Texto académico

Autores

 

_____________________________

 

Prefacio


Este texto ha sido diseñado para cualquier persona que quiera mejorar su escritura académica, es dominar un sistema de toma de notas. Cada uno de nosotros está escribiendo todo el tiempo mensajes en WhatsApp, correos y en el muro de las redes sociales. A pesar de escribir cientos de palabras por día, reducimos el empleo de la escritura como medio de comunicación y registro de la memoria contable o narrativa. Probablemente, usted en este tipo de texto logre los propósitos de comunicación específicos que se planteó, pero esta habilidad en el hábito de la mente académica no le alcanzara. Es decir, mediante un estilo de razonamiento objetivo crear conocimiento cuando se escribe es un proceso más complejo en su arte. En definitiva, el texto académico es un proceso de razonamiento con objetivos claros de justificar, fundamentar, calcular, describir, explicar…, actuar como un estudiante o profesor, es dominar el discurso académico. 


Somos profesores escritores los autores de este texto, cada pieza de escritura es una rúbrica de aprendizaje; una propuesta de razonamiento; una idea dentro de un sistema de ideas; parte de una secuencia narrativa de una experiencia intelectual; probablemente a través de numerosos proyectos escolares sobre tipologías de pensamiento, estas piezas formarán un ensayo, introducción, planteamiento del problema, argumento de tesis, discusión de las ideas, marcos conceptuales de referencia, conclusiones. El trabajo del novel es crear una propuesta original y el del profesor validar la originalidad de las piezas del texto, la coherencia, profundidad, vocabulario especializado…, considerando esencial que cada pedazo de escritura debe guardar la propiedad de objetividad, coherencia, gramática, ortografía, puntuado, citas y referencias. 


Limpiar un texto y clarificar sus ideas es un proceso complejo, muchas veces semejable a la creación de un discurso coherente, casi como volver a escribir los conceptos, con la prosa correcta y las justificaciones del rigor del pensamiento. Para lograr la mejor versión del texto escrito, debemos apoyarnos en profesionales, y ante la ausencia de apoyo institucional para la revisión de estilo y disciplinar, de amigos colegas, compañeros estudiantes, en general de otros ojos y mentes que nos permitan lograr un trabajo correctamente delineado.


El nivel más básico de habilidad dentro del territorio del arte del texto académico,  implica asegurarnos de que todo en una página esté correctamente deletreado en su morfosintaxis, corrección ortográfica y de estilo, así como la mejor reorganización del puntuado y, mantener una fuerte atención de usar los términos especializados propios del contexto profesional en que son empleados.


Más allá de la corrección, debemos elevarnos, suena como algo sofisticado que debemos ser capaces de lograr dentro del estilo de pensamiento científico. No podemos ignorar que para producir cadenas de razón, entre proposiciones y operadores modales, debemos alcanzar inferencias de conclusión. Es producir un discurso objetivo, son piezas de argumentos con el arte del razonamiento que intentan ganar profundidad y objetividad sobre lo que expresan. Es compromiso con el amor por la verdad. No es el  formato del texto, la gramática y ni siquiera la ortografía, el verdadero arte del texto académico. Este texto propio de las comunidades educativas, pretende lograr algo más que la verdad, revela el secreto de los detalles mentales en el proceso de pensamiento creativo. Un escritor, sea estudiante o profesor, produce un texto en un proceso de capas de corrección del manuscrito, reescritura y revisión del sistema de escritura, así se logra editar una versión digna del arte del pensamiento objetivo. Requiere una buena dosis de concentración y atención en los detalles más minúsculos y estar dispuesto a desechar partes del texto no logrado.


El texto académico, es armar con originalidad a partir de un diálogo con las grandes mentes expresadas en la literatura un rompecabezas de la imagen del terreno racional de un tema especial. Cada día más y más profunda se vuelve la relación entre profesor y estudiantes al modo de editor y autor. La conversación y las notas de revisión van coloreando avances en las capacidades intelectuales de ambos. La comunidad académica con este proceso de ir y venir de manuscritos fortalece su capacidad de aprendizaje y su tradición intelectual. Con cada jornada de escritura creativa se gana profundidad, elegancia y estilo considerablemente objetivo.


La academia suele emplear una escala para referir la maestría del texto logrado:


A. Excelencia,

B. Muy bien,

C. Aceptable,

D. Apenas originalidad y

E. No logrado.

Este multinivel parece decirnos…


Bien, seguir adelante y escribir sin tropezar con su propio teclado, cada vez, que compone una oración o sentencia; pero, después de haber escrito el primer borrador, volver atrás y deshacerse de toda errata, falta ortográfica, gramática y no dejar intacta cualquier contradicción o superficialidad en el discurso. Si siente que el texto no ganó profundidad, tendrá que investigar más los detalles implicados en el proceso de exploración objetiva de esa realidad. Hacer sólido el texto es dotarlo de corazón, es decir, de un argumento de tesis. Alrededor de este  se generan toda una gama de argumentos que discuten y ponen a prueba la demostración sobre su verdad.


En el lenguaje en español o inglés según sea su origen materno, deberemos desarrollar su codificación correcta y elegante dentro del texto académico. Al leer a los consolidados escritores del urbe académica, desarrollamos vocabulario y estilo, absorbiendo los modos de construcción de las ideas y los términos especializados propios de las disciplinas. En cada nueva revisión de la literatura, se intenta ganar profundidad en los nuevos argumentos, ello hace necesario cumplir con jornadas exhaustivas y atentas de lectura y toma de notas en argumentarios.


También ciertas reglas de la prosa de la narrativa académica son necesarias. Esencialmente la arquitectura de proposiciones, manejo de enlaces y operadores modales, sujeto y verbo deben estar de acuerdo en número, género y tiempo por ejemplo. En el qué, cómo, dónde…, debe cuidarse su uso en las palabras que definan sus propósitos preeminentes para comunicar a los lectores cuatro propósitos: convención, consenso, claridad y comprensión.


La convención, refiere, al orden del metaargumento, por ejemplo, que pudiera incluir: introducción, antecedentes, planteamiento del problema, definición del argumento de tesis, discusión de las ideas, procesamiento de datos, metodología, conclusión, discusión, cálculos, prefacio, prólogo, epígrafe, tabla de contenido…, todos estos en un orden lógico respecto al modelo de pensamiento, sea este ensayo, revisión, artículo, tesis, síntesis, resumen, reseña. Literalmente la convención conduce el flujo de las ideas y no es solo que suenen las oraciones mejor, sino que estas sean pertinentes al apartado correspondiente del metaargumento. Una manera de mejorar la convención es leer de un solo tirón al manuscrito, para determinar si su prosa corresponde con la convención adoptada. En este mismo proceso, encontraremos sentencias y frases que no lograron expresar con precisión y simplicidad lo pretendido en el manuscrito.


Las sentencias, deben lograr la objetividad de su evaluación, el lector podrá verificar sin confusión el estado de verdad de cada una de ellas. Conceptos y proposiciones deben encajar en un marco teórico de referencia, es decir, debe estar claro que son empleados con el mismo modo de algún autor citado o son renovados en su semántica. Este proceso de consenso de los conceptos y términos empleados, es necesario para lograr la identidad disciplinar del texto. 


En el caso del texto académico, los antecedentes-problema-solución deben estar muy estructurados para lograr claridad en las ideas. Las reglas del razonamiento científico se deben guardar, para lograr la claridad en la propuesta hipotética deductiva o hipotética inductiva, según sea el caso del tipo de razonamiento que se realice. 


La coherencia o la no contradicción del flujo racional del discurso académico, es una evaluación analítica de los argumentos. Es cuando la coherencia nos permite encajar cada concepto, premisa e inferencia dentro de un sistema discursivo que logra ser comprensible. La comprensión, es dotar al texto del rigor racional para alcanzar la profundidad de las ideas allí expresadas, tanto en la dimensión teórica como en la dimensión fáctica en su maestría de involucrar las evidencias y sus datos. Pero, para llegar hasta un texto coherente, el primer paso es dominar un sistema de toma de notas. 


El sistema de toma de notas se introduce como la técnica esencial, y elemento crucial en el flujo de apropiarse del conocimiento y crear nuevos enfoques. Las buenas herramientas intelectuales no solo agregan más complejidad, sino que reducen las distracciones en el oficio de escribir para pensar, proporcionan un andamio seguro para pensar, y ayudar a nuestros cerebros en un mundo con más información que la que humanamente podemos procesar. Será necesario un procesador de texto, un gestor de referencias ( https://www.mendeley.com, https://endnote.com, https://www.sonnysoftware.com) y un slip-box, los hay en versiones gratuitas (https://www.zotero.org, http://www.libreoffice.org, http://zettelkasten.danielluedecke.de/en/ ).