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4. Razonamiento  


La razón parece estar pasando tiempos difíciles[1]. ¿Por qué deberíamos confiar en la ciencia? Una respuesta inicial, es que el conocimiento científico es fundamentalmente consensuado, esta propiedad atiende adecuadamente con este valor epistémico y, sale en apoyo a la crisis actual de confianza. La conversación científica está organizada por la objetividad que surge de las prácticas sociales de la crítica y la mente flexible a la corrección, con mayor éxito en ciudadanos educados de todas las culturas, que alcanzaron la capacidad lingüística de la habilidad intelectual del control mental de la razón y la autocrítica.


La paz en nuestras sociedades, se consolida como el agente más importante del progreso económico moderno[2], pero depende de un factor: ¿cómo podemos justificar la confianza para la toma de decisiones, particularmente cuando hay un ataque a la ciencia por el poder político? Lo importante está en la naturaleza del consenso, vital para su papel en la democracia tambaleante de nuestro tiempo. El hecho de que, alguien este inmerso en el problema no significa que lo comprenda; nociones convencionales de objetividad, asumen la distancia para esta razón. La literatura disponible ilustra y agudiza la distinción entre los consensos que dan autoridad objetiva a la ciencia y confianza para la toma de decisiones frente a la pseudociencia. La confianza en la ciencia se da cuando un consenso honesto y riguroso surge en una comunidad científica, que es culturalmente diversa y que se caracteriza por una amplia revisión de pares y apertura a la discusión. 


Puede que la verdad científica sea siempre mejorable, pero cuando las acciones humanas y los cambios en la política son contrarios a revertir los cambios, por ejemplo, en el deterioro climático, educativo, de justicia…, considere las calamidades que esperan a nuestros hijos y nietos, si ahora ignoramos las predicciones científicas que son correctas en armonía con los hechos y datos disponibles.


Idealmente la ciencia se sale de la controversia política y moral. Sin embargo, las cosas no son tan sencillas, solo tenemos un planeta y nuestros jóvenes solo un presente. El escepticismo sobre la ciencia, se alimenta de los seudocientíficos que para ganar notoriedad, crean escándalo profundamente equivocado, ¿por qué la gente debería desconfiar en la ciencia y no tomarla en serio?  Los valores de los científicos influyen en la vida de estos, pero, el rigor de su mente les permite tomar los valores epistémicos como neutralidad y plataforma para generar confianza. 


Desde luego que, las contribuciones de la ciencia no siempre son aplicadas de la mejor manera. La ciencia pura y la distancia con la aplicación tecnológica del legado de la era nuclear, ha tomado una especial delimitación moral. La ciencia es un aparato social que se está autocorrigiendo, en la medida en que puede someter cualquier afirmación científica particular al escrutinio crítico abierto a toda su comunidad internacional.  Pero no se puede esperar razonablemente, que la ciencia ponga toda su plataforma en la interpretación deseable en favor del interés del mercado y de políticos oportunistas. Un ejemplo de esta tradición, fue la posición de Galileo, esta sugiere que normalmente hay un terreno común y escaso, que a través de los cambios de ideas justificadas frente a la ideología dominante; el relato de esa historia, es positivo de la lógica subyacente al razonamiento científico. 


El consenso político y el científico no equivalen a ser considerados simétricos en su epistemología. Un error es pretenderles ver como alternativas de un mismo estilo de pensamiento. Ahora mismo, se han cometido errores costosos debido a la insuficiente conciencia de los ciudadanos de la complejidad de la alternativa científica. Ante ello, los manipuladores con esto en mente, pragmáticamente ofrecen con sus pensamientos inspirados en beneficio del mercado o de los políticos, un “oasis” fuera de la razón científica.


Los ciudadanos no rechazan a la ciencia en general, sino a sus afirmaciones y conclusiones particulares que chocan con sus intereses económicos o creencias más preciadas. Hay actores poderosos que intentan socavar la confianza pública en la ciencia asociada, por ejemplo, respecto a la educación y al cambio climático, las raíces de este escepticismo o es para influir en las elecciones políticas próximas o en ganancias inmediatas en lo financiero. Lo peligroso ahora es la debilidad de la educación, y en particular de la media y superior, en materia de formar las habilidades intelectuales para justificar las ideas. Entonces, esta condición de una educación pasiva y que da la espalda a los valores epistémicos de la ciencia, sin duda, encontrará en los desacuerdos entre la clase política que cita “contradicciones en la ciencia”, un mayor espacio para desconfiar en las ideas rigurosas de la ciencia que están mellando sus egoístas y oscuros intereses.


La refutación y la retractación que práctica el consenso científico son caminos hacia el progreso en la confianza de sus posturas teóricas. La comunidad académica universitaria, debería ser la primera en lograr consensos entre sus miembros expertos sobre cerrar filas de confianza en torno a las ideas científicas surgidas del debate de pares; entrenando a la juventud sobre la base de una educación mediada por su literatura y en las habilidades intelectuales de los científicos. 


El progreso virtuoso de la sociedad, depende de hacer más amplia la educación de los valores epistémicos de la ciencia, donde este humanismo científico (inevitablemente con sus valores) trabaje por una toma de decisiones, con vital importancia, confiada en el consenso científico de su comunidad internacional. Todos los que se preocupan por el futuro de la civilización, debemos esperar de ellos que actúen no demasiado tarde para nuestros jóvenes.


4.1 El problema de confianza 


¿El cambio climático es real? Los efectos indirectos del aumento de la competencia por los recursos y el apareamiento alteran el paisaje selectivo a lo largo de los cambios  climáticos de temperatura[3]. La información falsa que se propaga en línea, afecta incluso a las personas con formación, en enero de 2019, la Royal Society for Public Health informó que el 41% de los padres encuestados habían estado expuestos a mensajes negativos sobre la vacunación de sus hijos, en las redes sociales, el riesgo, según el informe, es que la repetición de la información a menudo se confunde con la exactitud, citando un estudio de 2015 que mostró que incluso cuando los participantes estaban armados con conocimientos previos, podían sucumbir a los efectos de la verdad ilusoria[4].


La percepción pública sobre la realidad del cambio climático se ha mantenido polarizada y la propagación de información falsa en las redes sociales puede ser una causa potencial. Se entiende que la homofilia en la comunicación, la tendencia de las personas a comunicarse con otros que tienen creencias similares[5], conduce a la formación de burbujas de aislamiento (filtro de información) que refuerzan las creencias individuales y alimentan un mayor aumento de la polarización[6]. 


La credibilidad de la información es la precisión de la información, significa cuán cierta es la información y ayuda a asignar un cierto nivel de confianza a la información[7]. La credibilidad de la información que se propaga en una red social es un factor crítico que puede dar forma a las creencias: si la información entrante de la red social de una persona no tiene credibilidad, entonces, es menos probable que se incorpore a la creencia de la persona[8]. Por lo tanto, las consecuencias negativas que pueden surgir debido a la difusión de información falsa en las redes sociales dependen de la credibilidad de la información, lo que la convierte en un factor que puede inducir la polarización. Recientemente ha crecido la importancia de la credibilidad de la información. La credibilidad es una dimensión de la información que es independiente de la veracidad de la información. 


La credibilidad de la información en las redes sociales, en general, puede atribuirse debido a varios factores, incluida la reputación de la fuente de información, el número de hechos verificados citados junto con la información, la mención de líderes de opinión y otros[9]. Por último, la credibilidad de una información comunicada es independiente de la precisión con la que la fuente de información cree la información. Por ejemplo, una determinada casa de propaganda que cree firmemente en una historia, no necesita poder difundir tales creencias en la sociedad a través de diversas comunicaciones, porque tales comunicaciones pueden carecer del grado de credibilidad, requerido para generar un cambio sustancial en las creencias en la sociedad.


¿Debe considerarse que el análisis de los hechos dados por una autoridad científica tiene credibilidad? ¿Tiene el monopolio moral la comunidad científica para adoptar las mejores razones? Generalmente desde la ilustración, los institutos de investigación de las universidades son muy respetados en la credibilidad de sus argumentos. ¿Cuál es la base adecuada para la confianza en la ciencia, si la hay? Este es el problema académico más importante ahora mismo, dado que de no atenderse en la formación de las nuevas generaciones, traerá graves consecuencias sociales.


Es casi rutinario que los científicos manifiesten que sus teorías son correctas, dado que insisten en que funcionan. Pero de qué manera argumentan que un avión volará, que un fármaco detendrá una enfermedad…, lo utilitario no es la verdad. La historia esta llena de casos de teorías que funcionaron y más tarde fueron rechazadas por otras mejores, como el caso de la teoría clásica de Newton por la Relatividad de Einstein. La credibilidad, es por ello que en estos tiempos, descansa más en lo fundamental de ser conocimiento consensuado. Esta visión de la ciencia consensuada puede ayudarnos abardar la crisis actual de confianza social sobre las diferentes formas de conocimiento.


La credibilidad a lo largo del siglo XVIII y XIX, la mayoría de los eruditos ubicados como autoridad de la ciencia, o “hombres de ciencia”, eran citados por las personas en general, porque comprendían que estos científicos eran fiables. Esta es la razón por la que las sociedades académicas como la Royal Society, la Academia de Ciencias y Colegios de Ciencias fueron creadas. Estas sociedades sirvieron para identificar a las personas cuyo trabajo se consideraba digno de aceptación. Así que, la reputación de los científicos fue dada por la imagen moral de las instituciones a las que pertenecían. Sin embargo, a finales del siglo XIX, se produjo un cambio intelectual sustantivo, impulsado en gran medida por la obra de Auguste Comte, fundador de la escuela positivista. El aspecto más importante para nuestro asunto, es que Comte fue capaz de proporcionar un conocimiento positivo, es decir, confiable. Si bien, el término conocimiento positivo ya no se utiliza mucho, la idea persiste en nuestras convenciones lingüísticas sobre la credibilidad de un conocimiento. 


El método de Comte, su elemento clave fue el concepto de conocimiento positivo: teoría crítica. Era una forma de ganar progreso intelectual y social, el método podría proporcionar lo verdadero. Al aplicar el método a la búsqueda de conocimiento, la ciencia tenía el potencial de liberarse de la superstición. En la etapa positivista del desarrollo humano, la metafísica fue el razonamiento científico arraigado en la observación. Aceptó que las personas tenían necesidad de adoptar principios morales una vez abandonados aquellos que la religión construyó. Esto fue basado en el principio ideal humanista de la verdad, la belleza, la bondad y el compromiso con la humanidad. El compromiso de la ciencia era con el método, pero, ¿cuál método?


Comte lo afirmó:


En el estado positivo, la mente humana reconoce la imposibilidad de obtener la verdad absoluta, abandona la búsqueda del origen y las causas ocultas del universo y el conocimiento de las causas finales de los fenómenos. Ahora, solo se esfuerza por descubrir, mediante el uso combinado del razonamiento y la observación, las leyes reales de los fenómenos, es decir, sus relaciones invariables de sucesión y semejanza. La explicación de los hechos, así reducida a sus términos reales, consiste en la conexión establecida entre el fenómeno y los hechos generales, cuyo número representa el progreso de la ciencia.


Al subrayar la importancia de las regularidades empíricas, Comte estaba convencido en la idea de David Hume. En esta misma escuela de ideas, Francis Bacon dijo: todos los competentes pensadores de la ciencia, alcanzan el conocimiento real, excepto el que descansa sobre hechos observados. No fue ingenuo, reconoció que nuestras teorías como estructuras de observación son las que dan sentido a los hechos:


Si consideramos el origen de nuestro conocimiento, no es menos seguro que… cómo toda teoría positiva debe basarse necesariamente en observaciones, no es menos cierto que, para observar, nuestras mentes tienen necesidad de alguna teoría. Si al contemplar fenómenos no los conectamos inmediatamente con algunos principios (fundamentos), no solo sería imposible para nosotros cambiar estas observaciones aisladas y, por lo tanto, obtener cualquier beneficio de ellas, sino que incluso debemos ser totalmente incapaces de recordar los hechos, que en su mayor parte permanecerían  sin dar señales a nosotros.


Podemos entender, por lo tanto, por qué los humanos primitivos necesitamos religión, superstición y los primeros conceptos metafísicos que nos dan un paso hacia la aprehensión del mundo que nos rodea. No necesitamos despreciar ni menospreciar estas primeras etapas del desarrollo humano, simplemente necesitamos reconocer y aceptar que para avanzar es necesario identificar las ecuaciones y leyes fundamentales que gobiernan la naturaleza, nuestro pensamiento debe basarse en la observación.  En otras palabras, debemos pasar a veces de los hechos a los principios y en otras ocasiones, de los principios a los hechos, pero en última instancia establecer la tesis lógica de que todo nuestro conocimiento debe basarse en la observación. 


Pero, en honor a Comte, fue él, quien estableció que el progreso consiste en la medida en que se insiste, un cambio en nuestro conocimiento, sería el resultado de nuestras observaciones futuras. Debemos observar a la ciencia para entenderla. El movimiento clave de Comte fue en insistir en que la ciencia no es fiable en virtud del carácter de su practicante, sino en virtud de la naturaleza de sus prácticas intelectuales. ¿Cuáles son exactamente esas prácticas? ¿Hay algún método científico?


Para los empíricos del siglo XX, que hemos llamado positivistas lógicos o empiristas lógicos, la respuesta a la pregunta del método fue el principio de verificación. El concepto pasó a una nueva etapa de desarrollo por un grupo de intelectuales que se llamo el “círculo de Viena”. A. J. Ayer en su libro de 1936 “Language, truth and logic”, resumió todo en el principio enmarcado en términos del problema del significado: una declaración puede considerarse significativa sí y solo si puede ser verificada con referencia a la observación. Dicho de otro modo, alguna posible observación debe ser relevante, para la determinación de la verdad o la falsedad de la declaración. La ciencia es la práctica de formular declaraciones significativas y utilizar observaciones para juzgar si una declaración significativa  es correcta. 


La verificación nos da la base para evaluar lo que está o no está justificado en la verdad de una creencia. Si alguien reclama, puede con su honestidad y perseverancia a través de la observación verificable, entonces esta justificado creerla. Esto tiene sentido y puede solo necesitar de esto para no ser engañado. Este principio de verificación puede ser el medio para delimitar los conocimientos científicos de los que no lo son. Comte entendió que la práctica de la observación implicaba necesariamente suposiciones de fondo. Pero en el círculo de sus colegas de Viena, insistió en que la verificación a través de la observación era el componente clave para el significado, de ahí que el probar una declaración, fue deducir las consecuencias significativas de las premisas para desde estos locales, flanquear a la conclusión en discusión.


Reconocemos que cualquiera que se enfrente a la observación en primer plano, necesariamente es un problema de inducción, a saber ¿cuántas observaciones se necesitan para concluir que una declaración es cierta en función de la verosimilitud de los datos? La respuesta es un conocimiento inductivo necesariamente probabilístico que permite formas de verificación pertinentes a una cantidad base de datos. El significado de los términos y la identificación precisa para un conjunto particular de observables es un argumento estadístico. 


Carl Hempel prestó atención al papel de la hipótesis en la generación de declaraciones de observación comprobables. Carnap en el leguaje que representa a las observaciones y Willard Van Orman Quine sobre si las observaciones realmente podrían confirmar o refutar las creencias[10]. El trabajo hasta aquí no ha resuelto las cuestiones implicadas con la verdad. En resumen, el punto importante es que los empiristas lógicos consideraron que el núcleo del método científico es la verificación a través de la experiencia, la observación y la experimentación. Pero esta corriente sería atacada con éxito por el racionalismo crítico, principalmente por Karl Popper. 


Popper rechazó varios principios clave del positivismo lógico. Primero, negó que la inducción fuera el método de la ciencia. En segundo lugar, argumentó que lo que distingue a la ciencia de otras formas de actividad humana no son sus actividades, sino su actitud. Los grandes científicos son notables por la actitud crítica que toman hacia su trabajo, actitud de escepticismo e incredulidad. Tercero, el objetivo de la ciencia no es probar la teoría, no hay modo de conocido de hacerlo, sino desmentirlas. Introdujo su noción ahora famosa de falseabilidad, concluyendo que lo que distingue a la ciencia no es que su observación se pueda verificar, sino que hay alguna observación por la cual puede ser refutada. Estas tres ideas están vinculadas de la siguiente manera.


Puede haber hábitos o prácticas o incluso principios de inducción, pero no existe una regla racional de inducción. Las inferencias inductivas no pueden justificarse sobre la base de una norma puramente lógica y, por lo tanto, no pueden establecerse con necesidad lógica. Esto es lo que hoy en día se conoce como el problema del cisne negro. Puede que haya observado cien cisnes, o mil, o diez millones, y descubierto que todos son blancos, al igual que todos los cisnes observados por otros colegas científicos. Por lo tanto, que todos los cisnes son blancos es la conclusión más sólida. Sin embargo, un día un observador de estos viajó a Australia, donde noto un cisne negro. 


Por lo tanto, vemos que las observaciones no pueden probar que una teoría es verdadera, por muy extensa o completa que esta sea. La refutación puede estar al acecho y si la ciencia ha de ser una empresa racional, la inducción no puede ser su método. Debido a que la observación por sí sola no puede darnos razones lógicas para apoyar las generalizaciones inductivas, al verificación no puede ser la base del método científico. Sin embargo, la observación del cisne negro, es por lo que hay una lógica de refutación. Existe una asimetría lógica entre verificación y falseabilidad: las verificaciones son siempre necesariamente provisionales, mientras que lo falseable puede ser un dispositivo racional. Teniendo esto en cuenta, el científico no debería buscar observaciones que confirmen su teoría, sino observaciones que pudieran refutarla. El método de la ciencia, concluye Popper, no es la generalización de la observación, ni la verificación, sino la falseabilidad. Dicho de otro modo, la actitud clave de los hombres de ciencia es el diseño y formulación de conjeturas y la búsqueda de observaciones específicas que puedan refutarlas. Así, que la ciencia es la actividad intelectual de conjeturas y refutaciones. 


En síntesis, Popper consideró a la ciencia un modelo de racionalidad crítica, nos libera del positivismo que pone al servicio del autoritarismo la idea del fin de la historia de las ideas. El racionalismo crítico es una forma democrática, el progreso moral es refrescado por la refutación que de alguna manera deja abierta siempre la esperanza de un mejor futuro. Sin embargo, esta corriente se vio degenera cuando abrió irónicamente la puerta al escepticismo radical. Y en respuesta a este efecto Popper desarrollo su idea de corroboración: las buenas razones para creer en alguna teoría que han pasado demostraciones severas, como la desviación de la luz en las estrellas lo fue para la relatividad general de Einstein. El movimiento de experimentos u observaciones desafiantes ayudó a Popper a explicar por qué  las demostraciones teóricas juegan un papel más importante en la práctica científica. Ahora nos queda hacer juicios hipotéticos deductivos que constituyen severos y rigurosos razonamientos individuales.


Las ideas de Popper eran sobre hombres audaces que dudan y gestionan sus refutaciones, una epistemología individualista, presto más atención a las instituciones de la ciencia, que la comunidad que activamente colaboró y empujó a desafíos radicales en la segunda mitad del siglo XX. Ludwik Fleck, microbiólogo hizo de la interacción social el núcleo de la actividad científica. Atribuye a esta, que es la comunidad epistémica la que produce los hechos científicos y la renovación del cuerpo teórico del conocimiento disponible[11]. En particular el auge de la Mecánica Cuántica como estilo innovador de pensamiento destaco el papel del consenso de las comunidades científicas. 


El punto clave de Fleck  fue que una tradición intelectual, es el resultado evolutivo de los estilos de pensamiento como el recurso más valioso para el desarrollo científico futuro. La comunidad es a la vez, propósito para cultivar nuevas generaciones y empujar a nuevos horizontes la cooperación internacional en la búsqueda de la verdad científica. El estilo de pensamiento es lo que permite trabajar a todos juntos, colaborar y con elegancia y cortesía mantener  la paz necesaria para expandir el pensamiento a nuevas fronteras, todos como una sola civilización y donde las diferentes culturas pueden coexistir en su virtud.


El término pensamiento colectivo invoca el aspecto más sólido de lo que hay de verdad en el conocimiento, la democratización del estilo de pensamiento está por encima del producto de investigación. Los científicos pueden participar de manera equitativa a través de sortear el efecto Mateo, refinar y combinar las opiniones del conjunto.


Fleck tiene una visión radical de hasta dónde podría llegar ese cambio, subrayando que con el tiempo los cambios en el estilo del pensamiento se renovarían haciendo ver las visiones antiguas esencialmente irreconocibles. Los pensamientos pasan de una generación a otra, cada vez un poco más refinados y organizados con elegancia, porque cada individuo puede adherirse a ellos desde la literatura que socializa los estilos de pensamiento y las comunidades académicas que pulen la colaboración solidaria. Así que las ideas científicas, como la evolución misma, pueden cambiar drásticamente con el tiempo, pero lo hacen por la acumulación de pequeñas transformaciones e interpretaciones en el estilo de pensamiento y sus productos intelectuales.


¿De quién es el pensamiento que sigue circulando? Fleck dice, es uno no perteneciente al individuo, sino al colectivo humano global. El progreso en este punto de vista está inextricablemente conectado con las comunidades académicas, sus literaturas, y sus debates mediados por esta última. La literatura revisadas por pares, y escrita por pares, es el medio para compilar datos, evaluar teorías, compartir diseños experimentales, innovaciones metodológicas, lidiar con la actividad racional de refutación y ajustar los puntos de vista a nuevos conceptos y teorías. La observación desde este punto de vista está dada por una comunidad de aprendizaje, su literatura y una socialización intensa de las ideas. Donde el arbitro es el propio consenso racional de las comunidades epistémicas. 


La verdad es vista como un factor anti-realista, lo que resulta de los pensamientos de los miembros de un colectivo, se ha resuelto como lo verdadero. El organismo del progreso científico no es el individuo sino las comunidades internacionales de colaboración, donde la tradición del estilo del pensamiento es el activo más importante para competir con las nuevas generaciones, todo esto mediado por literatura. Pero fue Thomas Kunh la cúspide de este movimiento intelectual. 


El principio de la subdeterminación introducido por Pierre Duhem, su objetivo, su refutación a la noción de experimento crítico y su articulación de lo que se ha llegado a conocer de esta manera[12]. El argumento central de Duhem: la idea baconiana de un experimento crucial es errónea, porque si un experimento falla hay muchas razones por las que podría ocurrir, así que no necesariamente sabemos lo que ha salido mal. Por contrario, si una prueba experimental de una teoría tiene éxito, otras consecuencias de la teoría pueden  sin embargo, lo que resulta de los pensamientos de los miembros de un colectivo, se ha resuelto como lo verdadero. El apoyo a una teoría debe incluir en principio todas las pruebas potenciales de la misma, y su refutación debe considerarse a la luz de todos los elementos posibles que sean necesarios para realizar el experimento en primer lugar. Como lo puso sobre la mesa el físico Luis de Broglie en 1953:


No hay experimentos cruciales genuinamente porque es el conjunto de una teoría que forma un todo individual el que tiene que ser comparado con el experimento. La confirmación experimental de una de sus consecuencias, incluso cuando se selecciona entre las más características, no pueden aportar una prueba crucial a la teoría, porque… nada nos permite afirmar que otras consecuencias de la teoría aún no serán contradichas al contrastar con la experimentación anterior a los hechos observados. 


Es otras palabras, cualquier hipótesis es simultáneamente una prueba de la hipótesis específica que se está considerando y de la configuración experimental,  hipótesis auxiliares y suposiciones de fondo. Un experimento fallido no necesariamente revela dónde está el fracaso y un experimento exitoso no impide que un arreglo experimental diferente u otras hipótesis auxiliares hubieran revelado alguna dificultad. Dohem dijo al respecto: cualquier prueba experimental (en la física)  pone en juego las partes más diversas de la física y apela a innumerables hipótesis; nunca pone a prueba una hipótesis dada aislándola de las demás. 


Tampoco la evidencia experimental agota la gama de posibilidades de opciones teóricas que se nos abren. Es explícito de que las hipótesis no son simplemente inducciones de la observación. Es imposible dice Dohem, construir una teoría por un método puramente inductivo. 


Tanto teoría como el experimento juegan papeles relevantes en la ciencia, pero no podemos confundir a los experimentos como la fuente de la teoría o arbitro de esta última.


Dohem no estaba rechazando la experimentación. Por el contrario, sostuvo que el único propósito de la teoría física es proporcionar una representación y clasificación de las leyes experimentales. El experimento es esencialmente tanto para descubrir esas leyes en primer lugar, como para probar las teorías físicas generales que desarrollamos para dar cuenta de ellas. La única prueba que nos permite jugar en una teoría física y pronunciarla buena o mala es la comparación que tiene que representar y clasificar. Este punto de vista es esencialmente probabilístico: un experimento no puede verificar ni refutar una teoría, más bien simplemente nos dice si una teoría está confirmada o debilitada por los hechos. 


De Broglie sugirió que una clave para el pensamiento de Duhem era su interpretación del famoso experimento de Léon Faucault en el que demostró que la velocidad de la luz en el agua es menor que su velocidad en el vacío, tomada por muchos como un experimento crucial que valida su comportamiento de onda sobre el de partícula. Dohem no estaba de acuerdo, Incluso si el experimento contradijo la teoría corpuscular de Newton, otras formas de teoría cospuscular podrían ser consistentes con el resultado.   


El holismo radical con el que su nombre se asoció, Duhem jamás lo adopto. Esa idea de que las teorías se emanentan o caen en su totalidad y que un desafío a cualquier componente es potencialmente un desafío para todo el tejido intelectual. 

4.2 Identificar argumentos

Cuando Usted cree algo, porque dispone de una buena razón, asume la actitud para disfrutar de tomar decisiones y realizar acciones bajo la confianza que es racional, por estar justificada y porque constituye un conocimiento cierto o sólido en su correlación con la realidad. A la rama de estudio que aborda estas buenas razones en lo referente al conocimiento, se le llama Epistemología. La epistemología estudia las formas que constituyen un conocimiento; el estado epistemológico de no contradicción de las justificaciones y sus pruebas de verdad; el error por sesgo cognitivo, que es consecuencia de un mal manejo de las emociones y los prejuicios que nos hacen tropezar en la empresa de decir verdad; los valores epistémicos que resuelven la propiedad ética de la no simulación de datos, referencias y cálculos; además, del respeto a la propiedad intelectual, la originalidad, la profundidad, las palabras precisas a la complejidad de lo que se intenta expresar y la no corrupción de la lógica de sus conclusiones. 

La razón objetiva o también referida como aquella en la que está justificada su verdad, está arrojada hacia algo que está fuera de la mente, a ese mundo exterior a lo lingüístico, se le llama ontológico. Es asumir que hay algo fuera de la mente, independiente de esta y sujeto a lo racional para lograr procesarlo en forma de conocimiento. A los elementos ontológicos se les refiere con los términos de hecho empírico, evidencia, existencial, causal, fenómeno, referencia, dato, medición. A la persona que justifica su razonamiento con elementos ontológicos, se le refiere como responsable, por ajustar sus creencias a aquellas que pueden ser probadas por su verdad.

En cuanto a la acción que en algún sentido realizamos los humanos, muchos científicos la piensan como razones fácticas. Es decir, nuestras acciones son dependientes de nuestra razón para actuar de una u otra manera. Por ejemplo, si me diagnosticaran diabetes, un buen razonamiento sería dejar de tomar aguas azucaradas. El mundo es, no lo que pasa en nuestra mente, en él no hay ni buenas ni malas razones para actuar. Muchos epistemólogos, por el contrario, consideran que las buenas razones no son hechos sino estados psicológicos en respuesta a experiencias perceptuales u otras creencias. Así, mi experiencia visual de una planta amarillenta en mi jardín es una buena razón para creer que esta se encuentra enferma. Buenas razones hablan a favor de la experiencia del conocimiento, es decir, lo que es para nosotros racional para sostener un punto de vista. En resumen, la confianza en nuestras buenas razones se ve sacudida (refiriendo a confianza) cuando la ciencia les pone presión entre flancos (refiriendo a buenas razones): el conocimiento verdadero, la percepción y la acción. Por el momento solo diremos que estas presiones son a favor de revisar el repositorio de creencias con las que actuamos y juzgamos al mundo. 

Si buenas razones nos enganchan en la forma de actuar en el mundo, son estas verídicos perceptivos que pueden ocasionar que actuemos con sesgo y con crueldad. Las verdades en la mente son un tipo de enunciados llamados proposiciones, que son afirmaciones susceptibles de evaluación de sus estados de verdad. Esto genera el debate de que hay indicios muy sólidos de que, una debilidad lingüística en nuestros estilos de razonamiento puede derivar en una sociedad de violencia, el conflicto entre vecinos de carácter crónico, y finalmente ser prisioneros del odio. 

Nadie fuera de la ciencia cognitiva, comúnmente reconoce que esta debilidad de la razón, es el factor clave en la descomposición social. Dos personas que intentan debatir sobre alguna idea, si su debilidad racional es aguda, es muy factible que se produzca violencia de algún tipo en este proceso.  

Ilusión, alucinación y otras afectaciones no verídicas de experiencia, pueden desconectarnos del mundo, por esta razón solo lo real está en condiciones de dotar a nuestras creencias de buenas justificaciones. Sobre la base de las consideraciones epistemológicas, se prueba que de esta manera una verdad por referencia a lo real consiste en todos los casos en proposiciones. Son consideraciones de conocimiento, que forman un banco de creencias en forma de sentencias tipo proposición. En un razonamiento, las proposiciones son esa clase de unidades relacionadas con operadores lógicos y probabilidades en las que interviene la evidencia. Tenga presente que la evidencia se nos presenta en forma de proposiciones en la mente. 

Las proposiciones representan a la evidencia, y estas son las buenas razones prácticas que nos motivan a actuar, no son hechos sino nuestros estados psicológicos. Las razones en acción o razones motivadas no son hechos, sino estímulos por los que actuamos en respuesta a la naturaleza ontológica. Tanto las razones para creer, como las razones para la acción son respuestas a hechos, pero no son hechos. 

El debate es en primera instancia sobre cómo justificamos una creencia. Los internalistas, aquellos que sostienen que un individuo se basta en independencia para conocer la verdad, es decir, piensan cosas internas en la vida mental como forma de justificar una creencia. Además, los internalistas asumen que cada ser humano posee un juego idéntico de axiomas (verdades evidentes) con los que produce y evalúa razones, y subestiman la corrupción en sus inferencias dadas por motivos psicológicos. 

Puesto que, la evidencia es una de las cosas que justifican la creencia, el realista se resiste a considerar que lo fáctico o lo basado en evidencia esté en la posibilidad de que nos engañe, propio del lenguaje de proposiciones. Una experiencia visual ilusoria, es cuando no percibimos el movimiento, debido dice Newton a estar viajando a la misma velocidad que nuestro marco de referencia.

Desde la perspectiva del novel, el contenido es una narrativa objetiva, un cuerpo de argumentos conectados por operadores discursivos o conectores, donde un avatar es el narrador que explica algún objeto de estudio al modo de experiencia original. El aprendizaje de esta actividad, es similar entre el experto y el novel, quizá lo que cambia es el rigor más alto para el experto y una mayor tolerancia al error en el novel. A continuación, se discute a fondo la naturaleza del conocimiento justificado y el sentido de verdad conectado al concepto de evidencia. 

4.3 El acto de justificar una creencia

Hay dos escuelas que argumentan cómo surge el acto de justificar una verdad. Los internalistas por un lado, sostienen que los humanos a partir de verdades evidentes a nuestra especie (axiomas), construimos los juicios de verdad sobre las razones que creemos como verdaderas. El conocimiento científico y técnico es un discurso justificado por evidencias y por demostraciones, por ello se le llama texto objetivo. Justificar es una acción de argumentar la verdad. En la otra escuela, para los externalistas, la verdad es justificada como producto de la socialización, por medio de algún esquema de discusión. La esgrima de las ideas cara a cara, es decir, el proceso de discutir ideas, es el proceso de construir la justificación de la verdad. 

Para creer en algo como justificado, no es suficiente aportar la evidencia en referencia a las proposiciones de los argumentos, para estos últimos, la evidencia es necesario que sea sometida a una discusión sobre su correlación objetiva con los hechos a los que se refiere. Mientras unos se refieren a la evidencia como algo que está objetivamente en la existencia real, otros, consideran que su fiabilidad es producto más del método que de la justificación. Al justificar una creencia, nosotros tenemos que mostrar que el tema no violó alguna norma del pensamiento científico, es decir, que en él no hay contradicción teórica (conceptual) o empírica en su contenido de evidencia. De entrada, una creencia que no es posible verificar en los pasos hipotéticos deductivos de su verdad y, además, justificar cada una de las evidencias, no es objetiva. Las evidencias son representadas como proposiciones en el discurso, intentando expresar la verdad. En el caso de no poder verificar la evidencia, podemos asegurar, no es un discurso objetivo.

Los seres humanos, empleamos la razón con sesgos involuntarios y en muchas ocasiones la complejidad la vuelve perezosa. Esto provoca que seamos parciales abrumadoramente en nuestra cotidianidad, con justificaciones ligeras y argumentos sin apoyo de evidencia sólida. Cuando nos sumergimos en el texto académico o científico, estamos en un ambiente rigurosamente justificado y discutido por una comunidad de conocimiento. En este contexto, el contenido cumple adecuadamente con las funciones de instruir y de demostrar, para las que fue creado. Es para entonces, cuando la razón se coloca nuevamente en su ambiente “normal”, cuando se pone a trabajar en medio de una discusión cara a cara, es decir, el momento en que las personas intercambian argumentos y procesos de justificación. En particular, cuando las personas no están de acuerdo, pero, tienen interés en hacerse de un razonamiento más sólido, en la búsqueda de la verdad o dar solución a un problema, el intercambio de argumentos y sus justificaciones requieren de una mente abierta, para lograr un consenso. Lograr el consenso puede parecer algo optimista, pero sí es posible, sobre todo cuando se muestran las cartas de cómo fue el proceso de justificación, eso hará de la discusión un proceso productivo. Para convencer a otros, es preciso revelar la gama de evidencias y sus criterios de verdad que expresamos para su verificación más rigurosa posible. 

Nos encontramos con que el razonamiento individual, desde los externalistas, es sesgado y perezoso, mientras que el producto de discusiones educadas es más sólido y atrevido en lo complejo. Esto ocurre no solo en adultos, también en jóvenes. Quizás alguien pueda estar pensando, que para el caso de producir conocimiento objetivo en las ciencias morales y políticas esto no es trasferible. En juicios morales y políticos, que asumen que la razón es la vía de justicia, estética y cultural, nuestras ideas anteriores son válidas en todo proceso de discusión y justificación. La razón es la facultad que dota a los humanos de sabiduría y conocimiento, este punto de vista dominante en la tradición occidental ahora mismo es estudiado en su proceso, con la idea de reconocer sus rutinas, vicios de sesgo y pereza. Toda razón que se pudo construir, también se puede desmontar para aprender el proceso de su justificación. 

Es René Descartes, quien en 1619 en su obra “Discurso del método”, se planteó el proyecto ambicioso de crear un estilo discursivo que libere a la ciencia de las opiniones, permita reconstruir su conocimiento desde cero, paso a paso por lo hipotético deductivo, donde la razón es la única guía para aceptar como verdadera alguna creencia. Descartes claramente asume que la verdad es justificada por demostración individual y toda estructura superior puede ser reducida hasta su base axiomática. Descartes justifica su rechazo de todo lo que había aprendido de los demás, expresando un desdén general para los logros colectivos basados en la discusión crítica de las ideas. El mejor trabajo científico, sostuvo, es el hecho por un solo maestro. Lo que uno puede aprender de libros, consideró: “no es tan cercano a la verdad, ya que, está compuesto de opiniones de muchas personas, como simple razonamiento que cualquier hombre de buen sentido puede producir sobre cosas en su ámbito”. Él habría despreciado la idea de moda de hoy de la sabiduría de las multitudes. La sabiduría solo reconoció (al menos en ciencias), fue la de la razón individual: “mientras uno para uno mismo toma algo que sea verdadero, que no es cierto si no se apega a la orden de deducir una cosa de otra, no puede haber nada tan remoto que se pueda finalmente no llegar a él, no tan oculto que uno no pueda descubrir[13]”. 

¿Por qué Descartes decidió confiar solo en su propia mente? ¿Cree que es dotado de una capacidad de razonamiento única? Por el contrario, sostuvo que el poder de juzgar correctamente y distinguir lo verdadero de lo falso, es natural e igual en todos los hombres. Él asume que nuestra biología nos provee de la base axiomática para la razón. 

“Las más grandes mentes son capaces de los mayores vicios, como de las más grandes virtudes del pensamiento” R. Descartes

La mayoría de nosotros pensamos en nosotros mismos como personas racionales. Por otra parte, esperamos que otros sean racionales también. Incluso, nos molestamos cuando otros consideran como obvios sus razonamientos sin justificación o fundamento. Casi nunca, asumimos que quienes están en desacuerdo con nosotros en su conjunto, carecen de un conocimiento justificado. Esto se agrava aún más por el sentido de que las personas carecen de educación en el manejo de operadores discursivos, un lexicón sólido y falta de formación lingüística en el discurso argumentativo. Esto explica cuando nos preguntamos: ¿Cómo no pueden entender algo que nos parece tan obvio para “nosotros”? 

Si la razón es esta fuerza lingüística altamente deseable para justificar la verdad. ¿Por qué se resisten las personas a ser dotadas de un máximo de capacidad humana para producir razonamientos? Después de todo, esperamos que las personas, todas tengan la percepción de reconocer las estructuras de razón para darse cuenta de una comprensión adecuada de como son realmente nuestras ideas, pero, esto suele ser profundamente desconcertante. 

Cuando tenemos una explicación, se presentan una diversidad de opiniones no por el hecho de que, algunos de nosotros seamos más razonables que otros, sino, porque lingüísticamente el lexicón y los operadores discursivos que cada uno maneja habitualmente son distintos y, no tomamos generalmente en cuenta, que no usamos las mismas justificaciones, conceptos, evidencias y creencias culturales, que casi son (en la mayoría de los casos) mitos de la verdad. Esta debilidad lingüística nos conduce a vicios intelectuales.

De la razón, los hombres de la ilustración, fueron sus más fieles defensores. Pero también, lo han sido muchos a menudo apasionados detractores, su sesgo ha sido cuestionado, su arrogancia denunciada, su instrumentación casi mecánica de la razón ha traído grandes injusticias. Pero, de esta depende el poder virtuoso para la justicia, la paz y reducir la desigualdad y la violencia. 

Para quien dude de invertir en cultivar el poder de la razón, como eje sustantivo de la mente educada. Basta con que mire en las ciencias, a través del razonamiento profundo los científicos han revolucionado la vida humana[14]. Han descubierto hechos ocultos y profundas explicaciones que habrían sido completamente inaccesibles por otras formas de pensamiento.

Demostrar que la tierra es semiesférica y no plana, generó explicaciones por curvas en el horizonte en el mar y por el movimiento de sombras en la luna creadas por nuestro planeta, además, de argumentos geométricos en la observación de las estrellas. En principio, esta evidencia generó solo teoría, dado que, nadie había salido del planeta a observar o viajar alrededor de él. ¿Cómo entonces medir su circunferencia? Eratóstenes midió la longitud de la sombra proyectada en un obelisco y determinó que los rayos de sol golpean el obelisco en un ángulo de 7.2º al sur de la vertical. Él comprendió que el sol estaba lo suficientemente lejos para que la incidencia de todos los rayos que llegan a la tierra, fueran considerados paralelos y, por lo tanto, el ángulo entre los rayos del sol y la vertical en Alejandría era igual al ángulo entre la vertical de Alejandría y Syene. En otras palabras, ese ángulo de 7.2º también mide la longitud entre Alejandría y Syene. Con esta información Eratóstenes, pudo calcular la circunferencia de la tierra multiplicando la distancia entre estos dos lugares. El resultado, 252,000 estados, es 1% de error de la medida moderna de 24,859 millas o 40,008 kilómetros[15]. 

Eratóstenes comprendió la importancia mutua de elementos aparentemente sin relación de prueba, de supuestas y simples ideas geométricas sobre ángulos y líneas paralelas. Él dibujó a todas ellas en su demostración para medir la circunferencia de la tierra y que pudieran imaginarse los resultados de su estudio. En principio los retractores de la razón descalificaron no solo de lo convincente a su verdad, sino el alcance de la propia razón humana para mirar en lo profundo de la realidad con ayuda de las matemáticas. La ”circunferencia de la tierra“ es una convincente historia de detectives científicos que transporta a los lectores a un tiempo en el que los humanos no tenían idea de cuán grande era su mundo, y el destino de un hombre que se atrevió a medir lo incomprensible. “Circunferencia de la tierra”, es la historia de lo que sucedió cuando un hombre se hizo la pregunta. Es uno de los mayores experimentos de la historia antigua griega por una  mente llamada Eratóstenes, investigador científico.

Hemos puesto el ejemplo de Eratóstenes para defender como la razón y la evidencia pudieron lograr tan excepcional desafío. No es un simple descubrimiento, puesto que después de 2 mil años se recuerda como uno de los gloriosos logros de la razón. El razonamiento ordinario es por lo general respecto del objetivo, una falsa dirección. 

Las razones oscuras que son motor de la violencia, son esas falsas direcciones, combatirlas en cada mente con ejercicios de entrenamiento en diferentes estilos de razón, es el logro más añorado de la Ilustración. Pero, han sido tantos los extraordinarios logros científicos, que no percibimos un error que hoy provoca la violencia, el asumir el dogma de que la razón humana no tiene sesgo cognitivo. Una prueba en este sentido, son las advertencias que realizó el matemático, Kaczynski egresado de Harvard, famoso personaje por haber ingresado a los 17 años. En su tesis doctoral en la Universidad Michigan, resolvió un problema que a todos los de ese tiempo escapo la solución. Más tarde se centró en el problema que argumenta el carácter destructivo de la tecnología moderna para el medio ambiente. Este razonamiento, nos hizo ver el avance tecnológico como un factor de desastre medioambiental, que proyecta de no corregirse, que se trasforme en un retroceso en el progreso ético de la civilización. Si bien la razón no es perfecta, si es la mejor opción para tener una vida digna.

¿Por qué debo de vivir? En el mismo acto de hacernos esta pregunta, esta implica la búsqueda de las razones de sus creencias, y así que, están comprometidos todos los que se hacen esta pregunta, en asumir que la razón es el medio para descubrir y justificar lo que es importante para sí mismo. ¡Y hay tantos motivos para vivir!, como lograr ser un ser sintiente y dotado del potencial de hacer crecer su razón. Podemos redefinir su facultad de razón en sí mismo, mediante su potencial de debatir y aprender. Usted puede buscar explicaciones del mundo natural a través de la ciencia y la visión de la condición humana desde el arte, la técnica, la música, las matemáticas y la gestión humana del progreso ético de su sociedad. Quizá la capacidad de prosperar en la razón y su placer, fue lo que a nuestros antepasados humanos les permitió existir con intensidad para apreciar la belleza y la riqueza del mundo cultural y natural. Como el heredero de millones de años de vida en la tierra, Usted es parte del eslabón de perpetuar la vida. Fue dotado de un sentido de empatía, tal como, la capacidad de amar, respetar, ayudar y mostrar bondad -disfrute del don de la benevolencia mutua con amigos, familiares y colegas-. 

Y, por qué razón podría pensar que no queda nada de esto en particular en Usted. Nadie más que Usted es responsable de proporcionar a los demás, lo que espera Usted de sí mismo. Puede fomentar el bienestar de otros seres sintientes, si Usted invierte su vida en mejorar la salud, lo social, el conocimiento, la libertad, la abundancia, la seguridad, la educación, la economía, la estética y la paz en otros. La historia muestra que, cuando simpatizamos con otros y aplicamos nuestra creatividad para mejorar la condición humana, podemos progresar de esta manera, y Usted puede ayudar a seguir ese progreso. La felicidad es lo que hacemos a otros para que ellos sean felices. 

No es papel de este texto describir el significado de la vida. Este ejemplo significativo  sobre ser feliz, lo expresamos aquí, para canalizar los ideales de la ilustración, donde la capacidad de la razón es el principio de iluminación racional para la paz y el desarrollo de un progreso ético. Nuestra posición es reivindicar los ideales de la ilustración, también conocidos como humanismo, libertad basada en la soberanía intelectual, la sociedad abierta, la educación posracionalista de mente narrativa, entre otros rasgos. Es la razón la institución colectiva que inspira este progreso, como la democracia humanista en acción, la solidaridad internacional… Los ideales subyacentes a la ilustración para enfrentar los desafíos del presente siglo en materia del progreso ético, son poco apreciados por la clase gobernante, nos referimos a los ideales presentes en la ciencia moderna y a la literatura original en todas las culturas. Aquí, exponemos que el rigor de las ideas provoca una realidad de compasión, inspiradora, noble y una muy buena razón para vivir haciendo feliz a otros. 

No es un secreto que nuestra razón presenta errores: sesgos. Por alguna razón (sin embargo), rara vez este asunto sale en la conversación de los ciudadanos, y muy pocos preguntan lo que debemos hacer sobre este caso. Es un patrón oculto detrás de todos nuestros triunfos y fracasos, invisible detrás de los ojos. ¿Qué es? No parece que sea por azar, es decir, debido a no contar con el conocimiento completo de una situación. Sin duda que, cuando más aprendemos es menor el error estimado. Si los dados de un juego de azar están cargados se produce un sesgo estadístico. Es similar al sesgo observado cuando aprendemos parcialmente un método de aprendizaje sobre el mundo, así que, aprender más (en este caso) nos ayuda a enfrentarnos a estos sesgos. La limitación a la adquisición de datos, más aun constantemente saturándonos, puede empeorar la predicción racional en su sesgo. Si queremos estar seguros de que el aprendizaje está a favor de ayudarnos, en lugar de hacernos peor de lo que estábamos antes, tenemos que descubrir y corregir los sesgos en nuestras ideas. Es una forma análoga al cómo lo trabaja la psicología. Un sesgo cognitivo es un error sistemático en cómo pensamos (estilos de pensamiento), a diferencia de un error aleatorio o por ignorancia. Mientras que el sesgo estadístico es respecto a una muestra de una población más grande, el sesgo cognitivo es producto de nuestro lexicón de creencias justificadas, fundamentadas, discutidas o demostradas. Tomar decisiones en función de un abanico de creencias erróneas, no hace más que alejarnos de nuestros objetivos. Por pereza a la complejidad, muchas veces caemos en el sesgo por el optimismo en nuestras creencias previas, simples y superficiales. El sesgo cognitivo es parte básica de los seres humanos, no es un tipo de defecto por una mala educación, es un rasgo biológico de nuestra especie. “Los sesgos cognitivos son el resultado de distorsiones en la cognición humana que siempre conducen al mismo patrón de juicio pobre, a menudo desencadenado por una situación particular[16]”. Prepararnos para lidiar con este sesgo cognitivo, es una cuestión ética. Dado, por ejemplo, que en juicios legales podrían conducir a un atropello de la justicia[17] y en la convivencia humana a la violencia de todo tipo. 

El sesgo cognitivo es una forma sistemática no advertida fácilmente de innatos patrones sobre el pensamiento; estos patrones pueden distorsionar nuestra visión de la realidad, controlar sus efectos es un desafío necesario para la paz.

Según nuestra experiencia en la literatura creativa, este es el mejor medio para regular este inconveniente, para alcanzar el discurso objetivo libre de sesgo, que le deseamos dar a la realidad social y dentro de las comunidades del conocimiento, debemos fortalecer nuestra competencia lingüística. Aun así, se trata de una solución obvia para comenzar. No confiar en nuestro cerebro, es aprender a emplear con maestría la racionalidad, desconfiando de nuestros impulsos e intuiciones. Una persona racional, sin importar la profundidad de sus creencias justificadas, es aquella que, articula sin contradicción en su mente un discurso objetivo para sí misma. No se trata de ignorar las emociones o intuiciones. La tarea para la paz, es ser más consciente del proceso de justificación de las razones, proposiciones, evidencias e inferencias que hacemos en el acto de pensar. Tomar decisiones únicamente con nuestro lexicón de experiencias sin justificación rigurosa, si bien nos hace de rápida respuesta (intuitivos), implícitos, asociativos y automáticos; también nos conduce a la intolerancia de que otros nos involucren en el sesgo cognitivo. Tomar una decisión racional, es aplicar un proceso cognitivo lento, explícito, intelectual hipotético deductivo; además, controlado por evidencias y procesos crecientes en complejidad en sus argumentos discutidos.

4.4 ¿Qué es la razón? 

Respirar, comer, aparearse, dormir, envejecer..., ¿cómo surge? y ¿es realmente una ventaja evolutiva para los animales? Su nacimiento y muerte es un asunto de las ciencias biológicas. Pero los humanos, somos animales dotados de razón. Esto nos pone aparte, en arrogancia por encima de otros animales. Los filósofos occidentales han afirmado que la vergüenza, el escándalo del animal humano, al menos podría ser detenida invocando el motivo, la facultad que hace que los seres humanos sean conocedores y sabios. La razón es un espacio de lenguaje, que en otros animales no está presente, parece que en ellos haya solo algún tipo de lenguaje emocional. La razón es más que el Yo, es un misterio fascinante. Estar dotados de razón, hace que los humanos se coloquen hasta arriba en la cadena de los animales, “ya no son bestias depredadoras y crueles”, son capaces de practicar la solidaridad gratuita, el progreso ético y mirar en lo más profundo de las estrellas, genomas y átomos. 


La evolución nos trajo un regalo que Darwin considera, regalo de los Dioses. ¿La razón, es un rasgo de poder heredado por mecanismos de evolución? Por ejemplo, la visión es compartida por muchas especies, como adaptación biológica. Cerebros especializados para procesar los infrarrojos, el ultrasonido, la luz visible y retinas como lentes especializados para detectar objetos distantes. Es sin duda alguna, algo muy complejo, los actuales científicos en inteligencia artificial están intentando crear la visión y el razonamiento de imágenes por computadora. El debate en este terreno ahora mismo es inverosímil al preguntarse si los procesos de razón artificial, podrán ser incluso de más poder que la razón humana. Si la visión evolucionó, porque entonces no pensar que la propia razón fue un proceso evolutivo, cuya evidencia está oculta en las estructuras mismas del lenguaje humano moderno.  


Más que la visión, la facultad de la razón eleva la cognición a nuevas alturas. Sin la razón, la cognición animal estaría limitada drásticamente por el instinto de inteligencia emocional. Mejorada la cognición con la razón, se garantiza que la emoción esté a raya y se puedan mejorar los conocimientos en todos los dominios y ajustar la acción en la narrativa de la historia y metas tecnológicas, éticas y estéticas más ambiciosas. Espere un poco, la razón es un poder, por encima de la visión.  Pero, ¿por qué solo evolucionó en nuestra especie?


Si bien, se dieron en otras especies adaptaciones absolutamente singulares. Además, también para estas, debió existir un nicho ecológico único, que los seres humanos solo ellos habitan. Claro está, que no hay tal nicho único que motivó la marejada de la cognición humana, sea cual sea el motivo de la evolución, qué persiguió con dotarnos de tal poder. Para que esta adaptación compleja haya evolucionado, debió haber una serie de mecanismos desarrollados, donde cada cual modificó por selección natural las células del cerebro. No está claro que presionó nuestra biología para evolucionar y así surgiera el gen FOXP2. Que, de acuerdo con los científicos de la ciencia cognitiva, es el gen responsable del lenguaje y la razón[18]. Tal vez, la razón es un extraño suceso singular, porque tuvo que surgir a través de una serie de pasos altamente improbables y lo hizo solo una vez, solo muy recientemente en el tiempo evolutivo y en beneficio solo de una especie, ¡qué suerte la nuestra!


Por supuesto, que se podría argumentar que la razón fue un injerto en nuestro genoma. Esto es sugerido por la cultura clásica Griega, como algo dado por los dioses, en lugar de algo biológico. ¿Cómo podría una especie con el poder de la razón hacer beneficios culturales a través de debatir y sin emplear la violencia? Muchos prefieren ver los beneficios, y dejan de lado el origen de la razón. Por desgracia, lo que obtenemos a través de la explicación del origen de la razón es más rico y determinante para la propia aplicación de la misma. Investigar y realizar una disertación, sin embargo, nos podría aportar los puntos débiles y en ocasiones reconocer un mal funcionamiento de la razón, hacer ver lo que no esperamos encontrar en sus fallas sistemáticas que comprometen su desempeño, por ejemplo, en la impartición de justicia, la reducción de la violencia y en otros avatares de la ciencia. 


La psicología moderna afirma que la razón humana es deficiente. La idea de que la razón hace su trabajo con bastantes escollos se ha convertido en algo común en la comunidad científica. Experimento tras experimento convencen a científicos, psicólogos y lingüistas que cometer errores graves de razonamiento es natural y, quizá por ello, es mejor emplear una razón por consenso ante lo sistemático de sus productos sesgados. Los procesos de razón no están del todo libres de contradicción. Lejos de esta discusión de disertación, está el argumento que dice que la lógica matemática humana y sus axiomas, son únicos para nuestra especie, ante ello (lo que es razonable pensar), es que la base axiomática de nuestra razón solo es válida para nuestra especie y quizá sean también sus límites lo que podemos decir sobre todo lo existente en el mundo.


Todos parecen estar de acuerdo que, el razonamiento ayuda para que los individuos alcancen un mayor conocimiento, entendimiento y consenso sobre cómo vivir en sociedad. Podríamos aceptar el dogma simplemente así. El problema es que, cuando se trata de impartir justicia o educar a los jóvenes y niños, es bastante desconcertante ver a la razón caer por debajo de algo imparcial, democrático o autoritario. Razón es en aproximación siempre, alcanzar lo objetivo, pero aún, a menudo es un proceso divergente que agudiza la incertidumbre sobre lo verdadero. Pero, ¿por qué aceptar el dogma de la razón? Quizá el peso de la tradición de la ilustración que veneró a la razón. Desde luego que sin discutir en lo profundo sobre cómo surgió y sí esta tiene fallas es un grave error. Y podría preguntarse, ¿qué otra cosa podría ser la función de la razón? 


La justicia aveces cae en el error, de considerar a la razón como algo doblemente estándar para cada humano, dejando de lado las diferencias en su lexicón y operadores  discursivos. Ella no es un mecanismo mental ordinario, sino un poder cognitivo que solo los seres humanos poseen y desarrollan por la educación. Prueba de que este poder es defectuoso, es el hecho presente de tantas formas de crueldad, de violencia y decadencia de la sociedad moderna. A veces la misma sociedad industrial avanzada, parece una tribu descarriada producto de lo irracional de sus decisiones. Más razón aún para disertar sobre los defectos de la razón. La razón tiene lugar en las mentes individuales, al mismo tiempo que en las interacciones sociales y su evolución civilizada. Por ello, aquí desafiamos la tradición dogmática y pensamos que estudiar los mecanismos de la razón y su función, podrá hacer más justa la condición humana y más emocionante la experiencia de exploración científica, técnica y literaria de lo humano.


Es una empresa enorme, si tomamos en cuenta que se han acumulado 3 mil años de obra filosófica y 500 años de obra científica sobre la razón y que en los últimos 20 años se intensificó su forma artificial de razonamiento, inspirada en modelos lingüísticos  sobre la propia razón humana. Sería presuntuoso afirmar que este texto, niega todo el camino del estudio de la razón, por considerar que no se le atribuye ser en su seno algo que tiene sesgos importantes en su aplicación. ¿Cómo la razón evidentemente ha logrado un mejor conocimiento y el apoyo en la toma de buenas decisiones?, ¿cómo los seres humanos hacen uso de la razón? No intentamos explorar la historía en reversa sobre los viejos debates o unirnos a la refriega de la esgrima de este asunto, sino intensificar la información sobre las consecuencias de no atender los resultados experimentales que prueban, que la razón humana tiene fallas sistemáticas, y sus consecuencias para el discurso de sentencias sobre el que se imparte justicia y descansa la contención de la violencia. La razón, no es un método estándar para producir soluciones, y los estados mentales interfieren en sus justificaciones sobre la verdad. Nuevas exploraciones en la investigación son prometedoras para el discurso pedagógico, jurídico y científico, si consideramos a la razón como algo falible. 


A pesar de que en principio muchos pensadores, han teorizado en torno a contrastar intuición y razonamiento, como si fueran dos formas diferentes de inferencia[19]; aquí, nosotros asumimos que, la inferencia intuitiva es en sí misma razonamiento. Si bien, los humanos no solo somos capaces de representar a las cosas y eventos de nuestro entorno, además, tenemos intuiciones sobre lo que otros creen y sobre ideas abstractas en ellos. Estas intuiciones juegan un papel importante en nuestra capacidad de entendernos, comunicarnos y compartir opiniones y valores. La razón, nosotros argumentamos, es un mecanismo a base de inferencias intuitivas acerca de una clase de representación, es decir, las razones.


Mientras que la razón es vista comúnmente como un medio superior para pensar en algo, nosotros asumimos que se utiliza principalmente en las interacciones sociales con los demás. Es decir, producir razones para justificar nuestros pensamientos y acciones ante los demás y, además, producir argumentos para convencer a los demás a pensar y actuar como se aconseja, también usamos la razón para evaluar no tanto el propio pensamiento, sino, para evaluar cómo otros producen sus razones con las que justifican intentar convencernos. 


Mientras lo más común, es ver a la razón como un sistema lógico de normas de verdad para la evaluación de la coherencia o presencia de no contradicción en un pensamiento presentado por cadenas de razón. La razón es más ecléctica y oportunista, dado que, no se limita a las normas formales a base de axiomas secuenciados. El papel principal de la lógica en el razonamiento, sugerimos, es la de producir retórica. La retórica es un bien social fundamental para la paz y el progreso ético; para este último, es necesario argumentar con mayor perfección una nueva generación de argumentos de justicia, de criterios éticos y procesos más eficientes de aprendizaje. El papel de la lógica es simplificar y esquematizar toda clase de argumentos intuitivos, destacando y a menudo sopesando la fuerza de su verdad. 


Desde esta perspectiva, creemos que la razón evolucionó para justificarse a sí misma y para la producción de argumentos para convencer a otros como medio para fortalecer la unidad de la sociedad. Estas dos funciones están estrechamente relacionadas con las fuerzas para desarrollar una sociedad más justa, como medio de cohesión de identidad y control para una baja violencia en el tejido social. 


El hombre se justifica constantemente a sí mismo, porque su éxito social depende de cómo negocie sobre cuánto cooperar y cómo participar con extraños en la búsqueda de objetivos a largo plazo; cada paso en pequeñas formas de acción conjunta, lo conducen a reflexionar sobre nuevas formas de cooperación. Esta cooperación es evaluada por la razón para resolver problemas de coordinación y confianza. En resumen, la razón es la herramienta de coordinación y flexibilidad para cooperar en sociedad.


Cuando damos razones es explicar y justificarnos a nosotros mismos, las personas intentan ver cuáles son nuestros motivos, ideas, acciones y el modo en que elaboramos la verdad. Al hacerlo, otros saben qué esperar de nosotros. Evaluar la razón de los demás es únicamente relevante para la confianza y lograr más coordinación en la cooperación social. A diferencia de otros animales, los humanos comparten una gran diversidad de tipos de información y grados de comunicación. Para ser adultos socialmente competentes, cada uno de nosotros tuvo que aprender mucho de los demás. Nuestra habilidad y nuestro conocimiento se deben más a la interacción social que a lo individual. La interacción social puede ser entre humanos directamente, o a través, de productos culturales como lo es la literatura o el cine. Los compromisos que asumimos en el día a día, tienen que ver con lo que hemos aprendido de otros para inspirar confianza y asegurar la cooperación sobre objetivos. Pero estos enormes beneficios son corrompidos por el sesgo cognitivo promovido por la desinformación y se traducen en intolerancia en el tejido social. La honestidad es algo que se espera al interactuar con las razones de otros, pero, a menudo los otros nos inducen al error, implantando en nuestro ser argumentos deshonestos que distorsionan, omiten o exageran la información con el fin de mejorar opiniones sobre otros o inducir acciones en la toma de decisiones. Cuando escuchamos a otros debemos ser prudentes y desconfiar, y para superar este estado comprensible, es necesario evaluar la evidencia para confiar. 


De esto surge otra función de la razón, una función que se lleva a cabo a través de razonamientos y argumentaciones, es decir, hacer efectiva la comunicación, dotándola de eficiente credibilidad a base de evidencia frente a la razón de una audiencia para crear la confianza. La razón ayuda a una socialización de ideas, a discriminar las buenas de las malas razones, y con ello, producir un consenso sobre las ideas en que acordamos confiar. 


La primera función de la razón, la hemos enfocado en producir argumentos y desarrollar explicaciones que justifican el razonamiento, y un segundo enfoque, el producir confianza en la esgrima de socialización de las ideas en la búsqueda de consenso. Desde la perspectiva del discurso jurídico, este último enfoque interaccionista de la razón podría verse como fundamental para lograr la justicia por un medio racional que es susceptible de fallas. 


Pero la razón nos parece que da signo de ser también parcial y perezosa. Parcial porque abrumadoramente encuentra justificaciones y argumentos que son apoyados por el razonador que expone las ideas en función de demostraciones a base de axiomas solo propios (exceso de confianza); es perezosa, además, porque hace poco esfuerzo para evaluar la calidad de las evidencias que ayudan a justificar y producir los argumentos (se prefiere intentar adivinar que intentar honradamente de revelar el rigor de las ideas). 


En muchos casos, la razón conducirá hacia cualquier opinión, antes que al proceso  arduo de justificar, al tomar la decisión por un camino más económico en su deliberación, se cae en el error sistemático de salir por el camino fácil. Es por ello, que los psicólogos tienden a pensar en la razón como algo sesgado y perezoso, que a menudo se niega a corregir intuiciones equivocadas, a pesar de que muchas veces nos muestra lo malo de sus consecuencias. La razón es un poder para ampliar nuestra capacidad cognitiva individual, y superar prejuicios enunciados en la interacción social con fines de progreso ético. Toda razón que no pasa por el consenso interactivo de la socialización, nada garantiza que dará un resultado positivo en el desarrollo humano. 

4.5 ¿Qué es el conocimiento? 

Quizá podemos entender mejor la naturaleza del conocimiento, si estudiamos más a fondo la naturaleza de la justificación. La epistemología como ya hemos dicho se debate sobre los ideales internalista y externalista. Los primeros, argumentan que las características de este están en virtud del cómo se justifica su verdad, es debido a cuestiones internas (biológicas) que el agente lleva a cabo. Así, en ciertas versiones internalistas, un agente debe ser capaz de decir, a modo de introspectiva si sus cadenas de razón están justificadas, asumiendo que la base axiomática es común a nuestra especie, otro agente podría reconocer esta justificación como un estado mental del primero. Los segundos, los externalistas niegan que la justificación esté determinada por factores innatos restringidos por la biología. Una creencia, para un externalista, se produce y sustenta en un proceso de debate social, y la fiabilidad que justifica su verdad es producto de un consenso en el proceso de la esgrima de las ideas. 

Los partidarios de la fiabilidad, se niegan a reconocer que la justificación es necesaria para conocer, contradiciendo la posición Cartesiana de una mente individual de justificación. La justificación por demostración cartesiana, puede ser tratada por  fiabilidad o prescindir de ella en su conjunto, debido a que, la justificación es una legitima e importante categoría epistémica en su propia línea que gestiona la inferencia en las matemáticas. También, el motivo de justificar una condición, se hace necesaria para el conocimiento. La justificación es importante considerarla porque es la condición necesaria para el conocimiento en las tareas de simplificación teórica, es además, la estructura necesaria para verificar por todo interesado la no contradicción en el seno de los argumentos. Aquí, estamos a favor de producir un acercamiento entre el internalismo y el externalismo. Parece que los externalistas están equivocados en cuanto a justificación, como no necesaria para el conocimiento. Y los internalistas en cuanto a conocimiento, como algo independiente de la base axiomática de nuestra especie.

¿Cuál es entonces la justificación? Para la epistemología, el conocimiento es una creencia justificada, este es un ideal socrático. Consideremos que ciertas cosas que todos sabemos, las asumimos fuera de la reflexión, por ser basadas en lo evidente. ¿Pero qué cosa tienen las justificaciones por ser basadas en lo evidente? En principio, con lo que asumimos algo por verdad evidente (axiomas), es algo implícito en la mente, que solo necesita ser sacado y llevado a aclarar en toda reflexión. Al proceso de enlazar a la justificación con la creencia de una proposición de conclusión, es el proceso de reflexión. 

Las creencias de las personas, esas que constituyen su conocimiento, no están suficientemente justificadas, pero, le garantizan su conexión al mundo, creemos que es razón suficiente del por qué no indagan en su justificación. Si la fiabilidad de las creencias produce todo lo necesario para la justificación, entonces sus creyentes pueden justificar cuanto tienen como conceptos, porque piensan en sus creencias como producto de un acuerdo sobre su verdad.

La idea de justificación, es para nosotros un asunto de estudio estratégico, para hacer contacto epistemológico importante, en el cómo está ligada la justificación a la idea de tener razón, esto significa que un agente que se justifica en la posesión de un argumento a favor de una creencia, asume que tiene razón. Al concepto de argumento se le da el papel de la justificación como una forma internalista, es importante no dejar de ver la conexión entre justificación y argumento, donde este último no necesita en lo absoluto ser internalista. A partir de una estructura predeterminada (axiomas), se procesan los desafíos de justificación. Pero esta capacidad internalista, no es la misma que se necesita para presentar los argumentos a una comunidad de conocimiento dentro de un debate. De cualquier manera, la justificación es vista como una cuestión de capacidad para presentar argumentos en apoyo a las creencias.

4.6 El origen del acto de debatir

En 1784 Immanuel Kant, definió a la ilustración como un emergente de la humanidad en su inmadurez perezosa y cobarde frente a los dogmas y las fórmulas de autoridad[20]. El lema de esta época, bien podría ser la respuesta a nuestro tiempo, se puede parafrasear como “tener el valor de comprender”. Es mediante la razón, la tarea de purgar nuestros errores que se traducen en debilidad lingüística. Sesgos cognitivos que se reflejan en la intolerancia que desata la violencia. Purgar nuestros conocimientos no justificados, enriquecer nuestra humanidad. El progreso humano está ligado a la naturaleza racional y a su educación, todo progreso científico, político y moral es cuestión de “tener el valor de comprender[21]”. Comprender es la capacidad de diferenciar entre las explicaciones falsas, perezosas y una verdadera; la debilidad en esta capacidad se traduce en marginación, desigualdad, sufrimiento, violencia y estancamiento del progreso. La tesis del progreso como soberanía intelectual de los ciudadanos, implica una educación en la que se aprenda la condición necesaria del lenguaje y la razón más rigurosa para elevar y prosperar. Educar en la escritura creativa, es enfrentar directamente al sesgo cognitivo, fortaleciendo el lexicón y los operadores discursivos implicados directamente en las buenas razones.

Una cosa notable, es que una sociedad formada en la soberanía intelectual, contrasta con aquella instruida para hacer. Es enorme el contraste, en la primera, la violencia está regulada por la cultura y no por las leyes y fuerzas policiacas. En la segunda, el desacuerdo social, el deterioro ambiental y la violencia sin control es un perfil que manifiesta su pobre formación lingüística y de la razón compleja. Físicamente, la experiencia consiste en nada menos que nuestro cerebro responda a los impulsos eléctricos, allí, sucede algo más que solo procesos bioquímicos, la razón no es algo que podamos ver. 

Cuando el habla construye un cuerpo de argumentos para una narrativa sobre cadenas de hechos, se manifiesta así nuestra forma de pensar. Es importante profundizar en la teoría del conocimiento y, más porque en ella descansa nuestra habla cuando debatimos el conocimiento. Al debatir, nuestra retórica está adscrita a una forma de crear conocimiento, sus expresiones mentales están empleando con maestría un determinado número de operadores discursivos. Depende en gran medida para nuestros juicios “S” lo que se sabe de “P” proposición y depende de las cadenas de sentencias el entorno de comportamiento humano. En consecuencia, nuestra adscripción al conocimiento desempeña un papel importante sobre nuestras creencias, sin duda, son en este sistema retórico, los operadores discursivos los que juegan el más importante papel en el debate de las ideas en el entorno retórico. El universo de proposiciones es el vasto armamento para la esgrima de la retórica[22]. Sentencias como “él está en el saber, sabe lo que habla”, nos indican que alguien está adscrito a un conocimiento disciplinar que regula nuestras interacciones sociales. Cuando nos referimos al conocimiento, nos referimos a una forma modal sustancial en la que alguien produce un discurso objetivo[23]. Es decir, son nuestros recursos críticos para reflexionar y sacar inferencias. En un debate, es importante identificar la manera en que se produce el discurso del adversario, creemos que este enfoque es relevante para producir juicios adscritos al conocimiento y a cadenas discursivas fundamentadas en evidencias. El recurso lingüístico del que disponemos está a favor y a la vez es la frontera de limitación sobre los juicios de lo que sabemos, en consecuencia, la base cognitiva merece ser investigada[24]. Debemos pensar acerca de cómo son nuestras prácticas epistemológicas, para comprender la naturaleza de nuestros juicios intuitivos sobre nuestro conocimiento. 

Por estas razones, los juicios previos a los que estamos adscritos con nuestra base de conocimiento, influyen decisivamente para nuestra interacción social, además, para el caso de violencia, nuestra psicología es parcial sobre la narrativa criminal en que se construye. Nuestro banco de juicios previos, desempeñan una intuición que es referente para adaptar el nuevo papel de cada evidencia surgida como producto de toda investigación científica. El banco de juicios no son datos, son sentencias que directamente fueron adaptadas a teorías. Por ello, nuestro banco de sentencias solo es válido dentro un sistema conceptual o llamado marco teórico. Sin una considerable comprensión teórica de lo que es conocimiento, la razón y los estados psicológicos dentro del discurso humano, seremos incapaces de evaluar adecuadamente las evidencias acerca de hipótesis críticamente en sentencias de casos. Hacernos de estas reflexiones empíricas formadas en un abanico de hipótesis, no es un intento ideológico, sino, un reconocimiento racionalista de justificar factores empíricos asociados entre sí, con el discurso objetivo sobre algo que sucedió en la realidad. 

Por el contrario, a los que consideran que la actividad racional popular es un modo objetivo, los teóricos de la epistemología crítica, consideran que hay limitaciones tácitas y presuposiciones que dependen de nuestra vida ordinaria. Esto incluye injusticias epistemológicas, que se manifiestan en ocasiones en las prácticas folclóricas. Antes de considerar cualquier desafío en la visión tradicional del conocimiento justificado, debemos hacer más profunda la idea de razón.


Sustancia, el filósofo considera con esta palabra, que refiere a lo más fundamental de la realidad. Lo ontológico, son sustancias o cosas que no dependen para su existencia de otra cosa. Las sustancias ontológicas son entidades fundamentales del universo, son los objetos finales de las ciencias naturales. Son las cosas de las que otras cosas dependen para su existencia. La mente humana da prioridad lógica al universo ontológico, en un sentido de categorizar, identificar cualidades, cantidades y demás, tomando a las sustancias de este universo como genuinos sujetos de una colección de piezas. Una sustancia puede sobrevivir al cambio, conservando su identidad intacta a través de muchos tipos de alteraciones, su esencia se mantiene intacta. Esta visión aristotélica, abre la pregunta, ¿podemos considerar a la mente humana una sustancia?


Descartes, su dualismo de sustancia y cuerpo, parece imposible explicar la interacción mente-cuerpo. Sin embargo, parece que Descartes no se preocupó demasiado por el problema de interacción, ¿podríamos decir realmente que el padre de la filosofía de la ciencia moderna tropezó involuntariamente en un error en su descripción de la naturaleza de la mente y el Yo? La respuesta a este dilema, es complicada. Sí, Descartes es por supuesto una especie de dualista de la sustancia. Lo que está claro es que, él llama a la mente racional, una sustancia intelectual distinta al cuerpo, fundamentalmente diferente en una serie de aspectos importantes a la materia. En particular el pensamiento y la extensión. 


Pero, por otro lado, podría decirse que, allí mismo está mucho más incluido en lo que ahora le consideramos como la providencia de la salud mental o psicología humana, en lo que Descartes reserva como alma racional o mente. Descartes decía que los animales (aunque carentes de inteligencia o razón), poseen a través de las sensaciones mucho de lo que los seres humanos, también, obtienen de la percepción de los sentidos (dolor, sed, hambre) como resultado de entrelazar mente y cuerpo. Descartes se refiere a la motivación del comportamiento animal no humano como estimulado. Una vez más, cuando miramos fuera de las reflexiones anteriores y posteriores a Descartes, puede verse que, lejos de ser ingenuas o ciegas a las sutilezas, también implican al cuerpo del ser humano vital en la mente y la experiencia, aunque, no fue el primero en intentar explicar científicamente un fenómeno psicológico, sí lo definió como un dualista de la sustancia, en gran parte fuera de un sentido religioso. La mente es una sustancia que está más allá de lo material, equipara Descartes mente con inteligencia, intelecto y razón; y niega, que tales cosas compartan cualquier naturaleza con la materia como lo hace cuando refiere alma racional en el discurso del método. Quiere decir que, el concepto de mente de Descartes es algo mucho más estrecho que la idea moderna. En particular, él creyó que muchas de las capacidades mentales humanas y experiencias objetivas deben ser explicadas en gran parte en referencia a los sistemas fisiológicos humanos como el cerebro, lo que llamamos ahora sistema nervioso central. Por ejemplo, la percepción sensorial, incluyendo la recepción de las ideas, imaginación, sentimientos, respuestas al dolor y placer por las emociones.


El alma racional de Descartes, es el núcleo indudable de la existencia con la que el meditador es capaz de suspender a la creencia de dudar. Este filósofo no definió la sustancia en su obra Meditaciones; ni ofrece una prueba de que el cuerpo o mente son sustancias. Sin embargo, en otros escritos aporta definiciones del término. En Principles Philosophy, la define como algo que existe de una manera que no depende de ninguna otra cosa para su existencia. Así que, parece que la mente para Descartes es una sustancia porque no depende de otra cosa que no sea Dios para su existencia. Más tarde, define a la sustancia como cualquier cosa en la que reside propiedad, calidad o atributo que tenemos como idea de lo real. Puesto que, estoy consciente de que estoy pensando, tengo derecho a incluir que, el pensamiento es una propiedad de la mente. Yo soy una sustancia que piensa. Así, la independencia ontológica y la prioridad lógica son relevantes en la decisión de Descartes para llamar a una cosa sustancia. Cuerpo y mente son dos cosas diferentes, y además, de alguna manera opuestas. El pensamiento no existe como extensión en lo material, y lo material no puede pensar. Uno no puede reducirse a lo otro. El pensamiento no solo es una capacidad que permanece fuera de todo arreglo de la materia. La extensión no es un concepto o propiedad que pueda ser descubierto en las propiedades de la mente.


Descartes crea un argumento que llamó “argumento de la distinción de lo real”. Es un argumento que pretende demostrar que su mente y su cuerpo no son idénticos, que son numéricamente distintos. Él cree haber establecido anteriormente en su obra Meditaciones, porque Dios existe y no nos engaña: “todo lo que percibo claro y distante es verdadero de necesidad”. Es decir, el cree que “todo lo que tenemos claramente y distante, es capaz de ser creado por Dios, para su correspondencia exacta con mi precisión de la misma”. Las cosas pueden existir sin Dios, es algo crucial para la ciencia moderna. La mente es verdadera, numéricamente distinta de todas las otras sustancias, incluyendo el cuerpo con el que parece tiene una relación especial. 


La idea de que mente y cuerpo son cosas que pueden ser representadas con números, le permite a Descartes asumir que, su mente era suficiente para hacerse saber que su pensamiento, por sí solo era capaz de comprender cuando ante sí hay una verdad, independientemente de nada en lo material. Dado que, en cada uno de nosotros, hay las esencias axiomáticas necesarias para distinguir racionalmente lo verdadero. 


Ampliar la esencia del alma racional, es hacer profundos actos de razonamiento. Para Descartes, toda el alma racional está formada de modos de pensamiento en lugar de modos de materia. Dice Thomas Hobbes que las distintas formas de pensamiento (comprensión, explicación, demostración, definición, imaginación, percepción sensorial) son completamente diferentes de las propiedades que no pueden considerarse en la extensión local, como lo son tamaño, forma, movimiento, color de piel… Con esto, todos estarían de acuerdo en que las nociones de espacio como longitud, peso y tiempo parecen totalmente inaplicables a las cosas mentales. Pero, incluso si estamos de acuerdo con Descartes, en la naturaleza esencial de las cosas mentales y materiales, podemos ser reacios a aceptar que esto establece que toda manifestación lingüística puede ser equiparada a lo real, en otras palabras, se intenta probar que la mente-lenguaje aplica su criterio de independencia sobre la sustancia y que esta, como prueba objetiva nada tiene que ver con la idea que la define como un hecho de la realidad.


4.7 Justificar nuestras razones


La justificación difiere del conocimiento en dos aspectos importantes: el primero, si las razones de la justificación son falsas, por haber evidencia firme contraria a estas no puede saberse la verdad necesaria para el conocimiento. El segundo aspecto es que la justificación es factible, pero no es conocimiento. Es decir, la conexión entre creencia y verdad socava al conocimiento, pero no a la justificación. Es claro que, una creencia justificada no es en automático una verdad.

Dicho de otra manera, imagine que razona y produce una justificación, todavía tiene que pasar la prueba de conexión con la verdad, de tener éxito, estamos frente a un conocimiento. Pero, en caso de haber evidencia contraria a una premisa de la justificación, a pesar de ser un razonamiento elegante esta nunca será conocimiento. Simplemente es posible tener una justificación sin conocimiento. Hay una diferencia entre creer y creer correctamente, se puede decir que es cuando descubres que no sabes lo que creías saber, por no estar justificada la creencia en conexión con una verdad. ¿Cuándo descubrimos que estamos equivocados? Realmente, desde el momento de honradez en que reconocemos que nuestra creencia no fue justificada correctamente por razones. Al justificar podemos ratificar nuestra creencia o descubrir que cometimos errores al considerarla como válida. 

Supongamos que esto es verdadero y que la justificación es una noción ontológica, no en el sentido libre de culpa o en el sentido de que sus creencias justificadas son creencias plausibles, sino, en el sentido que su justificación de las creencias ha cumplido el rigor epistémico de los criterios de verdad. No estamos libres de culpa, todos tenemos la obligación con la verdad, para ello es un error no estar conscientes de los criterios de verdad. Conocimiento y justificación son dos estados distintos de la conciencia, pero, ambos requieren del éxito cognitivo.

Esta discusión se centra principalmente en la justificación y se trata de una noción externalista, no del conocimiento. Aquí, asumimos que es posible justificar creer algo sin saber que es cierto. El externalismo asume que la justificación en su noción de verdad es internalista dada por la doxástica, que es la lógica deductiva de algún grupo de operadores modales, son expresiones que califican la verdad de los juicios, empleando operadores discursivos para operar proposiciones que el razonador considera verdaderas. La justificación es un componente del conocimiento que depende enteramente de lo que es interno a nosotros y de los criterios de verdad aplicados. Surgen entonces dos preguntas:

Para contestar estas preguntas correctamente, tenemos que distinguir entre tres tipos de adscripción en la justificación:

Justificación personal: S se justifica en la creencia de P.

Justificación doxástica: las creencias S’s de P son justificadas / el razonador S cree que P es verdadera.

Justificación proposicional: S tiene una justificación para creer P / es una justificación para S y creer P.

Las descripciones de la justificación personal nos dicen algo acerca de un creyente, ya que, este se considera justificado para creer. Una atribución de la justificación doxástica nos dice algo acerca de una creencia, si la creencia se mantiene con coherencia en su lógica modal. Una descripción de justificación proposicional nos dice algo acerca de una proposición, si la proposición es tal que es verdadera, hay suficiente justificación para que alguien la crea. No tenemos conocimiento de una visión estándar acerca de cómo se relacionan estas descripciones, pero existe una práctica común de tratar la justificación personal y doxástica como intercambiables. Es un error al tratar estas nociones como intercambiables, incluso si, como parece ser el caso, el error suele ser bastante inofensivo.

La justificación personal, habla sobre si una persona está justificada a creer una proposición, cuando está negada razonablemente a saber si su proposición es verdadera. En estos casos la persona no es un razonador buscador de la verdad respecto de alguna proposición. De esta persona, aún se espera que cumpla con su obligación epistémica, dado que es lo mínimo que se puede esperar de racionalidad en el progreso ético dentro de una sociedad. Debe quedar claro, que la evaluación de las creencias del sujeto no es simplemente una cuestión de evaluar a la persona que sostiene tal proposición. No hay razón para pensar que la justificación doxástica se reduce a una evaluación personal[25]. 

Debemos distinguir la justificación doxástica y personal. La primera es una justificación de conocimiento en forma de cadenas de razón (proposiciones + operadores discursivos)  discutidas por una comunidad, y la segunda, son casos de justificación sin conocimiento, donde son verdaderas por intuiciones internalistas, por encajar en algún interés personal. Si se apela a que en la justificación doxástica, tenemos un compromiso con una mejor verdad[26]. En ética la justificación personal es acto y la doxástica el agente. En general, podemos pensar las justificaciones como defensas. En las del tipo personal, son creencias particulares, y en la doxástica, son defensas de una escuela de conocimiento de lo posible en la realidad. Una persona que defiende el modo personal cree que P muestra que la forma de sus creencias son luz positiva. Cuando veamos a las creencias como estructuras coherentes de proposiciones y operadores modales, seremos calificados, epistemológicamente como responsables. Defender las creencias desde la doxástica, es demostrar que las proposiciones se ajustan a las normas que rigen el conocimiento científico de esa parcela de la realidad. Una persona está justificada en sus creencias si ella puede responder responsablemente de sus creencias, es decir, definir sus fines epistemológicos y procesos racionales. Una creencia, sin embargo, es justificada si se llevan a cabo lícitamente sus condiciones de verdad. Una persona en su decir puede ser acusada de no cumplir con la honradez epistémica, a pesar de que su justificación a la que está adscrito cumplió con sus obligaciones epistémicas. La justificación personal requiere solo una excusa para salir del problema, la justificación doxástica requiere que sus cadenas de razón sean licitas. Los hechos y su ajuste a nuestro pensar, no vienen de las condiciones internas de nuestro Yo[27]. Si la justificación es una noción internalista, la justificación de la creencia no depende de lo externo. Cuando pensamos sobre los diferentes factores externos, este enfoque nos impide ver que los constituyentes de las creencias del conocimiento son los factores internos que los determinan, aquí es donde somos engañados. Si la justificación depende de factores externos distinguibles por otros, parece ser una cuestión de suerte la justificación. Intuitivamente, se podría pensar que no debe haber diferencias en la justificación entre diferentes personas y usted, ya que, las contrapartes comparten los factores externos: los axiomas. 

Por su parte, los externalistas podrían argumentar que lo que sobreviene totalmente del interior tendrá poco valor epistemológico, puesto que, la creencia tiene como objetivo la verdad. Los internalistas no consideran el papel de conexiones accidentales entre usted y los hechos que socavan el conocimiento. 


4.8 ¿Cómo se adquiere las habilidades de pensamiento? 


Pensar es una cuestión que implica aplicar las estructuras básicas del pensamiento. Al hacerlo bien no se adquiere conocimiento de estas estructuras más allá de ellas mismas, es más como tocar el piano, es un saber del arte creativo con estas estructuras. El personaje más famoso del mundo clásico, Sócrates en los diálogos de Platón, no se enojó este último, por lo mucho que sabía el primero. Por el contrario, se enorgullecía de ser el único que sabía lo poco que sabía (reflexión). Lo que era bueno para estimular esta reflexión era exponer las debilidades de las pretensiones de los otros por saber. Procesar bien los pensamientos es una cuestión de ser capaz de evitar confusiones, detectar ambigüedades, mantener las cosas en la mente una a la vez y hacer argumentos confiables que las conectan, tomar conciencia de alternativas, y así sucesivamente. En resumen, nuestras ideas y conceptos se pueden comparar con las lentes a través de las cuales vemos el mundo. En ciencia la lente en sí misma es el tema de estudio, sus criterios de verdad y existencia. El éxito significa tomar en serio las implicaciones de las ideas. El tejido de este pensamiento se llama teoría. Markus Gabriel refiera a esta teoría en concreto: “mirar las conexiones de la naturaleza por le hecho de que aportamos ya conceptos que nos hacen accesibles como unido el ámbito de objetos de nuestras investigaciones empíricas”… Marckus refiere a un proceso de construcción de propiedades que explican la forma lógica de lo que existe en enunciados portadores de verdad, sujetos a operadores modales e inferencias[28]. 


“La teoría representa las conexiones entre hechos y pensamientos proyectados en inferencias sobre realidades despojadas de inferencias”. 


¿Cuál es el punto?


Está muy bien decir esto, pero ¿porqué molestarse? ¿Cuál es el punto? La reflexión no hace las negociaciones lógicas sobre el mundo. No mueve un coche o cocina una aburguesas. ¿Por qué simplemente tirar las preguntas reflexivas a un lado y seguir adelante con otras cosas? Esbozaremos tres tipos de respuesta: Terreno alto, terreno medio y terreno bajo. 


En terreno alto, cuestionamos la pregunta, una estrategia típica de la ciencia, porque implica subir un nivel de reflexión. ¿A que nos referimos cuando preguntamos ¿cuál es el punto? La reflexión no mueve un coche, pero tampoco lo hace la arquitectura de la música, el arte o la literatura. Es solo que queremos entendernos a nosotros mismos. Queremos esto por nuestro propio bien, así como un científico o matemático puede querer entender el comienzo del universo, o la teoría de los conjuntos, por su propio bien, o simplemente como un músico o contrapunto solo por su propósito bien innovar en las creaciones de sus obras. No hay un solo ojo en ninguna aplicación práctica. Nuestra vida es de hecho una cuestión de crear, es tiempo de apreciar la virtud humana del pensamiento creativo. Cuando nuestra salud física es buena, disfrutamos de hacer ejercicios físicos. Cuando nuestra saluda mental es buena en su capacidad creativa, disfrutamos del ejercicio mental de imaginar al crear.


Aquí se revela que la reflexión es importante porque es continua con la práctica intelectual. La forma en que piensas en lo que estás haciendo, afecta cómo lo haces en lo absoluto. Puede dirigir su investigación, o su actitud a las personas que hacen las cosas de manera diferente, o de hecho toda su vida. Por poner un ejemplo, si sus reflexiones te llevan a creer en fundamentos, hechos, evidencias, datos, teorías, métodos… sobre lo muerte celular programa, es posible que estés preparado para enfrentar persecuciones de muchos que cuestión que esto es una caso universal en los seres vivos. Dicho políticamente, también puede expresar una recompensa con el bajo estatus otorgado en segmentos de la sociedad con baja escolaridad y esto puede recompensar a las personas de mayor estatus en el rigor de sus pensamientos. 



Toda la verdad pasa por tres etapas. Primero se ridiculiza. En segundo lugar, se opone violentamente. Segundo lugar, se acepta como evidente que solo un ciego no puede ver. 

Schopenhauer 


La relación humana con la verdad es compleja. Por un lado, la mayoría de nosotros creemos firmemente en el concepto de verdad e incluso podemos enfadarnos cuando sentimos que se nos está reteniendo: cuando nuestro gobierno nos miente, cuando un médico sustituye a hablar feliz por un diagnóstico genuino, cuando un profesor realza plagio con sus notas y declara al estudiante culpable de plagiar su tarea. Por otro lado, la mayoría de nosotros solicitamos más recursos para salud, educación, carreteras, policías…, pero hacemos todo lo posible por mentir en nuestra obligación de impuestos. Pero qué decir, entonces, acerca de aquellos casos en los que, si somos seres racionales, tal disonancia debe ser resuelta en el acto, porque tener la verdad delante de nosotros…. sin embargo, nos resistimos  de todo modos. Por ejemplo, un director de facultad universitaria con estudios de doctorado en ciencias, que argumenta cada día estar favor de la ciencia y a la vez no hace nada por mejorar la educación intelectual de los estudiantes… ¿Por qué hay tanta dificultad no solo en encontrar la verdad, sino en aceptarla una vez que ha sido descubierta, corroborada por grupos independientes? Este último tipo de problema, es precisamente el que está en contexto con los simuladores y populistas que inundan nuestra realidad social actual.


Uno podría pensar que la creencia en al verdad, a diferencia de su descubrimiento, sería un asunto bastante trivial. Porque a pesar de nuestra renuncia a escuchar verdades no deseadas, parece plausible que el profundo deseo humano compensatorio de conocer la verdad eventualmente resultaría en aceptación, una vez que las cosas se nos demostraran. Pero, por supuesto, con los humanos nunca es tan simple. Como nos ha demostrado la historia de la ciencia, el descubrimiento de una  mejor verdad es difícil, pero la aceptación de la verdad puede ser aún más difícil. 


Pero siempre lo hemos sabido. Incluso cuando la ciencia y la filosofía estaban en su infancia, la naturaleza humana ya se estaba volviendo fuerte. En el diálogo de Platón Euthyphro, vemos al gran Sócrates amonestar a un joven callo por profesar saber algo que no está en posición de saber: ¿Qué es justicia? A lo largo del diálogo, Sócrates demuestra una y otra vez que Euthyphro no tiene idea de lo que está hablando, que jamás construyo la justificación para sí mismo, cuando argumenta que sería justo para  él enjuiciar a su propio padre por asesinato, dadas algunas evidencias de bastante mala calidad sobre su causalidad y el hecho de que Euthyphro ni siquiera puede definir el significado de rectitud. Esto es tan común en el estudiante universitario, que por una deficiencia en su educación, está acostumbrado a nombrar ideas que nunca las discutió en sus justificaciones para hacerlas suyas; pero como las escucha de muchas gentes, no podrían ser falsas estas ideas. Con este criterio para sí mismo, el estudiante cancela su aprendizaje, es decir, no reconocer ignorancia como sinónimo de no disponer de la justificación de verdad de una idea, ocasiona esta ceguera cognitiva. 


¿Por qué es importante? Aquí Platón, está enseñando una lección central sobre la búsqueda del conocimiento que tendrá ramificaciones posteriores no solo para la ciencia, sino también para cualquier búsqueda posterior de la verdadera creencia que da criterios a la convivencia social. El verdadero enemigo de la verdad no es la ignorancia, la duda o incluso la incredulidad. Es un conocimiento falso en nuestra mente. Cuando profesamos saber algo incluso con evidencia ausente o contradictoria,  sin jamás haber construido su justificación, es cuando dejamos de buscar la verdad. 


Sócrates se pregunta, ¿la ignorancia o la convicción de que no necesitamos aprender nada nuevo es el verdadero problema? Si somos ignorantes, tal vez estemos motivados para aprender. Si somos escépticos, podemos seguir buscando respuestas. Si no creemos, tal vez otros puedan convencernos. Y tal vez incluso si honestamente nos equivocamos, y presentamos una propuesta que está abierta a la refutación, podemos aprender algo cuando nuestra creencia anterior es derrocada por nuestro interlocutores. Si el estudiante no expone su creencia y es derrotada por el libro o por el profesor, este jamás aprenderá a derrocar por mejores ideas sus prejuicios. Pero cuando somos deliberadamente ignorantes, cuando nos negamos a considerar nuevos datos porque nada podría convencernos de abandonar lo que ya creemos, es cuando la verdad está más en peligro. Cuando elegimos aislarnos de cualquier nueva idea o evidencia porque pensamos que ya sabemos lo que es verdad, es cuando es más probable que creamos una falsedad. 


En la búsqueda de la verdad, no es mera incredulidad lo que explica por qué la verdad es tan a menudo irrespetada. Es la actitud de uno, el carácter intelectual que nos hemos formado. El concepto es conocido por la ciencia como el “problema de ignorancia intencional”. 


Nuestros problemas son muchos con la verdad. No solo somos ignorantes de ella, o descuidamos en no molestarnos en utilizar métodos confiables para encontrarla, sino que también a veces elegimos activamente no creer las cosas incluso cuando sabemos muy bien que probablemente son verduras o tienen a neutro alcance fuentes de información fácilmente disponibles que nos permitirían averiguarlo. Cuando se niega la mala calidad de la educación, la violencia contra las mujeres, el cambio climático…, este tipo de enfoque sin sustento es el de meter la “cabeza en la arena”, el de la evidencia científica hecha aún lado por nuestras gobiernos. 


El problema de la ignorancia intencional, por lo tanto, no es mera ignorancia de cualquier hecho particular sobre virus, violencia o economía, sino más bien una hostilidad generalizada a buscar métodos confiables para obtener verdaderas creencias, lo que demuestra una falta de respeto pro el concepto de verdad en primer lugar. Refleja la voluntad de aferrarse a la falsedad incluso cuando las buenas fuentes de información están fácilmente disponibles o a nuestro alcance. Más allá de equivocarse, es probable que las creencias terminen siendo irracionales. El problema de la ignorancia intencional no es mera ignorancia de al verdad; es la voluntad lo que es preocupante.


Como hemos visto, nuestra relación con la verdad es complicada. Podemos buscarla activamente, aceptarla cuando la vemos, dudarla, rechazarla, no creerla, girarla, mentir abiertamente sobre ella, mantenernos indiferente, elegir permanecer ignorantes de ella, o fingir que no está allí. Lo interesante a tener en cuenta aquí es que si elegimos o no indagar en la verdad creerla cuando está disponible, nuestra actitud hacia la verdad puede caer a ambos lados de un eje marcado por el respeto o honestidad que solo tiene una relación ortogonal con los términos clásicos de creencia o incredulidad. 


La mayoría de las personas piensan en la verdad en términos de creencia o incredulidad, pero esto es demasiado simple. Incluso cuando creemos en algo que es cierto, podemos hacer mal uso de ese conocimiento de varias maneras, algunas de las cuales son hoteles a la verdad. Incluso la verdadera creencia, es decir, puede ser manipulada de una manera que no sea respetuosa. Cuando creemos que algo es cierto podemos usar ese conocimiento honestamente, para corregir nuestras teorías o incluso para cambiar el mundo. Pero también podemos usarla deshonestamente para engañar a otros, ya sea mintiendo abiertamente o simplemente engañando a ellos, para que podemos perseguir algún otro propósito atractivo. Alternativamente, podemos decidir suprimir la verdad, manteniéndola en secreto o fingiendo que no es verdad. Incluso cuando sabemos la verdad, podemos no respetarla.


La incredulidad también puede ser compleja. En algunos casos podemos no creer algo basado en juicios genuinos, aunque tal vez defectuosos, sobre si es cierto. Esto está bien y, aunque estemos equivocados, esto revela un cierto respeto pro la verdad. Pero en otros casos podemos mostrar una tendencia a no creer algo a pesar de la abrumadora evidencia positiva, de tal manera que levanta sospechas sobre nuestra integridad. En tales casos, es posible que nos den cuenta o nos resulte atractivo equivocarnos o permanecer ignorantes mucho después del momento en que habría sido posible determinar pruebas suficientes para resolver el asunto. En otros casos, podemos negarnos rotundamente a creer algo que entra en conflicto con las creencias que no sentimos sagradas. Tales reacciones también revelan una falta de respeto por la verdad. 


Así que vemos que, creamos o no en la verdad, muchas de nuestras reacciones a la verdad pueden ser hostiles. Si creemos en algo más que usar este conocimiento para conectar con otros, estamos siendo hostiles a la verdad. Si rechazamos la verdad porque tenemos miedo de entablar una investigación, somos igualmente hostiles. De hecho, cualquier cosa que no sea la búsqueda abierta y activa de las creencias verdaderas, con la integridad completa de creerlas sí y solo si pensamos que son verdaderas, demuestra cierto grado de hostilidad hacia la verdad. 


Por supuesto, al mayoría de nosotros nos quedamos cortos de este objetivo a veces. Sin embargo, casi ninguno de nosotros se atreve expresar el sentimiento de que no nos importa la verdad. ¿Por qué es esto? Creemos que es porque en el fondo cada uno de nosotros probablemente cree que la verdad importa, tanto que existe como la posesión de la misma es valiosa. A pesar del hecho de que a veces lo tratamos brutalmente, o solo le damos servicio de retórica, es la rara persona que está preparada para abrazar la idea de que no hay importancia en la formación de verdaderas creencias. Aunque muchos la tratan descuidadamente, pocos abandonan la verdad. ¿Por qué? Porque, resulta que el concepto de verdad es útil para la supervivencia de nuestra especie y en algún nivel la mayoría de nosotros propiamente reconoceremos que no podríamos haber llegado a este punto en nuestras vidas o civilización humana sin ella. Es decir, si una persona asume la actitud de negarse la verdad, con ello destruye su ser, degrada las intuiciones de gobierno, universales… y, compromete la sustentabilidad de nuestra especie. 


Tan complicado como nuestro cerebro, el patrón de negarnos la verdad puede estar posiblemente inhabilitado cuando nuestro carácter intelectual es débil. Pero las lecciones de tragedia, muerte, dolor, sufrimiento que a lo largo de las historia del hombre hemos vivido, nos enseñan justo en el precipicio a valorar la verdad como el medio más ético. Y esto es algo bueno, porque aseguramos que de no ser así habríamos perecido hace mucho tiempo sin alguna plataforma de conocimiento objetivo.


Nuevas ideas, significan que los científicos y los ciudadanos no deben estar cerrados al poder que les implica el desafío a su antigua forma de pensar. Desde luego que un ciudadano no siempre es un científico, lo deseable es que su educación le provea de la actitud para asumir el respeto por estilo de verificar las justificaciones y fundamentos de la verdad. Si los científicos están obligados a basar sus creencias en evidencia, entonces deben estar si lo son en verdad, abiertos a cambiar de opinión. Pero, a medida que continuamos observando, uno no debe estar tan abierto a nuevas ideas que no hayan pasado el filtro de la discusión abierta de las comunidades de conocimiento. Así, estos dos principios debemos adoptarlos simultáneamente: apertura y escepticismo. 


4.9 ¿Cuál es la diferencia entre el negacionismo y la pseudociencia? 


Sobre un pseudocientífico, diría Popper, es un crédulo de todo. Sin embargo, prácticamente todos los sistemas de pensamiento hacen de un examen de credibilidad científica a través de fuentes de apoyo probatorio. ¿Cuál es el problema? No es que no estén abiertos a nuevas ideas, sino que de alguna manera son demasiado abiertos hasta el grado de no verificar el rigor del pensamiento que las respalda. Elegir unos hechos favorables e ignorar los otros no es una buena práctica científica. Si la ciencia está abierta, es que tales afirmaciones merecen una audiencia crítica. Pero el problema es que en prácticamente todos los casos en los que los falsos escépticos han investigado tales afirmaciones novedosas, las pruebas no ha sido reveladas. No son llamadas seudocientíficas porque las ideas son nuevas, sino porque se les cree sin evidencias suficiente. 


Esta forma de ver la pseudociencia permite un contraste fascinante con el negacionismo. Un negacionista no es que sea lo suficientemente escéptico, sino que no está suficientemente abierto a nuevas ideas. Está cerrado a nuevas ideas, especialmente a cualquiera que aporta evidencia que pueda desafiar sus creencias ideológicas, usted no está siendo científico en este caso, es un negacionista, es decir, cerrado a aprender nuevas ideas, a declarar el fin de la historia de las ideas y hacer hostil contra todos los que aporten nuevos horizontes científicos. 


La psicología epistémica basa su atención en lugar de actitudes propositivas, en la atención esencial para el conocimiento y esta atención es fundamentalmente agencia. Este enfoque defiende un cambio en la psicología epistémica, dirigido a la unidad básica de modos de atención: deber ser el agente. En otras palabras, el conocimiento requiere atención en forma de albedrío todos sus modos de justificación, demostración, cálculo, fundamentos, explicaciones. 


Podemos distinguir dos razones fundamentales para agregar sobre la base de los argumentos una nueva creencia N al conjunto S de las creencias de uno.  Consiste en haber encontrado un argumento deductivamente válido (una deducción) que conduce a N a los miembros de S. El otro consiste en haber encontrado un argumento inductivamente válido (una inducción) que conduce a N a los miembros de S.


1. Si S sube P, entonces S ha asistido activamente a P. Principio para lograr el conocimiento, requiere atención del agente a un contenido. 

2. Atención en la selección cognitiva u acción.

3. Selección constitutiva de premisas, requiere de agencia.

4. Por lo tanto, el conocimiento requiere albedrío.


Este principio para lograr conocimiento, se pretende como una partida trivial, similar al truismo que el conocimiento de P requiere la creencia de que P, capturado ahora con la psicología de la atención en lugar de actitudes propositivas. Este cambio a la atención como objeto principal de análisis es quizás el compromiso más importante de la investigación actual para explicar en negacionismo, ya que examina las implicaciones de peso a una psicología que considera la agencia como vía para lograr nuestro conocimiento en lo individual. Se afirma que el sentido pertinente de “atender a” es una especie de selección libre de premisas, por lo tanto, requiere algún tipo de selección para lograr la construcción de un conocimiento. Entendiendo por conocimiento, el concepto de Frege: como algo que tiene que ver con una red de proposiciones verdaderas. Un pensamiento verdadero cumple con la coherencia de su sintaxis y con los hechos aceptados en al vigencia del tiempo presente. Una red de proporciones es una forma lógica de razonamientos sobre lo que existe y sobre lo que es lógico. El espacio de significado es la ventana por la que nuestros conceptos nos permiten mirar al mundo. No podemos tener conocimiento, sin atención, caso contrario es falso, dado que la información que ostentamos decir, no ha pasado por una agencia  de libre albedrío. En el caso falso, somos parte de los espectadores de un mundo que no participa con sus propias ideas. La tradición académica universitaria considera a los estudiantes  en el plano de la psicología epistémica, como agentes con el carácter de agenciar su propio conocimiento.


Si hay atención sin libre selección, se pierde la conexión entre conocimiento y libre albedrío, en otras palabras el estudiante no tiene libertad académica. La agencia es una acción libre dentro de toda experiencia cognitiva posible. La construcción de ideas, es desde la libre asociación de conexiones entre predicados (premisas en la literata disponible), entonces, cada justificación esta en línea directa con una inferencias de estas conexiones libres. Tenga presente que la realidad extralingüística o material está libre de inferencias, las inferencias pertenecen al ámbito del observador que conecta hechos y pensamientos.


Una comprensión adecuada de los procesos de atención puede demostrar que la agencia es un proceso reflexivo de cálculo de inferencia, que le implica al agente la selección libre para construir conocimiento. Construir es un procedimiento de lógica modal (oradores lógicos discursivos) y lógica epistémica sobre las redes de conceptos que intentemos autentificar su verdad. De este modo cada estudiante dispone de una identidad única por lo que logra para sí mismo discernir en las construcción (agencia  de las ideas) al conjunto S de las creencias de uno. 


Si no hay conciencia en la selección libre de premisas, la selección no fue de un agente, por lo el estudiante se queda con información y no con conocimiento, dado que no se garantiza el libre albedrío necesario para el conocimiento. Los estudiantes pasivos y ciegos de las justificaciones que dan sustento a las ideas que se les enseña, carecen de conciencia de todo o en la mayor parte del estilo de pensamiento que construye al conocimiento. 


Un estudiante sin agencia de su conocimiento, puede identificar de forma fiable ciertas propiedades de los objetos en su campo ciego, puede captarlos con éxito físicamente aunque en su abstracción este ciego. Lo que se propone es una caso de procesamiento selectivo libre de notas confiable en la literatura disponible, es una forma plausible de llegar a conocer las cosas, pero requiere estar consciente de ellas en tanto a sus hechos como a sus pensamiento. Cuando nos referimos a sus pensamientos, hacemos síntesis de fundamentos, explicaciones, demostraciones, categorías,  justificaciones, discusiones, narrativa de hechos.


Un caso relevante, es un breve contacto perceptivo donde no hay conciencia de un objeto material a la vista, pero donde la mente, sin embargo, registra la agencia de esta información con características estructuradas de pensamiento selectivo libre. Esto a menudo, es un ejercicio de laboratorio mental meramente teórico accesible por modelos de explicación, simulación y por algún universo de causalidad que vincula los conceptos implicados en las ideas. 


4.10 Síntesis, es la práctica intelectual de la reflexión 



 

Una educación más allá del neoliberalismo y sus infinitas soluciones burocráticas de simulación intelectual 


Hacemos un llamado para que desarrollemos nuevos estándares y evaluaciones que no midan simplemente si los estudiantes pueden llenar un formulario de prueba, presentar diapositivas, procesar mecánicamente datos,  sino, si poseen habilidades del siglo XXI como la disertación: fundamentar, justificar, demostrar, discutir, sintetizar, calcular, explicar, narrar… dentro del prendimiento crítico en procesos creativos intelectuales abiertos a ser observables por la sociedad toda.  Esta prioridad educativa humanista y científica subraya la importancia del pensamiento crítico lingüístico, literario, matemático, computacional, artístico… un tipo de educación del arte de pensar o virtud intelectual como reflexión y sabiduría.


Las universidades se enfrentan a un desafío de un tamaño y alcance que no se ha encontrado desde el siglo XX. En esos años, las universidades se sintieron obligadas en propósito a satisfacer la modernización de las sociedad mexicana. Hoy cambios significativos en nuestra sociedad han dado lugar a nuevas presiones que requieren una nueva reflexión sobre el contenido, procesos intelectuales, métodos de instrucción en libertad académica y su papel en la vida de sus sociedades. 


Desde el primer gran periodo de transformación, México a pasado a ser una nación más importante en el concierto internacional, cada día se ve más afectada en lo positivo y negativo por los acontecimientos en otras partes del mundo. Nuestra economía ha evolucionado de una base agrícola a una industrial, pero no ha podido dar el paso a un sistema basado en el conocimiento, dado que su sistema educativo no exige habilidades intelectuales más sofisticadas del tipo de disertación STEM. La empresas compiten en mercados de conocimientos cada vez más globales, al tiempo que utilizan metodologías intelectuales apoyadas en matemática, física, biología o química  avanzadas y apoyadas en computadoras, robots, inteligencia artificial y en una sólida capacidad intelectual en el estilo y actitud científica. 


La división entre ricos y pobres a promoción casi récord, deprimió las tasas de movilidad ascendentes en esta tierra de oportunidades, a niveles por debajo de los muchos otros países avanzados. Estos acontecimientos han producido una democracia desalentadora de atender las demandas de la nación orgullosa de su historia. La sociedad busca graduados que puedan adaptarse con éxito a cambios rápidos en la naturaleza social y material, resolver problemas creativamente, trabajar en habilidades con diversos perfiles de colegas y manejar riesgos creados por el cambio económico, ambiental, de violencia social constante. Los padres quieren que sus hijos posean las cualidades que necesitan para obtener no solo buenos trabajos, sino que aprendan a vivir con más decoro y virtud; seguir carreras exitosas en lo emergente y sobre todo, vivir felices y satisfechos de estar a la altura de los sueños de futuro de su sociedad.


Dado que las universidades llenan la mayor parte de los días y semanas de millones de jóvenes mexicanos durante la etapa crítica en su desarrollo intelectual y moral, los líderes académicos y sus facultades tiene la responsabilidad de considerar las demandas de la sociedad en la máxima seriedad de no simular. En el pasado los educadores consideraron que las cualidades útiles de la mente y el comportamiento eran fijas e inmutables mucho antes de que los jóvenes terminaran la educación básica, por lo tanto las universidades siguieron esta inercia terminal. En la última década la comunidad científica de psicólogos, expertos en ciencia cognitiva, neurociencia e investigadores educativos han encontrado que casi todas las capacidades deseadas pueden seguir cambiando al menos a través de la edad adulta temprana y seguir desarrollando su potencial en autonomía durante los años pos universitarios. Estos descubrimientos sobre el aprendizaje, junto con la incertidumbre cambiante de la sociedad y el medio ambiente, se busca responder a crear un mundo de oportunidades, esperanzas y expectativas a la sociedad. Al mismo tiempo también dan lugar a preguntas fundaméntales:


¿Qué tan exitosas en sus tradiciones intelectuales son las universidades de hoy en día en el desarrollo de las competencias y cualidades que sus estudiantes necesitan para tener éxito y florecer lo humano en sus carreras y ayudar a sus sociedades a enfrentar los desafíos de su tiempo?


¿Saben los educadores cómo desarrollar todas las cualidades de la mente y la actitud que las universidades están cada vez más llamadas a educar: creatividad en la realización de tareas disciplinares, de investigación, interacción social y adaptabilidad frente a la adversidad. Alcanzar los altos estándares de diseño experimental, éticos, de modelado, de automatización, de coherencia y paz en la vida pública y privada; y la sabiduría suficiente para decidir cómo vivir vidas intencionales y satisfactorias?


¿Qué ajustes tienen que hacer hoy las universidades en su plan de estudios, formación de profesores, desarrollo de contenidos literarios curriculares, plataformas tecnológicas y de estímulo a la libertad académica moderna? 


¿Cómo superar la visión neoliberal de atender los desafíos educativos con instrumentos burocráticos, que solo simulan desarrollo intelectual de profesores y estudiantes en el contexto educativo?



Sea lo que sea que traiga el futuro, una cosa es segura, sin libertad académica con propósitos intelectuales de crear una tradición y trasparencia en sus productos literarios y de progreso ético; las condiciones subyacentes de adversidad de hoy, consideran que debemos responder de prisa, con seriedad y logrando que la agenda política de la sociedad  empareje sus objetivos con los logros necesarios para poner al día a la universidad y dar esperanza a su futuro como agente fundamental de desarrollo humano y científico.

 

En las últimas décadas hemos visto una aceleración rápida en la creación de nuevos conocimientos junto a un acceso sin precedente a la información desde la Web. Sin embargo, los errores de juicio siguen acosándonos a nivel individual y social, uno en el que confunde conocer lo que dice un texto y el paradigma de lo que hace un texto para el intelecto, la creatividad y la democracia en la paz de una sociedad. 


Hoy en día, la información está disponible casi instantáneamente, pero cada vez es más difícil distinguirla de la desinformación, distinguir lo que es una verdad con fundamento, justificación y consenso de las comunidades científicas. Esto no garantiza, que poner al acceso datos, sea lo mismo a que son procesables intelectualmente por una conciencia que los sintetiza.  



Una educación que logre que todos encuentren comprender la voz de los textos literarios científicos, de ficción, de ingeniería…que nos invite a escuchar sus voces en una experiencia habitual en nuestras vidas. ¿Por qué querríamos hacer esto? Queremos reivindicar los valores de la lectura de forma institucional en la educación, difundir cotidianamente las razones por las cuales disertar nutre la visión de los estudiantes, profesores y la democracia. 


El discurso académico moderno, habla con estética, con convicción en su escritura, narra exploraciones en preguntas y contextos profundos y es un universo de literatura creada por mentes libres. Atender la dimensión intelectual de un texto, privilegiando procesos metodológicos consolidados en la ciencia, la teoría literaria, la lógica y la disertación en su escritura. Son tiempos de inmediatez y velocidad de información en la Web. Es hora de desarrollar una imaginación que aumente nuestras capacidades de escuchar los ritos de la buena escritura y sentir su pulso, lo que aumenta nuestro placer de lectura. Crear conceptos, frases, sentencias, cláusulas, inferencias, reflexiones, discusiones, justificaciones, cálculos, demostraciones, explicaciones, categorizaciones, fundamentos y modelos… 


Tomando otra arista del problema, podemos observar que leer configura la mente en voz más alta en complejidad. La prosa que normalmente inunda la literatura académica, para nada es una página silenciosa. Leer permite a los profesores y estudiantes crear un lugar para escuchar y aprender el arte de pensar formas originales de tradiciones intelectuales. En silencio, con los ojos mirando a través del texto abandonamos la superficie de lo real, al ganar profundidad, uno se permite el ritmo de palabra y frase; frase y párrafo; revelando las formas del pensamiento. Las habilidades resultantes son una mayor conciencia del lenguaje llevado a cabo en gran medida por el disertar al leer y escribir. 


Fomentar la lectura perceptiva y la escritura elocuente. En una enérgica defensa del valor de formar habilidades intelectuales y no la memorización, Thomas Newkirk sugiere que aprender el arte de disertar, logra todo lo que la lectura analítica y de placer hace, y más: ideas, estilo y belleza. Al reflexionar el texto en la lectura, se extiende el arte de los textos al tomar notas. Así que proponemos superar el ¿qué dice el texto?, por preguntar ¿qué hace el texto? 


Nos anima a examinar no solo los efectos que produce un texto, sino también la forma en que el escritor crea esos efectos de conocimiento. Preguntar qué hace un texto antes de preguntar lo que significa nos da tiempo para considerar su epistemología, ontología, sintaxis y pragmática. Al considerar su lenguaje y forma, hacer observaciones y conexiones entre sus datos, conceptos, teorías e imágenes de su estructura, se hace claro el propósito del texto y efecto de su puntuado. 


Preguntar qué hace un texto, es reconocer su poder expresivo, emocional y su capacidad para educar nuestro intelecto al despertar y provocar el pensamiento. Esta pregunta alienta la atención sobre cómo nos mueven los textos, cómo nos instruyen, nos dirige a su resonancia lógica y narrativa, así cómo su significado cognitivo. Podemos resaltar y ralentizar las cosas que atendemos en el texto, podemos comprender el texto a través de la compresión intelectual y la aprehensión emocional de ganar profundidad y concertación. Respondiendo al nuevo lenguaje que se nos presenta ganaremos los detalles textuales que nos exige el contexto de sus propuesta de conocimiento. 


Nuestra pregunta dominante para una educación fuera de las repuestas burocráticas que simulan entrenar el intelecto, es ¿qué hace un texto? Involucra muchos niveles: en el efecto de diseño para el profesor; el efecto personal en su lectura y colectivo en discusiones grupales para estudiantes-profesor. Objetivamente estos contenidos abiertos a la sociedad, objetivamente le permiten a la institución transparentar el grado de racionalidad y analítica con que se discuten y abordan los temas del plan de estudios. Los textos de literatura académica dicen sobre el grado de los propósitos intelectuales y hacen explícito los efecto pretendidos del texto en las habilidades intelectuales de cada pieza de disertación y narrativa. Nos invitan a inspeccionar sus palabras escrupulosamente y luego responder a sus múltiples placeres intelectuales. 


Podemos leer con preguntas de apoyo en la estructura e implicaciones conceptuales del tipo de texto: ensayo, tesis, artículo, revisión, reseña, resumen, síntesis, disertación, poema, cuento, novela, informe, biografía…Podemos considerar preguntas sobre propósitos de las estructuras, suposiciones de los géneros y formas. Las preguntas que surgen como proceso de lectura surgen a medida que leemos, experimentamos las afirmaciones, la evidencias, hecho, datos, tesis, cláusulas en su voz y tono, exposición de la discusión de idea y otras características de los procesos mentales de disertación. 


En su mejor momento, nuestras preguntas sobre lo que hacen los textos nos llevan a pensar en ellos de maneras más a fondo y más expansiva como práctica pedagógica de una triada didáctica: profesor-literatura-estudiante. 


Pensar es de hecho la esencia de lo que significa ser humano y nos define más que cualquier otra cosa como especie. Al pensar, y especialmente razonando a un propósito, podemos ejercer todo los formidables poderes de la inteligencia humana. La capacidad de razonamiento implica hacer suposiciones calculadas e inferir sus consecuencias. Esto puede ser complejo, involucra matemáticas, epistemología, ontología, lingüística y teoría literaria, entre los campos principales. Pero lo que hace que algo sea un gran pensamiento es tener la imaginación de síntesis para hacer las preguntas correctas o ver las cosas desde una perspectiva de disertación o arte completamente nueva.  Los filósofos y científicos reconocen tres formas de de inferencia: deducción, inducción y abducción. Esta última, la abducción es una inferencia inherentemente incierta. La inferencia deductiva es un estatus lógico hipotético especialmente importante para la disertaciones. La razón es que un argumento lógicamente válido garantizará una verdadera conclusión dadas las suposiciones (proposiciones) verdaderas. Típicamente suele haber axiomas y fundamentos en sus estructuras. Esta lógica deductiva funciona mejor en los dominios científicos donde las personas pueden ponerse de acuerdo en algunas suposiciones y prácticas básicas. Si solo tuviéramos inferencias deductivas para explorar, entonces nunca podríamos aprender nada nuevo, las deducciones simplemente sacan conclusiones que se derivan de lo que ya creemos o asumimos que es verdad.


La observación más profunda en la realidad es la inductiva, gradúa la verdad entre cero y uno de probabilidad… supera la producción automática de ideas, operando bajo un nivel de pensamiento consciente del sesgo la razón humana. Cuanto más he examinamos el trabajo de nuestra propia mente… cuanto más sabemos del papel que juega la conciencia humana, más advertimos de la subjetividad de probabilidad presente en la racionalidad, la probabilidad de Bayes es la reina de este paradigma. El pensamiento dominante científico a menudo descansa en la psicología cognitiva y en el diseño de audaces modelos de exportación matemática. 


Reflexionar es pensar de forma original y única de nuestra persona. Este es un acto de asombro. Es provocar la igualdad de pensar y ser, significa que somos irrepetibles, debemos por dignidad permanecer en la originalidad en todo acto de pensar esta seriedad. Reflexionar es un pensamiento que debe ser algo único. Aquí, pensar, en primera instancia, significa juzgar o afirmar que tal y tal es el caso, o que tal y tal no es el caso. Una vez que hemos eliminado los malentendidos que se interponen en el camino de que seamos capaces de reconocer que los silogismos del pensamiento y del ser son evidentes, entonces la singularidad del pensamiento de este texto es nuestro regalo para usted. Los fracasos en reconocer la singularidad del pensamiento, es como confundir a los estudiantes con seres que no son pensadores y por lo tanto la noción de juicio objetivamente válido, tan característicos del pensamiento científico queda cancelada. Reflexión que no produce originalidad hace ininteligible la validez de los pensamientos. 


No funciona pensar sin escribir en la ciencia. Esto resulta ser un problema. Sostendremos aquí que si queremos que nuestro lenguaje comunique algo, específicamente, lo que pretendemos que transmita nuestra reflexión, pero a menudo falla cuando no prestamos suficiente atención a cómo juntamos las palabras. Las palabras deben obedecer a un orden lógico en las sentencias (oraciones), las sentencias a un orden lógico en párrafos, así como crear mensajes más grandes y complejos entre párrafos, como manuscritos académicos, cartas, blog, informes, correos electrónicos y similares. Parte de esa atención implica emplear el carácter de nuestra persona para hacer lo necesario para abandonar la tentación de cortar y pegar texto, en lugar de ello podemos adoptar un sistema toma de notas que recoge premisas, hechos, datos, teorías y estableces conexiones lógicas entre ellos para discutir y sintetizar cualquier tema (Ver http://www.libertadacademica.com/EbookLetras15/elements/TablaContenido.html). Menudo lo llamaremos español con propósitos académicos, aunque es necesario escribir español formal en la universidad, debemos conocer los fundamentos del español correcto, esto tiene un valor en sí mismo para aprender a pensar con elegancia y rigor en la ciencia. 


Bueno, algunos estudiantes consideran un tedio cuidar la gramática. Asumo que a mis estudiantes les importa el arte de pensar como científicos, universitarios y con este poder desarrollar todo su potencial racional. ¿Cuenta la gramática? Sí, sí, así es. Y esperamos que no se limite a cuidar la ortografía, sino estudiar el arte de producir sentencias, proposiciones, cláusulas y argumentos que son las piezas de texto del arte de pensar en la ciencia moderna. Esto es por lo que la gramática cuanta. Aunque con bastante frecuencia una versión de su idea como algo inútil, provoca que usted falte a la corrección que eleva su potencial de desbloquear su pensamiento complejo, sus textos dejarán profundamente desconcertado a su profesor. Usted mismo podría tener una buena idea, pero sus palabras no están trasmitiendo ello. 


Por ejemplo, generalmente los errores verbales impiden la comunicación distrayendo a su audiencia de su mensaje. Si bien, las erratas no se pueden eliminar por completo, debemos intentarlo, apoyarnos de verificadores de ortografía y alguna persona que nos ayude con la revisión del manuscrito. Otro tipo de distracción aumenta cuando un segmento de sus lectores, tropieza con una doble negación; un error de sujeto-verbo; un verbo no estándar; un error conjunción modal o forma de pronombre. Cuando hablas y escribes, tus palabras casi siempre producen respuestas emocionales y racionales. Idealmente estas respuestas son tus ideas, el contenido de tu mensaje en sí que te califica como una persona con el carácter de ser original. Y como sus palabras crean una imagen de ti mismo, un público (profesores y estudiantes) responderán naturalmente a esa imagen al mismo tiempo que responden a tus palabras como algo digno para invertir el tiempo de nuestra finita vida (sugerimos apoyarse en texto http://www.libertadacademica.com/Bachillerato2019Gramatica/pages/CursoGramatica1.html). 


Por lo tanto, les instamos a emplear un lenguaje que por sí solo despierte respuestas racionales y emocionales, que reduzca los tropiezos del fluido de nuestras ideas escritas. Que hablen, que tenemos el honor de que nuestra escritura hable bien de nosotros mismos. Desafortunadamente muchos desconocen que una escritura descuidada es evidencia de una mente no educada, cobarde de enfrentar sus limitaciones gramaticales. ¿Realmente a nuestros lectores les importará su orden de palabras, vocabulario y exactitud de las expresiones escritas? Ponte en la posición de quienes te leen. Piensa en quién podría estar en el extremo receptor de tus palabras. Por respeto espera una reflexión original de tu persona. Si un oyente o un lector toma demasiada atención en corregir tus erratas y descuidos gramaticales, seguramente tus ideas quedarán fuera del acto de juicio y tu esfuerzo será descalificado. Lo invitamos a usar cuidadosamente el lenguaje, mejora la calidad de las interacciones humanas y el arte de pensar en la ciencia. 


El terreno de la reflexión es un entrenamiento continuo en la práctica de nuestro intelecto. El sistema de pensamiento es determinante para el resultado intelectual de la capacidad de síntesis. Es necesario reconocer el problema, identificar fundamentos, variables, hechos, teorías y organizar una postura crítica. Síntesis no es una adición aritmética de cosas que habla un texto, no es un asunto de subordinación al texto, es convencernos que estamos dispuestos a identificar el problema, la solución y sacar conclusiones. La reflexión nos permite dar un paso atrás, ver nuestra perspectiva particular sobre una situación tal vez en la que no quedamos convencidos, al menos para ver si hay argumento en el camino de la discusión del texto revisado. Hacer esto correcto, es crear una pieza de ingeniería conceptual nueva, es decir, una contribución intelectual sería que sea evidencia de nuestro esfuerzo por aprender. 


La reflexión abre la vía a la crítica y toda la comunidad puede, unos apoyados en otros,  mejorar la profundidad de las ideas. De esta manera, las ideologías se convierten en círculos que se abren flexiblemente a otras posturas, hacer síntesis nos prepara la mente para nuestras propias interrogantes y caminos intelectuales futuros. 


Durante los últimos dos mil años la filosofía occidental adoptó la tradición de ser enemiga de complacencia acogedoras (promover el sometimiento mental de la juventud), es más una actitud de rebeldía elegante en las ideas. Ha insistido que la educación universitaria que no examina las ideas, no vale la pena vivirla. Insistimos en la universidad de la Ilustración, en el poder de la reflexión racional para eliminar los dogmas y prácticas abusivas del control de la conciencia de los académicos: profesor y estudiante. Se ha identificado la auto-reflexión crítica con las mejores prácticas creativas de artistas, científicas, académicas… Solo cuando podemos ver nuestras posturas intelectuales constantemente, podemos reconocer nuestro crecimiento en la educación universitaria, nos llaman licenciados, ingenieros, maestros en ciencias, doctores y posdoctores en ciencias…, nuestra voz y pensamiento mostrarán cómo usar el leguaje para disertar fundamentos, justificaciones, explicaciones, demostraciones, cálculos y soltura en discusiones y debates.


Marx dijo que al tratar de entender el mundo, en realidad lo estamos reflexionado, es decir, cambiando y, desmintiendo algunas ideas en la propia práctica intelectual, es que usted al sintetizar sabrá poco más que solo estar informado de un tema. En otras palabras, la habilidad de síntesis es una forma activa de aprendizaje del más elevado acto de complejidad, que hace para cada cual un conocimiento justificado y discutido. 


Sin reflexión, la imaginación es abandonada de toda racionalidad y ello instala al practicante pasivo de la información en el aburrimiento existencial. La realidad en la que vivimos puede ser una imagen creada artificialmente por propaganda y comunicación de mercados de consumo. La mayoría de los que logran sacudirse esta enajenación, son practicantes cotidianos de la síntesis de documentos de literatura de calidad científica y filosófica. ¿Cómo empezar a pensar en la relación entre apariencia y realidad objetiva? Es necesario llevar nuestra capacidad de reflexión a nuevos límites críticos sobre los fundamentos, hechos, conceptos, datos, teorías, cálculos, demostraciones. La actividad crítica entiéndase como realizar procesos de razonamiento que conduzcan a inferencias deductivas o inductivas, es una tarea que hace uso intensivo de la lógica matemática para fortalecer las ideas en cuanto a sintaxis y referencia con lo real. Su español ¿ es débil o fuerte respecto a su léxico de partículas discursivas? para saberlo por favor consulte el diccionario respectivo y evaluémoslo con  honestidad si está en su español esta riqueza lógica para el pensamiento científico (http://www.libertadacademica.com/EbookLetras10/elements/TablaContenido.html) 


Dejar de existir, es dejar de reflexionar 


Una síntesis es un conocimiento, el más cercano pensar el texto, descubriendo otros aspectos destacados en la propia reflexión. Todo inicia cuando Descartes introduce el “método de duda”. Resuelve que si quiere establecer algo en las ciencias que sea estable y probable que dure, debe demoler todas sus opiniones ordinarias, comenzando, directamente desde los cimientos de sus ideas, es decir, los fundamentos sobre los que descansa lo que para usted es verdadero. Descartes descubrió y dejó al descubierto que incluso sus sentidos lo engañan, es por ello, que debemos ser prudentes en desconfiar de nuestras ideas sin justificación o evidencia de respaldo; considera que solo los locos dicen que sus cabezas están hechas de vidrio (los locos eran evidentemente bastantes coloridos en el siglo XVII). Ellos niegan la evidencia más obvia de los sentidos. Esto nos recuerda que nuestros sueños, son representaciones de las cosas tan convincentes como lo hacen nuestros sentidos, pero que no guardan relación con la realidad.


Aún así, los sueños, si los oponemos a nosotros mismos como pinturas abstractas. Un pintor puede reorganizar las escenas, pero en última instancia representan cosas derivadas de cosas reales, aunque solo sean colores reales. Por un razonamiento similar, dice Descartes, incluso las cosas más familiares como agua, viento, perro, roca, gato… sin imaginarlas, estas parecen ser objetivas y universales, pero aún deben justificar que son reales. ¿Pero qué cosas son reales? Descartes piensa que “no hay ninguna creencia nuestra” en la que no se pueda plantear debidamente una duda. Y esta etapa, es un acercamiento de juicios y experimentos sobre cosas externas, desafiando al Demonio Maligno, que juega por debajo de la realidad para engañarnos.


Una vez planteada esta aterradora posibilidad por Descartes, su única defensa es decididamente protegerse de creer en cualquier cosa que no sea fundamentada, justificada y discutida con otros; debemos asumir como conocimiento científico el demostrado dentro de grados de verdad. Reconoce que es difícil de hacer este proceso de razonamiento, dado que una especie de pereza no nos permite salir de la vida cotidiana y las ideas comunes que en ella existen, su único recurso es trabajar desde la escritura inextricable de los problemas que ha de plantearse.


Si me convenzo que no tengo cuerpo y que no existo, esto se resuelve con el famoso “Cogito, ergo sum”: Pienso, por lo tanto, existo. Después de haber salvado su yo del Demonio Maligno, Descartes ahora se pregunta qué es este yo. Mientras que antes, pensaba que sabía lo que era su cuerpo y pensaba en sí mismo a través de su cuerpo, ahora se ve obligado a reconocer que su conocimiento de sí mismo no se basa en el conocimiento de su existencia encarnada. En particular, va a encontrar problemas cuando trata de imaginarlo. La imaginación es una cuestión de contemplar la forma o imagen de una cosa corpórea extendida en el espacio-tiempo, y estos también son parte de la reflexión. Pero en esta etapa, no sabemos nada de cosas corpóreas. Así que imaginar el yo por cómo nos vemos al espejo, es inadecuado. Entonces, ¿cuál es la base de este conocimiento del yo? ¡Pensando! 


Por fin descubrió, pensó; esto es inseparablemente de mí. Yo existo, esto es cierto. ¿Pero por cuánto tiempo? Mientras yo esté pensando existo. Porque podría ser, que sí yo dejara de pensar, debería dejar de existir… Soy, entonces, en sentido estricto solo una cosa que piensa.


La investigación ahora toma un curso ligeramente diferente. Descartes reconoce que una concepción de uno mismo como una cosa encarnada, viviendo en un mundo espacial extendido de objetos físicos, volverá casi irresistiblemente delgada a la frontera entre el yo y la realidad. Este desconcertante yo, no puede ser fotografiado por la imaginación. Así que consideremos las cosas que la gente comúnmente piensa que entiende más “claramente”, son los cuerpos y cosas que puede tocar, ver, oler. Algo importante es que el saber del yo es visto por Descarte como un asunto estrictamente individual del intelecto. Entonces, un cuerpo no es estrictamente percibido por los sentidos, sino por el intelecto por sí solo, y esta percepción no deriva de su ser visto o tocado, sino de su comprensión.


¿Cómo leer una filosofía como esta? Comenzamos viendo a Descartes tratando de motivar su método de extrema duda o ahora conocido como duda cartesiana, o hiperbólica por lo excesivo de su profundidad. Pero, ¿es satisfactoria la motivación? Sí, dado que los sentidos siempre nos engañan. El punto de partida o la premisa es cierta, pero la conclusión parece muy improbable. E incluso hay forma de argumentar donde la premisa es verdadera, pero la conclusión no puede ser cierta.


Así que un conocimiento es válido cuando no hay manera de que las premisas, o puntos de partida, pudieran no ser verdaderas sin que la conclusión sea verdadera. Si es válido, tiene verdaderas premisas, en cuyo caso su conclusión es también cierta. En el argumento o dicho de una manera coloquial, la idea, es su proceso de validez lo que fortalece su verdad o lo debilita. La conclusión es una inferencia sobre cualquier experiencia de una idea particular. Ya no es la conclusión de que toda nuestra experiencia puede estarnos engañando. Puede ser cierto que no podemos detectar ocasiones de ilusión y error en una observación racional. Pero, ¿es cierto que no podemos hacerlo en un tiempo instantáneo? Por el contrario, parece cierto que podemos hacerlo aprendiendo a desconfiar de las ilusiones que deseamos y los espejismos típicos que mucha gente nos inculca, pero tendremos que invertir tiempo de reflexión. Descartes está presentando que en primer lugar una síntesis, es reflexionar sobre la verdad de lo que se conoce.


Para descubrir el error en nuestras creencias, debemos mirar más profundo, hasta los cimientos de las premisas: datos, fundamentos, conceptos y teorías. Tal vez por eso, Descartes introduce la idea de sueño. Dado que dentro de un sueño tenemos experiencias que se parecen a las de la vida ordinaria, pero no pueden responder a un juicio de lo real. Podemos decir que los acontecimientos en la vida cotidiana exhiben una escala y una coherencia que los sueños no exhiben. Los sueños tienen poco o ningún ritmo racional. La experiencia, por otro lado, tiene una continuidad regular o al menos eso creemos. Sin embargo, el Demonio Maligno, es el experimento de pensamiento más famoso de la historia de la filosofía de la ciencia. Es un experimento de pensamiento diseñado para alertarnos de la idea en la que respecto de la verdad, toda nuestra experiencia podría ser un sueño, ideas totalmente desconectadas del mundo, esto es terrible para nuestras vidas. Esta es la tarea de todo universitario, encontrar fundamentos del conocimiento, de asegurar que sus creencias estén sobre una base sólida de evidencias, datos, hechos, conceptos, teorías y cálculos. Descartes nos pide, que consideremos pensar evaluando las posibilidades de que lo que creemos está justificado.


¿Cómo se adquieren las habilidades de pensamiento? 


Pensar es una cuestión que implica aplicar las estructuras básicas del pensamiento: lo numérico, lo geométrico, categorizar, lo lógico y lo probabilístico. Al hacerlo bien no se adquiere conocimiento de estas estructuras más allá de ellas mismas, es más como tocar el piano, es un saber del arte creativo con estas estructuras. El personaje más famoso del mundo clásico, Sócrates en los diálogos de Platón, no se enojó con este último, por lo mucho que sabía el primero. Por el contrario, se enorgullecía de ser el único que sabía lo poco que sabía (reflexión). Lo que era bueno para estimular esta reflexión era exponer las debilidades de las pretensiones de los otros por saber. Procesar bien los pensamientos es una cuestión de ser capaz de evitar confusiones, detectar ambigüedades, mantener las cosas en la mente una a la vez y hacer argumentos confiables que las conectan, tomar conciencia de alternativas, y así sucesivamente. En resumen, nuestras ideas y conceptos se pueden comparar con las lentes a través de las cuales vemos el mundo. En ciencia la lente en sí misma es el tema de estudio, sus criterios de verdad y existencia. El éxito significa tomar en serio las implicaciones de las ideas. El tejido de este pensamiento se llama teoría. Markus Gabriel refiera a esta teoría en concreto: “mirar las conexiones de la naturaleza por le hecho de que aportamos ya conceptos que nos hacen accesibles como unido el ámbito de objetos de nuestras investigaciones empíricas”… Marckus refiere a un proceso de construcción de propiedades que explican la forma lógica de lo que existe en enunciados portadores de verdad, sujetos a operadores modales e inferencias[29]. 


“La teoría representa las conexiones entre hechos y pensamientos proyectados en inferencias sobre realidades despojadas de inferencias”. 


¿Cuál es el punto aquí con la síntesis?


Está muy bien decir esto, pero ¿por qué molestarse? ¿Cuál es el punto? La reflexión no hace las negociaciones lógicas sobre el mundo. No mueve un coche o cocina un taco. ¿Por qué simplemente tirar las preguntas reflexivas a un lado y seguir adelante con otras cosas? Esbozaremos la respuesta desde un terreno alto. 


En terreno alto, cuestionamos la pregunta, una estrategia típica de la ciencia, porque implica subir el nivel de reflexión. ¿A que nos referimos cuando preguntamos cuál es el punto? La reflexión no mueve un coche, pero tampoco lo hace la arquitectura de la música, el arte o la literatura. Es solo que queremos entendernos a nosotros mismos. Queremos esto por nuestro propio bien, así como un científico o matemático puede querer entender el comienzo del universo, o la teoría de los conjuntos, por su propio bien, o simplemente como un músico o contrapunto solo por su propósito bien innovar en las creaciones de sus obras. No hay un solo ojo en ninguna aplicación práctica. Nuestra vida es de hecho una cuestión de crear, es tiempo de apreciar la virtud humana del pensamiento creativo. Cuando nuestra salud física es buena, disfrutamos de hacer ejercicios físicos. Cuando nuestra salud mental es buena en su capacidad creativa, disfrutamos del ejercicio mental de imaginar al crear ciencia, matemática, química, literatura…


Aquí se revela que la reflexión es importante porque es continua con la práctica intelectual. La forma en que piensas en lo que estás haciendo, afecta cómo lo haces en lo absoluto. Puede dirigir su investigación, o su actitud a las personas que hacen las cosas de manera diferente, o de hecho toda su vida. Por poner un ejemplo, si sus reflexiones le llevan a creer en fundamentos, hechos, evidencias, datos, teorías, métodos… sobre la muerte celular programa, es posible que estés preparado para enfrentar persecuciones de muchos que cuestionan que esto es un caso universal en los seres vivos. Dicho políticamente, también puede expresar una recompensa con el bajo estatus otorgado en segmentos de la sociedad con baja escolaridad y esto puede recompensar a las personas de mayor estatus en el rigor de sus pensamientos más sólidos con la verdad justificada. 


Toda la verdad pasa por tres etapas. Primero se ridiculiza. En segundo lugar, se opone violentamente. Tercer lugar, se acepta como evidente que solo un ciego no puede ver. 

Schopenhauer 


La relación humana con la verdad es compleja. Por un lado, la mayoría de nosotros creemos firmemente en el concepto de verdad e incluso podemos enfadarnos cuando sentimos que se nos está reteniendo: cuando nuestro gobierno nos miente, cuando un médico sustituye a hablar feliz por un diagnóstico genuino, cuando un profesor realza plagio con sus notas y declara al estudiante culpable de plagiar su tarea. Por otro lado, la mayoría de nosotros solicitamos más recursos para salud, educación, carreteras, policías…, pero hacemos todo lo posible por mentir en nuestra obligación de impuestos, cuidar el ambiente y reducir la violencia. Pero qué decir, entonces, acerca de aquellos casos en los que, si somos seres racionales, tal disonancia debe ser resuelta en el acto, porque tener la verdad delante de nosotros…. sin embargo, nos resistimos  de todo modos. Por ejemplo, un director de facultad universitaria con estudios de doctorado en ciencias, que argumenta cada día estar favor de la ciencia y a la vez no hace nada por mejorar la educación intelectual de los estudiantes… ¿Por qué hay tanta dificultad no solo en encontrar la verdad, sino en aceptarla una vez que ha sido descubierta, corroborada por grupos independientes? Este último tipo de problema, es precisamente el que está en contexto con los simuladores y populistas que inundan nuestra realidad social actual.


Uno podría pensar que la creencia en la verdad, a diferencia de su descubrimiento, sería un asunto bastante trivial. Porque a pesar de nuestra renuncia a escuchar verdades no deseadas, parece plausible que el profundo deseo humano compensatorio de conocer la verdad eventualmente resultaría en aceptación, una vez que las cosas se nos demostraran. Pero, por supuesto, con los humanos nunca es tan simple. Como nos ha demostrado la historia de la ciencia, el descubrimiento de una mejor verdad es difícil, pero la aceptación de la verdad puede ser aún más difícil. 


Pero siempre lo hemos sabido. Incluso cuando la ciencia y la filosofía estaban en su infancia, la naturaleza humana ya se estaba volviendo fuerte. En el diálogo de Platón Euthyphro, vemos al gran Sócrates amonestar a un joven  por profesar saber algo que no está en posición de saber: ¿Qué es justicia? A lo largo del diálogo, Sócrates demuestra una y otra vez que Euthyphro no tiene idea de lo que está hablando, que jamás construyo la justificación para sí mismo, cuando argumenta que sería justo para  él enjuiciar a su propio padre por asesinato, dadas algunas evidencias de bastante mala calidad sobre su causalidad y el hecho de que Euthyphro ni siquiera puede definir el significado de rectitud. Esto es tan común en el estudiante universitario, que por una deficiencia en su educación, está acostumbrado a nombrar ideas que nunca las discutió en sus justificaciones para hacerlas suyas; pero como las escucha de muchas gentes, consideró por error que no podrían ser falsas estas ideas. Con este criterio para sí mismo, el estudiante cancela su aprendizaje, es decir, no reconocer ignorancia como sinónimo de no disponer de la justificación de verdad de una idea, ocasiona esta ceguera cognitiva. 


¿Por qué es importante? Aquí Platón, está enseñando una lección central sobre la búsqueda del conocimiento que tendrá ramificaciones posteriores no solo para la ciencia, sino también para cualquier búsqueda posterior de la verdadera creencia que da criterios a la convivencia social. El verdadero enemigo de la verdad no es la ignorancia, la duda o incluso la incredulidad: es un conocimiento falso en nuestra mente. Cuando profesamos saber algo incluso con evidencia ausente o contradictoria,  sin jamás haber construido su justificación, es cuando dejamos de buscar la verdad. 


Sócrates se pregunta, ¿la ignorancia o la convicción de que no necesitamos aprender nada nuevo es el verdadero problema? Si somos ignorantes, tal vez estemos motivados para aprender. Si somos escépticos, podemos seguir buscando respuestas. Si no creemos, tal vez otros puedan convencernos. Y tal vez incluso si honestamente nos equivocamos, y presentamos una propuesta que está abierta a la refutación, podemos aprender algo cuando nuestra creencia anterior es derrocada por nuestros interlocutores. Si el estudiante no expone su creencia y es derrotada por el libro o por el profesor, este jamás aprenderá a derrocar con mejores ideas sus prejuicios. Pero cuando somos deliberadamente ignorantes, cuando nos negamos a considerar nuevos datos porque nada podría convencernos de abandonar lo que ya creemos, es cuando la verdad está más en peligro. Cuando elegimos aislarnos de cualquier nueva idea o evidencia porque pensamos que ya sabemos lo que es verdad, es cuando es más probable que creamos una falsedad. 


En la búsqueda de la verdad, no es mera incredulidad lo que explica por qué la verdad es tan a menudo irrespetada. Es la actitud de uno, el carácter intelectual que nos hemos formado. El concepto es conocido por la ciencia como el “problema de ignorancia intencional”. 


Nuestros problemas son muchos con la verdad. No solo somos ignorantes de ella, o descuidamos en no molestarnos en utilizar métodos confiables para encontrarla, sino que también a veces elegimos activamente no creer las cosas incluso cuando sabemos muy bien que probablemente son verdad o tienen a nuestro alcance fuentes de información fácilmente disponibles que nos permitirían averiguarlo. Cuando se niega la mala calidad de la educación, la violencia contra las mujeres, el cambio climático…, este tipo de enfoque sin sustento es el de meter la “cabeza en la arena”, el de la evidencia científica hecha a un lado por nuestros gobiernos. 


El problema de la ignorancia intencional, por lo tanto, no es mera ignorancia de cualquier hecho particular sobre virus, violencia o economía, sino más bien una hostilidad generalizada a no buscar métodos confiables para obtener verdaderas creencias, lo que demuestra una falta de respeto por el concepto de verdad en primer lugar. Refleja la voluntad de aferrarse a la falsedad incluso cuando las buenas fuentes de información están fácilmente disponibles o a nuestro alcance. Más allá de equivocarse, es probable que las creencias terminen siendo irracionales. El problema de la ignorancia intencional no es mera ignorancia de la verdad; es la voluntad lo que es preocupante.


Como hemos visto, nuestra relación con la verdad es complicada. Podemos buscarla activamente, aceptarla cuando la vemos, dudarla, rechazarla, no creerla, girarla, mentir abiertamente sobre ella, mantenernos indiferente, elegir permanecer ignorantes de ella, o fingir que no está allí. Lo interesante a tener en cuenta aquí es que si elegimos no indagar en la verdad, y solo creerla cuando está disponible como acto de fe, nuestra actitud hacia la verdad puede caer a ambos lados de un eje marcado por el respeto o honestidad, que solo tiene una relación ortogonal con los términos clásicos de creencia o incredulidad. 


La mayoría de las personas piensan en la verdad en términos de creencia o incredulidad, pero esto es demasiado simple. Incluso cuando creemos en algo que es cierto, podemos hacer mal uso de ese conocimiento de varias maneras, algunas de las cuales son hostiles a la verdad. Incluso la verdadera creencia, es decir, puede ser manipulada de una manera que no sea respetuosa. Cuando creemos que algo es cierto podemos usar ese conocimiento honestamente para corregir nuestras teorías o incluso para cambiar el mundo. Pero también podemos usarla deshonestamente para engañar a otros, ya sea mintiendo abiertamente o simplemente engañando a ellos para que podemos perseguir algún otro propósito atractivo. Alternativamente, podemos decidir suprimir la verdad, manteniéndola en secreto o fingiendo que no es verdad. Incluso cuando sabemos la verdad, podemos no respetarla.


La incredulidad también puede ser compleja. En algunos casos podemos no creer algo basado en juicios genuinos, aunque tal vez defectuosos, sobre si es cierto. Esto está bien y, aunque estemos equivocados, esto revela un cierto respeto por la verdad. Pero en otros casos podemos mostrar una tendencia a no creer algo a pesar de la abrumadora evidencia positiva, de tal manera que levanta sospechas sobre nuestra integridad. En tales casos, es posible que nos den cuenta o nos resulte atractivo equivocarnos o permanecer ignorantes mucho después del momento en que habría sido posible determinar pruebas suficientes para resolver el asunto. En otros casos, podemos negarnos rotundamente a creer algo que entra en conflicto con las creencias que  sentimos sagradas. Tales reacciones también revelan una falta de respeto por la verdad. 


Así que vemos que, creamos o no en la verdad, muchas de nuestras reacciones a la verdad pueden ser hostiles. Si creemos en algo más que usar este conocimiento para conectar con otros, estamos siendo hostiles a la verdad. Si rechazamos la verdad porque tenemos miedo de entablar una investigación, somos igualmente hostiles. De hecho, cualquier cosa que no sea la búsqueda abierta y activa de las creencias verdaderas, con la integridad completa de creerlas sí y solo si pensamos que son verdaderas, demuestra cierto grado de hostilidad hacia la verdad. 


Por supuesto, al mayoría de nosotros nos quedamos cortos en este objetivo muchas veces. Sin embargo, casi ninguno de nosotros se atreve expresar el sentimiento de que no nos importa la verdad. ¿Por qué es esto? Creemos que es porque en el fondo cada uno de nosotros probablemente cree que la verdad importa, tanto que existe como la posesión de la misma es valiosa. A pesar del hecho de que a veces la tratamos brutalmente, o solo le damos servicio de retórica, es rara la persona que está preparada para abrazar la idea de que no hay importancia en la formación de verdaderas creencias. Aunque muchos la tratan descuidadamente, pocos abandonan la verdad. ¿Por qué? Porque, resulta que el concepto de verdad es útil para la supervivencia de nuestra especie y en algún nivel la mayoría de nosotros propiamente reconoceremos que no podríamos haber llegado a este punto en nuestras vidas o civilización humana sin ella. Es decir, si una persona asume la actitud de negarse la verdad, con ello destruye su ser, degrada las intuiciones de gobierno, universidades…, y compromete la sustentabilidad de nuestra especie. 


Tan complicado como nuestro cerebro, el patrón de negarnos la verdad puede estar posiblemente inhabilitado cuando nuestro carácter intelectual es débil. Pero las lecciones de tragedia, muerte, dolor, sufrimiento que a lo largo de las historia del hombre que hemos vivido, nos enseñan justo en el precipicio a valorar la verdad como el medio más ético. Y esto es algo bueno, porque aseguramos que de no ser así habríamos perecido hace mucho tiempo sin alguna plataforma de conocimiento objetivo.


Nuevas ideas, significa que los científicos y los ciudadanos no deben estar cerrados al poder que les implica el desafío a su antigua forma de pensar. Desde luego que un ciudadano no siempre es un científico, lo deseable es que su educación le provea de la actitud para asumir el respeto por estilo de verificar las justificaciones y fundamentos de la verdad. Si los científicos están obligados a basar sus creencias en evidencia, entonces deben estar si lo son en verdad, abiertos a cambiar de opinión. Pero, a medida que continuamos observando, uno no debe estar tan abierto a nuevas ideas que no hayan pasado el filtro de la discusión abierta de las comunidades de conocimiento. Así, estos dos principios debemos adoptarlos simultáneamente: apertura y escepticismo. 


¿Cuál es la diferencia entre el negacionismo y la pseudociencia? 


Sobre un pseudocientífico, diría Popper, es un crédulo de todo. Sin embargo, prácticamente todos los sistemas de pensamiento hacen de un examen de credibilidad científica a través de fuentes de apoyo probatorio. ¿Cuál es el problema? No es que no estén abiertos a nuevas ideas, sino que de alguna manera son demasiado abiertos hasta el grado de no verificar el rigor del pensamiento que las respalda. Elegir unos hechos favorables e ignorar los otros no es una buena práctica científica. Si la ciencia está abierta, es que tales afirmaciones merecen una audiencia crítica. Pero el problema es que prácticamente todos los casos en los que los falsos escépticos han investigado tales afirmaciones novedosas, las pruebas no ha sido reveladas. No son llamadas seudocientíficas porque las ideas son nuevas, sino porque se les cree sin evidencias suficiente. 


Esta forma de ver la pseudociencia permite un contraste fascinante con el negacionismo. Un negacionista no es que sea lo suficientemente escéptico, sino que no está suficientemente abierto a nuevas ideas. Está cerrado a nuevas ideas, especialmente a cualquiera que aporta evidencia que pueda desafiar sus creencias ideológicas, usted no está siendo científico en este caso, es un negacionista, es decir, cerrado a aprender nuevas ideas, a declarar el fin de la historia de las ideas y hacer hostil contra todos los que aporten nuevos horizontes científicos. 


La psicología epistémica basa su atención en lugar de actitudes propositivas, en la atención esencial para el conocimiento y esta atención es fundamentalmente agencia del conocimiento. Este enfoque defiende un cambio en la psicología epistémica, dirigido a la unidad básica de modos de atención: deber ser el agente. En otras palabras, el conocimiento requiere atención en forma de albedrío de todos sus modos de justificación, demostración, cálculo, fundamentos y explicaciones. 


Podemos distinguir dos razones fundamentales para agregar sobre la base de los argumentos una nueva creencia N al conjunto S de las creencias de uno.  Consiste en haber encontrado un argumento deductivamente válido (una deducción) que conduce a N a los miembros de S. El otro consiste en haber encontrado un argumento inductivamente válido (una inducción) que conduce a N a los miembros de S.


1. Si S sube P, entonces S ha asistido activamente a P. Principio para lograr el conocimiento, requiere atención del agente a un contenido. 

2. Atención en la selección cognitiva u acción.

3. Selección constitutiva de premisas, requiere de agencia.

4. Por lo tanto, el conocimiento requiere albedrío.


Este principio para lograr conocimiento, se pretende como una partida trivial, similar al altruismo que el conocimiento de P requiere la creencia de que P, capturado ahora con la psicología de la atención en lugar de actitudes propositivas. Este cambio a la atención como objeto principal de análisis es quizás el compromiso más importante de la investigación actual para explicar en negacionismo, ya que examina las implicaciones de peso a una psicología que considera la agencia como vía para lograr nuestro conocimiento en lo individual. Se afirma que el sentido pertinente de “atender a” es una especie de selección de premisas, por lo tanto, requiere algún tipo de selección para lograr la construcción de un conocimiento. Entendiendo por conocimiento, el concepto de Frege: como algo que tiene que ver con una red de proposiciones verdaderas. Un pensamiento verdadero cumple con la coherencia de su sintaxis y con los hechos aceptados en la vigencia del tiempo presente. Una red de proporciones es una forma lógica de razonamientos sobre lo que existe y sobre lo que es lógico. El espacio de significado es la ventana por la que nuestros conceptos nos permiten mirar al mundo. No podemos tener conocimiento, sin atención, caso contrario es falso, dado que la información que ostentamos decir, no ha pasado por una agencia de libre albedrío. En el caso falso, somos parte de los espectadores de un mundo que no participa con sus propias ideas. La tradición académica universitaria considera a los estudiantes  en el plano de la psicología epistémica, como agentes con el carácter de agenciar su propio conocimiento.


Si hay atención sin libre selección, se pierde la conexión entre conocimiento y libre albedrío, en otras palabras el estudiante no tiene libertad académica. La agencia es una acción libre dentro de toda experiencia cognitiva posible. La construcción de ideas, es desde la libre asociación de conexiones entre predicados (premisas en la literatura disponible), entonces, cada justificación está en línea directa con una inferencias de estas conexiones libres. Tenga presente que la realidad extralingüística o material está libre de inferencias, las inferencias pertenecen al ámbito del observador que conecta hechos y pensamientos.  


Una comprensión adecuada de los procesos de atención puede demostrar que la agencia es un proceso reflexivo de cálculo de inferencia, que le implica al agente la selección libre para construir conocimiento. Construir es un procedimiento de lógica modal (oradores lógicos discursivos) y lógica epistémica sobre las redes de conceptos que intentemos autentificar su verdad. De este modo cada estudiante dispone de una identidad única por lo que logra para sí mismo discernir en las construcción (agencia  de las ideas) al conjunto S de las creencias de uno. 


Si no hay conciencia en la selección libre de premisas, la selección no fue de un agente, por lo que el estudiante se queda con información y no con conocimiento, dado que no se garantiza el libre albedrío necesario para el conocimiento. Los estudiantes pasivos y ciegos de las justificaciones que dan sustento a las ideas que se les enseña, carecen de conciencia de todo o en la mayor parte del estilo de pensamiento que construye al conocimiento. 


Un estudiante sin agencia de su conocimiento, puede identificar de forma fiable ciertas propiedades de los objetos en su campo ciego, puede captarlos con éxito físicamente aunque en su abstracción este ciega. Lo que se propone es un caso de procesamiento selectivo libre de notas confiable en la literatura disponible, es una forma plausible de llegar a conocer las cosas, pero requiere estar consciente de ellas en tanto a sus hechos como a sus pensamiento. Cuando nos referimos a sus pensamientos, hacemos síntesis de fundamentos, explicaciones, demostraciones, categorías,  justificaciones, discusiones, narrativa de hechos.


Un caso relevante, es un breve contacto perceptivo donde no hay conciencia de un objeto material a la vista, pero donde la mente, sin embargo, registra la agencia de esta información con características estructuradas de pensamiento selectivo libre. Esto a menudo, es un ejercicio de laboratorio mental meramente teórico accesible por modelos de explicación, simulación y por algún universo de causalidad que vincula los conceptos implicados en las ideas. 


Axioma 1: No se puede pretender realizar una síntesis sin atender nuestra debilidad en gramática: "Seguir según una regla" es fundamental para la institución del lenguaje. Aprender un lenguaje es dominar las técnicas regidas por reglas de los usos de sus expresiones. Comprender el significado de una expresión es poder usarla correctamente [a saber, haber dominado sus técnicas gobernadas por reglas en el contexto. No se puede seguir una regla que no se conoce ni se comprende la gramática. Por tanto, las reglas que determinan y son constitutivas de los significados de las expresiones no pueden ser desconocidas, esperando ser descubiertas por el lector, por ejemplo, distingue: determinativos, sustantivos, adjetivos, verbos, adverbios, preposiciones, conjunciones e intersecciones (en  nuestras inserciones de sentido al leer o escribir[30]). 



Axioma 2: Al defender el aprender a pensar, nuestra trinchera está fuera de la pasividad del intelecto en la educación universitaria. Pensar la disertación como principio del análisis de las ideas. Defender con alegría la actividad de reflexión, la tolerancia al error y la búsqueda de formar mejores estudiantes críticos universitarios. Argumentamos que todas las inferencias son conscientes y que muchas veces ellas son inconscientes, solo cuando por la fuerza del hábito normativo de la disciplina provoca esto. Participar en un razonamiento deliberado de los contenidos académicos, es ser conscientes de los fundamentos y justificaciones que nos llevará el análisis de las ideas de otros. Toda inferencia implica representación de un procedimiento lógico de justificación, es el hito más relevante para lograr la comprensión de la evolución intelectual de la mente. 

 

Si los científicos están obligados a basar sus creencias en evidencias, entonces deben estar abiertos a la posibilidad de que nuevas evidencias puedan cambiar su opinión. Pero, a medida que continua observando, uno no debe estar abierto a ideas que no sean verificadas. Los científicos no pueden ser crédulos y deben reconocer que “la gran mayoría de las ideas son simplemente erróneas”. Así, estos principios deben ser adoptados simultáneamente muestra están en tensión. Con diseños experimentales como árbitros, un buen universitario es abierto y escéptico. A través del proceso crítico, podemos clasificar el trigo de la paja. Como se dice, algunas ideas son realmente mejores que otras. 


Algunos pueden quejarse de que esta exposición es demasiado simple, y sin duda lo es, pero creemos que captura para los estudiantes la idea esencial del éxito en sus vidas profesionales como científicos. Sin embargo, la mejor medida de la profundidad de esta visión es examinar su implicación para aquellas áreas de investigación que no son abiertas o no escépticas. Es necesario dar más pasos en definir el negacionismo 


Faltas clásicas de una mala práctica de síntesis:


Observaciones estandarizadas


1) Una síntesis es una reflexión, no una narrativa que da cuenta de la suma aritmética  de los hechos del propio texto que usted identificó. La síntesis es un género que exige no salirse de los términos con que habla el texto, me nos aún salirse del propio discurso del texto en análisis.

2) No es necesario realizar citas y referencias en un resumen, reseña o síntesis porque es obvio que es un trabajo que exige mantener la integridad de nuestro análisis al propio texto que hacemos referencia.

3) Su síntesis debe dar cuenta e identificar los fundamentos, argumentos y hechos centrales que se discuten en texto. 

4) El trabajo de síntesis no debiera pasar de una unas cuantas páginas, es por la razón de que usted razone el texto, elabore con sus notas e investigaciones un nuevo texto para precisar sus ideas, en el cual no puede salirse el discurso qué está analizando. Cuide usar los términos especializados con cuidado de no caer en falsos sinónimos como educación a distancia y aprendizaje en línea, el primero es resolver solo la distancia y seguir haciendo clases en conferencias MEET o Zoom tal como en el aula clásica. Es obvio que el propósito de este texto es ofrecer una justificación científica del aprendizaje en línea que involucra motivación, autonomía intelectual y muchos procesos intelectuales del arte de pensar. 

5) Además de un mejor verificador de ortografía, apóyese en la revisión de algunos compañero o familiares, debido a que nuestros cerebro nos engaña ocultando las erratas cuando estamos atendiendo la semántica del texto (ver por favor esto: http://www.libertadacademica.com/EbookLetras24/pages/LibroContenidoA1.html ). 

6) Si el encadenamiento de las ideas es deficiente, requiere utilizar operadores modales del español, procure redactar sin viñetas. Cada punto debe ser un párrafo con coherencia entre enunciados, le sugiero consulte los operadores discursivos modales del español, que le hacen falta su léxico para fortalecer con rigor racional su texto, aquí un texto para ello (consultar por favor http://www.libertadacademica.com/EbookLetras10/elements/TablaContenido.html).

7) Si el texto mostró una síntesis aceptable, pero requiere más compromiso con el texto en su reflexión, se indica que los conceptos con que explicó a su juicio no son los más relevantes, deberían estar en el apartado de conclusión como parte del cuerpo de la síntesis. Desde luego empleados con naturalidad para dar evidencia de que domina estos términos como parte de su inferencia de conclusión.

8) La síntesis es un género que exige no salirse de los términos con que habla el texto, menos aún, salirse del propio discurso del texto en análisis, es decir, no es un resumen de los puntos tratados en forma de viñetas, sino su posición que argumenta a favor o en contra. De lo contrario es de lo más superficial su síntesis y un claro ejemplo de falta de trabajo de reflexión. 


Declaración: Las piezas de texto que te escribimos son una narrativa frágil como cristales de copas, elegantes y subyantes a muchas realidades. No es la narrativa simple de la experiencia, es el arte de pensar, sentir e imaginar. Hemos inventado textos más que cortar y pegar. Hemos construido una conversación desde el texto que se nutre de nuestra tradición intelectual, para que se agencie conocimiento, y no solo la memorice como simple información. La invención de un discurso escrito es la alternativa del aprendizaje en línea. La conferencia MEET y Zoom no es educación en línea, a lo sumo solo es educación a distancia, es decir, que atiende solo una distancia geográfica y no una distancia del enseñar a pensar: epistémica y ontológica. Porque los estudiantes Nicolaitas, antes de soñarse como empleados, se sueñan como líderes científicos, sociales y tecnológicos. 


Criterios de evaluación cualitativos de la síntesis


A) Se valora más la síntesis lograda que cualquier intento de resumen. 

B) Define el estudiante claramente su posición crítica frente al texto.

C) Distingue con precisión hechos, conceptos, evidencia y teoría.

D) Redacta alejado del uso de viñetas que son un claro reflejo de falta reflexión.

E) Es fiel a trabajar en los márgenes del habla del texto.

F) Atendió la gramática, ortografía y puntuado correcto.



Preguntas de autoevaluación del texto "Síntesis".


¿Cómo se adquiere el conocimiento?

¿Cuál es la herramienta para mirar profundo en el conocimiento?

¿Cuál es el mecanismo de confiabilidad para nuestras creencias?

¿Qué tipo de palabra gramatical es un operador modal?

¿Cuál inferencia es más deseable en las ciencias exactas: deductiva o inductiva?

¿Por qué a la experiencia se le considera una continuidad regular?

¿Quién es considerado un negacionista?

¿Qué características tiene un mensaje preciso?

¿Cómo es la atención en el conocimiento en forma de albedrío?

¿En qué consiste la agencia de conocimiento?

¿Qué es en una persona su carga de ideologías?

¿Qué es un fundamento para la práctica del pensar científico?

¿De qué piezas está hecho un juicio racional?

¿Qué es asumir una actitud propositiva para nuestra forma de pensar en las ciencias?

Para hacerse de evidencia, ¿cuál es el mecanismo sobre el cual se construye?

¿Qué debe contener la evidencia para desafiar una creencia?

¿Cómo es la vida de un estudiante sin libertad académica para agenciar sus ideas?

¿Cómo distinguir la actitud crítica del pensamiento en una persona?

¿Qué hace que una idea sea universalmente válida: axioma?

¿Cómo es una persona con actitud científica considerada un escéptico?

¿Por qué es preocupante que una persona por voluntad renuncie a la búsqueda de la verdad?

¿Por qué la agencia de las ideas crea una identidad única en los estudiantes?

¿Cómo elegir los hechos favorables para justificar las ideas?

¿Qué es para la ciencia la epistemología? 

¿Qué es un juicio genuino?



“Aunque ser culto en general no es una garantía para vivir mejor, ni tener planes de vida más razonables, al despreciar la cultura, es carecer de armas para enfrentar a la brutalidad que todos llevamos dentro”.  Vitoria Camps 





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