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15. La creatividad en la escritura 

 


La creatividad, palabra que asociamos comúnmente con el proceso de una virtud de crear. Es algo que se da en muchas escalas. En la escritura podemos expresarla en la escala ascendente del vocabulario, en el arte de sentencias, en el desarrollo de argumentos, metaargumentos y textualidad. Para Paul Guilford’s los atributos del acto creativo son la elaboración, la originalidad, la flexibilidad y la fluidez[1]. La fluidez refiere al dominio de una metodología para crear ideas. La flexibilidad es observar desde los más variados enfoques el problema expresado en la literatura. Cuando nos sorprendemos a lo que nos ha conducido elaborar ideas significativas, es lo que referimos como originalidad. Podemos inferir que la creatividad debe proponer algo nuevo y no solo diferente dentro de un contexto apropiado. Los actos creativos resultan en cosas que tienen sentido dentro del tiempo-espacio y cultura. 


Ser efectivos y lograr ideas relevantes dentro de un proceso creativo, es el fruto de introducir nuevos y desconocidos argumentos con el potencial intelectual que conduce a valores y propósitos de la creatividad. El deseo de componer nuevas ideas es importante, si el creador no se hubiera puesto a producir los aspectos novedosos de su obra, la ausencia de deseo lo extraviaría dentro de esta naturaleza de acierto y fallo. El producto de la creatividad refleja entre otras cosas: ¿qué intentaba hacer el escritor creativo?, ¿cuáles fueron sus objetivos para elaborar el texto?, ¿Cómo conectó la nueva red de evidencias, conceptos y teorías?, y ¿cómo creo la forma del estilo e idiosincrásica de la objetividad y estética para trasmitir una verdad esencial que respalda la justificación, la demostración, la categorización, el cálculo y la descripción? Las verdades esenciales, son discusiones en torno al argumento de tesis producido y utilizado como el hilo conductor del texto en su elaboración. El argumento de tesis es la esencia de autenticidad que el practicante creativo desarrolló en sus borradores.


Nosotros adoptamos el sistema de escritura abierto a valores de profundidad, autenticidad y novedad, como los valores que acompañan cada jornada de nuestra escritura. Este tipo de escritura permite intenciones más allá de solo estructurar intenciones problema-solución. 


Los deseos, la estética y la autenticidad proporcionan una visión de las motivaciones de promover un algoritmo y actos heurísticos dados desde el sistema de escritura, el sistema de toma de notas, la epistemología del discurso objetivo y el diseño del discurso del metaargumento. Alguien que intenta escribir un nuevo tipo de conocimiento, parte del previo e intenta lograr la fluidez en el manejo de las herramientas intelectuales propias del estilo de pensamiento. La eficacia en la fluidez es el grado en que el proceso se ha dominado en su experiencia y, lo conduce a aprender algo nuevo y crear algo inesperado. El algoritmo es entender un proceso intelectual y lo heurístico es pensar desde una imagen mental flexible la conexión de un método que permite conectar los diferentes productos en la ruta de la competencia de investigación. 


Sin duda alguna, la conexión entre procesos intelectuales y la mirada alta en el método de investigación es lo que produce la fluidez en el oficio de escritura. En resumen, la escritura creativa es el oficio con la intención de lograr un resultado apropiado, estético y auténtico a su contexto de argumento de tesis. A la salida de este método creativo, se logran  diferentes versiones de borradores que serán pulidos en su textualidad, estilo, formato, erratas y llenado en  sus huecos de falta  de discusión. Es justo aquí donde se diferencia el rendimiento del texto creativo y el rendimiento ordinario de la escritura no acompañada de un proceso intelectual claramente definido. 


El rendimiento creativo es dentro de un sistema de pensamiento y no una característica innata del escritor. Es un ajuste continuo del estilo creativo dentro del proceso en el territorio incomodo de indagar en lo desconocido. Para nosotros la creatividad es un proceso intelectual y no una característica de la capacidad IQ de las personas. ¿Cómo podemos conseguir nuevas verdades dentro de poemas o en brillantes ensayos? La respuesta está en el arte de manipular palabras, desplazándolas hasta que se golpee con un nuevo patrón de significado. Requiere esfuerzo el proceso creativo, no hay en el nada innato, solo quizá un poco de accidentes y desde luego la base axiomática de la razón. 


Durante la fase de planificación, se prepara el ajuste de las intenciones del acto creativo. Esto podría ser, por ejemplo, un problema de reprogramación de células T receptoras, teorizar sobre la materia oscura, capturar las emociones de un poema o escribir a la musa sobre cuánto la extrañamos. Esto conduce a la fase del sistema de toma de notas, donde el practicante se gesta en la tarea de organizar las ideas. Organizar las ideas nos ilustra el camino creativo, durante este paso se evalúa y reflexiona sobre el trabajo, permitiendo ganar profundidad hasta topar con la frontera de nuevos caminos. Finalmente, con el primer borrador del proyecto, se pule su estilo, se ajustan las ideas, se atienden erratas y se documentan huecos en el discurso. Cada paso en este proceso debe practicarse hasta ser fluido. 


En la cotidianidad del pensamiento, estas cuatro etapas se superponen entre sí a medida que exploramos los diferentes problemas. Un QFB que lee artículos de investigación, mira un experimento y al mismo tiempo encuba las variables del problema que se propuso a sí mismo hace unos días, está acumulando conocimiento en su preparación; así como verifica sus fuentes y saca algunas conclusiones parciales sobre  la profundidad de lo desconocido. Incluso en la exploración del problema dentro de la revisión de la literatura, la mente puede inconscientemente ir incubando ideas. 


Lo que hace que nuestros estudiantes sean creativos, entonces, no es que tengan un título académico que denote autoridad creativa, sino que su movimiento intelectual dentro de los procesos creativos, es reconocido exitoso por dar pasos fluidos en cada fase creativa. 


A partir de aquí, disponemos de los principios para identificar a la creatividad de la escritura como un proceso en lugar de una supuesta de capacidad innata. El término escritura creativa, comienza a tener más sentido con esta luz, sus practicantes son personas con este hábito. Para formar a una persona y esta logre ser escritor creativo en el discurso académico, la tarea es aprender un proceso intelectual de creación de las ideas, proceso de naturaleza lingüística y habilidades para logros objetivos y  en consecuencia el fortalecimiento de nuestras capacidades para investigar, reflexionar, demostrar, justificar, describir, explicar…, en otras palabras, se convierte en practicante reflexivo dentro de la maestría del estilo de pensamiento científico.


Un escritor creativo dentro de la teoría de Pierre Bourdieu, su concepción general es el de ser reflexivo dentro de un campo y dominio del diseño de una práctica creativa[2]. La práctica creativa responde a un capital social, económico, disciplinar y cultural que da prestigio a los participantes. Esta actividad creativa tiene como rasgo un oficio o conjunto de habilidades que alguien desarrolla para ayudarse a lograr una obra inédita. Tiene como agentes a las tecnologías, la literatura y los procesos intelectuales, además, de a las personas con que colabora. El campo, es el espacio social inteligente que promueve y es tolerante a los fallos en la actividad creativa. Y el campo está estructurado por estándares establecidos para la convivencia, el rigor, los valores epistémicos y las expectativas creativas que el colectivo se impone. 


En línea con Donald Schön, consideramos  el rasgo más claro para que una persona sobresalga en su rendimiento de escritura, el ser reflexivo[3]. El alto rendimiento se ha identificado en personas reflexivas como componente esencial de su práctica creativa. Significa que el proceso creativo considera en todas sus etapas un patrón de experiencia y conocimiento en el que su naturaleza es reflexiva, aplicando una batería de patrones de interrogaciones que permitan ganar profundidad. Más importante aún, la reflexión permite evaluar críticamente el rendimiento en la evolución de las ideas. Para convertirnos en un escritor creativo, el practicante primero debe convertirse en un pensador al leer y escribir. Es decir, pensar es una actividad de inferencia de lógica modal: implicaciones, deducciones, categorizaciones, inducciones, correlaciones…, ser reflexivo, es aprender el estilo de pensamiento como forma clave de reflexión. La reflexión es la acción acertada de conectar procesos de pensamiento con estándares del razonamiento más serio y riguroso, considerando que el flujo de la conciencia toma desiciones, mientras gana más profundidad. La profundidad se gana con cada paso en grados mayores de complejidad, estética, coherencia y sobretodo, interiorizando el conocimiento hasta el punto de que se vuelve casi instintivo acceder a un nuevo nivel creativo en el actuar dentro de cada paso del proceso intelectual adoptado. 


Al detenernos a evaluar cada paso de acción creativa, el practicante examina los objetivos y los resultados para ajustar en cada jornada de trabajo sus conocimientos en acción y que sus habilidades ganen maestría, todo ello para crecer y sentir el progreso como factor de eficacia y alimentador emocional del éxito.


Cada nivel de maestría creativa, desde luego depende de la experiencia de haberlo hecho con anterioridad. Esto, por supuesto, crea un interminable problema de reflexión. Pero es nuestra obra la que nos permite ser reconocidos como profesionales en la disciplina y no nuestro simple título universitario.  Para ello debemos hacernos parte o crear una comunidad de conocimiento alrededor nuestro, una de una práctica inteligente, solidaria, colaborativa y con claros valores epistemológicos sobre el amor a la verdad, el respeto a los derechos de autor, la autenticidad, entre otros. Jean Lave y Etienne Wenger acuñaron esta idea de “comunidad práctica“, para referir que el aprendizaje de la creatividad ocurre solo dentro de las comunidades organizadas alrededor de las artes y las disciplinas particulares[4]. La comunidad es lo que vuelve inteligente a los aprendices, está formada de personas con diferentes niveles de especialización y experiencias, allí el aprendizaje sucede, en un espacio de tolerancia al error, de solidaridad para desnudar el proceso creativo y darse cuenta que el éxito es un asunto de colaboración gratuita y solidaria a partir de esfuerzos individuales evaluados en términos de compromisos cumplidos fuera de los canales formales tradicionales de la administración.


La comunidad práctica o epistémica actúa de tres formas en que los miembros socializan: compromiso mutuo, asumir la empresa de las tareas un bien común y clarificar con precisión las responsabilidades individuales[5]. El compromiso mutuo describe cómo los profesionales de la comunidad se hablan entre sí, cuándo y dónde interactúan, que hacen solos y qué hacen en grupo. La empresa conjunta es lo que todos entienden como propósito común y sus objetivos. Si la cohesión de los objetivos se rompe también la comunidad de aprendizaje. Si los frutos no son reconocidos y las herramientas intelectuales compartidas, el egoísmo romperá la pertenencia a la comunidad. Es decir, fallos y aciertos, frutos y costos son aplicados para todos. 


Las prácticas reflexivas se desarrollan en negociaciones que resuelven las ambigüedades de los miembros de una comunidad. Cuando aprende el colectivo la práctica de la objetividad en su discurso con que interactúa día a día, la propia manera de formar nuevo conocimiento se da en un viaje suave, es decir, con conflictos controlados que no corrompen los procesos creativos y desgraciadamente de no ser así, la colaboración se hace algo inexistente[6]. 


El vínculo creativo de una comunidad de pensamiento crítico, se mantiene cuando las decisiones y criterios sobre la verdad se hacen interdependientes de la teoría y los hechos, junto con la conciencia de que el conocimiento no puede separase de la experiencia[7]. Esto sugiere que convertirse en reflexivo practicante, es aprender a través de nuestra experiencia a la luz de desarrollar una observación crítica y sabia sobre lo que hacemos y pensamos. Involucra que todo lo pensado sea justificado con rigor, de tal manera que nuestras decisiones cuenten con el respaldo del estado del arte científico sobre cada cuestión.


Es común reflexionar que la creatividad se le etiquete como tener éxito o fallar. Para un artista es bien conocido que cuando lucha por crear un estilo de pensamiento original, sabemos cuándo comenzamos, pero no cuando se logrará llegar a ideas por encima de la línea de mediocridad. Tener miedo al fracaso, sentir que no podemos tener sentido de cómo alcanzar a hacernos de una obra creativa para nuestro éxito. Sugerimos invertir en perfeccionar el proceso creativo, y en última instancia, llevar las expectativas de progreso un paso a la vez. Es decir, aprender y ser capaces de identificar la causa de los fracasos es un conocimiento muy valioso. Típicamente es un error en el fracaso culpar a alguien del grupo creativo, claro está que sea por irresponsabilidad individual. Aprender a digerir a favor los fracasos, sin duda que mejora las oportunidades y posibilita cambiar algo en los procesos de la práctica creativa. 

El fracaso también es liberador porque nos permite volar por debajo del radar de los críticos de altas expectativas y atravesar nuevos terrenos del conocimiento y la práctica, durante este ajuste es que el proceso intelectual creativo desarrolla todo su potencial. El fracaso preserva parte de la maravillosa anarquía de la niñez y perturba los prejuicios entre ganadores y perdedores. Es un antídoto el fracaso para la obsesión de la sociedad con el éxito estandarizado que se aferra a el fin de la historia de las ideas, así que aprender y documentar nuestros fracasos es la opción para hacernos de la fluidez en la práctica creativa[8]. Fracasar en pasos que nos den conocimiento, es una muy buena opción para el aprendizaje creativo. 


En la educación clásica del siglo XX, a la gramática se le dio un lugar para conocer el latín y el griego, además de la morfología de las palabras y las categorías gramaticales de las mismas. Esta visión es ahora mismo obsoleta, dado que sabemos que el latín y el griego son razonablemente lenguas humanas típicas. Las viejas razones para estudiar gramática dan paso a una nueva generación de una ciencia lingüística que plantea e investiga un conjunto de preguntas fascinantes, donde a la mente se le considera lenguaje. Esta nueva perspectiva científica sobre la gramática se la debemos a Noam Chomsky introducida en la década de 1950. 


La idea de un enfoque científico de la gramática podría resultar extraño al principio. Cuando pensamos en la ciencia, solemos pensar en estos términos:


La búsqueda de comprensión sobre lo real.

Discutir leyes y principios generales.

La demostración experimental de leyes y principios.


El objeto de estudio de la gramática es el lenguaje, pero qué tipo de naturaleza es este. Desde luego que el lenguaje es un objeto natural. Al distinguir entre objetos naturales como gatos, árboles..., y juzgar a los artefactos por lo que hacen, es un buen comienzo. El lenguaje humano se puede ver en estas formas, es decir, objeto natural y artefacto. Muchas personas han visto al lenguaje como un aspecto de la cultura, similar a otras instituciones y tradiciones humanas básicas como la fabricación de herramientas para la agricultura. En esta visión, los lenguajes son el producto de la imaginación humana y el desarrollo creado y enseñado por seres humanos, además, aprendido por seres humanos. Son artefactos culturales que poseen propiedades y obedecen a las reglas que les otorgan patrones y regularidades que encontramos en ellos. Esto amplia la visión del lenguaje, creemos, lo que nos lleva a la perplejidad cuando pensamos en gramática como ciencia.


El lenguaje puede ser visto como parte del mundo natural. Noam Chomsky ha argumentado que el lenguaje humano es más correctamente observado como un objeto natural, análogo a una extremidad o un órgano corporal[9]. Es muy cierto que el lenguaje surgió en el curso de la prehistoria humana, pero no fue inventado o desarrollado por los humanos, es una capacidad lingüística que evolucionó a partir de propiedades  innatas específicas en nuestra especie, de la misma manera que los axiomas de las matemáticas en nuestro pensamiento. Es en la cultura donde el lenguaje puede crecer y desarrollarse para nuestros hijos. 


Bajo esta perspectiva, los lenguajes se convierten en objeto del mundo natural, como análogos a planetas, rocas y árboles. Son entidades cuyas propiedades deben ser determinadas en la investigación naturalista. En consecuencia, cuando nos enfrentamos a un cierto patrón o regularidad en los hechos lingüísticos, no lo ponemos a un lado como una convención, más bien, buscamos una ley o principio que produce el patrón y sugiere una explicación. Y nos damos cuenta de que la explicación puede estar escondida en nuestro inconsciente. Es necesario para que surjan estas explicaciones desarrollar pruebas experimentales, esto es, un fresco territorio para la investigación científica del cerebro humano. 


El tema moderno de la gramática es ahora llamado sintaxis, como perspectiva del lenguaje como objeto natural. Se explora sistemáticamente para proporcionar experiencia con el razonamiento científico riguroso y la argumentación en el desarrollo de la teoría científica. Plantear problemas, construir teorías que intentan responder preguntas, elegir teorías y discutir su objetividad; buscar una explicación más profunda, discutir las consecuencias de una teoría en su aplicación y desarrollo. Dado que estas etapas son los pasos a través de la investigación científica de cualquier dominio, son un buen plan para generalizar para nosotros la sintaxis. Todo lo que necesitamos para este viaje en la ciencia de la gramática es el sentido saludable de la voluntad de curiosidad crítica sobre el objeto de estudio llamado lenguaje.  


Al comenzar el estudio de cualquier campo, una buena manera de orientarnos es averiguar en qué problemas trabaja este campo de estudio. ¿Qué preguntas principales busca contestar? en el acercamiento a la lingüística asumimos que las personas conversan en español, inglés, alemán..., como lenguajes naturales. Las principales cuestiones están en torno al conocimiento del lenguaje. Cada vez que alguien puede decir que sabe algo, una serie de preguntas básicas se presentan. 


¿Qué sabe exactamente la gente cuando dice dominar un lenguaje?


¿Cómo es que el conocimiento del lenguaje se adquiere?


¿Cómo se usa el conocimiento del lenguaje para crear el consenso, la verdad, para justificar, demostrar, explicar... en una comunidad de conocimiento? 


Abordar estas preguntas es interiorizar en la lingüística, que es básicamente una rama de la psicología ampliamente entendida. La lingüística, está tratando de averiguar algo profundo sobre la mente humana y lo que contiene. Estudiar el conocimiento del lenguaje tratando de averiguar que ocurre en la mente es un principio. Puesto que el conocimiento de la mente está en nosotros. ¿No deberíamos tener acceso directo a él? ¿No deberíamos ser capaces de obtener ese conocimiento mediante la autorreflexión intensiva, como recordar algo olvidado a través del pensamiento duro y cuidadoso? Lo sentimos, las cosas no son tan simples. 


El conocimiento del lenguaje es tácito, para aclarar el problema al que nos enfrentamos, pensemos a las siguientes sentencias imaginando de lo que hablan, sin dar mayor importancia a las palabras. Concéntrese en quién se entiende como "sorpresa" y la "sorpresa" en cada una:


 

1) Rogelio esperaba sorprenderlo.

2) Me pregunto a quién esperaba sorprenderlo Rogelio.

3) Me pregunto a quién esperaba sorprender Rogelio.


Estas sentencias son similares en forma, pero curiosamente diferentes en significado. Cualquier hablante competente del español entenderá la frase 1) que significa que Rogelio esperaba hacer algo sorprendente a alguien que no fuera el mismo. La frase 2) contiene la misma subcadena, pero se entiende inmediatamente que un significado muy diferente, se trata de un tercero que se pregunta. La frase 3) se identifica con la 2), solo que ahora Rogelio debe ser la sorpresa. 


El conocimiento que poseemos del lenguaje es casi enteramente inconsciente o tácito. En este sentido, el lenguaje parece ser similar a otras partes importantes de nuestra vida mental. Sigmund Freud es famoso por haber propuesto que gran parte del funcionamiento de la mente y el contenido se encuentran completamente ocultos a la conciencia. Freud sostuvo que los fenómenos y procesos inconscientes no son menos psicológicamente reales que los conscientes y que apelar a ellos es tan necesario para una buena comprensión de la cognición humana. Además, el repertorio de expresiones lingüísticas humanas, sin embargo, es diferente a cualquier otra especie conocida. Es decir, entre los animales nos distinguimos porque nuestros mensajes son discretos e infinitos en sus posibilidades. 


 Sin embargo, la capacidad lingüística no es la única capacidad se se cree es única para los seres humanos. Como señaló Aristóteles hace siglos, la capacidad de razonar es única para los humanos. Se podría pensar, entonces, que nuestra capacidad lingüística resulta de alguna manera de nuestra capacidad general para razonar. Se ha argumentado que la capacidad lingüística es envestida por factores innatos ocultos en el gen FOXP2. Y al mismo tiempo, se ha descubierto que son otros genes en juego los que intervienen las capacidades racionales matemáticas que involucran a la razón[10]. Pero, hay fuerte evidencia que cuando usamos el lenguaje para crear discurso científico (habla objetiva), interactúan muy estrechamente las capacidades lingüísticas y del razonamiento matemático[11]. 


Chomsky sostiene que la capacidad lingüística emerge de varias capacidades. La capacidad de razonar, la capacidad de recordar, la capacidad de centrarnos en la atención de las cosas, así como generar las formas y reconocer las frases gramaticales[12]. A este dispositivo Chomsky lo llama adquisición del lenguaje de naturaleza biológica innata. Es decir, los humanos tenemos predisposición a adquirir competencias gramaticales. La primera evidencia se observa en la estructura del propio lenguaje, sobre la cual los niños ganan experiencia, es a la vez compleja y abstracta su habla acústica. La segunda evidencia, es la competencia gramatical por la cual el ser humano produce y entiende las sentencias en un lapso muy corto desde su nacimiento. 


La capacidad lingüística humana no es algo que se pueda observar directamente. Más bien, debe ser resuelta por el comportamiento. El comportamiento relevante es el conjunto de expresiones que componen el lenguaje utilizado. Por lo tanto, el primer paso para caracterizar la capacidad lingüística es caracterizar las expresiones en el lenguaje vivo. Este paso derivado de identificar la estructura presente de reglas y conjuntos finitos de expresiones que pueden conducir  a producir infinitos mensajes, identificar tales partes se conocen hoy como gramáticas generativas. Es en esta concepción de la gramática que es base de un sistema de tratamiento matemático en su sintaxis rigurosa propia de los lenguajes naturales, donde surge el concepto de inteligencia artificial. 


De la misma manera que se cree que el ejercicio de la capacidad lingüística humana resulta del ejercicio de varias capacidades en conjunto, incluidas el pensamiento matemático y gramatical, el ejercicio de la escritura considera diversas competencias no reducibles una a la otra: el sistema de escritura, ortografía, puntuado, producción de sentencias, cadenas de razón y argumentación. Cada capacidad es autónoma pero es necesario que trabajen juntas para poder lograr con maestría el discurso científico. Ya hemos expresado que el discurso científico es de propósito crear objetividad en sus mensajes. Para entender mejor esta autonomía de las capacidades, reflexione sobre el acto de escribir. Sintaxis, morfología y semántica trabajan juntas para producir un mensaje coherente, esto ocasiona erratas como signo de interferencias en los énfasis que damos en cada competencia autónoma.


Si el vínculo entre psicología y lingüística es fuerte, no lo es menos el vínculo entre la lógica y la lingüística. Al estudiar el conocimiento de la gente sobre el lenguaje, la lingüística moderna sigue un principio metodológico general establecido por el filosofo francés René Descartes. Al acercarse a cualquier problema, deberíamos empezar tratando de dividirlo en partes más pequeñas y más manejables, es decir, volverlo analítico[13]. Cuando aprendemos un nuevo idioma, hay que aprender vocabulario, dominar pronunciación y la gramática. Estos pueden ser vistos como partes separadas en su desarrollo, corresponden aproximadamente a las partes del conocimiento lingüístico estudiadas por el campo de la lingüística. En particular la sintaxis describe lo que la gente sabe acerca de la forma de las expresiones de su lenguaje. Estudiar patrones gramaticales básicos del lenguaje da lugar a potenciar las capacidades creativas en algún estilo de pensamiento, sea matemático, poético o científico. 


¿Las cadenas de palabras tienen algún orden implícito? Aprender este orden nos exigirá reconocer capas de conocimiento que explican al texto. Capas: alfabética, silábica, morfosintáctica,  objeto sujeto predicado, arquitectura de sentencias, cadenas de razón, argumentos, coherencia, cohesión, fluidez. Trabajar el patrón del texto constituye mover la mente entre capas de significado lógico y semántico. Esta estrategia captaría las categorías dentro de cada capa y las reglas de combinación de las palabras, signos de puntuado y lo ortográfico. 


La hipótesis de que nuestros interlocutores conocen categorías y patrones, implica que la sintaxis es un conocimiento que estructura de manera determinada al discurso para garantizar la comunicación, pero sin restringir la creatividad de los mensajes. Una frase bien formada en el español se compone de dos piezas por lo menos, sustantivo y verbo, y es la forma en que estas partes están dispuestas que determinan su correcta formación. Hay una fuerte evidencia de que nuestra comprensión de la sintaxis debe ser estructurada en partes para apreciar esto, recuerde las propiedades que distinguen el comportamiento lingüístico de una persona es que produce con este patrón de sintaxis, una infinita e impredecible cantidad de mensajes. Es un dispositivo de reproducción y creación de sentencias con claros horizontes infinitos. La capacidad lingüística nos permite producir infinitas colecciones de sentencias bien formadas y con la posibilidad que su significado sea coherente con algún contexto.


Cuando procesamos sentencias de entre 12 y 28 palabras, si perdemos concentración, podemos extraviarnos y olvidar el flujo sintáctico y despistarnos sobre su significado. La longitud de las sentencias parecen reflejar restricciones en cosas tales como memoria y atención. Si tuviéramos que diseñar límites para nuestras sentencias quizá deberíamos considerar longitudes entre 8 y 20 palabras como óptimas para memorias poco trabajadas y concentración lectora de principiantes. 


El tamaño infinito de colecciones de sentencias muestra que a diferencia de parlantes mecánicos (como juguetes), nuestras mentes no simplemente almacenan las oraciones que pronunciamos al leer y entendemos como unidades separadas. Nuestro cerebro finito las almacena más como imágenes que explican, demuestran, describen, explican, calculan, categorizan. Nuestro cerebro no retiene una grabación exacta de las sentencias, en su lugar construye textualidad (significado). Uno simplemente no puede grabar en memoria algo infinito cuando nuestro cerebro es finito. Por otro lado, las operaciones de composición y lectura requieren un dispositivo de conocimiento algorítmico que permite producir e interpretar un número infinito de sentencias. Se suponen dos cosas básicas para producir sentencias infinitas, un juego básico de palabras (lexicón) y patrones de reglas para su combinación. Si somos capaces de reutilizar patrones de construcción e interpretación, podemos leer y escribir una infinidad de conjuntos de sentencias.


El impulso científico desde Aristóteles comienza con fenómenos que plantean preguntas. Observamos algo que llama nuestra atención y se plantean preguntas.  Las preguntas guían que queremos saber. El mundo nos presenta muchos rompecabezas que las preguntas intentan armar en un sentido racional sobre su naturaleza. El lenguaje es algo así. El lenguaje nos rodea y nos damos cuenta que está asentado en la vida cotidiana. Pero como hemos visto, cuando reflexionamos cuidadosamente sobre nuestro conocimiento del lenguaje y planteamos incluso las preguntas más básicas al respecto, nos sorprendemos y nos desconcertamos que algo tan maravilloso este oculto al consciente en muchos casos. Cada sorpresa atrae nuestra atención y ocupa nuestro pensamiento para explicar y resolver las preguntas que sacaron a nuestra mente del reposo en la superficie del lenguaje. La ciencia no termina con la construcción de teorías de explicación, es un impulso para probar la teoría contra la experiencia. 


Las teorías que sobreviven a demostraciones, son las de mayor confianza sobre su objetividad. Nuestro avance en esta discusión, nos permite darnos cuenta que no es posible aprender el universo completo de sentencias posibles, como lenguaje mecánico. 


¿Qué sabemos exactamente cuando conocemos la sintaxis de nuestro idioma? En nuestro punto de vista, una gramática que genera conocimiento poético, técnico, científico…, sobre un conocimiento  lingüístico humano. Debemos imitar la construcción del poeta o el científico al adentrarse en un proceso sistemático de una gramática. Los cómo los ensayamos y probamos. Cómo y cuándo revisamos y extendemos nuestras respuestas de ajustes a las pruebas de lo que hemos construido. 


A menudo los científicos construyen  herramientas intelectuales para hacer esto más fácil, eficiente y preciso.  Por ejemplo, sistema de escritura, de toma de notas, de construcción de cadenas de razón e inferencias en argumentos. 





Referencias



[1] Guilford, J. P. (1956). The structure of intellect. Psychological bulletin, 53(4), 267.

[2] Bourdieu, P. (2000). Pascalian meditations. Stanford University Press.

[3] Schön, D. A. (1987). Educating the reflective practitioner.

[4] Lave, J., & Wenger, E. (1991). Situated learning: Legitimate peripheral participation. Cambridge university press.

[5] Wenger, E. (1999). Communities of practice: Learning, meaning, and identity. Cambridge university press.

[6] Dall’Alba, G., & Sandberg, J. (2006). Unveiling professional development: A critical review of stage models. Review of educational research, 76(3), 383-412.

[7] Hooks, B. (2010). Teaching critical thinking: Practical wisdom. Routledge New York.

[8] Everly, G., Everly III, G., & Strouse, D. (2011). The secrets of resilient leadership: when failure is not an option… Six essential characteristics for leading in adversity. Diamedica.

[9] Chomsky, N. (2006). Language and mind. Cambridge University Press.

[10] Chen, H., Gu, X.-h., Zhou, Y., Ge, Z., Wang, B., Siok, W. T. et al. (2017). A genome-wide association study identifies genetic variants associated with mathematics ability. Scientific reports, 7, 40365. https://www.nature.com/articles/srep40365

[11] Chagrov, A. (1997). Modal logic.

[12] Chomsky, N. (1988). Generative grammar. Studies in English Linguistics and Literature.

[13] Descartes, R. (1999). Discourse on method and meditations on first philosophy. Hackett Publishing.