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1. Erratas  

1. El que quiera estar libre de erratas, que renuncie a la escritura auténtica



Cristian Vázquez en su artículo “perdona nuestras erratas” refiriere a la leyenda sobre un demonio llamado Titivillus, que en el medievo se le atribuía que a los escritores, cayeran en errores en sus manuscritos, Vázquez expresa esto así:


“Lo que a menudo nos vuelve locos es no entender cómo pudimos no ver una errata en un texto que hemos revisado una y otra y otra vez. Es cierto que, cuando uno lee muchas veces los mismos párrafos, llega un punto en que ya no los ve, como si las palabras se volvieran transparentes o como si su superficie se tornara tan lisa que la mirada resbalara sobre ella, sin poder detenerse. Pero también es cierto que a veces las erratas atraviesan varios filtros, la lectura de muchas personas. Del mismo modo que el abuso de antibióticos o de agrotóxicos propicia que las bacterias e insectos evolucionen en superbacterias y superinsectos, pareciera que las muchas lecturas estimulan el desarrollo de supererratas, capaces de burlar hasta a los correctores más afilados[1]”.


Los hallazgos científicos revelan que al aumentar las habilidades de lectura, el procesamiento ortográfico se vuelve más sensible a las propiedades de configuración del texto escrito[2], es decir, se traduce en menores erratas, pero, no las extingue. El procesamiento exitoso de palabras escritas requiere la activación y recuperación/reconstrucción de la información ortográfica almacenada sobre estas palabras en la memoria. En promedio, un adulto tiene un vocabulario conceptual activo que varía de aproximadamente 17,000 a 45,000 palabras[3], más el léxico conceptual especializado de una profesión de licenciatura  estimado en 40,000 términos[4]. La asombrosa eficiencia, velocidad y facilidad con la que nuestros cerebros suelen llevar a cabo el reconocimiento visual de palabras, revela de hecho una facultad fabulosa. Esto es aún más sorprendente dado que todas estas palabras están formadas por la combinación de un número limitado de símbolos o letras, lo que implica una considerable similitud ortográfica entre las palabras, lo que hace que algunas combinaciones de letras sean más familiares y fáciles de acceder y recordar que otras[5].


En los estudios de reconocimiento visual de palabras, la similitud ortográfica se opera normalmente por la densidad de vecindad (es el número de palabras vecinas ortográficas, que se pueden generar al cambinarlas y que aparecen con una alta frecuencia en nuestra experiencia). Por ejemplo, cuando los sujetos toman decisiones léxicas sobre palabras y no palabras, el hallazgo estándar es que las respuestas a palabras con un alto número de vecindad son más rápidas que las palabras con un bajo número de vecindad. En contraste, los tiempos de reacción a las no palabras (erratas) son más lentos cuando tienen una fuerte vecindad. Se sugiere que esto está relacionado con la gran cantidad de actividad léxica global provocada por la palabra activada vecina[6]. La vecindad de palabras, son secuencias de estas con la familiaridad para nuestra experiencia, esto provoca que nuestro cerebro intente adivinar y muchas veces sesgue su lectura. 


El procesamiento rápido y eficiente de la información externa por parte del cerebro es vital para la supervivencia en un entorno altamente complejo. El canal clave que los humanos usamos para intercambiar información, es el lenguaje, pero los fundamentos neuronales de su procesamiento aún no se comprenden completamente. En seguida,  intentaremos poner en escena conceptos y hallazgos necesarios para concebir la idea moderna de lectura apoyada desde la biología y necesaria para comprender las  erratas presentes en la escritura y por qué suelen volverse invisibles a los propios escribas. 


Las investigaciones de la dinámica espacio-temporal del acceso neuronal a las representaciones de palabras en el cerebro, se hace mediante el escrutinio de la actividad del cerebro provocada en respuesta a grupos psicolingüísticos de pseudopalabras sin sentido; esta activación neuronal provocada por estos estímulos ortográficos erróneos, se registra mediante magnetoencefalografía de cabeza completa multicanal, y se evalúa el curso temporal de las respuestas neuromagnéticas léxicamente específicas en el espacio sensor[7]. De esta manera, objetivamente los científicos pueden estudiar el efecto de las erratas en la escritura y en la lectura de textos escritos.


La lectura de textos académicos sigue siendo un medio principal para que los estudiantes adquieran conocimiento. Aprender de tales textos depende de manera crucial de la capacidad del lector para construir una representación mental que pueda capturar al máximo la estructura de conocimiento inherente al texto. La estructura del texto refleja las asociaciones de conocimiento conceptual del autor, y el texto interactúa con las habilidades cognitivas del lector que juntas impactan el resultado del aprendizaje de la representación del conocimiento científico del lector después de la lectura[8]. La investigación actual examina esta interacción, específicamente cómo la estructura del texto que interactúa con las habilidades del lector individual en la función ejecutiva y sus hábitos de lectura (incluido el dentro del uso de dispositivos electrónicos[9]).


Un modelo moderno e influyente de comprensión lectora, es el modelo Construcción-Integración[10], sugiere que la comprensión del texto se organiza en ciclos, que corresponden aproximadamente a sentencias o frases cortas[11]. El proceso de construcción morfosintáctico tiene lugar al principio del ciclo, en el que el lector forma conceptos e identifica la arquitectura de sentencia a partir de la entrada lingüística: código textual. Más adelante en el ciclo, el proceso de integración establece una representación proposicional elaborada que es internamente coherente y razonablemente consistente con el contexto del discurso y con el conocimiento global del lector. Sin embargo, esta visión de procesamiento de doble etapa de construcción temprana versus integración tardía, ha sido cuestionada recientemente por la perspectiva de la integración paralela de información en diferentes niveles y escalas, es decir, categorías gramaticales, sintaxis de sentencias y semántica en simultaneidad[12].  Recientemente se propone que durante la lectura, las entradas predictivas se activan antes de que se procese la nueva información entrante (es decir, procesamiento de arriba hacia abajo). La preactivación predictiva abarca múltiples niveles de representaciones que incluyen sintáctica, semántica, fonológica, ortográfica y perceptiva. Desde la perspectiva de la memoria[13], se argumenta que todos los circuitos corticales están involucrados en la acumulación de información en una organización jerárquica. Los sistemas motores perceptuales primarios tienen memoria de proceso corto, mientras que las áreas de orden superior, como la unión temporoparietal, la circunvolución angular y la corteza prefrontal medial tienen memoria de proceso larga. Las áreas primarias del proceso están moduladas por la red frontoparietal de control atencional, mientras que las áreas de orden superior están moduladas por el circuito de unión y consolidación del lóbulo temporal medial (hipocampo[14]). Por lo tanto, los procesos de construcción e integración pueden no ser temporalmente disociables, y en cambio, son las regiones del cerebro las que integran la información en diferentes escalas de tiempo de los procesos de memoria que deberían y pueden diferenciarse empíricamente, como las distintas redes neuronales involucradas en la integración de las redes locales y contextos globales.


Para la escritura de textos argumentativos, el proceso de integración de la información abarca la transferencia análoga[15] o la revisión del conocimiento[16], donde se generan modelos de situación actualizados o modelos mentales[17]: hipótesis evolutiva del significado de un texto. En la medida en que el escritor genera un modelo de situación apropiado, una representación mental integradora del conocimiento del texto, depende, por un lado, de cómo se le transmite el conocimiento (por ejemplo, las propiedades del texto) y, por otro, las habilidades cognitivas del escritor, incluyendo habilidades para retener información en la memoria, mantener la atención durante la escritura y formular relaciones conceptuales abstractas. Estas características específicas del conocimiento y específicas del escritor, pueden examinarse como habilidades de razonamiento y efectos de erratas dentro de una estructura conceptual.


La estructura KS textual, refiere a cómo se organizan los conceptos/unidades de información en un texto expositivo[18]. Se propone por primera vez esta idea usando gráficos para representar la red de proposiciones coherentes en un textos, Ferstl y Kintsch estuvieron entre los primeros en aplicar medidas de red para estimar el modelo de situación de un lector[19]. Los mapas de red son una representación visual explícita común a KS, que consiste en pares de conceptos (representados como nodos) unidos por líneas de enlace (representadas como bordes) que indican relaciones entre pares de conceptos. Este tipo de representación de KS ahora está bien establecido en la literatura[20], por ejemplo, Kinchin y colegas proponen tres configuraciones para el caso del concepto de flor: 


Imagen

La comprensión del texto resulta de cómo el lector emplea las funciones gramaticales (ejecutivas) y el razonamiento análogo de conceptos para procesar la información textual[21]. Las funciones gramaticales consisten en un conjunto de procesos disociables que coordinan la cognición y facilitan el comportamiento orientado a objetivos[22] de comprensión. El metaanálisis en los reporte de investigación, mostró correlaciones positivas entre la comprensión lectora y los siguientes componentes de la función ejecutiva: memoria de trabajo, desplazamiento del flujo del texto, inhibición de distracciones, atención y monitoreo sostenido[23]. En particular, se necesita memoria de trabajo para mantener y actualizar la información relevante textualmente de manera constante, lo que facilita el desarrollo del lector y el escritor de una representación mental del texto[24]. 


Otra capacidad cognitiva, el razonamiento análogo, también afecta significativamente la comprensión lectora y la escritura, aunque es menos examinada en comparación con la función ejecutiva. En la transferencia analógica, el KS existente (red conceptual) sirve como fuente o referencia, y el KS textual recién formado en la escritura es el objetivo en el proceso analógico. Por ejemplo, en las clases de química, el sistema solar se usa a menudo como la analogía fuente/referencia cuando se explica la estructura atómica (concepto objetivo). El razonamiento análogo también está involucrado en la lectura y  la escritura cuando los lectores revisan o actualizan al KS existente basado en el nuevo KS textual a través de la comprensión de lectura de lo recién escrito como primer borrador. Comparan y detectan cualquier inconsistencia entre los dos (entre el KS imaginado y el logrado en el escrito), y si tienen éxito, convierten e incorporan la información del texto en conocimiento previo para uso futuro[25]. 


También existen diferencias individuales en otras áreas además de la función ejecutiva y el razonamiento análogo, y en un estudio reciente[26], investigadores encontraron cómo las diferentes variables de fondo de lectura se relacionan con la comprensión lectora y la escritura individual de los textos STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería, Matemáticas). Por ejemplo, utilizando una gran muestra de participantes, demostraron los investigadores que la no comprensión del texto STEM se correlaciona con la frecuencia de lectura en dispositivos electrónicos (por ejemplo, teléfonos inteligentes, tabletas, computadoras), así como acompañar la lectura en estos dispositivos electrónicos viendo televisión o escuchando la radio. Por otro lado, la comprensión exitosa del texto STEM se correlacionó positivamente en lectores y escritores con nivel autoinformado de actitudes (soberanía intelectual o autodidacta) y la preferencia de toma de notas en lectura, sin cambio observado significativo entre medio en papel o electrónico (por ejemplo, disfrutar de libros desafiantes, aprender cosas difíciles a través de la lectura y la escritura). Estos inquietantes hallazgos proporcionaron evidencia de cómo los hábitos emergentes de lectura electrónica pueden alterar fundamentalmente la comprensión de los lectores de textos STEM en individuos no capacitados en procesos intelectuales[27].


Estudios anteriores han investigado el efecto de la comprensión de lectura basada en papel versus pantalla[28], con hallazgos que indican que leer en una pantalla, en comparación con la lectura en papel, puede conducir a un peor rendimiento (o más tiempo de lectura para lograr el mismo nivel de rendimiento). Dichas discrepancias se han atribuido a aspectos de la tecnología, como la fatiga visual y la navegación menos conveniente, y también al impacto de los dispositivos electrónicos en los procesos metacognitivos (por ejemplo, exceso de confianza y reducción de la autorregulación y monitoreo). Sin embargo, estudios de los más recientes, han tenido en cuenta las preferencias personales de las plataformas papel o pantalla en un modo autodidacta: cuando no están bajo la presión del tiempo y atienden el proceso intelectual del manejo de la información, algunos lectores y escritores que prefieren la plataforma electrónica, en realidad muestran un efecto de superioridad de comprensión en este modo pantalla[29] debido a las herramientas de búsqueda, toma de notas y otras integradas a la misma plataforma digital.


La hipótesis de la Red de Lenguaje Extendido[30] sugiere que la red de lenguaje clásico, la red de control e integración semántica y la red de funciones ejecutivas se involucran simultáneamente durante la comprensión narrativa del texto[31]. Estos correlatos neuronales de la comprensión del texto argumentativo, de acuerdo con la idea de múltiples redes, mostraron en investigaciones recientes, patrones de coactivación en las regiones clave del cerebro de control cognitivo, procesamiento visual e integración de lenguaje/semántica. Específicamente, la comprensión de texto también involucra a la red central de procesamiento semántico para integrar información a nivel de palabras y sentencias, y regiones multimodales adicionales que crean y actualizan la situación de modelos mentales para el texto que se está leyendo o escribiendo. Los investigadores también informaron diferentes patrones para los conceptos de texto central versus periférico, lo que implica que los buenos lectores notan y usan el KS textual implícito del texto expositivo al enfocarse en los conceptos centrales y periféricos de manera diferente (es decir, reclutan diferentes regiones del cerebro para distinguir lo central de lo periférico[32]).


Dados los enfoques revisados ??hasta ahora, hacemos las siguientes reflexiones. Primero, con respecto a los efectos del KS textual, planteamos la hipótesis de que cuando se procesan textos académicos con KS subóptimo, las demandas cognitivas de la función ejecutiva deberían ser mayores debido a la construcción de una situación del modelo mental a partir del texto; como resultado, los correlatos neuronales asociados se reflejarán como una activación más fuerte en la red de control ejecutivo, incluida la corteza prefrontal y la corteza cingulada. En segundo lugar, con respecto a los efectos de las características del lector/escritor y las diferencias individuales, planteamos la idea de que la función ejecutiva, el razonamiento análogo y la actitud de lectura positiva (de comprensión) se correlacionan con los rendimientos de comprensión de lectura y las erratas en la escritura del texto. Neurocognitivamente, tales correlaciones deberían reflejarse como coactivación en áreas en el razonamiento análogo y la integración lingüístico-semántica al procesar textos científicos[33].


Cuando estamos procesando la escritura o la lectura, desatendemos lo ortográfico cuando el énfasis está en lo conceptual, mientras que cuando estamos atendiendo lo ortográfico descuidamos lo conceptual; esta es nuestra naturaleza[34]. Así que producir erratas es lo más humano. Desconfiar de los manuscritos que no contienen erratas en las tareas escolares, es ante la evidencia aquí expuesta, una señal clara de plagio y que el supuesto autor, renuncio a escribir y leer como las formas superiores del intelecto humano. Los hábitos de lectura y escritura en línea, deben estar acompañados de estructuras Web con el mínimo de distractores y apoyados con música para mayor concentración[35]. 


“Estimado lector, Titivillus es el culpable de que seamos humanos en la escritura creativa”, la erratas son la evidencia científica. 



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