas razones, por estar justificadas y apoyadas en fundamentos, hechos, datos, evidencias, teorías… En el español hay varias maneras de referir a tomar esta actitud: argumentar, argumentación y discusión. En la cultura ordinaria y popular, la discusión por error es ampliamente vista como una forma de violencia verbal, pero la esgrima de las ideas no debería evitarse, ella no busca imponer un conjunto de creencias, hábitos y habilidades justificadas para hacer ver más competente al portador. La discusión debemos considerarla como la solidaridad de compartirnos para hacer en sociedad, un espacio más sabio de conocimiento. 


La argumentación es un uso intelectual del lenguaje, una especie de razonamiento en un estilo fino y claro. Esta habilidad se desarrolló junto con la idea de democracia en la antigua Grecia. Los ciudadanos cuyas propiedades habían sido incautadas por el régimen tiránico, querían que se les devolvieran sus tierras, para ello necesitaban convencer a los tribunales recién establecidos por la joven democracia. Esto requiere de ensamblar proposiciones y presentarlas dentro de argumentos coherentes y estructurados en una narrativa discursiva que permita llegar a conclusiones. Esta habilidad discursiva se le llama pensamiento crítico, razonamiento riguroso, análisis, retórico y el término más general: argumentación. Desde entonces, la democracia verdadera es aquella en que los ciudadanos dentro de una educación artística liberal, ganan poder de liberación ante los estados corruptos, gracias a su libertad de conciencia para ganar mejores argumentos en el seno mismo de su tradición intelectual. La educación moderna humanista científica, es aquella que ofrece a la comunidad un espacio mental y literario para su vida profesional y cívica, en la que se enmarcan discusiones y acciones por el consenso riguroso de sus ideas. Este objetivo se intenta  rescatar en este texto.


Discutir es un proceso, una actividad en la que las personas participan cuando producen, intercambian y demuestran razonamientos a favor o en contra de las afirmaciones, declaraciones o reclamaciones de justificación. Las unidades del intercambio de las discusiones son los argumentos; productos lingüísticos que tienen la intención de apoyar o rechazar, dando una posición a los interlocutores frente a la necesidad de la verdad. Esta unidad de conocimiento para las discusiones emplea proposiciones, cláusulas, operadores discursivos, lógica epistemológica-doxástica, inferencias, evidencias, hechos y arquitecturas de teorías. Argumentación, a veces también se le considera como un genero creativo discursivo, en el que la narración, la ontología y la metafísica justas claramente definidas desarrollan el arte de la lógica a la caza de ganar claridad y objetividad. La argumentación es un ingrediente de la democracia avanzada, el grado de civilidad alcanzado por una sociedad, se mide por el arte de su tradición intelectual de discutir, es decir, es la práctica de justificar cláusulas (cadenas de razones) en condiciones de incertidumbre sobre lo verdadero. Es una actividad en la que la gente se involucra, algo que se hace juntos en comunidad para consensuar acuerdos sobre el progreso ético que ellas mismas determinan. La argumentación tiene lugar en la educación de excelencia, en el aprendizaje más profundo y en el arte del razonamiento más fino. El valor moral está en relación a las sociedades que resuelven sus crisis por el diálogo moderado por la argumentación y se alejan de la violencia. Justicia social, ciencia, tecnología y educación son entornos de virtud que descansan en el arte de argumentar[28].


Decir que la argumentación se trata de justificar las afirmaciones de nuestras creencias, significa que se trata de dar razones con fundamentos, evidencias y piezas normativas de conocimiento; creer y actuar están justificados si creemos que tenemos razón en ello. Una buena razón se apoya en el estándar matemático de certeza, pero además justifica su creencia en la ontología y la epistemología cuando está dirigida a lo extra lingüístico (lo real). De este modo, justificar es aumentar la confianza en la verdad de las afirmaciones[29]. 


Preguntarnos si una afirmación está justificada, nos plantea naturalmente cómo se da esta. Dice sobre el mecanismo de discusión que se dirige a defender una afirmación. La persona que da razones para instaurar sus afirmaciones, normalmente plantea el problema y aporta una discusión. Pero es la comunidad seria y honrada en su esfuerzo analítico, quien determina si la afirmación está suficientemente justificada. 


Justificar una afirmación, entonces, es diferente de probarla, en el sentido matemático de no contradicción con su base axiomática. Tampoco es lo mismo que persuadir a otra persona para que esté de acuerdo con la afirmación. Uno es persuadido a aceptar una afirmación si, por cualquier medio, se le induce a aceptar una declaración. Justificar una afirmación implica un medio específico de persuasión a saber: el razonamiento hipotético. Implica persuadir a una persona para que acepte una afirmación ofreciendo lo que sea necesario para considerar un argumento como una buena razón para creerlo. Si una persona acepta las razones, aumentará la probabilidad de que uno acepte sus discusiones, entonces esa persona ha encontrado que la afirmación está justificada solo hasta que ella misma la discute[30].


Una declaración es una cadena de razonamiento en la que se busca el consentimiento de otra persona. Si usted y nosotros estamos comprometidos con un argumento, decimos que su declaración es compartida en la discusión de ambas personas. Esto no afirma que la declaración sea verdadera, sino que los involucrados en su socialización comparten y defienden a través de argumentos la verdad que expresa. Declarar, deja claro que un argumentador que emite tales declaraciones, está haciendo una afirmación sobre la creencia y la acción de otra persona, pidiéndole que encuentre la justificación que le da sustento y, por lo tanto, que acepte también encontrar suficiente sustento.


Todo el proceso de discusión, es un proceso de argumentar o validar argumentos, que se lleva a cabo en condiciones de incertidumbre. Nadie en su sano juicio discute lo que da por seguro, porque no hay razón para ello. Participar en la argumentación, es poder mirar el mapa de evidencias, hechos, teorías y apoyarse en la investigación para verificar si son confiables las premisas que condujeron a conclusiones que más tarde son declaradas como una creencia con posibilidad de ser verdadera. La investigación sugiere que la observación de datos, hechos y teorías en experimentos empíricos, son métodos más eficientes y a menudo más confiables para resolver desacuerdos en el mundo de lo real[31]. 


Las cosas inciertas no pueden ser ciertas a través de la argumentación simple. No importa cuán seguros estemos. No importa cuanto hayamos evaluado y cuidado las razones ofrecidas en la discusión, si están en contradicción con pruebas empíricas, podrían estar equivocadas. La argumentación es siempre un método arriesgado para justificar las afirmaciones, por lo que si hay medios disponibles de experimentación, normalmente son empleados. 


Pero esto no es una exclusión, ya que gran parte de nuestras vidas implican asuntos que son inciertos. Toda cuestión de valor comparativo, implica incertidumbre. También lo hace toda cuestión cuando elige entre alternativas de declaraciones, no podemos estar seguros absolutamente de la conclusión, sin embargo, a menudo no podemos sentarnos al margen o esperar a ver lo que el futuro va a revelar; tenemos que decidir ahora mismo qué creer y hacer. Esto se ilustra claramente en el tema del cambio climático. Las preguntas que guían la discusión se reducen a lo que debemos hacer ante la incertidumbre, debemos actuar ahora o debemos esperar, y si actuamos ahora, ¿qué medidas debemos tomar? La mayoría de las actividades de argumentación intentan reducir la incertidumbre generando conocimiento. Si bien los métodos más confiables no reducen a cero la incertidumbre, no debemos dudar en participar de la argumentación en los muchos ámbitos de nuestra vida en los que las decisiones sobre qué creer o qué hacer, deben tomarse con conocimiento de causa en medio de la incertidumbre.


Hemos visto, entonces, cómo los términos clave se practican; justificar, declarar y lidiar con la incertidumbre mediante la discusión, ayudan a dar forma a nuestra comprensión de lo que es la argumentación.  El objetivo que buscamos a través de la argumentación es construir una sociedad con un razonamiento efectivo en la comunicación. Nos referimos al razonamiento que logra el propósito del progreso ético de la sociedad, en esa toma de decisiones acertadas en la práctica diaria, significa que juntos con los demás, justificar las afirmaciones nos permite dar pasos, ofreciendo  la razón, como el medio para la justicia social, la paz y la solidaridad; la razón, ese proceso fundamental dado en la argumentación, es el propósito del humanismo científico[32].


La argumentación deriva de tres disciplinas antiguas, cada una de las cuales, como la propia argumentación, a veces se malinterpretan: lógica, dialéctica y retórica. La lógicase refiere a las relaciones entre las proposiciones de un argumento. A veces se equipara solo con el razonamiento estructural matemático, pero no es el único enfoque de la lógica. En los últimos años, ha habido un creciente interés en el razonamiento que depende de proposiciones basadas en contextos específicos de significado y en las que las relaciones entre premisas y conclusiones no están garantizadas solo por su forma, sino que existen en el mundo de lo posible: la probabilidad de lo verdadero. Toda rama de estudio de la lógica informal, es un intento de comprender y avanzar en ese razonamiento en el lenguaje ordinario. Por ahora, podemos decir que la preocupación de la argumentación por la forma (por la estructura de las declaraciones y las inferencias que se vinculan juntas) es un reflejo de la disciplina de la lógica. 


Es la dialéctica, la segunda raíz disciplinaria de la argumentación. Esta se equipara con la amplia gama de fuerzas históricas imaginadas por Karl Marx. Este punto de vista ve a la historia como el avance de una posición (tesis), contrarrestada por la posición contraria (antítesis), y del choque entre ellas resulta una nueva posición (síntesis), que con el tiempo se convierte en una tesis en sí misma, y entonces comienza el proceso de nuevo. En realidad, sin embargo, el término dialéctica tiene un significado más antiguo y más simple. Es el proceso de descubrir y demostrar el conocimiento a través de preguntas y respuestas. El modelo dialéctico está presente en los diálogos de Platón. Si la lógica enfatiza en la forma, la dialéctica enfatiza en las interacciones entre las personas. Es el dar y tomar argumentos tratando de empujar a que se dé alguna conclusión. La dialéctica es en sí misma la discusión moderna. 


La tercera raíz disciplinaria de la argumentación es la retórica. Se refiere al arte del discurso que crea nuestra realidad. No es una actividad mecánica, es un conjunto de habilidades intelectuales para fundamentar, justificar, discutir, explicar, demostrar, categorizar…, la escritura orientada al análisis y la crítica del discurso. Es el estudio de cómo el discurso mediado por símbolos, influye en las personas. La retórica, considera que el objetivo deseado, es obtener la adhesión de la audiencia a una discusión e investigación; es el arte de la disposición de inferencias y cláusulas en las razones que pueden conducir a conclusiones rigurosas y elegantes sobre lo humano o sobre el universo de lo material. 


Aristóteles consideró a la retórica como la facultad de descubrir en el caso dado, los medios disponibles de persuasión. Mientras que la definición moderna se centra en el estudio de la creación del descubrimiento, de averiguar qué enfoques están disponibles para influir en el otro para crear posibilidades de lo verdadero. Promueve la formación de pensadores críticos, de una literatura abierta que desafía el fin de la historia de la ideas. Ensayar mejores argumentos apoyados en la solidez lógica y la elegancia del discurso, todo ello, para persuadir (como efecto literario) en el espacio intelectual. La lógica, la dialéctica y la retórica se encuentran entrelazadas y son irreductibles entre ellas.


En los foros de discusión, los participantes deben tomar cinco actitudes esenciales derivadas de estas tres últimas raíces históricas de la argumentación:


1. Los participantes en un debate deben crear una controversia genuina entre ellos. Sus diferencias entre las ideas deben mantener en todo momento justificaciones y en caso de sólidos argumentos,  reconocer y acercarse a un acuerdo sobre las afirmaciones más solidas.


2. La discusión es real y no trivial entre los participantes. Los alegatos de los desacuerdos deben fundamentarse y justificarse, en ausencia de razones debe asumirse preferencia por los individuos que si aportan evidencias, referencias, justificaciones y argumentos de explicación, demostración y descripción. De cualquier manera la controversia no vale la pena considerarla una discusión si los participantes no definen con justificaciones sus afirmaciones que los definen con claridad en una posición particular.


3. Aceptar una idea no solo es estar de acuerdo con ella, no es simplemente enfrentarnos a una posición con la que  estamos a favor, es defenderla con fundamentos y justificaciones, de lo contrario solo se asumirá la posición de tomar parte de algo que no se conoce con profundidad. Al no tener una posición defendible, no se puede participar en el debate de las ideas, simplemente alejándonos con la frase: “lo que sea lo acepto”, porque desde luego importa más  lo que logramos  pensar que lo que elegimos sin justificación. Discutir es una actitud de progreso de la comunidad intelectual, no realizar el trabajo previo necesario para una discusión, esto delata que no estamos convencidos de que es posible mejorar las ideas con las que damos sentido a la realidad o, quizá, pensamos que las ideas son algo eterno y que una vez creadas son en su verdad inmejorables. 


4. Es necesario dejar de lado intimidaciones, sabotajes emocionales o daño moral cuando se participa en grupos de discusión. Debemos involucrarnos con la energía de nuestras justificaciones y argumentos, debemos ser capaces de ejercer y dejar ejercer el pensamiento crítico y el buen juicio respaldado en la lógica y los contextos. En las circunstancias en las que discutimos y valoramos el acuerdo con las otras personas; solo cuando se da libremente, y no es resultado de la coerción de nadie.


5. En todo momento la argumentación es el medio para resolver los desacuerdos, es mejor aplazar los acuerdos cuando las partes no están listas para exponer sus justificaciones. En la administración de la discusión, es necesario decidir las diferencias y categorías temáticas para que la situación necesariamente pueda desahogarse en sus acuerdos. Si todos los participantes en una discusión están en el acuerdo de la agenda de discusión, es más probable llegar a mejores argumentos. 


En resumen, la discusión es es el medio para gestionar la solución de conflictos y tomar decisiones en comunidad. Nuestra salud mental y nuestra supervivencia social requieren que en muchos asuntos confiemos en los dispositivos de la lógica, el discurso y la ontología. Pero cuando las partes mantienen lo que piensan como posiciones incompatibles, con diferencias reales significativas y no desean resolver la disputa, entonces, es posible que algún tipo de violencia surja ante la debilidad metodológica de  estos grupos. Participar en la argumentación requiere esfuerzo. Cuando las personas discuten, sus posiciones rara vez se expresan como una verdad absoluta, ellas se hacen  presentes la naturaleza de la incertidumbre en todo proceso de justificación. El esfuerzo de argumentar favorece la socialización de cooperación de lo que será una asunción de riegos y progresos.


El razonar con una audiencia, es decirle a la audiencia independientemente de lo que quiere escuchar; la evidencia disponible a favor de alguna idea, que será trabajada en cuerpos de argumentos y expuesta a la audiencia sin ningún recurso intencional de engaño. La manera de evitar este peligro es poniendo a prueba las afirmaciones, buscando el acuerdo de la audiencia al evaluar el proceso crítico de las conclusiones. Para participar en una discusión, es razonable convencer a la audiencia que hemos realizado el fuerzo necesario para justificar nuestras afirmaciones. Una estrategia muy exitosa, es iniciar planteando el problema a nuestra audiencia.  Ademas, exponiendo la precisión variante de los significados y valores presentes en nuestros argumentos que la audiencia hipotética suponemos asume de otro modo. 


La naturaleza de la incertidumbre está presente en todo proceso de razonamiento. Este reconocimiento, justifica por nuestra parte asumir un grado de humildad. Por lo tanto, cuando nos involucramos en la discusión, estamos implícitamente en acuerdo con los otros en que podrían tener razón en sus posturas. La controversia en otras palabras, se refiere a las distancias implícitas de todo conocimiento surgido explícitamente dentro de un mundo  con incertidumbre irreducible a cero[33].


Puesto que independientemente de las ideas discutidas y las conclusiones acordadas, la naturaleza de la incertidumbre en la argumentación (podría más tarde demostrarse otra cosa), es de otra manera una verdad en evolución constante, y no podemos decir, con seguridad que una declaración o afirmación es correcta en absoluto en sus saltos inferenciales. Los argumentadores pasan de lo conocido a lo desconocido basados en juicios críticos discutidos. El capital intelectual de los participantes en una discusión, es en el fondo, que tan sólido logró ser el trabajo previo en el que salto de lo que sabemos hacia lo que no sabemos, mediante inferencias hipotéticas deductivas o inductivas. 


Lo que hace que las inferencias sean razonables, es el proceso de validación de premisas, cláusulas que integran las justificaciones en su orden lógico de construcción. El orden de construcción de los razonamientos, nos ayuda a tener presente las condiciones que resisten la erosión de nuestras ideas. La justificación tiene grados de fuerza, que van desde lo meramente plausible a lo altamente probable. Y siempre es provisional y está sujeta a cambios a la luz de nueva información o argumentos. Pero cuando una afirmación realmente importa, es cuando es resultado de la resistencia a su discusión publica (consenso de afirmaciones resultado de fuertes discusiones); esto fortalecerá su compromiso con la verdad y la confianza en que sus creencias, con las que da sentido a la realidad, fueron examinadas cuidadosamente.


A pesar de la aparentemente contradicción que nos conduce crear ideas en medio de la incertidumbre, la argumentación es fundamentalmente una empresa cooperativa. Esto puede sonar extraño, porque asumir un posición sugiere que los argumentadores impugnan y asumen un enfoque particular para cuestionar los argumentos de los demás. Pero el intercambio de estos elementos de juicio, son los medios que permiten empujar el escrutinio cuidadoso a nuevas demostraciones y explicaciones sobre lo verdadero.


Podríamos imaginar a la discusión como el mecanismo responsable de la toma de decisiones justificadas por la mejor razón o el juez de cooperación social que produce dentro de una esgrima de ideas, una fuerte posición a modo responsable de tomar juicios sólidamente informados. De hecho, un tipo de argumentación dentro del debate o discusión documental, hace exactamente eso, construir progreso ético en el manejo de las mejores razones disponibles. Discutir es la característica canónica del valor científico de participar en sociedad, en la búsqueda de mejor conocimiento para llegar a una decisión en la que puedan tener el mayor grado de confianza en un escenario de alta incertidumbre. La discusión respaldada por el esfuerzo de la argumentación, es el medio que reduce la violencia, aumenta la cooperación y considera la crítica como el medio de conocimiento en que la lógica aumenta la confianza en el resultado de su consideración.


Para discutir los participantes deben compartir un lenguaje mínimo común y un sistema de significados especializados en el contexto del tema. De lo contrario, la discusión será improductiva porque descubrirán ideas fuera de lugar, y la corrupción del contexto de discusión entorpecerá el flujo del debate. Es el estado de cosas de una discusión, muchas veces el resultado de hablar entre sí con un mismo lenguaje especializado para ganar profundidad en ese marco de incertidumbre. Además, las personas en las discusiones comparten fundamentos, precisiones semánticas de términos y normas de procesos subyacentes en el proceso de elaboración del razonamiento. Se puede estar en desacuerdo con la evidencia, aceptar conclusiones e insistir en observar datos empíricos y no poder llegar a acuerdos por la falta de formación lógica del interlocutor. La cortesía de reconocerse incompetente, con falta de información al respecto y asumir la civilidad de marcar inteligentemente nuestras limitaciones de experiencia intelectual, esto se considera, un valor epistémico poderoso para enriquecer las discusiones, es probable que la argumentación constructiva se logre más que por un recurso discursivo lógico, por una actitud argumentativa humilde frente a la complejidad de lo desconocido.


Los valores como la modestia, el respeto a escuchar y hablar, la voluntad de profundizar y la importancia de dar libertad para explorar nuevas vías de argumentos: son por mucho, valores comunes de los grupos de discusión competitivos para progresar en la búsqueda de nuevas ideas. Pero en la medida en que este marco de valores de cortesía se deteriora, todas las situaciones se tornan en dirección a la violencia o coerción, basadas en poderes distintos a los de la razón.


Hay dos riesgos principales cuando aceptamos argumentar en una discusión. En primer lugar, el riesgo que demostremos que estamos equivocados, y por lo tanto, perder nuestra comodidad y demandarnos más esfuerzo para fortificar nuestras afirmaciones. El otro riesgo, es asumir necedad y descortesía, todo con la falsa ilusión de que nuestra reputación esté en riesgo ante los ojos de otros que nos importan. Tendremos que modificar nuestro  sistema de creencias o valores para tener en cuenta el cambio ético de nuestra persona frente al peso de nuestras afirmaciones. Tener que modificar nuestro sistema de creencias, es sin duda el desafío más importante como riesgo de participar en una discusión. No es un asunto trivial, de hecho es una evidencia de madurez y flexibilidad mental de nuestro intelecto alcanzado. 


Cuando está a la mano tomar decisiones sin justificaciones sólidas, alguien preferiría este camino que tomar riegos de tener que rectificar su toma de decisiones, por pereza o por autoritarismo; al final sociedades así buscan más un profeta que una comunidad que democratiza el conocimiento en favor de sí misma. Si una persona supiera con seguridad absoluta (cero incertidumbre) sobre las consecuencias de tomar una decisión, podría no haber ningún incentivo para discutir al respecto. Ella asumiría simplemente mantener su posición y esperar que los otros se comporten o que la realidad toda este determinada en lo absoluto en su comportamiento. Esta es la razón por la que creemos que los estudiantes deben discutir todo el tiempo sus afirmaciones hasta consolidar científicamente la evolución de sus justificaciones. ¿Por qué participar en la argumentación y correr riesgos de renovar nuestras afirmaciones? Porque, la mayoría de las veces, deseamos revalorizarnos frente a nuestra ignorancia o adversarios de las ideas. El adversario no solo es una persona con el objetivo de ser persuadido, es también el otro que nos reclama ser mejores seres humanos. Una persona que valora a su adversario, es una que sabe que de él depende en su interacción racional renovar cada día su capacidad de pensamiento y juicio. Valorarnos a nosotros mismos, es esperar que la conciencia de nuestras derrotas en discusiones, sin duda nos harán de mejores conocimientos y una mente más flexible que se adaptará al ritmo de renovación del saber moderno.


La persuasión como mecanismo ético, asume que los seres humanos somos criaturas intrínsecamente sociales. Dependemos para nuestra salud mental, de la interacción con otras personas y sus ideas, es por ello, que el confinamiento solitario es considerado un castigo para los criminales en las prisiones. Cada vez que interactuamos con las ideas de otros, existe la oportunidad influir en ellas y la posibilidad de que nos influyan. Por lo tanto, no puede ser el caso de que todas las formas de influencia sean éticas, para serlo en estas discusiones, los persuasores deben asumir valores epistémicos y emocionales que proporcionen vínculos dignos de cooperación. De hecho las personas en lo común, tienen fuertes tendencias a no dejarse ser persuadidos, a menudo se niegan a participar por el temor a ser manipulados. Nadie puede persuadir a nadie que no tenga la voluntad de cuestionar sus ideas. Sin embargo, hay otra preocupación que debe tomarse en cuenta, ¿qué hacer si nuestras creencias son susceptibles de no tener nada que las respalde en su objetividad? Significa que cualquier creencia o valor ético es un acto de fe, y se está más vulnerable a la manipulación que en las discusiones francas de la argumentación. No discutir las ideas, es crear una sociedad de generaciones de relativistas amorales, de materialistas de proyectos del tiempo inmediato, de indiferentes al dolor y del sufriendo de la naturaleza y de sus semejantes, y propensos sobre todo a actuar con violencia para conseguir sus fines.


Así como es imposible que un persuasor implante una creencia a otra persona en contra de su voluntad, es igualmente difícil argumentar a una persona sobre lo que la tiene a menudo en desventaja social sobre su condición de progreso. Nadie ha argumentado que la libertad individual es algo malo; ni nadie ha argumentado que proteger y educar la cultura intelectual de los hablantes plantea un contexto de una educación perversa que corrompe la civilidad. En lugar de conducirnos al relativismo, es más probable que la argumentación produzca una decisión adaptada al contexto particular que una basada en la rigidez ideológica de los dogmas. 


Incluso si las creencias básicas a veces son cuestionadas por un argumento opuesto, eso no necesariamente es algo malo, si motiva a la persona a defender creencias mediante cálculos de argumentos para ello. De hecho, son las creencias que aceptamos sin pensar las que tarde o temprano nos hacen propensos a la manipulación y el hacer del cada día una derrota que no aporta ninguna sabiduría a nuestra vida. Un fuerte desafío a nuestros valores epistémicos y creencias dentro de la educación en las aulas, fortalece nuestra adhesión al humanismo científico que nos conduce a una postura de justicia social.  Un profesor que hace un silencio forzado en sus estudiantes, extingue el valor de la argumentación, hace ver al conocimiento como ideas que no envejecen, y a la razón de justificar, explicar, calcular, demostrar…, lo destierra y en su lugar, solo adoctrina a la juventud. 


En lugar de que un estudiante construya su identidad intelectual, en casos de aulas con silencio forzado, irradian creencias por fe, y venden la imagen carismática del profesor más que el carácter intelectual de su tenacidad por alcanzar un mejor razonamiento. Cuanto esto ocurre, la argumentación está desterrada; problema grave, tanto para el individuo al que se atrofia su habilidad cognitiva, como para la sociedad en la que participa en su progreso ético. De hecho, el conocimiento de un contra-argumento podría desafiar a una persona que comete errores éticos, siendo uno de los incentivos más fuertes en el cambio de comportamiento en primer lugar. Hay una cierta cualidad autorregulante en la práctica de la argumentación que provoca la rectificación humana en sus ideas u acciones. La argumentación es una manera de evolucionar en nuestra persona, una cuyo rasgo más marcado, es una reconfiguración cerebral de nuestras creencias con las que habitamos  y actuamos en este mundo. 


Deliberar, es una interacción en las que las personas se unen para tratar conjuntamente de resolver un problema. Durante este proceso de deliberación la razón descubre en la controversia provocada por la incertidumbre, mejores posibilidades éticas de éxito. Los lazos personales entre los participantes en la deliberación de conclusiones, harán a la literatura disponible el mejor juez para resolver la controversia. Básicamente documentar las justificaciones, mantiene la relación personal a salvo de la violencia. En casos extremos, el desacuerdo puede requerir de importar expertos o montar experimentos en relación a derrumbar la parálisis de deliberación[34].


En la deliberación, el aula típica se transforma en seminarios de discusión de pensamiento. A menudo, las declaraciones de los participantes, tienen la oportunidad de mostrar sus cartas de justificación, ello, reconstruye las piezas de un nuevo conocimiento, incomoda y lanza a los participantes a investigar más profundamente los hechos observados. El profesor llevará la responsabilidad de reconstruir y analizar todo lo vertido en las discusiones, así como producir una síntesis deliberativa de las ideas logradas. Así, deliberar, es pasar de los alegatos a ofrecer razones que sinteticen una apostura y abandonen las posturas dogmáticas. Se ofrece apoyo a las personas para que puedan unirse a la discusión, para ello el profesor recurre a crear literatura como plataforma de inicio de toda esgrima de ideas. El objetivo de la deliberación, es construir para los participantes, una forma específica de registrar los progresos colectivos en el conocimiento que se discute. 


Pero, a diferencia de la deliberación con respecto al debate, este último es explícitamente revelar contra-argumentos y defender posturas en las escuelas del pensamiento. El deliberar busca crear un acuerdo de síntesis de las posturas argumentativas. El propósito de ambos, deliberar y debatir, es la toma de decisiones genuinamente prudente y fortalecidas en la razón más sólida disponible. 


8.9.1 Cómo se observan los argumentos 


¿Cómo sabríamos en una discusión lo que hemos visto? Es una pregunta muy difícil porque en realidad no “vemos a los argumentos”. Estos están dentro de una narrativa, incrustados en el discurso, en la conversación, en los escritos…, son estas interacciones  las que tienen el efecto de influir en las ideas de las personas y justificar las afirmaciones que hacen sobre su creencia o acción. De hecho, son lo que las personas producen durante estas interacciones: las ideas. Son un conjunto de declaraciones en relación lógica con teorías, hechos, evidencias, cálculos, demostraciones…, divididos y combinados e incluso, hechos explícitos en lugar de asumirse como una referencia a su documentación. 


Durante mucho tiempo, el modelo de los argumentos aceptados fue el silogismo categórico, una serie de declaraciones sobre las categorías y sus relaciones entre sí. Supongamos que está en medio de una conversación con un amigo que se ha apasionado en la política. En un momento tu amigo dice:


Todos los políticos deben ser encarcelados.


La conversación continúa, y cuando es tu turno, preguntas:


¿Por qué dices que deben ser encarcelados?


A lo que responde:


Bueno, todos son corruptos, y ahí es donde pertenecen los corruptos.


A partir de este fragmento de conversación podemos reconstruir el siguiente argumento:

Todos los políticos son corruptos.

Todas las personas corruptas deberían ser encarceladas.

Por lo tanto, todos los políticos deber ser encarcelados.


Así que no solo tenemos un argumento, sino que también es válido. Observe que no podemos decir que el argumento es verdadero. No sabemos que estos políticos son realmente todas personas corruptas, independientemente de las circunstancias, deban ser encarceladas, y eso también es muy improbable. Pero lo que podemos decir es que si todos los políticos son corruptos, y todos los corruptos deben ser encarcelados, entonces todos los políticos deberían estar en la cárcel. ¿Podemos estar completamente seguros de eso? no, porque no hay manera de que las premisas puedan ser correctas y sin embargo la declaración es falsa. Tal argumento sería autocontradictorio.


En este argumento las declaraciones usaron el término Todos. La lógica formal también puede acomodar los términos ninguno y alguno. Nuestras declaraciones podrían ser sobre Todos, Algunos y Ninguno. El modelo de lógica formal no es muy sensible al contexto del argumento, este solo considera la sintaxis como una vía para su validez. Supongamos que en un texto lee la declaración: “hay un 1% de riesgo de error”. Esta declaración tendrá una fuerza diferente si el contexto es la informática, donde la integridad de los datos está por debajo de este porcentaje, pero, si se trata de medicina el contexto, es razonable el riesgo de presentar efectos adversos al ingerir medicamento. La misma fuerza del modelo formal, pero con un fondo contextual que gobierna el criterio de verdad del argumento. El contexto también debilita o fortalece al argumento, al despojarlo de contexto, sus proposiciones no es posible atribuirles verdad o falsedad.


Es importante darse cuenta que el modelo formal de la lógica formal no tiene ninguna intensión en si sus declaraciones son verdaderas a la luz de la teoría u sistema de conceptos, se centra únicamente en la forma de la relación lógica entre sus sentencias. La fortaleza del modelo formal, es que permite decir en una demostración pura matemática que si sus premisas son verdaderas, con certeza su conclusión lo será. Pero en los modelos de argumentos modales, los temas que se discuten no implican certeza, sino que se ocupan de los grados de verosimilitud y de probabilidad en medio de un contexto irreducible en su incertidumbre. El argumento modal es desde su contexto probable, significante o fuerte/débil. Estos matices representan la interacción entre premisas y su contexto, y la inferencia entre la conclusión y sus premisas.


El punto clave de la responsabilidad de los participantes en una discusión es en última instancia, que el argumento exitoso, debe ser aceptado en su mayor fuerza, dado que es apoyado en evidencias, hechos y experimentos controlados. Pero, podemos debilitarlo si encontramos contradicciones entre las evidencias que sostienen las declaraciones de las premisas, en las que está apoyada la inferencia de conclusión. El desafiar los enclaves entre premisas, usted está afirmando que existe en su cadena de razonamiento inconsistencias lógicas. 


En el caso del razonamiento formal, como hemos visto, el vínculo entre pruebas y afirmaciones es automático. En otras palabras, las premisas implican su criterio de verdad y la inferencia de las demostraciones es absoluta. Esto no significa que las demostraciones sean verdaderas, sino más bien que en ellas hay una verdad confirmada por la forma de la síntesis que revela no contradicción. La razón es así, discusión limitada a confirmar lo que ya está implícito en las declaraciones de evidencia (las premisas); no nos dice nada nuevo. Pero cuando nos involucramos en el razonamiento con los otros, por lo general queremos ir más allá de lo que ya sabemos y establecemos algo nuevo en la discusión. Por esta razón, nuestras inferencias no están garantizadas. Al modificar el contexto con cierto grado de complejidad, la probabilidad de las proposiciones anteriores a estos cambios también distorsiona su certeza, su fuerza, su pertinencia. 


A diferencia del razonamiento formal, el modal no implica ni garantiza la refutación. Más bien, es como una autorización de verdad en función de dos vías, los locales (premisas) en relación a su verdad respecto al contexto conceptual y el teórico que les da sentido, y la vía de inferencia entre la conclusión y la exigencia de verdad de sus premisas. El orden parece sugerir, que primero evaluemos lo que hay de verdad en las premisas respecto al contexto, segundo, la relación modal entre las premisas (cláusulas) y finalmente la conclusión respecto a las inferencias hipotéticas deductivas o inductivas con sus locales en terminas de probabilidad de ser plausible. En el argumento modal, la evidencia y la afirmación son explícitas en las premisas, pero, el vínculo con el criterio de verdad es algo implícito al contexto teórico desde donde se discuten las ideas. El marco teórico es el orden de criterios sobre lo verdadero que contribuye a que las proposiciones contribuyan a avanzar en el argumento[35]. 


8.9.2 Argumentos complejos


Supongamos que al leer un periódico, nos concentramos con la declaración: “La adopción inmediata de un impuesto sobre el carbono es la única manera de frenar los efectos del cambio climático antes de que sea demasiado tarde”. Debe señalarse inmediatamente que, para sostener esta declaración habría que establecer varias declaraciones subsidiarias. Por ejemplo, la afirmación supone que el cambio climático se está produciendo y que es un problema importante. La afirmación también supone que se trata de algo urgente que requiere una acción inmediata. Se supone que ningún otro enfoque para el problema podrá funcionar. Y asume que un impuesto al carbono es factible. Según sea necesario en el camino hacia el establecimiento de la justificación principal, se apuntalaran nuevas proposiciones. 


Podemos ver lo que hace que este argumento sea complejo. No es la dificultad del objeto, sino el hecho de que el establecimiento de la reivindicación principal requiere la creación de un gran número de justificaciones por varias vías. La principal afirmación es la que se espera sea aceptada por una audiencia. El gran número de declaraciones que deben establecerse a lo largo del camino de justificaciones derivadas de la proposición principal, es una ramificación que se diverge. Cada justificación subsidiaria puede considerarse como tesis en apoyo a la idea principal. Pero puede funcionar como prueba solo si se apoya a sí misma como afirmación. Grandes ensayos se construyen de esta manera, generando un argumento complejo elaborado en tesis subsidiarias.


A partir de estas consideraciones podemos decir en abstracto que el que argumenta siempre debe tratar de presentar su argumento (aportación) en forma de múltiples justificaciones subordinadas. La discusión del argumento principal, es tratar de  refutar su tesis por sus diferentes vías de justificación, porque eso probara en complejidad de escrutinio de las ideas a quien trate de refutarlo. Pero en la práctica esto está determinado por el contexto y el desarrollo del tema del argumento. La estructura subordinada de argumentos es muy útil para el ponente a pesar de sus dificultades en lo abstracto. 


Lo que hace complejo un argumento no es solo que las demostraciones de la discusión principal, esas subordinadas, contengan estructuras de razonamiento difíciles de delimitar. También es el hecho de que el mismo argumento principal puede tener estructuras con conexiones que impliquen diferentes contextos. 


Podemos distinguir entre argumentos simples y complejos, los simples, no se caracterizan por su objeto, sino por el hecho de que presentan una única discusión y proporcionan un único nivel de argumentación justificada. Para estos argumentos seguimos en su apoyo un orden de legitimación, una cadena de razonamiento. En cambio, el argumento complejo se caracteriza por el hecho de que habrá una o más discusiones subordinadas, cada una de las cuales también funciona como prueba en la discusión principal; este argumento suele involucrar no solo niveles de discusión sino, además, involucra más de un contexto. 


Aunque la argumentación es más central sobre las declaraciones de tesis, la evidencia es el básico que los defensores de los argumentos utilizan para respaldar sus afirmaciones.  Para que el argumento tenga éxito, todas las partes que discuten o debaten, deben aceptar la veracidad de las pruebas. Pueden estar en desacuerdo acerca de por qué importan o lo que significan; pueden cuestionar si realmente son pertinentes y relevantes para apoyar un declaración o no; es por eso que, cuando las partes no aceptan la verdad de las premisas, para ello deben aportar pruebas adicionales, respaldadas y justificar su relevancia. El objetivo de la evidencia después de todo, es aumentar la aceptabilidad de las tesis. 


Hay muchas maneras de categorizar a la evidencia. Para nosotros los tres tipos principales de evidencia son: datos objetivos, consenso de las comunidades de conocimiento y credibilidad de las fuentes. 


Los datos objetivos son declaraciones que pueden verificarse de forma independiente y que están ampliamente en acuerdo. Quiere decir que cualquier persona honrada y sería, utilizando procedimientos o mediciones establecidas, podrá investigar y llegar a conclusiones similares. Esto no significa que todos estén sujetos a la misma conclusión de interpretación de los datos, pero el desacuerdo es sobre el significado de los datos y no sobre su verosimilitud. Una forma clásica de datos objetivos son las estadísticas. Se trata de declaraciones cuantitativas de un número de enumeraciones o mediciones que toman varias formas de interpretación del espacio de información, datos sin procesar, porcentajes, proporciones, números de índice, mediciones de tendencia central, rangos de cambios, declaraciones de probabilidad. 


Para estar seguros, es importante usar el tipo correcto de medida estadística para fines del argumento, y es importante asegurarse de que los cálculos fueron correctos. Pero la pregunta clave es si la exactitud de la declaración estadística será aceptada por todos como base objetiva de un argumento particular.


Otro tipo de datos objetivos consiste en objetos (piezas de evidencia material) y documentos tangibles, las cosas reales que se convierten en una controversia. Los objetos tangibles pueden desempeñar un papel muy importante en los juicios legales, ilustrar la fuerza de una teoría, derrumbar una explicación, apuntalar una hipótesis, producir nuevas preguntas cruciales para el progreso científico o técnico. Por su puesto la pertinencia o relevancia de las pruebas materiales o documentales no dejan de estar en controversia en su reconocimiento común entre las tesis que las involucran.


La observación directa  es otro tipo de datos objetivos, son los más empíricos de todos, un investigador observa algo y lo informa. Sin embargo, estas observaciones directas deberán ser independientemente ratificadas por otros en su verosimilitud. Aunque decimos que los datos objetivos son declaraciones que podrían verificarse de forma independiente, también es cierto que son declaraciones que ordenan en extremo los hechos en forma de un consenso social de las comunidades de conocimiento.


Es decir, el consenso implica que las declaraciones pueden verificarse de forma independiente y alcanzar un consenso sobre su verdad no generalizado, sino unánime. Son creencias que están tan extendidas que son tomadas como hechos por la mayoría de las personas y evaluadas en su consecuencia. Al no requerirse más pruebas, estas declaraciones son llamadas, proposiciones normativas de una disciplina. Funcionan como un discurso estandarizado por argumentadores que desean hacer frente a una carga de pruebas.


Un juicio de valor compartido, también puede funcionar como evidencia. Del mismo modo, en la era moderna, este tipo de sentencias tienen un valor aceptado para establecer la fuerza de las ideas basada en el consenso que dispone entre los lideres del conocimiento. Una vez que se ha proporcionado un juicio compartido, puede servir como prueba a otras declaraciones sin el requisito de pruebas adicionales.


Otro tipo de evidencia es el testimonio. Es la declaración de fuentes calificadas que pueden saber directamente y que su credibilidad como observador lo califica como confiable. La credibilidad a menudo una función de la experiencia en la figura del testigo de los hechos. El interés del propio observador es un factor que afecta la declaración de los testimonios. Y las críticas que se pueden hacer a la evidencia:


1. Accesibilidad. ¿La evidencia está abierta y disponible para su inspección por otros? Si la evidencia se mantiene en secreto, es imposible utilizarla en contexto, las evidencias que no se pueden comprobar deben ser sospechosas en su objetividad.


2. Credibilidad. ¿Es confiable la evidencia? ¿La incertidumbre es aceptable, el sesgo del margen de error hace confiable su aceptabilidad?


3. Consistencia interna. ¿Se contradicen las pruebas? La calidad de la evidencia se debilita cuando su pertenencia se socava respecto a la estructura de la afirmación que intenta justificar. 


4. Consistencia externa. ¿Se contradicen las pruebas disponibles por fuentes independientes? Cuando el comportamiento de los datos se cruzan y estadísticamente son insignificantes.  


5. Pertinencia. La evidencia ha sido reemplazada por pruebas más precisas.


6. Relevancia. Se debilita o fortalece la evidencia en el sentido de su nivel de importancia sobre la conclusión. Su valor proviene de su capacidad para ayudar a predecir una declaración. Si las evidencias no expresan directamente la cuestión, no son concluyentes para respaldar una conclusión.


7. Adecuación. La evidencia disponible es satisfactoria o no para respaldar la declaración que se presenta. 


8. Precisión. ¿Dice la evidencia lo que se pretende? Todos los datos de apoyo realmente tiene un sesgo aceptable.


9. Contexto. La evidencia desde luego que no existe aislada, esta tiene sentido en su significado por el contexto en el que está incrustada. Si no tenemos cuidado, es probable que al parafrasear la evidencia la saquemos del lugar donde fue respaldada por un maco teórico particular.


10. Adecuación al propósito. Algunos tipos de evidencia son más apropiados que otros para ciertos propósitos. Las pruebas fácticas son más apropiadas a una declaración, como expresión de un juicio enmarcado por un cuerpo teórico y práctico, considerado importante testimonio en la medida de su relevancia para los objetivos de observación.


La relación entre la evidencia y la declaración, junto con la verdad y la calidad de la evidencia son las consideraciones principales que afectan a la fuerza del argumento. La pregunta es, qué permite que las evidencias cuenten como pruebas para la afirmación en particular de una conclusión. Se trata del concepto de validación, que designa un criterio para la calidad del argumento que es independiente del contenido de las evidencias o de la discusión. No pregunta si las evidencias son verdaderas, sino más bien, si las evidencias son verdaderas para lo que se discute. Antes que podamos entender este concepto, necesitamos revisar brevemente sus raíces en la lógica deductiva formal.


Contrariamente a la creencia común, la diferencia entre la deducción y la inducción no es que una haga una inferencia de lo general a lo particular y otro en sentido contrario. De hecho, cualquiera de las dos puede inferir en cualquier dirección. Más bien, la diferencia es que en la lógica deductiva formal, la afirmación exige garantías para la evidencia. Otra forma de decir esto, es que las evidencias deben ser verdaderas para que la afirmación sea verdadera. Lo que determina la validez, entonces, es enteramente una cuestión de forma y la validez se entiende, como corrección de la forma.


La deducción formal tiene la característica de implicación (es la garantía de la declaración). La afirmación debe ser absolutamente cierta si la evidencia es verdadera. La mayoría de los lógicos considera que la argumentación lógica deductiva formal debería ser el estándar de oro de todo intento de investigación científica. Esto por reconocer en este tipo de argumento válido, que la consecuencia y la implicación son características de robustez del mismo. Usamos el razonamiento como herramienta para pasar de lo conocido a lo desconocido mientras justificamos cada uno de nuestros movimientos. La determinación de que las evidencias añaden fuerza a la afirmación no se proporciona por la fórmula o norma lingüística, sino por el ejercicio de juicio humano. Se sabe que el juicio es falible, sin embargo, para que sea razonable, se suman confirmaciones razonables de otros observadores. 


8.9.3 El esquema del argumento


Así como hay varios tipos de evidencia, también es cierto que hay varios tipos de inferencias y justificaciones. Inferencia y garantía podemos usarlas indistintamente, ya que una inferencia de tipo X será autorizada por una afirmación de tipo X. Para cualquier tipo determinado de inferencia, habrá patrones dentro de este tipo,  preguntas criticas que hacer para decir si la inferencia es razonable en cada caso, y habrá situaciones en las que uno debe ser extremadamente cauteloso acerca de hacer la inferencia. Lo que cuenta como válido variará con el patrón de inferencia. Estos diferentes patrones de inferencia se denominan esquemas de argumentos. ¿Cuántos tipos de patrones de este tipo hay? Nosotros consideramos seis patrones de razonamiento, algunos de los cuales tienen patrones subsidiarios: Argumento de ejemplo, argumento de analogía, argumentó de singo, argumentó de causa, argumento de autoridad y argumento de forma. El término argumento sugiere que las categorías se construyen a partir del patrón de inferencia y orden identificados en cada una de las seis categorías. 


Argumento de ejemplo


Los argumentos basados en ejemplos relacionan oraciones con el todo. La autorización específica (nos referimos a un orden subyacente), es que el todo es básicamente como una de sus partes o, la parte es básicamente como la totalidad, dependiendo de la dirección en la que estemos procediendo. Existen dos tipos de autorización basada en ejemplos: generalización e ilustración. La generalización se utiliza cuando las evidencias se relacionan con una parte y la declaración de conclusión se refiere a un todo. La orden afirma que lo que es cierto para una parte, también lo es para el todo. La ilustración es justo lo contrario. Comienza con pruebas que se relacionan con el todo, y la justificación se refiere a una parte. La generalización procede de un específico a un general; por otro lado, la ilustración, de lo general a lo específico. A veces se considera a la generalización como inducción y a la ilustración como deducción. 


Un punto importante a considerar, si la generalización se basa en una numeración completa, el argumento será deductivo. Pero cuando la gama de casos potenciales es grande, hace  imposible numerar todos. Cuando la numeración es incompleta y la orden dice “lo que es cierto de la parte será cierto para el todo”, estamos confirmando en la orden que los ejemplos son representativos del conjunto. En otras palabras, estamos diciendo que los ejemplos son manifestaciones típicas del todo. No son casos inusuales o excepcionales. No podemos saberlo con seguridad: solo podemos afirmarlo con cierto grado de probabilidad.


Existen dos patrones principales de generalización inductiva: generalizaciones estadísticas y anecdóticas. Las generalizaciones estadísticas son el resultado de extraer al azar de una población más grande, determinar que lo que es cierto de esa muestra, también es cierto de esa población más grande. Este es el enfoque para el argumento utilizado por encuestas. Las generalizaciones anecdóticas son por supuesto menos rigurosas. Se producen cuando un argumento cita varios casos específicos de categorías, deduce que son representativos de la categoría en su conjunto (aunque esto solo puede saberse con menos precisión que en el caso de la generación estadística), y luego afirma un alegato sobre toda la categoría de la que se tomaron los ejemplos. 


Si el número de ejemplos es muy pequeño (especialmente si está considerando una generalización estadística), es posible que no pueda inferir nada sobre la categoría en su conjunto. La razón es que con certeza puede haber dejado fuera características significativas de la población en su conjunto. Es prudente preguntarnos si los ejemplos que citamos representan todas las dimensiones de la categoría; sin son precisos o ambiguos y, verificar no caer en la falacia de la composición, que resulta de asumir que  lo que es cierto de la parte  es automáticamente cierto para el todo, cuando en realidad la parte y el todo son dos niveles diferentes de análisis. Y la falacia de la división es justo lo contrario, supone que lo que es cierto para el todo será en automático para una de sus partes. Así que al seleccionar ejemplos, usted hace evidente que descubrió un patrón que admite una inferencia deductiva o inductiva sobre el conjunto de esa categoría. 


Argumento de analogía


Un segundo patrón de inferencias y órdenes es la analogía. Si las órdenes basadas en ejemplos se fundamentan en la relación entre partes y enteros, las órdenes analógicas se basan en similitudes. La orden analógica modelo es sobre cosas que son equiparables en muchos de los aspectos probablemente iguales con respecto a sus atributos. Hay dos tipos de órdenes basadas en analogía: la analogía literal y la analogía figurativa. La diferencia entre ellas son los elementos que se comparan. Una analogía literal, es una comparación del mismo tipo básico. La evidencia, son puntos similares en muchos aspectos esenciales y la inferencia es que probablemente sean similares en el aspecto que se está debatiendo. Las analogías literales se utilizan para establecer casos paralelos, como en modelos de referencia. La comparación es entre los casos con los que estamos más familiarizados y los casos con los que estamos menos familiarizados. La diferencia es que el caso menos familiar, siendo básicamente como los casos más familiares, es probablemente también que ellos se basen en el mismo aspecto específico que estamos considerando. Un uso específico de las analogías literales es establecer precedentes para la situación en cuestión. Este uso es común en la argumentación médica y legal. Al establecer jurisprudencia, o en otras palabras analogía literal, se puede aplicar a casos similares en juicios a determinadas circunstancias análogas.


La analogía figurativa, aquí, los elementos que se comparan ya sean objetos, personas, eventos, cosas o ideas no son del mismo tipo básico. De hecho, por lo general son tipos  básicos muy diferentes. Lo que se está comparando no son los elementos en sí, sino las relaciones entre ellos, sus funciones de integración o interacción; en este tipo de analogía por figuración el argumentador tratará de convencer a la audiencia con la relación más familiar, demostrando que es esencialmente similar a la que la audiencia está familiarizada. Hacernos más conscientes sobre lo desconocido a partir de algo conocido, en consecuencia, la analogía figurativa se utiliza para demostrar que los conceptos abstractos son esencialmente como otros conceptos que ya aceptamos. Si obtenemos una gama estrecha de características, u omitimos algunas que obviamos son pertinentes, es más probable que nos desviemos un poco al concluir algo como análogo por figurativo, pero ganemos reducir complejidad en la comprensión de nuestra audiencia respecto a lo que se esta discutiendo o debatiendo. Cuando son débiles los elementos que se comparan como similares, estas diferencias significativas debilitarán el argumento o simplemente su rigor será nulo.


Argumentos de signos


El argumento que se basa en inferencias  (u órdenes) sobre signos. A veces esto se conoce como argumento de síntoma o argumento sintomático, pero todos estos términos se refieren a la misma cosa. El patrón básico de esta inferencia es la presencia del signo que nos permite inferir la presencia de la cosa significada. La relación clave es la coexistencia de dos, si dos cosas o eventos que ocurren habitualmente juntos, y notamos uno es causal de otro, es una inferencia razonable en el que el otro también está presente, no una inferencia garantizada, sino una razonable correlación. Es importante ser claros desde el principio que este tipo de orden  no establece ninguna influencia de una cosa sobre otra, sino simplemente muestra una implicación de coexistencia. Tal vez la correlación es más un argumento de que dos cosas son y coexisten sin explicar su conexión más profunda. Las pruebas IQ, o todo tipo de estandarizaciones son de este tipo de argumento de signo, en el cual no explica el porqué de su especulación profunda, calcula con precisión la predicción de coexistencia, pero no dice porqué es así, un ejemplo es la teoría cuántica. Las regularidades son un caso de argumento de signo, basados en órdenes en signos podemos inferir la existencia de lo desconocido a partir de la presencia de lo conocido. Un signo sería una orden deductiva porque la presencia del singo garantiza la presencia de lo que el signo defiende.


Argumento de causa


Este es uno de los argumentos más utilizados, pero, de los más complejos de inferencia de un factor que incide en otro: la causa. Es complejo porque la influencia por lo general es inobservable y solo deducible cuando se realizan experimentos controlados. El primer método de este tipo fue llamado método de diferencia por John Stuart Mill. Toma dos cosas que son diferentes, hipotetiza lo que causa la diferencia, a continuación, mantenga sistemáticamente las dos cosas constantes con respecto a cualquier otro factor. Si el único factor en el que son diferentes es el de la hipótesis, entonces, la causa de esa diferencia debe ser el factor que se hipotetizó. Por la sencilla razón de que las cosas son iguales en cada uno de los otros aspectos. El otro enfoque de Mill es, tome dos cosas que sean similares entre sí. Hipotetizar lo que hace que sean similares. A continuación, aísle todos los factores que pueda, aparte del que hipotetizó, asegurarse de que dos cosas son diferentes con respecto a cada uno de esos otros factores. Luego dado que los elementos son similares al final, la causa de la similitud debe ser el único factor que se mantuvo constante, porque ninguno de los otros factores, al ser diferente, podría haber producido similitud.


Nunca es posible asegurar que hemos asilado todos los demás factores. En un mundo complejo, hay un número teóricamente infinito de factores que componen cualquier cosa, por lo que siempre puede haber causas alternativas, aparte de las que estamos hipotetizando, que no aislamos no mantuvimos constantes porque no éramos conscientes de ellas. En la vida, entonces, debemos estar preparados para establecer garantías causales apoyadas en argumentos que las justifiquen. Tales argumentos explicarían cómo es posible que nuestro supuesto factor pudiera ser la causa y por qué es más probable persistan otras causas posibles (motivos o medios). Estos argumentos justificativos de la orden de causalidad a menudo no se hacen explícitamente, pero el defensor debe estar dispuesto a ofrecerlos si se impugna la orden de causalidad.


Son dos tipos de inferencias causales, las de explicación y las de predicción. La primera, da cuenta de los efectos dados haciendo inferencias sobre sus causas, mientras la segunda intenta predecir los efectos del conocimiento de las causas dadas. Son un tipo de explicación a la retrospectiva que busca responder ¿Por qué sucedió X? Estos argumentos tienen lugar después de que X ha ocurrido e intentan identificar una o más causas para X. Cuando los efectos son conocidos y la tarea es dar cuenta de las causas para asignar responsabilidad. Dado un conjunto de condiciones, el objetivo es identificar el relato más simple, plausible, más probable o más coherente para ellas. Claramente está tesis retrospectiva es una inferencia inductiva.


Un caso especial es la explicación de las paradojas. Las paradojas son situaciones que están en propósitos cruzados con lo que aparentemente deberían ser. Por ejemplo, en los años 80’ los libros estaban muy restringidos para ampliar la base de lectores en la comunidad. En 2020 la Web hace posible acceder a cientos de miles de libros electrónicos y la baja alfabetización intelectual no permite que la conectividad Web se traduzca en mayor número de lectores. La idea es que el intercambio de argumentos trata de explicar esta aparente paradoja.


Un subtipo de explicación causal es la generalización causal. Estas declaraciones a veces se denominan “leyes de cobertura”. Son declaraciones generales sobre qué causa qué, que se pueden utilizar para hacer declaraciones causales en un caso particular. Las explicaciones o predicciones causales, deben comprobarse mediante las siguientes pruebas:


1. ¿Se ha confundido una relación de signo con una relación causal? A veces una correlación se puede afirmar erróneamente con una causa. Identificar una relación causal proporciona una explicación eficaz entre causas probables y la de signo conduce a identificar con los datos un comportamiento diagnostico sin explicar sus orígenes.


2. ¿Hay una falacia después de esto? Si bien es cierto que una causa debe preceder a su efecto, el hecho de que algo venga después de otra cosa no significa necesariamente que lo que vino después es un efecto de lo que vino antes. En ausencia de una buena razón para creer en la relación causal, es probable que sigamos en una falacia.


3. ¿Hay una causa común? A veces una cosa puede aparentar que es la causa de otra, cuando en realidad ambas son efectos de un tercer factor que es causa de ambos. 


4. ¿Hay una causa alternativa posible? A veces lo que parece ser la causa realmente no lo es.


5. ¿Hay múltiples causas o efectos significativos? Estas preguntas entran en juego especialmente cuando se utilizan inferencias basadas en causas para justiciar posiciones políticas. El mundo es complejo; causas tienen rara vez un solo factor. Puede no haber gran contribución a menos que logremos interconectar las causas en circuitos de explicación y aislemos un eslabón de proceso de efecto. Dado que los argumentos causales se utilizan con tanta frecuencia, es importante que puedan satisfacer estas pruebas. 


Argumento de testimonio


El testimonio es una forma de evidencia. Pero también hay un patrón de inferencia en el que el razonamiento desde el testimonio hasta una afirmación puede constatar que la razón para su afirmación es consistente entre observadores. X afirma una declaración; X es una autoridad fiable en relación con dicha alegación y Y es otro testigo que con independencia corrobora la información; por tanto, la declaración es probable que sea cierta. Nuestra disposición a actuar sobre la base del testimonio refleja el hecho de que ninguno de nosotros puede reclamar autoridad sobre cada tema que afecta nuestra vida, por lo tanto tenemos que confiar en el juicio de aquellos que pueden ser considerados autorizados para cada caso. La inferencia de testimonio se trata de la credibilidad de las fuentes y su coherencia entre los testimonios.


Hay dos tipos de inferencias de testimonios, los hechos u opiniones. Una declaración de un experto (hechos) y una cita en lugar de testimonio parafraseado (opinión). En la mayoría de los casos, buscamos testimonios de expertos (persona ampliamente calificada sobre un tema superior en creces a una persona promedio). Estamos dispuestos a aceptar el juicio de una persona en base a sus experiencias. A veces usamos testimonio de personas que no son expertas (laicos), cuando están en mejores posiciones para saber lo que está en cuestión (testigos oculares), cuando la audiencia es más probable que se identifique con laicos que con la imagen del experto. 


El testimonio citado representa las palabras exactas utilizadas por la persona que hacemos referencia, mientras el testimonio parafraseado se aproxima a la sustancia de lo que la persona dijo, aunque no en las propias palabras de la persona. El testimonio citado es generalmente preferido, porque es más probable que represente la fuente con precisión. Pero a veces, la cita puede ser demasiado larga, demasiado técnica o demasiado confusa para que la audiencia la siga. En estos casos parafrasear representa un recurso que precisa en el lenguaje de una audiencia la cuestión referida.


Las pruebas de un argumento de testimonio deben someterse a evaluación:


1. ¿La fuente es una autoridad científica, moral, técnica…, sobre el tema en particular? 

2. ¿Hay una base para que las declaraciones del testigo sean tomadas como una fuente informada?

3. ¿La fuente es razonablemente imparcial?

4. ¿Es testimonio es corroborado y actual?


Si se puede establecer convergencia de múltiples testimonios independientes, la declaración de varias citas es menos probable que sufra debilidad ante ataques en discusiones y debates.


Argumento por forma


El último esquema que discutimos implica la inferencia en la forma que toma el argumento. La idea central fue referida por Kenneth Burke, quien escribió que la forma es una excitación y cumplimiento de la expectativa más probable que un oyente o lector se verá convencido de la conclusión, porque satisfizo la forma en lo que el público esperaba se justificara.


Como vimos anteriormente, en el razonamiento deductivo formal la validez de un argumento depende enteramente de la exactitud de su forma. Los argumentos lo hay en tres tipos básicos acorde su forma: cuasimatemáticos, cuasi-lógicos y narrativos.


Los argumentos cuasimatemáticos se basan en la aplicación de propiedades matemáticas a sujetos no matemáticos. Por ejemplo, si A es mayor que B y B es mayor que C, A es mayor que C. Si esta característica se aplica para determinar cuál es el mejor equipo de natación, si el equipo A derrotó al equipo B, es presumiblemente  mejor que B; de la misma manera si B derrotó a C, es presumiblemente mejor que C. El argumento es válido, y no depende de cómo utilizamos el concepto de “mejor” en una situación específica. Lo mismo ocurre con otras características matemáticas, como la reciprocidad, la equivalencia y la transitividad.


Los argumentos cuasi-lógicos aplican reglas aparentemente lógicas a situaciones no formales. Imagine, por ejemplo, que el científico prueba una hipótesis en el laboratorio. El científico podría razonar que si la hipótesis es verdadera, la prueba produciría resultados de cierto tipo. El científico podría entonces llevar a cabo el experimento y obtener los resultados esperados. ¿Significaría esto que la hipótesis ha sido confirmada? Una vez más, no necesariamente, porque los resultados podrían haberse obtenido por razones distintas a la hipótesis (de hecho el científico puede haber cometido la falacia de afirmar lo consecuente). La razón por la que muchos estudios científicos se consideran válidos es que son cuidadosamente controlados. Es decir, el procedimiento está diseñado para tantas explicaciones alternativas para los resultados como sea posible, dando al científico más confianza en que la explicación hipotética es correcta. La validez de la inferencia depende del diseño experimental donde los controles son adecuados.


Los argumentos narrativos utilizan el diseño narrativo para apoyar una afirmación. Depende de un tipo diferente de forma: la estructura narrativa con personajes, trama, algún tipo de conflicto y un desenlace. La narrativa se utiliza para construir un clímax, para conducir lo “moral” o punto de historia, para encajar ideas aparentemente aisladas en un patrón y para despertar o calmar la aprehensión sobre el avance de oponerse a las ideas o fuerzas. A veces no se utilizan para ningún otro propósito que hacer que las ideas centrales de una narrativa sean más interesantes o para hacer un tema abstracto más concreto. Las narrativas pueden ser personales, relatos en el viaje de una discusión de las ideas, biografías, cuentos y proporcionar material histórico.


Los argumentos de forma se basan en patrones familiares para facilitar la comprensión de la audiencia y aceptar una discusión. Un argumento cuasimatemático y cuasi-lógico permiten a la audiencia razonar desde lo local hasta la conclusión, siempre que se acepte las líneas de razonamiento según correspondan. Este tipo de argumentos producen grandes cuerpos de texto apoyados en partículas discursivas que permiten ir uniendo las ideas. Siempre tienden a hacer pensar al lector sobre lo que vendrá a continuación, por lo que las ideas son administradas dentro de una trama con elementos de suspenso. El cuerpo de argumentos narrativos debe considerar:


1. ¿Es apropiado el uso de la forma particular en el contexto específico?

2. ¿Se ha formulado correctamente y con coherencia el flujo discursivo?

3. ¿Es coherente el argumento resultante? ¿Hay cabos sueltos?

4. ¿El argumento tiene resonancia? La resonancia es la característica de golpear un acorde responsivo en la audiencia, para que los miembros del público puedan identificar personalmente una vivencia de conocimiento y emoción.


8.9.4 Falacias


Las falacias, argumentos no validos. Incluso si declaramos que ofrecen pruebas, y fueran estas verdaderas, esas declaraciones no justifican una inferencia en la discusión. Otra forma de decir esto, es que la relación entre las declaraciones y la conclusión no es correcta. En el razonamiento deductivo, las falacias son errores en forma de argumento. El contenido del argumento es irrelevante para lo falaz; el contenido sustantivo de las proposiciones podría ser reemplazado por símbolos o letras del alfabeto y los juicios de validez o de falaz serían los mismos. En la argumentación ordinaria, sin embargo, el contenido, el contexto y la forma están entrelazados. Aun así, la falacidad significa algo más específico que “cualquier cosa que esté mal con un argumento”, el significado que a veces recibe en su uso común. Concretamente, se refiere a una deficiencia entre las declaraciones de un argumento, dejando de lado la verdad o la falsedad de esas declaraciones. Son violaciones a la norma del procedimiento por parte de los participantes en una controversia, pero parece preferible mantener los dos usos separados, refiriéndose a este último como error de procedimiento de validación.


Algunas definiciones de falacia como “un argumento que parece válido pero no lo es”. Hasta hace unos cincuenta años, de hecho, esta era la definición más común del término, pero fue en gran medida desacreditada como resultado de la obra del filósofo C.L. Hamblin. Es cierto, muchas falacias tienen un parecido superficial con los argumentos válidos y puede ser necesario ensayar pensar críticamente con el fin de detectar la deficiencia. Pero esa no es la condición definitoria.


De hecho, muchos de los ejemplos comúnmente referidos para enseñar falacias tienen deficiencias que son bastantes obvias. Incluso para el observador no entrenando; es por eso que hacen tan buenas ilustraciones para la enseñanza. Además, tal definición no responde a quién “parece válido” el argumento y, además, cómo cualquier persona a la que realmente parece válido lo reconoce como falaz. La forma en la argumentación puede hacer que una persona sea más capaz de identificar falacias, pero una persona capacitada también será menos propensa a pensar que los argumentos falaces “parecen válidos” en primer lugar. Es mejor evitar todas esas confusiones ignorando cualquier pregunta sobre cómo parece un argumento, centrándose en cambio en lo que es una falacia: una deficiencia en la relación entre las proposiciones de un argumento, dejando de lado su verdad o falsedad. 


Lo que hace que una relación sea deficiente es el orden, si se entiende correctamente, no autoriza la inferencia de la evidencia a reclamar en otro sentido. Puede autorizar alguna otra inferencia por completo, o, aún más a menudo, no podemos saber por el argumento qué, si acaso, autoriza o a dónde conducirá. Podría conducir a la afirmación, pero podría dar lugar a una o más afirmaciones alternativas; no hay manera de saberlo.


Las falacias comunes se agrupan en cuatro categorías generales: de órdenes específicas; de claridad, de relevancia y vacuidad. Pero hay que subrayar que, a diferencia del razonamiento deductivo, ninguno de estos patrones es intrínsecamente falaz. Al menos para la mayoría de ellos, uno puede imaginar situaciones en las que son argumentos perfectamente razonables. 


Pero si las declaraciones defectuosas entre las declaraciones de un argumento no son siempre falacias, quién decide si son o no falacias en un dado caso. Las personas con la experiencia en el estilo del pensamiento objetivo.




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Autores:

Eduardo Ochoa Hernández
Nicolás Zamudio Hernández
Gladys Juárez Cisneros
Lizbeth Guadalupe Villalon Magallan
Pedro Gallegos Facio
Gerardo Sánchez Fernández
Rogelio Ochoa Barragán