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El efecto literario en el declive de la violencia   

Por dónde comenzar 

Thomas Hobbes y Charles Darwin nos regalaron ideas profundas sobre la violencia, más útiles y, en última instancia, conocimiento de lo humano en este fenómeno. 

Lógica de la violencia 

Los motivos que impulsan a la conducta, requieren un marco ético de explicación y  como objetivo científico, generar un conocimiento coherente del mundo biológico social del hombre. Implican tres aspectos, debilidad lingüística, selección natural y teoría de juegos. ¿Por qué algunas especies evolucionaron para dañar a otras? En el mundo natural la vida no necesita mayor explicación que ver a los animales como máquinas de supervivencia. Pero, qué decir de los individuos que dañan a su misma especie. El canibalismo, el infanticidio, la violación y los combates por control del territorio. 

Los parientes tienden a inclinarse a hacerse menos daño, como resultado lógico de que la genética protege a las copias de sí mismas. Para Darwin, los organismo son motivados a usar la violencia solo en circunstancias en las que los beneficios esperados superan los costos. 

Para Hobbes, la lógica de una especie inteligente que ejerce violencia sobre sus propios miembros (Leviathan), es para disuadir a los competidores por los recursos disponibles, como las “hembras” disponibles y multiplicar la inversión en mayor desendencia y una vida con mayor comodidad basada en la explotación de los más desfavorecidos. 

Los hombres no son robots controlados por genes. Esto nos lleva a la segunda causa de la violencia: la respuesta a las amenazas, una forma preventiva de eliminar la competición y la tentación, es para garantizar la seguridad. Thomas Schelling refiere a la violencia moderada como una forma de disuasión, donde la paz es un equilibro de mostrar cuánto daño los adversarios pueden causarse. 

De acuerdo al historiador William Eckhardt, en las sociedades sin la presencia del Estado, se propician soberbias carnicerías humanas, se exhibe agresividad como política de control territorial ante la falta de gobierno. 

Números en la violencia 

El número de muertes anuales por cada 100 mil personas es la medida estándar de índice más aceptada para dar seguimiento de la evolución de la violencia. 

Proceso de civilización 

Es imposible pasar por alto hasta qué punto la civilización se construye sobre la renuncia al instinto y la instauración de la lucha en el espacio del leguaje más riguroso de la razón científica (Sigmund Freud). Es decir, una sociedad que deja de lado las buenas razones y  en su lugar instaura el nepotismo, la imposición o leyes a modo de sometimiento, incitan a la violencia. Norbert Elias, con la historia del homicidio intenta explicar el descenso de este fenómeno: el crimen se da dentro de la textura de la vida cotidiana. Es decir, la perdida de autocontrol es la variable en función de la peligrosidad de personas con caminos racionales cerrados para resolver sus vidas, este aspecto está estrechamente vinculado con la teoría de juegos dentro de la cooperación y las emociones sociales que sustentan la confianza, la gratitud y la capacidad de comunicar que el juego mismo está dentro de la alternativa de la ley como el más atractivo. 

Muchos criminólogos creen que el origen del efecto pacificador del estado radica no en la fuerza, sino en la confianza que inspira entre la población que el crimen no quedara impune. En pocas palabras, el vacío de poder del estado, deja fuera la lucha en tribunales y hace pensar a la violencia como forma de un autogobierno eficaz basado en pandillas que administran su reputación de terror.

 

La luz que destruye el cáncer de la violencia, es la literatura

Con el disparo de publicación de libros en el siglo XVIII, la creciente alfabetización y el desarrollo de la escritura, en la mente de las personas se acumuló humanitarismo en sus emociones y creencias. La lectura es una tecnología eficaz para adoptar nuevas perspectivas a las ventajas de cooperación, compartiendo actitudes y reacciones. Es introducir al lector en un mundo que puede observarse siendo extranjero, explorando hábitos mentales donde el lector puede desde un mundo hipotético observar sus propias insensateces, actos crueles y la conveniencia de cambiar la sensibilidad fuera de un esquema de sermones.

Fueron los filósofos de la Ilustración que ensalzaron el modo en que las novelas conseguían la empatía de un lector con una preocupación compasiva por los demás[1]. Lynn Hunt señaló que leer novelas ejercita la capacidad para ponerse en el lugar del otro, por lo que la crueldad y abusos a los derecho humanos son procesados como autocontrol dados por la compasión. La literatura es un factor de empatía social, un invernadero de nuevas ideas de progreso ético y una propuesta de orden social más justo.

Así como la luz del sol es un buen desinfectante, la literatura expone la mente a la mirada autocrítica que devuelve la empatía necesaria para el autocontrol de la violencia.  Esto nos conduce a asegurar que una debilidad lingüística es un factor explosivo de la violencia. Así que el humanismo ilustrado hace de su bandera la paz, la era de la razón como Descarte lo expresó, hace de la certeza objetiva experiencia de la conciencia para llegar a consensos y preservar la paz. Personas capaces de realizar intercambio de razonamientos, perfeccionan su cooperación y empatía social. 

La generosidad mutua es sin duda, el rasgo de intercambio de los esfuerzos más exitoso de la comunidad científica, sin importar el origen cultural o racial. Permite a la gente prosperar cuando cuentan con el poder lingüístico para construir acuerdos basados en argumentos, evidencias y demostraciones de máxima verosimilitud. Locke y Kant considerarían que el conocimiento fáctico podría ser un pilar moral en que las personas anteponen sus intereses egoístas. 

El autocontrol dado por el poder discursivo objetivo en las personas, proporciona un gobierno invisible que permite prosperar a partir de la cooperación de justificar las ideas. Este razonamiento puede llamarse humanismo, porque el valor del carácter intelectual del ciudadano, es un autogobierno para la paz; que claramente es mejor solución que un estado policiaco y leyes de cero tolerancia que hacen de las ciudades prisiones preventivas; lo que Thomas Sowell denomina “visión trágica de la condición humana”.

Edmun Bruker, merece nuestra atención por su razonamiento de explicar la diminución de la violencia dentro de un proceso de civilización por efecto pacificador, desde una educación de ciudadanos hábiles en el discurso científico de los consensos sobre lo verdadero. 

Los que no leen literatura fantasean con copular con cuerpos, los que habitan la literatura fantasean con hacer el amor con personas. Catherine Salmon

Un factor importante de la violencia contra las mujeres, es que está motivada por el fenómeno de controlar su libertad, en especial la sexual y, por la indiferencia de gobiernos en atender la violencia doméstica como un asunto de política pública, donde se mantenga la prosperidad de las mujeres. Organización Mundial de la Salud.


Identificamos las diferentes fuerzas que hacen disminuir la violencia:


Efecto literario

Los esquemas en la literatura, afectan la forma en que funciona el lector en sus propios esquemas de conducta; los dispositivos retóricos y formas narrativas del sistema literario actúan a nivel cognitivo y afectivo. Tiene el potencial de alterar nuestras percepciones e imaginarios sociales con los que interpretamos el mundo social. La lectura cercana interpreta temas, estructura, simbolismos en disputas socioculturales, es una exploración sostenida sobre el conocimiento de lo humano y es una forma de meditación extendida de los valores como identidad social. Rosario Castellanos dice, es la otra forma de ser humanos y libres, esto es lo que constituye el imperativo social de la literatura.

El modelo dominante para comprender el comportamiento criminal, fue durante el siglo XX, uno construido casi exclusivamente sobre modelos sociales y sociológicos. Es hora de mirar la biología del cerebro, es de vital importancia aprender el sesgo cognitivo que corrompe la razón para tratar la epidemia de violencia y crimen que aflige a nuestra sociedad. La genética molecular conductual a su vez afecta nuestro comportamiento y es cuerpo de conocimiento para comprender el origen del comportamiento antisocial. Nuestro enfoque del poder del efecto literario pensamos que mejora nuestra capacidad para prevenir la miseria de causar violencia, está fundamentado en la psicolingüística de reconfiguración mental dada por literatura, influye en la moral, la personalidad y las decisiones que tomamos. 

Dadas las innumerables maneras en que la violencia nos atormenta, es demasiado grave ignorar la evidencia científica convincente del poder de la empatía, la compasión y reducción de la violencia en las raíces del consumo literario de una sociedad. Steven Pinker considera este factor de debilidad lingüística, como una predisposición de una persona débil en su resistencia a violentar a sus semejantes. 

Cualquier personas con una mente curiosa sobre el efecto literario, revelaría que una educación mediada por literatura es la forma de crear una vacuna sobre las causas profundas del crimen. La educación como conversación abierta y honesta en el espacio literario, asegura un potencial discursivo para el diálogo crucial necesario para la paz. 

Una base que justifica la violencia originada por un cerebro, es una debilidad lingüística hasta el retroceso evolutivo en que la razón se repliega al instinto criminal. Nuestra perspectiva es que un niño, joven o adulto que es nutrido de una fortaleza discursiva para el diálogo y la sensibilidad por el otro, sean menos susceptibles a ejercer la violencia para obtener sus intereses; el crimen, después de todo es una forma de ausencia de una política pública fundamentada en una educación humanista científica que fortalece la cooperación, el consenso, el deseo de progreso ético y la discusión de  las ideas como medios para la paz. La lógica de que el declive de la violencia es exclusivamente policiaco y de leyes más duras, con un sistema educativo no mediado por  la literatura ajeno como solución, es una estrategia que no solo no reduce el comportamiento antisocial, sino que frustra a la sociedad en su prosperidad y justicia social. 






[1] Richardson y Diderot