Deducción e inducción 

 

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Autores:

Eduardo Ochoa Hernández
Nicolás Zamudio Hernández
Gladys Juárez Cisneros
Lizbeth Guadalupe Villalon Magallan
Pedro Gallegos Facio
Gerardo Sánchez Fernández
Rogelio Ochoa Barragán
Martha Ivett Huerta Varela

 

 

 

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En general encontramos al término deducción utilizado en un sentido muy ligero para describir el proceso de razonamiento desde un conjunto de premisas hasta la conclusión. Por el contrario, los lógicos tienden a usar el término en un sentido más estrecho. Para el argumento lógico y deductivo es un argumento válido, es decir, la validez es el estándar lógico del argumento deductivo. Por lo tanto, con frecuencia encontramos argumentos deductivos válidos.

Pero la deducción no es el único tipo de razonamiento reconocido por los lógicos. Más bien, la deducción es uno de un par de tipos de razonamiento. El contraste aquí, es la inducción o argumento inductivo. Tradicionalmente, mientras el pensamiento deductivo es asociado con la lógica matemática determinista, la inducción se considera el sello distintivo del método científico. Porque el razonamiento deductivo lógico es un razonamiento válido puro. La deducción no se refiere realmente a cuestiones perfilares de los hechos o la forma en que las cosas realmente están en el mundo, sino al modelo lógico más próximo en que cabría esperar por los científicos, sea un ideal en el diseño de la realidad. En el marcado contraste, para los científicos, en la inducción está la preocupación por la forma en que las cosas realmente están en el mundo.

El argumento inductivo tradicionalmente va de los particulares a los generales. Tales argumentos proceden de una propiedad particular de llegar a conclusiones por tendencia o convergencia de datos, donde los locales son solo registros de experiencias u observaciones. Se trata de sentencias singulares en el sentido de que refieren a algún hecho o acontecimiento en particular que realmente se ha observado.

Pierce describe a los argumentos inductivos como ampliativos, es decir, la conclusión va más allá, amplifica el contenido de las premisas. Muchos filósofos tienen simpatía con el enfoque probabilístico para entender que la inferencia inductiva es sobre los mundos posibles. Y a pesar que la inducción no puede alcanzar el mismo nivel de fuerza lógica del argumento deductivo, llega para defender que la realidad podría estar hecha de muchas lógicas, y quizá descubrir la lógica propia de las cosas es la tarea científica más importe. Pero en la lógica del pensamiento científico moderno, a efectos de solidez, basta con apreciar más el razonamiento deductivo por ser válido y apreciar la debilidad del inductivo en este sentido.

Ya hemos referido que la lógica no atiende realmente las cuestiones de hechos o relaciones particulares de causa y efecto, sino que se refiere a la validez que es independiente de tales asuntos mundanos, fácticos o en términos filosóficos: empíricos. Lo que es importante para el lógico formal no es el contenido del argumento, sino su forma.

La forma de un argumento se trata de lo lógicamente suficiente. Está dada por el concepto lógico de validez. La validez de un argumento por su forma no depende de cuestiones concretas de su contenido particular, sino de la estructura de su razonamiento y su inferencia de conclusión. Es la forma en que se estructuran las sentencias en el argumento y las relaciones entre sentencias lo que garantiza lo que hay de verdad en la conclusión. La lógica formal es el objeto de estudio de los lógicos para estudiar la validez. El lógico formal ahora ve un argumento válido, sí y solo si, es una instancia de un formulario lógico válido. Por lo tanto, la lógica formal se refiere a fundamentar las formas lógicas válidas de un argumento. Una validez formal en el que puede desde su forma satisfacer la necesidad lógica de la conclusión. Pero no siempre un argumento formal válido es modalmente válido, es decir, su razonamiento semántico es correcto. El sistema particular de lógica formal que nos centramos aquí es la lógica tradicional o clásica que fue la primera en formularse. Pero la lógica formal es aplicable a todas las lógicas que por extensión o variación son creadas por el lógico. Con toda honestidad los sistemas alternativos de lógicas surgen del pensamiento formal clásico. Por lo tanto, el sistema clásico al que debemos las otras lógicas debemos primeramente dedicarle un tiempo para el estudio de sus elementos estructurales que lo definen.